El papel del paciente en su proceso de atención
Sigifredo Ospina O, MD, Microbiólogo Epidemiólogo - elpulso@sanvicentefundacion.com
La palabra paciente viene del latín patiens que significa sufrido o que padece dolor, y no hace referencia a aquel que tiene que tener paciencia, o que tiene que esperar con paciencia, ni mucho menos equivale a ser sumiso o a estar condenado a obedecer, o a limitarse a escuchar y a seguir instrucciones.
El paciente de hoy no puede ser un sujeto pasivo que obedece ordenes y que no tiene derecho a opinar, bajo la premisa de que “el que sabe es el doctor”. Y es bien sabido que cuando el médico es cuestionado por el paciente acerca de una determinada conducta muchas veces el argumento es: “Quien es el médico, usted o yo?”
Podríamos decir que el paciente tiene la mitad del conocimiento y el médico la otra mitad. El paciente es quien conoce su historia con lujo de detalles, conoce sus antecedentes, él es quien está sintiendo el dolor, y por eso uno de los aspectos más importantes en la relación médico paciente, es que él cuente qué es lo que le pasa, es su deber brindarle al médico toda la información relacionada con su motivo de consulta de manera veraz y objetiva, sin omitir detalle, pero también es deber del médico escucharlo. Así que el paciente no sólo tiene el deber de informar, también tiene el derecho de ser escuchado.
Por otro lado el paciente tiene derecho a exigirle al médico, primero que le explique cuál es su impresión diagnóstica y así mismo cual es la conducta a seguir, y en qué se basa para tomar dicha conducta. Y en ese orden de ideas aparece un segundo papel del paciente: aceptar o no aceptar las recomendaciones que le ofrece el médico con base en sus conocimientos y la evidencia científica, obviamente bajo un claro entendimiento y razonamiento.
Podrá el paciente también exigir una atención digna, acorde con su nivel sociocultural, bajo los más claros comportamientos éticos, pidiendo que se garantice su privacidad y confidencialidad, y tendría la potestad de negarse a ser atendido bajo condiciones que vulneren esos derechos; igual que podrá pedirle al médico que se haga higiene de manos antes de atenderlo.
Pero también es un deber del paciente, escuchar atentamente las instrucciones que imparta el personal asistencial, seguir las recomendaciones y propender por el autocuidado y contribuir a que su entorno familiar también cumpla con las normas establecidas.
Tenemos que aprender a ver el paciente con otros ojos, tenemos que hacerlo nuestro aliado en el proceso de atención, tenemos que pedirle y darle participación, tenemos que respetar su autonomía y su autodeterminación, tenemos que exigirle la verdad pero a su vez tenemos que decirle la verdad, podemos exigirle adherencia al tratamiento siempre y cuando hayamos validado que ha comprendido. Nuestro paciente ha cambiado y eso supone un cambio en el personal asistencial, e incluso en el modelo de atención.
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