MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 3    NO 39   DICIEMBRE DEL AÑO 2001    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co
Fundado en Medellín, el 30 de julio de 1998. Director: Julio Ernesto Toro Restrepo. Comite Editorial: Alberto Uribe Correa, Augusto Escobar Mesa, Juan Guillermo Maya Salinas, Javier Ignacio Muños. Editora: Albaluz Arroyave Zuluaga. Dirección Comercial: Diana Cecilia Arbeláez.
Primero, no hacer daño  

Afirmar hoy por hoy que el mundo es redondo no es un tema de astronomía, ni de geografía, ni de ciencias del espacio. Hace referencia mas bien a algo que le sucede al hombre con frecuencia, cuando por algún motivo cercano a su razón o a sus sentimientos, empieza a dudar de su manera de pensar y de actuar y retoma teorías de otros tiempos, que ya habían sido, incluso, descartadas. Las viejas nuevas teorías, entonces, son puestas otra vez en escena y son vistas desde ese momento con una mirada diferente y aparentemente joven. Esto lo hemos observado en el campo de la economía, del comportamiento humano, aún en las llamadas ciencias exactas y claro, también en Medicina, en el campo del diagnóstico y en el terapéutico.
Pero, ¿qué es lo que sucede, específicamente en el campo de la Medicina, que mientras más se progresa en las corroboraciones científicas, la gente busca opciones diferentes?
Hablando de salud, no es serio negar de buenas a primeras una capacidad y una eficacia terapéutica de las llamadas medicinas alternativas, que ha perdurado miles de años; su valor no es despreciable, no obstante que no siempre pueden ofrecer una explicación con irrebatible fortaleza y suficiente rigor científico. Pero es cierto que lo que más importa a la persona enferma es su curación, y no cómo se desentraña el misterio de lo que en ella sucede. Igual cosa pudiera decirse del paciente frente a la medicina occidental. Bien sabemos que en ella tampoco están dadas todas las explicaciones y por supuesto, para ninguna de las dos está clausurada la opción del resultado de la investigación y la aceptación, por la contundencia de los resultados.
En realidad es inmenso el desconocimiento que el paciente tiene sobre su enfermedad y en verdad, ante lo vasto y complejo de la ciencia médica, el médico no dista mucho de aquél.
La disposición de acercamiento, el interés de ayudar, la voluntad de buscar algo adicional para ofrecerlo al paciente, es percibido y valorado por el enfermo y su familia como atributos adicionales y potencializadores del efecto real y demostrable que produce la Medicina ejercida con juicio y seriedad. La práctica que entregue al enfermo algo más que ciencia, será sin duda la más acogida y buscada por la gente.
En el primer plano hay que ofrecer y garantizar al enfermo opciones reales para mejorar su situación, y en los segundos planos, muy inmediatos por cierto, hay que entregarle calidez, afecto, comprensión y consuelo.
Lo señaló estupendamente el doctor Jaime Borrero Ramírez, destacado profesor y médico pionero de la nefrología en Antioquia y fundador de la especialidad en la Universidad del mismo nombre y de ese Servicio en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl: "la Medicina es ciencia, es arte y es virtud". Pues bien, le corresponde al médico desarrollar la habilidad de armonizar estos tres elementos en beneficio del paciente, de la familia y de la profesión. Mientras más se abstraiga de ser un simple trabajador en la industria de la asistencia médica, más humano y sentido su aporte, más valiosa su entrega y más meritorio su ejercicio profesional.
Tal vez la gente ve que las medicinas alternativas han tenido un enfoque más cercano al hombre, a sus problemas, a sus expectativas y a su sentir. Esto constituye una inmensa responsabilidad para los profesionales que han dedicado su alma y su formación a este ejercicio.
Son muchas las expresiones que se pueden escuchar de parte de los pacientes que se acercan a las medicinas alternativas, pero lo más destacable pudiera ser que ellas aprecian al paciente desde el punto de vista de ser humano, uno, único e indivisible; complejo y armónico; sereno y conflictivo; actor y padeciente y suele escucharse que desde ellas se mira al hombre con un criterio de integralidad. La aceptación de ellas por parte de muchas personas, hace pensar que aquí también, en el campo de la salud, el hombre redescubre y vuelve por los caminos que ya alguna vez transitó, como si diera la vuelta al círculo del conocer, del saber y del pretender.
Por supuesto que no cuestionamos la medicina occidental y su entender, ni concedemos absoluto valor a la medicina milenaria y su visión holística; creemos simplemente que el hombre es merecedor de todas las oportunidades.
Entre uno y otro ejercicio médico no hay una rivalidad; mas bien, si se quiere, puede haber una complementariedad, pues ambos pretenden idéntico objetivo; si parece que van por distintas vías, las dos llegan al hombre y ese destino bien vale la pena, y ante él, lo primero es no hacer daño.

 




Arriba

[ Editorial | Debate | Opinión | Monitoreo | Generales | Columna Jurídica | Cultural | Breves ]

COPYRIGHT © 2001 Periódico El PULSO
Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular
. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved