MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 220  ENERO DEL AÑO 2017    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


Mipres, postergado otra vez y
con dudas sobre su implementación

Redacción El Pulso - elpulso@sanvicentefundacion.com
Aunque el nuevo sistema para prescribir por fuera del POS fue aplazado para marzo, los actores realizan una puesta en marcha gradual que deja inquietudes: autonomía médica y recursos para su ejecución.
Por tercera ocasión, el primer peldaño para implementar la Ley Estatutaria de Salud fue postergado. La puesta en marcha del Mipres, el aplicativo con el cual en el futuro se prescribirán en el régimen contributivo las tecnologías y servicios que no están cubiertos por el Plan Obligatorio de Salud, se aplazó para el primero de marzo de este año.
En medio de la expectativa por el Mipres, pacientes esperan que se les ponga en el centro de las operaciones.
Aunque la entrada en vigencia estaba contemplada para el primero de diciembre del año pasado (y antes lo estuvo para el primero de septiembre), el Ministerio de Salud modificó la fecha, argumentando que los actores del sistema solicitaron realizar una implementación gradual de la herramienta, porque en algunos casos su capacidad no era suficiente.
Por lo pronto, mientras los profesionales de la de salud, las sociedades científicas y los prestadores pidieron conocer y mejorar las tablas de referencia de la herramienta, para así evitar problemas de acceso en la prescripción, el Ministerio ordenó una implementación preliminar, que solo será generalizada y obligatoria hasta marzo.
Desde la primera semana de diciembre, las EPS debieron empezar a ejecutar paulatinamente, y con mínimo una IPS de su red, las medidas de la Resolución 3951 de 2016, la misma que propone el Mipres con el objetivo de “defender la autonomía médica y eliminar barreras de acceso a los usuarios”.
Si bien hasta el 28 de febrero próximo seguirán siendo los Comité Técnico-Científicos los que autoricen tratamientos por fuera del POS a entre 300.000 y 400.000 pacientes del contributivo que lo requieren, los actores ya dan señas de cuáles serán las ventajas y los peros del nuevo sistema.
Liliana Upegui, médica coordinadora del No POS en la EPS Sura y líder de la implementación del Mipres, cuenta que ya completan un mes de pruebas con tres IPS propias (con las que tienen la mayor sinergia) y varios han sido los hallazgos.
En primer lugar, los médicos han sido receptivos con la plataforma y hasta ahora han hecho un uso “asertivo” y “coherente” de esta. A su vez, la plataforma es benévola, permite ingresar de forma fácil la información de los pacientes y adquirir la prescripción.
Aunque Upegui ha evidenciado que el Ministerio de Salud ha tenido que hacer desarrollos complejos, persisten algunas dificultades que, espera, se resuelvan para marzo. Según cuenta, algunos afiliados no se dejan prescribir, lo que genera lentitud en la atención, teniendo en cuenta que solo hay entre 20 y 25 minutos para cada paciente. Adicionalmente, algunos pacientes no se encuentran en la plataforma, lo que se le atribuye a problemas en la base de datos de los afiliados.
Estas observaciones ya fueron enviadas y atendidas a un correo electrónico de soporte, por lo cual la coordinadora considera que para marzo sí será posible el 100% de la implementación.
¿Tiene capacidad el sistema?
Si el Mipres funciona como se espera, reduciendo procedimientos engorrosos, el Ministerio de Salud se evitaría tutelas y encontraría la forma de controlar los gastos del No POS.
Luis Alberto Martínez, director de la Asociación de Empresas Sociales del Estado de Antioquia, ve difícil la implementación. El 2016 terminó con hospitales débiles financieramente y con EPS con deterioro patrimonial, y si no hay flujo para lo básico, augura que en marzo no se podrá implementar el Mipres como está concebido.
Si bien entre las EPS hay certeza de que el cambio se va a ejecutar, Jaime Arias, presidente de la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi), reconoce que “será más lento de lo que se piensa” porque algunos actores del sistemas lo asimilarán con dificultad.
“La transformación cultural, y hasta filosófica, será muy grande. Ahora el médico asume la responsabilidad directa de lo que prescribe, cuando antes éramos las EPS y las IPS las que cargábamos con eso”, infiere Arias, para quien de todas formas las EPS no descartan que con el Mipres aumente la formulación de medicamentos de alto costo que agraven aún más la situación financiera de muchas de esas empresas.
Entretanto, al temor de las EPS se suma el de los pacientes. Ángela Chávez, presidenta de la Federación Colombiana de Enfermedades Raras, plantea su inquietud frente a cuáles serán las rutas para acceder a los medicamentos, servicios y tecnologías a partir de ahora, y si el Ministerio de Salud, en lugar de usar la herramienta como garantía de equidad, utilice la información de las prescripciones para contener el gasto, afectando a personas que requieren determinado tratamiento.
Aún así, espera que termine el descontento por un sistema en el cual “cada quien contrata con quien le parece más barato”, y se ponga por fin al paciente en el centro de las operaciones.
Por su parte, Gustavo Morales, presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de investigación, se refiere a un principio: “entre más luz hay, más información se tiene y mejores decisiones se toman”. Para él, el Mipres permitirá descubrir, por ejemplo, tendencias erróneas de prescripción o focos donde la cultura médica esté abordando de manera equivocada los tratamientos terapéuticos.
Morales agrega que el aplazamiento de la implementación hasta marzo es apenas necesario para una adecuada transición.
No obstante, para Jaime Gañán, abogado especialista en seguridad social, las dilaciones dejan desconfianza y la expectativa rota. “Un aplazamiento implica que hubo gente que murió y que tuvo que acceder a otros medios menos eficientes que el Mipres para recibir un tratamiento”, considera.
Aunque cree que, a simple vista, el cambio respetará la autonomía, porque de acuerdo con la resolución se le prohíbe a las entidades hacer cualquier cambio a lo estipulado por el médico, “puede tratarse de una forma velada de hacer coartada a la autonomía médica”, sugiere, y advierte que las debilidades en la prestación no son solo producto del uso desordenado del No POS, sino de un sistema “mal estructurado, que ahoga cualquier iniciativa”. Para Gañán, el Mipres será como apretar una tuerca suelta de un gran sistema que sigue desajustado.
 
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