Recientemente
tuvo lugar la XVII Conferencia Internacional de Sida en Ciudad
de Méjico, en donde se analizó el estado actual
de esta pandemia. Acorde con las estadísticas de UNAIDS,
hacia fines de 2007 había 33 millones de personas con
infección por el VIH en el mundo y 2 millones de muertes
en el mismo año. Se observa tendencia a estabilización
del problema, ya que de 3 millones de casos en 2001 se pasó
a 2.7 millones de casos en 2007. La mayoría aún
se concentran en África, aunque hay preocupación
por el aumento de casos en otros países. La población
más afectada son personas en edad productiva, y el 45%
se presentan en jóvenes de 15 a 24 años, con un
aumento significativo en los menores de 15 años, explicado
en su mayoría por la trasmisión materno-fetal.
Respecto de la prevención hay evidencia en algunos países,
de que el inicio de relaciones sexuales se hace a edades un
poco mayores que antes y disminuyó el numero de compañeros
sexuales; sin embargo, datos de 64 países indican que
sólo 40% de hombres y 38% de mujeres de 15 a 24 años,
tienen información adecuada de cómo prevenir la
infección. Aunque más del 70% de los hombres jóvenes
saben que el condón es útil para prevenir la infección,
solo 55% de las mujeres jóvenes lo mencionan como estrategia
de prevención efectiva.
Es claro que hubo mejoría en la prevención de
la infección materno-fetal a través de la disponibilidad
de pruebas y el acceso a medicamentos; sin embargo, el 67% de
las mujeres embarazadas infectadas por el VIH, no tienen acceso
al tratamiento y por consiguiente a las medidas de prevención
de la infección al niño.
Sin lugar a dudas, la intervención que más impacto
genera en la calidad de vida de los infectados, es el tratamiento
con anti-retrovirales, cuyo efecto en la disminución
de la mortalidad es altamente significativo, y ya se empieza
a evidenciar el impacto en la transmisibilidad. La accesibilidad
a estos medicamentos mejoró significativamente en todos
los países, con un incremento estimado de unas 10 veces.
La situación en países como el nuestro no es tan
alentadora: aún no se conoce la magnitud real del problema
y se estima que por cada caso detectado, puede haber de 5 a
10 que no lo son; el acceso a la prueba es aún limitado
pese a que la legislación es clara al respecto; hay deficiencias
en la asesoría previa a la prueba, por parte de los profesionales
de la salud; las campañas preventivas son casi inexistentes;
el inicio de vida sexual activa por parte de los jóvenes
cada vez se hace a edades más tempranas; es evidente
el desconocimiento de la población acerca de las medidas
de prevención y en especial del uso del preservativo.
Infortunadamente, en Colombia no podemos compartir las cifras
alentadoras de otros países, y lo que nos corresponde
es reflexionar acerca de lo que estamos haciendo para enfrentar
este serio problema.
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