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La economía
quizá no tiene lugar en cirugía, en consultas
médicas o en el laboratorio, pero eso no es lo que
importa. En cada uno de estos escenarios, los recursos están
siendo usados y un proceso de producción está
en marcha, supuestamente en beneficio del consumidor, y del
uso de recursos límite para producir bienes y servicios
para intermediarios o consumidores finales, es de lo que trata
primariamente la economía. Cómo esos recursos
son producidos, cómo esos recursos son combinados,
quién escoge que producir con ellos, quién los
pagará y todo lo que eso cuesta, crea el escenario
en el cual opera el médico".
Esta afirmación hace parte del trabajo de Philip Musgrove,
de la Organización Mundial de la Salud, presentado
el 20 de febrero de 2001, bajo el título "¿Qué
es lo mínimo que debe saber un médico sobre
economía de la salud?", y en el cual sostiene
que para la sociedad como en todo, un mejor sistema de salud
funcionando, es claramente el más grande potencial
ganado de un entendimiento más completo entre dos profesiones
como la economía y la medicina, que parecería
ilógica en un principio.
Cuando un médico está practicando medicina,
señala el experto, lo que desea hacer es concentrarse
en el paciente, mostrar todo su conocimiento médico
para velar por la salud de su paciente, lo que ciertamente
es lo más importante al momento del diagnóstico
o del tratamiento, y los médicos han estado tratando
pacientes, bien o mal, por siglos, sin preocuparse de los
intereses económicos. Sin embargo, advierte, casi todo
lo que pasa previo al encuentro entre el médico y el
paciente es relevante para el economista, aún si el
segundo se mantiene fuera de la práctica médica
misma. Entonces, lo que el médico debería saber
de economía de la salud, sería lo concerniente
a esos pasos previos, incluyendo muchos de los factores que
traen al paciente a su atención.
Reconoce Musgrove que existirían al menos tres razones
por las cuales un médico podría decidir no acoger
esta recomendación: Una sería el hecho de que
la economía de la salud es una disciplina relativamente
nueva: un primer artículo sobre el tema fue publicado
apenas en 1963, sobre los factores y variables que distinguían
al sector salud de otros sectores, particularmente en relación
a su financiación; a partir de allí se abrió
todo el campo de la investigación en riesgos e información
que caracterizan la economía de la salud y que cada
vez toma más importancia. Téngase en cuenta
además, que la primera revista de economía de
la salud, dedicada por completo al tema, empezó a publicarse
apenas en 1982.
La segunda razón por la que un médico decidiría
no aprender algo de economía de la salud, sería
la errónea suposición de que la economía
es nada mas que contabilidad, cuando las cuentas deben ser
llevadas en la práctica médica como en otras
profesiones y muchas de las economías dependen, de
hecho, de cuentas apropiadas, agrega Musgrove. No en balde,
la creación de las cuentas nacionales de ingreso y
producto, que empezaron hace más de medio siglo, son
las precursoras de los esfuerzos de hoy para crear las cuentas
de la salud nacional, para mostrar en donde son gastados los
fondos de la salud.
Y la tercera oposición que podrían presentar
los médicos al aprendizaje de economía de la
salud, sería la actitud de que "la salud no es
un negocio" o no debería ser uno, ya que muchos
doctores encontrarían difícil de aceptar que
el cuidado de la salud es financiado, producido y entregado
en una constelación de mercados o "negocios"
intrínsecamente opuestos a la salud humana. Esta discusión
se apoya en la demanda de que el cuidado de la salud es un
derecho o necesidad básica y por tanto es demasiado
importante para ser dejada a los mercados. Pero, argumenta
Musgrove, la comida es una necesidad mucho más básica
que el cuidado de la salud y es producida y entregada en los
mercados, sin que haya nada malo en eso; la pregunta, señala,
sería si esos mercados trabajan en formas deseables
socialmente o si conducen a situaciones en que algunas personas
no pueden permitirse requerir el cuidado, o hay tipos de cuidado
equivocados, o los costos son demasiado altos o algo mas va
mal, porque la economía es en gran parte la ciencia
de cómo operan los mercados y en los cuales fallar
puede ser cuestión de vida o muerte, concluye el experto.
Los médicos entonces, necesitarían tener unos
conocimientos mínimos sobre el tema: diferenciar el
concepto de lo "social" en términos económicos,
reconocer adecuadas o inconvenientes políticas macroeconómicas,
advertir los peligros del populismo inflacionario y establecer
porqué el manejo de macroeconomías pobres es
inadecuado para la salud del país (particularmente
para la salud de la gente pobre), y entender como funcionan
los mercados "sin ser llevado por los misterios de los
mercados". Aquí debe analizarse el hecho de que
los médicos son reacios a aprender de economía
por la relación cercana del tema con las ideologías,
pero, indica Musgrove, el pensamiento económico también
incluye una larga y profunda tradición de pensamientos
acerca de problemas y principios éticos o perspectivas
políticas, y el médico debe estar atento a cuestionar
esos principios y perspectivas a la luz de la economía,
para ver que tan bien se soportan, porque el pensamiento económico
puede ayudar a identificar contradicciones u opiniones pobremente
formuladas.
Musgrove explica que lo más importante para un médico,
es aprender a entender como piensan los economistas, particularmente
cómo y por qué piensan en los mercados, en los
recursos, costos, efectos (no monetarios), beneficios (usualmente
monetizados), análisis de efectividad de costos, utilidad
de costos o análisis del beneficio de los costos, evaluaciones,
estimaciones, incentivos, regulaciones, manejo de la información,
principalmente.
La ganancia de que un profesional médico decida aceptar
la necesidad de entender algo de economía de la salud,
un nuevo vocabulario, otros puntos de vista y posiblemente
a renunciar a algunas ideas o modificarlas, sería en
primer término el facilitar la relación con
los economistas, más aún cuando no puede evitar
que las decisiones sobre el cuidado de la salud dependen cada
vez mas de consideraciones económicas; también,
asegurar que decisiones sobre las cuales habían tenido
el control históricamente, le sean respetadas, y que
un mejor entendimiento entre profesionales médicos
y economistas mejore en realidad la eficiencia del cuidado
de la salud y quizás incluso su equidad; otros logros
serían que el médico mejore su preparación
para aceptar e influenciar procesos de reforma en salud y
que disfrute del placer puramente científico e intelectual
de explorar el conocimiento de otra profesión, aunque
ello implique algo de frustración por las dificultades
de poner en práctica ideas nuevas y hasta roces con
algunos colegas, como parte necesaria del aprendizaje. Esas
ideas nuevas podrían ser las bases para imperativos
políticos diferentes y oportunidades de reforma, concluyó
Musgrove.
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