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Luego de cinco años de preparación está
listo el borrador de la Política Nacional de Sangre
Segura, que garantizaría no solo la calidad de
la sangre -tema en el que está pendiente la expedición
del Manual de Buenas Prácticas de Procesamiento- sino
que profundiza en la donación voluntaria y en las posibilidades
reales de acceso de la población al elemento vital. Si
bien existe reglamentación sobre el tema, era necesario
darle un alcance más amplio y mayor claridad sobre hacia
dónde se direccionará el sistema transfusional
colombiano, en aspectos como el número de bancos de sangre,
disponibilidad, acceso, oportunidad y seguridad; dicho diagnóstico
está plasmado en el documento. |
Plan
de acción hasta 2010
La política plantea fortalecer el desarrollo
institucional y el liderazgo del Estado en el tema; para ello
define estrategias de acceso equitativo y autosuficiencia de
sangre, componentes sanguíneos y hemoderivados, y establece
estándares de calidad para garantizar la seguridad de
donantes y receptores a través de un sistema de evaluación
de seguridad transfusional. La pretensión esencial es
generar cultura de donación voluntaria y solidaria, y
fortalecer la vigilancia con énfasis en desarrollo de
la Red Nacional de Sangre.
La política tiene metas claras proyectadas a 2010: este
año 2006, el 100% de los bancos de sangre deberán
tener concepto favorable de condiciones sanitarias por parte
del Invima; en 2007, el 100% de las unidades colectadas por
los bancos distribuidores deberá provenir de donantes
voluntarios y todas las entidades que trasfundan sangre o sus
componentes operaran con un Comité de Transfusión;
en 2008, estará implementado un sistema de información
en hemovigilancia que evolucionará según el tipo
de banco hasta llegar al 100% en 2010; se aumentará el
porcentaje de donaciones voluntarias altruistas y no coaccionadas,
estableciendo una escala para incrementar el actual índice
de donación de 11 unidades por mil habitantes año
hasta llegar a 20 en el año 2010.
Problemas acumulados
Los índices de captación del país
son preocupantes: 11 unidades por mil habitantes año
cuando el promedio en América Latina es de 20; las seroprevalencias
son altas para algunos marcadores infecciosos; según
cifras de 2004, el 80% de los bancos del país capta menos
de 6.000 unidades año y solo 11 más de 10.000.
La captación al año es de 500.000 unidades en
110 bancos, que si se compara con los tres millones de unidades
captadas en Inglaterra por sólo 6 bancos, evidencia la
ineficiencia por crecimiento no planificado e inadecuada distribución
de la red, debido a que su existencia se limitó al cumplimiento
de normas técnicas, mientras aspectos de salud pública
como equidad y acceso no fueron considerados al momento de autorizar
su funcionamiento.
El país 'está corto' en términos de estructuración
de una red, acceso y oportunidad costo-efectiva, expresó
el doctor Mauricio Beltrán, Coordinador Nacional de la
Red de Sangre, adscrito al Instituto Nacional de Salud -INS-.
También se necesita, agregó, lograr la participación
de la comunidad en la donación voluntaria y preparar
los bancos en estrategias para captar donantes, cambiando el
concepto de reposición: el Estado trazaría líneas
junto con el Ministerio de Educación para enseñar
el concepto donación voluntaria y motivaría
a través de los medios, y los bancos de sangre asumirían
la parte operativa, adoptando una estructura de bancos distribuidores
y bancos pequeños con acciones específicas. |
Los pasos a seguir
son: modificar el decreto 1571 de 1993, expedir las Buenas
Prácticas de Procesamiento, concretar la propuesta
de piso tarifario, y profundizar en la relación de
bancos de sangre, células de cordón umbilical
y terapia celular.
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Pese
a la intención del INS, el doctor Beltrán reconoce
que dentro de la política, el desarrollo de una red de
bancos es el punto más débil; aunque esto podría
resolverse con un decreto, primero es necesario explorar el
modelo a implementar en el país, en donde lo primordial
es garantizar el cubrimiento del territorio a través
de la regionalización. Esta acción habría
sido más sencilla cuando el sistema de salud era estatal
y el Estado determinaba donde se podía abrir un banco
de sangre: No se concibió una red sino puntos regados,
contrario al modelo desarrollado en otros países, de
grandes centros dedicados a la captación; si se hubiera
manejado con visión, tendríamos bancos más
eficientes.
La principal preocupación sobrepasa el tema de la calidad
-que se apoyará en el Manual de Buenas Prácticas-
con reglas para organizar procesos donde la calidad sea homogénea;
lo primordial para el doctor Beltrán, es garantizar el
acceso oportuno en los lugares donde se necesite, y para ello
se requiere tomar el control desde la planificación,
sin permitir existencia de bancos sólo porque cumplen
de estándares técnicos fáciles: ¿Será
que la sangre está donde un paciente la necesita? ¿La
puedo obtener oportunamente? La sangre es un bien público
y debe tener un manejo solidario.
OPS recomienda sistemas centralizados
En el entorno internacional, la mayoría de los
países tienen un sistema centralizado con una estructura
de red nacional. La OPS promueve la opción de políticas
de sangre -tratando de resolver el problema de acceso oportuno
y sangre segura-, a partir de estudios que demostraron los beneficios
costo-efectivos de tener el sistema centralizado. En Colombia
este modelo es difícil de implementar dentro del marco
de la Ley 100/93, debido a la fragmentación y descentralización
política que no facilita la regionalización. La
doctora Maria Cristina Latorre, Coordinadora en Colombia del
Programa Sangre Segura de la OPS, calificó
el borrador de la política como excelente y señaló
que luego de plantear políticas frente a la sangre, lo
importante es resolver el acceso a las regiones más apartadas
y no detenerse en garantizar sólo la calidad.
Diferenciar y racionalizar
La Cruz Roja es una de las entidades con mayor volumen
de captación en el país, gracias a su trayectoria
de 40 años promoviendo la donación. Desde esa
experiencia, la doctora Beatriz Franco, quien dirigió
el Banco de Sangre de la Cruz Roja en Antioquia, opina que lo
ideal es establecer desde la política bancos dedicados
a la captación, promoción y distribución
de componentes sanguíneos, y que los servicios de transfusión
hospitalarios se dediquen a hacer un uso racional de esa sangre.
Agregó: Es importante generar una red donde la
sangre no se pierda: eso le falta a la política. El detalle
para funcionar como red en cuanto a la promoción, es
no limitarse a campañas de donación sino ampliarla
a actividades donde se muestren los beneficios de donar sangre
y desmitificar el tema.
Política hay. ¿Y recursos?
¿Será viable la política? Una dificultad
para pasar de lo planteado a los resultados, es la necesidad
de inversión de parte del gobierno, y a la fecha, aún
no están destinados los recursos; la promoción
de la donación está en manos de prestadores y
bancos de sangre. La hemovigilancia y la investigación
propuestas en la política requieren financiación,
y hasta el momento, según Sergio Jaramillo Velásquez,
presidente de la Asociación Colombiana de Bancos de Sangre
y Medicina Transfusional -Ascobasmet-, la política está
llena de buenos deseos pero todavía no cuenta con recursos
seguros.
Otro aspecto importante para el directivo, es la falta de participación
de las EPS en la promoción de la donación, más
si se tiene en cuenta que sus afiliados son beneficiarios de
la sangre, al estar incluida en los planes de salud. Indicó
además como el acceso es un tema complicado, por cuanto
no se limita al envío de sangre a regiones apartadas:
el problema es garantizar el pago para la entidad que hace el
esfuerzo de enviarla. Para el doctor Jaramillo, los pasos que
siguen para la medicina transfusional son: la modificación
del decreto 1571 de 1993, la creación de un documento
de Buenas Prácticas de Procesamiento, concretar la propuesta
del Ministerio de la Protección Social de crear el piso
tarifario, y profundizar en la relación de los bancos
de sangre, células de cordón y terapia celular,
ya que está fraccionando su manejo y es importante aclarar
su legislación.
El doctor Bernardo Camacho, director del Hemocentro de Bogotá,
considera que dentro de la financiación de los bancos
regionales, es responsabilidad del Estado garantizar el derecho
a la sangre; sin embargo, el modelo podría manejarse
con contribución de los gobiernos locales y participación
de prestadores privados y públicos, para lograr que desde
la centralización se optimicen recursos tecnológicos,
humanos y financieros: Se trata de forjar iniciativas
funcionales, equitativas y adecuadas; fortalecer los mecanismos
de logística; e introducir criterios de rectoría
del sistema y éticos para que no exista un fenómeno
de rapiña por los pocos donantes voluntarios que hay
en el país.
Para tener en cuenta
Sin desconocer la importancia de la política,
la doctora Martha Jiménez, directora del Hemocentro del
Café, opina que el borrador no está aterrizado
en las necesidades y la realidad del país, por lo que
considera pertinente la expedición previa del Manual
de Buenas Prácticas de Procesamiento, para mejorar la
seguridad de la medicina transfusional: Con unas Buenas
Prácticas se facilitaría el funcionamiento de
la política, y el gobierno debería realizar campañas
por medios masivos para crear conciencia de la donación,
tarea costosa que hasta hoy han hecho los bancos de sangre con
escasos recursos.
Finalmente, el doctor Carlos Vallejo, director del Banco de
Sangre del Hospital Universitario San Vicente de Paúl,
señaló que si bien la política está
proyectada a 2010, alcanzar algunas metas puede ser ambicioso:
Lograr en 2007 que todas las unidades captadas sean de
donantes voluntarios no es viable, o implementar la hemovigilancia
en 2008 es muy ambicioso, más aún cuando hay falencias
para que los donantes que se convierten en pacientes sean tratados
en forma oportuna. Habría que precisar alcances y mirar
a qué nos comprometemos y en qué tiempo, para
que la política no se quede plasmada en el papel y luego
digamos que no pudimos ejecutarla . |

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