MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 15    No. 192  SEPTIEMBRE DEL AÑO 2014    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

El Vigía
Esta podría ser la frase del momento emulando aquella tomada del Hospital de Salpetrière en París, “Si no le temes a Dios, témele a la sífilis”, cuando esta enfermedad era una de las plagas de la humanidad y para la cual no había cura. Guardadas las proporciones, hoy se está viviendo una situación que tiene visos de una nueva plaga, como lo han sido la peste, la influenza, el cólera o la viruela, en el pasado.
Cuando se analiza una enfermedad transmisible desde el punto de vista de salud pública, siempre hay que pensar en tres aspectos: la magnitud, la severidad y la vulnerabilidad, y con base en esto se prioriza como un evento de interés epidemiológico que merece mayor atención y recursos que otros.
El virus se detectó por vez primera en 1976 en dos brotes simultáneos en Sudán y República Democrática del Congo. La aldea en que se produjo el segundo de ellos está situada cerca del río Ébola, que da nombre al virus.

En el caso de la enfermedad por el virus Ébola, la magnitud está en relación con el aumento exagerado de casos en África Occidental, pero a su vez está circunscrito a dicha área, y no podemos hablar de una magnitud continental o mundial; así que en sentido estricto, la magnitud no sería un criterio para priorizarla a nivel mundial. Por otro lado está la severidad, y no hay duda de que una enfermedad que tiene una mortalidad de hasta el 90% de los enfermos tiene un alto grado de severidad, y esto sí que amerita generar las alertas que hoy ha generado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y si hablamos de vulnerabilidad la situación es aún más preocupante, ya que no se dispone de un medicamento efectivo para su tratamiento ni una vacuna para su prevención.

La transmisibilidad persona a persona es otro aspecto a tener en cuenta a la hora de priorizar un evento de interés en salud pública; en el caso del virus Ébola su transmisión se realiza a través del contacto estrecho con sangre u otros líquidos o tejidos corporales de un paciente infectado, y es claro que no se transmite por el aire, el agua o los alimentos. Esto hace que el riesgo sea mucho menor que el de otros virus cuya transmisión es por aerosoles o por contacto sexual.
La alerta obedece a los aspectos de
severidad y no vulnerabilidad, además de que los virus
presentan gran variabilidad cuando pasan de una especie
a otra o circulan en forma epidémica: no se puede
predecir qué pasará cuando cruce las fronteras
o más personas estén infectadas.
La pregunta obvia es: ¿Y si no es tan grande el problema y si no es altamente transmisible, a qué se debe la alerta mundial? La respuesta es que la alerta obedece a los dos aspectos restantes, la severidad y la no vulnerabilidad. Por otro lado los virus presentan una gran variabilidad cuando pasan de una especie a otra o cuando empiezan a circular en forma epidémica, y no se puede predecir qué pasará cuando cruce las fronteras o cuando más personas estén infectadas. Lo que no se quiere, es que la situación se salga de control.
El riesgo es muy bajo, ¡pero es real!
soox@sanvicentefundacion.com
 
“Probabilidad de Ébola en Colombia: una en un millón”
Tras el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la Enfermedad del Virus del Ébola (EVE) en 3 países de África occidental (Sierra Leona, Guinea y Liberia), como una Emergencia en Salud Pública de Interés Internacional (ESPII), el pasado 8 de agosto, el análisis de riesgo del Comité Estratégico Intersectorial de Salud organizado por el Ministerio de Salud concluyó que Colombia está en riesgo bajo frente al contagio.
El viceministro de Salud Pública, Fernando Ruiz, indicó: “Colombia hace monitoreo y seguimiento del virus desde 2013 y sigue todos los protocolos internacionales en salud pública establecidos para inspección, vigilancia y el control del mismo.
La probabilidad de que se presente en el país es de uno en un millón; además, porque en Colombia no se encuentra el reservorio de murciélagos que lo transmite, de la especie megachiroptera”. Más se solicitó a autoridades sanitarias de puertos, aeropuertos y puntos de entrada al país, estar atentas a la vigilancia y control; y el Ministerio realizó un Abecé de la enfermedad con recomendaciones para viajeros entre países y así disminuir el riesgo de transmisión.
 
 
 
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