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Doctor Ricardo Restrepo Arbeláez, apóstol de la
rehabilitación
Hernando
Guzmán Paniagua Periodista - elpulso@elhospital.org.co |
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Ricardo Restrepo Arbeláez
es un médico que ha vivido para rehabilitar y para
servir. Como cualquier niño, soñaba ser de grande
una persona útil, ya fuera bombero, piloto o policía,
y jugaba al doctor poniendo inyecciones con tunas de pencas.
Entra a la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia
-su Alma Máter-, así como el Hospital de San
Vicente de Paúl es su Alma Páter.
El doctor Díaz, uno de sus profesores, le aconseja
ser pediatra. No fui capaz de dedicarme a la pediatría
-confiesa Restrepo-, me encantan los niños, pero me
llenaba más la rehabilitación, mirar el ser
humano integral, las disfunciones familiares y laborales de
las que está lleno el país por falta de oportunidades,
de frustraciones. Añora el tiempo cuando no había
ancianatos-reclusorios y alguien de la familia cuidaba a los
padres, y cuestiona: ¿Cuántas enfermedades
llamadas orgánicas, se deben a falta de adaptación
a la familia, al trabajo, a la comunidad?.
Comienza una vocación
De una familia con varios médicos, el doctor
Ricardo reclama como herencia familiar su sensibilidad por
lo social. Desde joven admiró la imagen del médico
y pronto aprendió que ser médico es mucho más
difícil que ser doctor. Con el libro Rehabilitación
del doctor Rusk, pionero de esta disciplina en Norteamérica,
aprendió a manejar su personalidad tipo A, con
cierta agresividad e inmediatismo en la toma de decisiones,
y asevera: Con los años uno aprende que si no
reflexiona tres veces, como ocurre a la mayoría de
los cirujanos, comete errores, y el daño sólo
lo recibe una persona: el paciente.
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| Para destacar
su excelsa labor en medicina y su contribución a importantes
organizaciones, el Concejo de Medellín entregó
la Orden al Mérito Don Juan del Corral, grado Oro, al
médico Ricardo Restrepo Arbeláez, el 2 de mayo
de 2014. La Corporación reconoció su brillante
carrera en medicina y que en ejercicio de su capacidad profesional
y liderazgo asumió importantes responsabilidades, entre
las que sobresalen la de presidente de la junta directiva del
Hospital Universitario San Vicente de Paúl, de Centros
Especializados de San Vicente Fundación y del Comité
Regional de Rehabilitación, miembro del Comité
Departamental de la Cruz Roja y presidente de la Sociedad Colombiana
de Medicina Física y Rehabilitación. Foto: Rodrigo
Peláez |
Y agrega: Yo
he sostenido que la terapia es educativa, no se debe prolongar
sino hacer que el paciente la asuma, con adherencia al tratamiento;
no hay que mirar la deficiencia sino el potencial de alguien
para su reintegro social y laboral. Al doctor Restrepo
le encanta la palabra perseveración, mirar
el lado positivo de todo, no especular con la calidad
de vida en abstracto, sino lograrla con hechos, y dice:
A pesar de ser pobre y marginado, aún donde hay
más discapacidad, es posible vivir y ser feliz.
Por esto, una vez declaró: Me han dicho muchas
veces que parezco más una trabajadora social. El
vicedecano de Medicina, Gonzalo Calle, lo puso a escoger el
posgrado entre Méjico y Estados Unidos: 3 años
estuvo en un instituto de la Universidad Autónoma de
Méjico dedicado a discapacidad, por el parecido del país
con el nuestro en lo socioeconómico.
El Hospital Rehabilitador
En esas, lo llaman del Hospital San Vicente, cuando
hacían rehabilitación en los sótanos.
El doctor Jaime Cano inició las terapias, se necesitaba
un programa de rehabilitación en forma y en 1966 nombran
coordinador del mismo a Ricardo Restrepo: Entonces aprendí
algo fundamental en la vida: buscar al que sabe; en rehabilitación
se necesita saber de pediatría, neurología, quemados,
trauma, enfermedades congénitas, deformidad, retardo
mental, trastornos de comportamiento. Busqué a los sabios
que ha tenido este Hospital: los doctores Jorge Holguín,
Federico López, Ernesto Bustamante Zuleta, David Warren.
En 1968, con la ayuda de otro Restrepo, Jorge Emilio, decano
de Medicina de la U. de Antioquia, creó el Departamento
de Rehabilitación del Hospital San Vicente, con equipo
interdisciplinario: trabajadora social, psicólogo, terapista
ocupacional, fisiatra, ortesista, protesista, ortopedista, neurólogo,
neurocirujano y psiquiatra. |
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En 1968, con la ayuda
de otro Restrepo,
Jorge Emilio, decano de Medicina de la U. de Antioquia,
creó el Departamento de Rehabilitación del Hospital
San Vicente, con equipo interdisciplinario: trabajadora
social, psicólogo, terapista ocupacional, fisiatra,
ortecista, protecista, ortopedista, neurólogo,
neurocirujano y psiquiatra.
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Antes -explica-
el médico tenía esa autoimagen de sabio, quien
todo lo sabe y el trabajo interdisciplinario no era lo común,
excepto las clínicas patológicas de la Facultad
de Medicina, donde los patólogos llevaban la cátedra.
Entonces, una persona con fractura múltiple tenía
que contratar a una fisioterapeuta; en clínicas privadas,
el ortopedista lo trataba y lo mandaba a una terapia sin una
secuencia adecuada ni control, y prolongando tratamientos a
veces, en lo cual prima el interés económico sobre
el del paciente. Así superó Restrepo la
cirugía a la turca: amputar y no más.
Logramos vender la filosofía de la rehabilitación
y el San Vicente se volvió con los años Hospital
Rehabilitador. Antes, al amputado le decían que lo rehabilitaban
por ponerle una prótesis, trataban una pierna y no una
persona a quien le falta una pierna, que es muy distinto,
señala.
El Taller de Aparatos Ortopédicos, la bolsa de empleo
con 129 empresas, microempresas de zapatería, panadería,
talleres de reparación de electrodomésticos, etc.,
son hitos de la acción filantrópica del Comité
Regional de Rehabilitación que fundó el doctor
Restrepo en 1972 y que enfrentó la incomprensión
social y gubernamental. Así pudo derrotar visiones como
la de unos instructores del Sena que se resistían a apoyar
el Comité, diciendo: No vamos a trabajar con bobos,
ni con locos ni con mancos. |
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La rehabilitación:
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una actitud, una filosofía, una forma
de vida
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Ser doctor es muy
fácil, cualquiera puede serlo, pero ser un buen médico,
con esa visión humanista e integral de un ser humano
que sufre y que nos necesita para rehabilitarse en todos los
aspectos, es muy difícil.
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| Dr.
Ricardo Restrepo Arbeláez |
Desde
muy joven, el doctor Ricardo Restrepo Arbeláez fundamentó
su existir en el mundo, alrededor de la rehabilitación:
Es una actitud y una filosofía, es una actitud
del médico en su formación y que se genera dentro
del núcleo familiar, dentro de la familia médica
de la facultad de medicina y dentro de la especialidad misma,
estableciendo la rehabilitación como la prioridad. La
medicina física es fundamentalmente la atención
a la persona que sufre una discapacidad y debe tener una visión
holística de ese ser humano, en su aspecto físico,
en lo mental, en lo sensorial y en lo espiritual como razón
de vivir. La medicina de hoy es organicista y existencialista,
porque restringe la atención a un síntoma o a
un órgano, por lo que es necesario recalcar a las nuevas
generaciones de médicos, que detrás de un síntoma
y de un órgano está un
ser humano que piensa, que siente, que actúa, que socializa,
y de ahí la necesidad de considerar todos los aspectos
ante cualquier patología de tipo físico, mental
o sensorial, para enfocar la reintegración social y laboral
de toda persona en situación de discapacidad. Por eso
ser doctor es muy fácil, cualquiera puede serlo, pero
ser un buen médico, con esa visión humanista e
integral de un ser humano que sufre y que nos necesita para
rehabilitarse en todos los aspectos, es muy difícil.
(Fragmento de Dr. Ricardo Restrepo Arbeláez: una
vida entera, por la vida. Un filósofo y gestor de la
rehabilitación de las personas con discapacidad en Colombia,
entrevista de Olga Lucia Muñoz López, Medellín,
octubre de 2011). |
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Soy un
apasionado
por el sector social |
Ricardo Restrepo
Arbeláez nunca ha vivido de alcurnia, sino de servir
a la gente, si bien su apellido es prolífico en calidad
y cantidad, y se remonta al español López de Restrepo,
tronco de la Restrepería de Antioquia y ancestro
de Ñito Restrepo, del preclaro José Félix,
de Carlos Lleras Restrepo, de los Nicanores
Si se
juntaran los Restrepos, no cabrían en ninguna plaza del
país, dice don Ricardo, pero rechaza la idea del
pedigree porque para él no hay más sangre que
la roja.
Y anota: Cuando salgo a los pueblos, frecuentemente alguien
me abraza y me dice: 'Doctor, usted me ayudó mucho, acuérdese,
en el hogar San Luis que había en Robledo.... Resalta
la ayuda del Club Rotario al Comité de Rehabilitación,
con más de 1.000 sillas de ruedas en Antioquia, y reitera
su llamado en pro de la donación de sillas desbaratadas
a cambio de sillas nuevas, con sentido de colaboración,
no de paternalismo ni de limosna. En el libro de Roberto Gutiérrez,
Colombianos que cambian el mundo, dice el doctor
Restrepo: Yo no me he creído inteligente nunca,
sino cabeciduro. En estas cosas uno tiene que volverse un culebrero.
A mí me llaman el Limosnero Mayor.
Con las uñas empezó el trabajo que hoy avanza
con modernas prótesis y órtesis: Las órtesis
metálicas, en ese tiempo la salvación para la
poliomielitis, eran de duraluminio, lo obteníamos de
aviones viejos en los aeropuertos. Luego se cambió a
materiales plásticos, fibra de carbono, titanio, etc.,
muchos inaccesibles a gentes de escasos recursos y a las EPS.
La rehabilitación empieza
en la cama
Asevera el presidente de la junta directiva del Hospital
Universitario de San Vicente Fundación: Hoy el
gran inconveniente son las EPS. Aquí y en muchos otros
hospitales, alguien sufre una lesión, la EPS lo envía
a otro lugar, donde menos cueste el tratamiento. Aquí
la rehabilitación la empezamos en la cama, haciendo caso
al doctor Rusk, para quien el proceso inicia cuando inicia la
discapacidad. Y refiere: Recientemente se hizo la
cirugía de un mielomeningocele en el útero, alteración
anatómica en la columna vertebral que afecta las raíces
nerviosas, con compromiso urinario y ginecológico, parálisis
de miembros inferiores y a veces complicación con hidrocefalia.
Esto es rehabilitación precoz para prevenir la discapacidad
de una persona. También aprendí que no todo es
trabajo, la reinserción social es vital. A muchos soldados
que sufrieron amputaciones por minas antipersona les pregunto
si se rehabilitaron, me dicen 'sí' y me muestran las
prótesis. Yo les digo: 'Eso no es rehabilitación'.
Temen perder la pensión, pero uno puede rehabilitar integralmente
ese ser, con una fami-empresa en donde no pierda la pensión
e incremente su ingreso. He tratado de presentar un proyecto
nacional a las fuerzas armadas, porque legislación en
este campo hay mucha, pero se cumple poco.
La alegría de vivir
Afirma el doctor Ricardo: Yo soy un apasionado
por el sector social, no sé si filantropía es
alimentar el ego, pero me gusta servir, siempre que me piden
algo trato de hacerlo, y cuando sea justo y necesario.
Lo enorgullece su participación en el Consejo Superior
de la U. de Antioquia en procelosos momentos, su viejo interés
por la medicina deportiva que hubo de abandonar porque había
mucha manipulación, al deportista se le maltrataba por
desconocimiento suyo y para que rindiera; si tenía una
lesión de rodilla lo infiltraban y vaya juegue, en el
deporte hay muchos intereses económicos por encima de
la persona.
Destaca su injerencia en Finsocial, fundación que redistribuía
fondos de empresas privadas, orientada al crédito educativo:
Yo creo que uno en la vida tiene que llegar a estos 76
años muy satisfecho de lo que ha hecho; he tenido la
oportunidad de estar en todos los sectores y de aprender de
los demás. Uno en la vida, cuando da con lo que es, con
lo que ama, con lo que persevera -a mí me tocó
la medicina- se siente realizado.
A las juventudes, aconseja: Cuando no sepan algo, consúltenlo
al que sabe, no crean que saben de todo. A mí el Hospital
San Vicente me ha dado vida. Con mi familia paterna y materna,
mi señora y mis hijos que afortunadamente han salido
de lujo y con mis nietos, soy muy feliz, para mí tener
nietos es volver a vivir. Miro hacia atrás y veo que
la vida me dio todo lo que uno necesita, a veces me sobran cosas
que ojalá pudiera repartir. Si repartiéramos cada
uno lo que nos sobra, mermaría mucho la pobreza y la
miseria.
Para el veterano médico rehabilitador, Colombia
tiene un enfermedad social, una sociopatía tremenda.
Vivimos estresados, deprimidos, angustiados. Día tras
día, centenares de personas son mutiladas, afectadas
sensorialmente y trastornadas mentalmente a causa de la violencia.
Tal es el telón de fondo en el escenario donde actúa
una persona que nació para mitigar el dolor del prójimo. |
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