MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 7    NO 91   ABRIL DEL AÑO 2006    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Se busca más donación voluntaria,
calidad y acceso en el sistema transfusional
Política Nacional de Sangre:
para diluir errores del pasado
Juan Carlos Arboleda Z. - elpulso@elhospital.org.co
Luego de cinco años de preparación está listo el borrador de la “Política Nacional de Sangre Segura”, que garantizaría no solo la calidad de la sangre -tema en el que está pendiente la expedición del Manual de Buenas Prácticas de Procesamiento- sino que profundiza en la donación voluntaria y en las posibilidades reales de acceso de la población al elemento vital. Si bien existe reglamentación sobre el tema, era necesario darle un alcance más amplio y mayor claridad sobre hacia dónde se direccionará el sistema transfusional colombiano, en aspectos como el número de bancos de sangre, disponibilidad, acceso, oportunidad y seguridad; dicho diagnóstico está plasmado en el documento.
Plan de acción hasta 2010
La política plantea fortalecer el desarrollo institucional y el liderazgo del Estado en el tema; para ello define estrategias de acceso equitativo y autosuficiencia de sangre, componentes sanguíneos y hemoderivados, y establece estándares de calidad para garantizar la seguridad de donantes y receptores a través de un sistema de evaluación de seguridad transfusional. La pretensión esencial es generar cultura de donación voluntaria y solidaria, y fortalecer la vigilancia con énfasis en desarrollo de la Red Nacional de Sangre.
La política tiene metas claras proyectadas a 2010: este año 2006, el 100% de los bancos de sangre deberán tener concepto favorable de condiciones sanitarias por parte del Invima; en 2007, el 100% de las unidades colectadas por los bancos distribuidores deberá provenir de donantes voluntarios y todas las entidades que trasfundan sangre o sus componentes operaran con un Comité de Transfusión; en 2008, estará implementado un sistema de información en hemovigilancia que evolucionará según el tipo de banco hasta llegar al 100% en 2010; se aumentará el porcentaje de donaciones voluntarias altruistas y no coaccionadas, estableciendo una escala para incrementar el actual índice de donación de 11 unidades por mil habitantes año hasta llegar a 20 en el año 2010.
Problemas acumulados
Los índices de captación del país son preocupantes: 11 unidades por mil habitantes año cuando el promedio en América Latina es de 20; las seroprevalencias son altas para algunos marcadores infecciosos; según cifras de 2004, el 80% de los bancos del país capta menos de 6.000 unidades año y solo 11 más de 10.000. La captación al año es de 500.000 unidades en 110 bancos, que si se compara con los tres millones de unidades captadas en Inglaterra por sólo 6 bancos, evidencia la ineficiencia por crecimiento no planificado e inadecuada distribución de la red, debido a que su existencia se limitó al cumplimiento de normas técnicas, mientras aspectos de salud pública como equidad y acceso no fueron considerados al momento de autorizar su funcionamiento.
El país 'está corto' en términos de estructuración de una red, acceso y oportunidad costo-efectiva, expresó el doctor Mauricio Beltrán, Coordinador Nacional de la Red de Sangre, adscrito al Instituto Nacional de Salud -INS-. También se necesita, agregó, lograr la participación de la comunidad en la donación voluntaria y preparar los bancos en estrategias para captar donantes, cambiando el concepto de reposición: el Estado trazaría líneas junto con el Ministerio de Educación para enseñar el concepto “donación voluntaria” y motivaría a través de los medios, y los bancos de sangre asumirían la parte operativa, adoptando una estructura de bancos distribuidores y bancos pequeños con acciones específicas.
Los pasos a seguir son: modificar el decreto 1571 de 1993, expedir las Buenas Prácticas de Procesamiento, concretar la propuesta de piso tarifario, y profundizar en la relación de bancos de sangre, células de cordón umbilical y terapia celular.
Pese a la intención del INS, el doctor Beltrán reconoce que dentro de la política, el desarrollo de una red de bancos es el punto más débil; aunque esto podría resolverse con un decreto, primero es necesario explorar el modelo a implementar en el país, en donde lo primordial es garantizar el cubrimiento del territorio a través de la regionalización. Esta acción habría sido más sencilla cuando el sistema de salud era estatal y el Estado determinaba donde se podía abrir un banco de sangre: ”No se concibió una red sino puntos regados, contrario al modelo desarrollado en otros países, de grandes centros dedicados a la captación; si se hubiera manejado con visión, tendríamos bancos más eficientes”.
La principal preocupación sobrepasa el tema de la calidad -que se apoyará en el Manual de Buenas Prácticas- con reglas para organizar procesos donde la calidad sea homogénea; lo primordial para el doctor Beltrán, es garantizar el acceso oportuno en los lugares donde se necesite, y para ello se requiere tomar el control desde la planificación, sin permitir existencia de bancos sólo porque cumplen de estándares técnicos fáciles: “¿Será que la sangre está donde un paciente la necesita? ¿La puedo obtener oportunamente? La sangre es un bien público y debe tener un manejo solidario”.
OPS recomienda sistemas centralizados
En el entorno internacional, la mayoría de los países tienen un sistema centralizado con una estructura de red nacional. La OPS promueve la opción de políticas de sangre -tratando de resolver el problema de acceso oportuno y sangre segura-, a partir de estudios que demostraron los beneficios costo-efectivos de tener el sistema centralizado. En Colombia este modelo es difícil de implementar dentro del marco de la Ley 100/93, debido a la fragmentación y descentralización política que no facilita la regionalización. La doctora Maria Cristina Latorre, Coordinadora en Colombia del Programa “Sangre Segura” de la OPS, calificó el borrador de la política como excelente y señaló que luego de plantear políticas frente a la sangre, lo importante es resolver el acceso a las regiones más apartadas y no detenerse en garantizar sólo la calidad.
Diferenciar y racionalizar
La Cruz Roja es una de las entidades con mayor volumen de captación en el país, gracias a su trayectoria de 40 años promoviendo la donación. Desde esa experiencia, la doctora Beatriz Franco, quien dirigió el Banco de Sangre de la Cruz Roja en Antioquia, opina que lo ideal es establecer desde la política bancos dedicados a la captación, promoción y distribución de componentes sanguíneos, y que los servicios de transfusión hospitalarios se dediquen a hacer un uso racional de esa sangre. Agregó: “Es importante generar una red donde la sangre no se pierda: eso le falta a la política. El detalle para funcionar como red en cuanto a la promoción, es no limitarse a campañas de donación sino ampliarla a actividades donde se muestren los beneficios de donar sangre y desmitificar el tema”.
Política hay. ¿Y recursos?
¿Será viable la política? Una dificultad para pasar de lo planteado a los resultados, es la necesidad de inversión de parte del gobierno, y a la fecha, aún no están destinados los recursos; la promoción de la donación está en manos de prestadores y bancos de sangre. La hemovigilancia y la investigación propuestas en la política requieren financiación, y hasta el momento, según Sergio Jaramillo Velásquez, presidente de la Asociación Colombiana de Bancos de Sangre y Medicina Transfusional -Ascobasmet-, la política está llena de buenos deseos pero todavía no cuenta con recursos seguros.
Otro aspecto importante para el directivo, es la falta de participación de las EPS en la promoción de la donación, más si se tiene en cuenta que sus afiliados son beneficiarios de la sangre, al estar incluida en los planes de salud. Indicó además como el acceso es un tema complicado, por cuanto no se limita al envío de sangre a regiones apartadas: el problema es garantizar el pago para la entidad que hace el esfuerzo de enviarla. Para el doctor Jaramillo, los pasos que siguen para la medicina transfusional son: la modificación del decreto 1571 de 1993, la creación de un documento de Buenas Prácticas de Procesamiento, concretar la propuesta del Ministerio de la Protección Social de crear el piso tarifario, y profundizar en la relación de los bancos de sangre, células de cordón y terapia celular, ya que está fraccionando su manejo y es importante aclarar su legislación.
El doctor Bernardo Camacho, director del Hemocentro de Bogotá, considera que dentro de la financiación de los bancos regionales, es responsabilidad del Estado garantizar el derecho a la sangre; sin embargo, el modelo podría manejarse con contribución de los gobiernos locales y participación de prestadores privados y públicos, para lograr que desde la centralización se optimicen recursos tecnológicos, humanos y financieros: “Se trata de forjar iniciativas funcionales, equitativas y adecuadas; fortalecer los mecanismos de logística; e introducir criterios de rectoría del sistema y éticos para que no exista un fenómeno de rapiña por los pocos donantes voluntarios que hay en el país”.
Para tener en cuenta
Sin desconocer la importancia de la política, la doctora Martha Jiménez, directora del Hemocentro del Café, opina que el borrador no está aterrizado en las necesidades y la realidad del país, por lo que considera pertinente la expedición previa del Manual de Buenas Prácticas de Procesamiento, para mejorar la seguridad de la medicina transfusional: “Con unas Buenas Prácticas se facilitaría el funcionamiento de la política, y el gobierno debería realizar campañas por medios masivos para crear conciencia de la donación, tarea costosa que hasta hoy han hecho los bancos de sangre con escasos recursos”.
Finalmente, el doctor Carlos Vallejo, director del Banco de Sangre del Hospital Universitario San Vicente de Paúl, señaló que si bien la política está proyectada a 2010, alcanzar algunas metas puede ser ambicioso: “Lograr en 2007 que todas las unidades captadas sean de donantes voluntarios no es viable, o implementar la hemovigilancia en 2008 es muy ambicioso, más aún cuando hay falencias para que los donantes que se convierten en pacientes sean tratados en forma oportuna. Habría que precisar alcances y mirar a qué nos comprometemos y en qué tiempo, para que la política no se quede plasmada en el papel y luego digamos que no pudimos ejecutarla” .
 
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