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Ley 100: bien
diseñada,
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El doctor José
María Maya, rector del Instituto de Ciencias de la
Salud, CES, en Medellín, asevera que de la Ley 100
solo se puede hacer un balance parcial, ya que en diciembre
próximo apenas se cumplirán 10 años de
expedición de la ley de seguridad social colombiana,
es decir que en enero de 2004 estaría a 9 años
del inicio de su implementación.
Afirma el directivo que una evaluación de esta primera
década de la Ley 100 debe hacerse desde dos perspectivas:
en primer lugar tener presente que para lograr el principal
objetivo de la ley, como es universalizar la atención
en salud con equidad y calidad, se requeriría de 15
a 20 años, teniendo en cuenta las deficientes condiciones
previas y un entorno socioeconómico tan desfavorable
como el colombiano, además de que durante los primeros
cuatro años de su implementación, no contó
con un liderazgo fuerte y claro del Ministerio de Salud, sino
por el contrario con la oposición de éste.
A pesar de lo anterior, destaca el directivo que entre los
aciertos de la implementación de la Ley se pueden señalar:
La incorporación de la prestación de servicios
de salud en un esquema de Seguridad Social Integral.
El incremento de la cobertura de servicios de salud que hoy
está por encima del 50% de la población.
Mayor equidad en la prestación de servicios al unificar
los planes de beneficios, independiente del aporte de cada
ciudadano.
El incremento del componente de solidaridad para la financiación
del sistema.
Mayor compromiso de la sociedad con el financiamiento de la
salud de la población, toda vez que en Colombia se
destinan hoy, alrededor del 9.4% del Producto Interno Bruto
-PIB- para salud.
Haber estimulado la modernización empresarial de los
hospitales y la desaparición de la antonimia público
- privado.
En cuanto a los desaciertos en su diseño, señala
principalmente la dualidad en el manejo de los recursos destinados
a promoción y prevención, lo que ha llevado
a su escaso desarrollo y al deterioro de los programas de
Salud Pública y la falta de claridad en la definición
de las relaciones entre aseguradores (promotores) y prestadores,
lo cual ha llevado a múltiples problemas entre los
actores del sistema, con perjuicio de los que tienen una posición
más débil en este mercado regulado.
Entre los principales problemas, no derivados del diseño
del sistema sino de su desacertada conducción, plantea
los siguientes:
Carencia de un sistema de información de cobertura
nacional.
Desarrollo de monopolios promotores con posición dominante,
lo que ha generado un desbalance nocivo entre los actores
que ha puesto en riesgo la supervivencia de muchos prestadores.
Incumplimiento del Estado con sus compromisos financieros.
Deficiente funcionamiento de dos entes importantes en la orientación
y el control: el Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud
y la Superintendencia de Salud.
Importante evasión y elusión y ausencia de mecanismos
para su control.
Gran corrupción y politización del régimen
subsidiado, lo que ha afectado las posibilidades de incrementar
las coberturas de este régimen.
Concluye el doctor Maya que la Ley 100 no ha fracasado como
propuesta, ya que sus graves problemas no se han derivado
del diseño, sino de la falta de conducción e
implementación inteligente por el escaso liderazgo
y compromiso del Ministerio de Salud, al tiempo que afirma
que si quienes la diseñaron la hubieran conducido por
un período largo, otra sería la realidad actual.
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El consenso general
en el sector salud sobre la supervisión, a propósito
de los diez años de la expedición de la Ley 100
de 1993, es que aquella no avanzó, e incluso algunos
expertos dicen que retrocedió con el paradigma implantado
derecho-mercado en la prestación del servicio
de salud. En efecto, la vigilancia, la inspección y el
control -VIC-, entendidas como política estatal, presentaron
en su conjunto un retroceso frente a la acción de nuevos
sujetos de inspección y de nuevos procesos establecidos
en el Sistema General de Seguridad Social en Salud.
La llegada de la Ley 100 exigió modificar la estructura
orgánica de la Superintendencia Nacional de Salud para
ponerla a tono con la nueva tendencia en la prestación
del servicio de salud. La modificación se materializó
con el decreto 1259 de 1994. Allí se consagró
un andamiaje administrativo y técnico adecuado a las
necesidades propias del control y seguimiento de los tres macro
procesos básicos del sector: Generación y flujo
de recursos, administración y aseguramiento, prestación
de servicios y salud pública, e incluso podemos afirmar
que con el advenimiento del nuevo paradigma, la estructura orgánica
actual de la Superintendencia Nacional de Salud, es más
que adecuada para ejecutar razonablemente la política
de VIC que se trace.
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¿A qué se debe entonces,
el fracaso que tanto propios como extraños gritan a voz
en cuello? Indudablemente las calenturas no están en
las sábanas -la estructura orgánica de la entidad-
sino en la falta de una estrategia para VIC seria y de largo
plazo. En efecto, lo que faltó en estos diez años
es la definición de la política que ha de seguir
el organismo de control. Se pensó y se piensa, que con
la sola modificación de la estructura orgánica
es más que suficiente para controlar y vigilar a todos
los sujetos y procesos del Sistema General de Seguridad Social
en Salud. Hoy sabemos que no es suficiente. Podemos cambiar
nuestro ropaje, llamarnos de manera diferente e incluso tener
todo el dinero del mundo, sin llegar a producir ningún
cambio en nuestro entorno. El problema no está en el
diseño o estructura del barco, ni en sus medios intrínsecos,
sino en su tripulación, y sobre todo, en su bitácora
de viaje.
Una tripulación insuficiente y posiblemente mal preparada
para el ejercicio cambiante de la vigilancia, inspección
y control, coadyuva indudablemente al descontrol del Sistema
General de Seguridad Social en Salud, pero, también es
cierto que gran parte de ese descontrol es consecuencia de la
falta de una política de vigilancia, inspección
y control. Es necesario contemplar quizá la piedra angular
de la cuestión: ¿Qué tipo de vigilancia,
inspección y control requiere el nuevo paradigma? ¿Cómo
y con quién debemos ejercer la vigilancia, inspección
y control del nuevo paradigma? ¿Y para qué ejercemos
dicha vigilancia, inspección y control?
Es por lo tanto necesario (re)pensar la manera en que debemos
actuar -el qué, el cómo y el para qué-,
para luego trazar un plan estratégico de vigilancia,
inspección y control a mediano y largo plazo, involucrando
a todos los actores del sector de la protección social. |
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| Más
información... |
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10 años
de Ley 100 Consensos, disensos, perversiones y fantasías
Cuando
el 7 de agosto de 1990 el presidente César Gaviria
Trujillo saludaba a los colombianos en su discurso de posesión
con aquella lapidaria frase de Bienvenidos al futuro,
tal vez fueron muy pocos quienes alcanzaron a comprender el
significado real de la entraña de esta promesa y muchos
menos los que lograron vislumbrar lo que podía aparejar
para el país estas palabra...
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Problemas del
Sistema de Seguridad Social en Salud en 10 años de
implementación
En
el análisis de los problemas del sistema deben señalarse
unos del diseño que constituyen sus problemas estructurales
y otros de la implementación, que constituyen sus problemas
coyunturales. Este prioriza los que a juicio del autor son
los más relevantes y definitivos, sin desconocer otros
de gran importancia...
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La Ley 100 de
1993 de cumpleaños - Celebración para el sector
financiero
y conmemoración para el sector social
Un
controvertido regalo de Navidad recibió el 23 de diciembre
de 1993 el pueblo colombiano. Lo aceptaron asombrados, casi
perplejos, los usuarios de los servicios de salud. Lo vieron
como una presencia mefistofélica los hospitales públicos,
los médicos y los trabajadores de la salud, pero superó
cada uno de esos espantos aquel que paralizó con palidez
de muerte al Seguro Social...
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Ley 100:
bien diseñada, mal implementada / Fracaso de
la supervisión del sistema
El
doctor José María Maya, rector del Instituto
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que de la Ley 100 solo se puede hacer un balance parcial,
ya que en diciembre próximo apenas se cumplirán
10 años de expedición de la ley de seguridad
social colombiana, es decir que en enero de 2004 estaría
a 9 años del inicio de su implementación...
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Ley 100/93 ¿De
malas o sin reglamentar? / Academia Nacional de Medicina Es
una ley esquizofrénica
La Ley 100/93, como
veremos, ha sido de malas: la más esperada, la más
estudiada, su ponente el actual Presidente tuvo a bien consultarme
el borrador al menos seis veces. Ahora se dijo, con oportunidad
del último paño de agua tibia (eufemísticamente
llamado reforma pensional) que era un desastre, que si no
se modificaba vendría el caos. Pero la modificación
fue mínima, puramente cosmética, con algunos
cambios que operarían en el año 2014... No se
entendía entonces cuál era la urgencia...
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AESA - Caos por
intermediación, ánimo de lucro y falta de control
Si
bien es cierto podemos hablar en términos generales
y para no pasar de pesimistas, que el estado de salud de los
colombianos ha mejorado, no lo ha hecho en la proporción
de la inyección de recursos al sistema. La intermediación,
el ánimo de lucro y la inoperante vigilancia y control,
han favorecido el gran caos que hoy se vive en el sector salud,
principalmente en la red de prestadores públicos y
privados, y la atención a los usuarios, quienes finalmente
son los más afectados...
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Aciertos y desaciertos
de la Ley 100 vistos desde Ecuador
El
presidente de la Fundación Ecuatoriana para la Salud
y el Desarrollo, Fesalud, el doctor Fernando Sacoto, analizó
los primeros 10 años de Ley 100 desde una perspectiva
externa, fuera de la dinámica de aplicación
de la ley en el ámbito colombiano...
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Asofondos - Ley
100 buena, pero si se ajusta con reformas en pensiones / Otras
voces del sector salud en los 10 años de la Ley 100
PPara
el presidente de la Asociación Colombiana de Administradoras
de Fondos de Pensiones y Cesantías -Asofondos-, el
doctor Luis Fernando Alarcón Mantilla, los mayores
logros de la Ley 100 en materia de pensiones, son básicamente:
la reforma del régimen de prima media, aunque fue parcial
y fue necesaria completarla con la ley 797 del 2003; y la
creación del régimen de ahorro individual, cuyos
buenos resultados se reflejan en el alto número de
afiliados, el capital o ahorro acumulado y la rentabilidad.
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