¿Dónde está la bolita de los recursos de la salud en Colombia?: cambio de paradigma
Jaime Alberto Peláez. Especialista en Economía y Gerencia de la Salud, UPB. - elpulso@sanvicentefundacion.com
Desde el inicio del modelo de aseguramiento en salud en el país, se reclaman con insistencia ajustes y equilibrios en el sistema de seguridad social en salud, en el cual persiste un reparo moral permanente manifestado con vehemencia en múltiples oportunidades, es más, se exige mediante el clamor popular expresado en recolección de firmas y proyectos de reformas del sistema de salud, el que las aseguradoras son las grandes beneficiadas y que su vigencia o permanencia no agrega ningún valor al sistema, además que son las grandes intermediarias que cobran unos valores que desbordan las finanzas del sector y entre los grandes opinadores de sectores políticos y sociales se evidencia permanentemente lo costosas, inoportunas ineficientes que resultan ser las aseguradoras en salud en el país.
Es posible que en varias oportunidades lo anteriormente planteado pueda ser cierto y que sí hay debilidades e ineficiencias por corregir en medio de un mercado donde la oferta tiene relativa capacidad de inducir a la demanda, es un componente relacional complejo, donde el médico trata, decide y prescribe, lo que otro consume y no decidió, pero que un tercer pagador, que no tampoco decidió y no consume, termina pagando, lo cual agrega una fuerte dosis de complejidad, a más de los incentivos que se derivan de las modalidades de contratación y pago de los servicios en mayores demandas o restricciones de atenciones, no sin antes considerar la fuerte presión tecnológica, el bajo crecimiento económico y a los cambios epidemiológicos hacia enfermedades degenerativas en una población que envejece y agrava los costos médicos, que no compensan las unidades de pago por capitación de manera suficiente, lo que genera desequilibrios estructurales y que se expresan abyectamente en un defecto patrimonial que a diciembre 31 de 2016 ya ascendía a 6 billones de pesos.
Según los datos consolidados por la Superintendencia Nacional en Salud con corte a diciembre 31 de 2016, y lo informado por la Revista Dinero en su edición N° 525 de septiembre de 2017, las aseguradoras en salud en Colombia presentaron ingresos operacionales contables por $39.9 billones y unas pérdidas de $1.2 billones, que contrastan con los ingresos de las 6.041 clínicas y hospitales que arrojaron un valor de 49 billones de pesos en ventas de servicios, pero un excelente resultado financiero de 1.93 billones, siendo el 82% de ellas las que presentaron utilidades por 2.7 billones entre las 4.937 IPS públicas y privadas, en tanto que 1.104 entidades consolidaron pérdidas por $824.000 millones.
Fueron 4.340 IPS Privadas las que arrojaron resultados positivos al final de sus ejercicios económicos por 2.1 billones de pesos, siendo muy positivo el que 597 Hospitales públicos hubieran presentado utilidades por $653 millones. Para un total de clínicas y hospitales de 4.937 y un acumulado en valores de $2.8 billones. Estos buenos resultados son contarios a lo que arrojó el aseguramiento, donde solo 7 EPS del régimen contributivo obtuvieron excedentes económicos por 60 mil millones y las del régimen subsidiado en 10 EPS que arrojaron utilidades por 134.000 millones, para un total de 194.000 millones, cifra que en todo caso es mucho menor a lo que ganaron los planes adicionales de ambulancias y prepagadas que acumularon ganancias por $228.000 millones.
En general las 4.964 entidades de salud entre aseguradores, prestadores y adicionales presentaron una utilidad final de $3.2 billones, que es mayor a las 1.128 entidades que por el contario registraron pérdidas por $2.3 billones, para un diferencial positivo en Colombia de $898.000 millones, donde se destaca la pérdida de las aseguradoras por $1.2 billones y las utilidades de $1.9 billones de los prestadores, además de los $224.000 millones de los planes adicionales.
Estas cifras presentadas ofrecen múltiples lecturas, lo mismo que la necesidad de hacer algunas precisiones y plantear interrogantes. En primer lugar, queda claro que son las clínicas y hospitales los grandes ganadores del sistema de salud en Colombia con utilidades billonarias, en tanto que las aseguradoras muestran un defecto patrimonial o patrimonio adecuado negativo de $6 billones, con pérdidas acumuladas de $1.2 billones, siendo menester aclarar que son las cínicas de los segundos y terceros niveles de complejidad, quienes obtuvieron las mayores utilidades, pero que a decir de los prestadores, se reconoce que sí obtienen muy jugosas utilidades, pero con ventas de difícil recaudo, y con fuerte castigo de cartera mayor de 360 días, según las normas NIIF.
No obstante lo anterior, es necesario poner en contexto que aun así son los prestadores quienes se están haciendo a sus propias aseguradoras en salud, tal es el caso de Prestasalud (Medimas) y su consorcio de 13 prestadores, en una figura de integración vertical patrimonial sin restricciones y regulaciones en la normativa vigente.
Operatividad
No es del caso satanizar a ninguno de los actores porque se obtenga un excedente o retorno sobre los capitales aportados y a la apuesta del crecimiento del sector en términos de infraestructura, lo que sí se debe cuestionar, es que ello genere un desequilibrio en una de las partes de la ecuación, y esto produzca debilidades que se traducen en inoportunidades para el adecuado acceso a los servicios de salud de los pacientes.
Así mismo, se cuestiona las restricciones en la adecuada atención e integralidad en el servicio y la suficiente provisión de servicios y apoyos terapéuticos, lo que supone entonces, una revisión en los términos de la contratación y nuevas modalidades de pago por resultados en salud; el fortalecimiento de auditorías concurrentes; eficiencias de los modelos de gestión del riesgo de los aseguradores; mayores y efectivos controles en los esquemas de negociación y evitar prácticas de sobre inducción de la demanda; incrementos innecesarios en promedios días estancias en hospitalizaciones, que no agregan valor a la calidad de vida del paciente, sobre prescripción de medicamentos, ayudas y apoyos diagnósticos; aplicación progresiva costo eficiente para el sistema en tecnología necesaria; adecuados, eficientes y transparentes procesos de facturación y pago entre aseguradores y prestadores.
Es necesario que el modelo de salud se enfoque al fortalecimiento de los niveles básicos a través de la red hospitalaria pública de carácter resolutivo, con claros incentivos y seguimientos y no que la gran mayoría de las atenciones se deriven hacia los niveles de mayor complejidad que aumentan el costo médico. Es decir, apuntar a un sistema menos morbo céntrico, que privilegia la enfermedad y la curación por encima de la prevención, la promoción y un enfoque más predictivo.
Tenemos los recursos suficientes para garantizar la sostenibilidad, no obstante es necesario fortalecer el sistema económico con productos de alto valor agregado, mejorar la productividad empresarial para que contribuya gradualmente al incremento del gasto en salud en Colombia en correspondencia con el mejoramiento de los objetivos del desarrollo sostenible, de cierto un equilibrio entre recursos finitos y necesidades crecientes en salud.
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