Paula
López - Periodista, Medellín
En
Medellín, los generadores de desechos con riesgo biológico,
pagan la tarifa de aseo más alta del mundo. De asumir
un costo de $200 por la recolección, transporte y disposición
final de un kilo de desechos, cualquiera que fuere su naturaleza,
hospitales, clínicas, cementerios, morgues, funerarias,
consultorios, centros de tatuajes, farmacias y laboratorios,
pasaron a pagar $1.500 por cada kilo de sólo residuos
infectocontagiosos. Es decir, que una institución que
genere al mes un promedio de 35 toneladas de desechos, entre
comunes y peligrosos, está pagando una tasa de aseo
mensual de $52'500.000, cifra que con la anterior tarifa sólo
alcanzaría los $7 millones. "Es asombroso que
estemos pagando por kilo a incinerar, la tarifa más
alta del planeta", dijo Álvaro Londoño
Cuartas, Jefe del Departamento de Salud Ocupacional del Hospital
San Vicente de Paúl. Esto le representa a los hospitales,
principales generadores, un incremento del 280% en los costos
de tasa de aseo, a causa de la resolución de Corantioquia
expedida en octubre de 2000 en la cual se le ordena a Empresas
Varias de Medellín, EVM, suspender el vertimiento de
residuos hospitalarios y similares en el relleno sanitario
Curva de Rodas a partir del pasado 31 de mayo; y por el decreto
2676 del Ministerio del Medio Am-biente y el Ministerio de
Salud, de diciembre del mismo año, en el que se reglamenta
el manejo adecuado de este tipo de desechos.
Ricardo Escobar Aguilera, gerente general de EVM, sostuvo
que la orden de Corantioquia los tomó por sorpresa,
porque la respuesta a una resolución de reposición
que había sido interpuesta por esta empresa de servicios
públicos en la cual pedían una prórroga
hasta que se definieran las condiciones de seguridad para
depositar residuos peligrosos en el relleno sanitario, fue
negativa. Dicha notificación llegó el pasado
29 de mayo, sólo dos días antes de empezar a
regir la resolución: "como no estábamos
esperando un no por respuesta, fácilmente se pudo haber
generado una emergencia sanitaria", argumentó
el funcionario.
Dificultad
que arde
Pero el meollo del asunto es que la implementación
de estas nuevas disposiciones legales que estipulan unas medidas
muy concretas para manejar adecuadamente estos desechos, representan
un incremento considerable en los costos de manipulación
y disposición final de los mismos, pues lo que antes
se tiraba al relleno sin ningún tipo de tratamiento,
clasificación o transporte adecuado, ahora, en el caso
de Medellín, tiene que ser cremado bajo estrictas normas
de bioseguridad. Las autoridades sugieren la incineración
como el método más efectivo para inactivar los
agentes infecciosos, aunque un estudio de la Agencia de Protección
Ambiental de Estados Unidos señaló reiteradamente
que este procedimiento emite sustancias que provocan cáncer,
defectos congénitos y atrofia testicular, entre otros
daños, y que la exposición a los tóxicos
no sólo se remite al aire sino también a la
tierra y al agua, afectando la actividad agropecuaria. En
un censo realizado por Área Metropolitana, se concluyó
que la ciudad tiene una capacidad de incineración aceptable,
pues hay dos empresas privadas y tres públicas en Envigado,
Itagüí y Copacabana que cumplen con las exigencias
requeridas para el control de emisión de gases. "En
este momento, EVM está llevando estos desechos a una
empresa incineradora privada, pero la idea es encontrar un
método de disposición final que disminuya las
tarifas, sea autosuficiente y autocosteable y que le garantice
a la ciudad y a los municipios del Valle del Aburrá
un ambiente seguro", declaró Dora Ligia Vásquez
Franco, Jefe de Control y Vigilancia Ambiental del Área
Metropolitana, y agregó que para finales de este año
un grupo de instituciones entre las que se encuentran generadores,
empresas de servicios públicos, y de control ambiental,
habrán tomado una decisión con respecto a este
método que apunta a ser un horno incinerador centralizado.
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