DELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 10    No. 123 DICIEMBRE DEL AÑO 2008    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

La metamorfosis de los aguinaldos
El Niño Dios se volvió una Barbie
Hernando Guzmán Paniagua elpulso@elhospital.org.co
El Niño Jesús, que año tras año sigue alegrando la navidad de millones de niños con sus “traídos”, corre el peligro de ser cambiado en el pesebre por una Barbie Actriz, muy diosa ella pero no tan niña, si no es que la Virgen tiene mellizos como en el cuento de Daniel Samper. Es tal vez el único papel que le falta a la Barbie, en un entorno donde los juguetes son una de las mejores muestras de un mundo mediático globalizado que erigió al dinero como nuevo Niño Dios, y cuyos padres son las multinacionales.
De las muñecas de plástico y los carritos de madera al Play Station y los Power Rangers, algo ha cambiado. Hasta los años 50 y parte de los 60, los aguinaldos infantiles, los traídos y en general los juguetes, reflejaban un ámbito social poco permeado por la globalización industrial y mediática que se venía: eran la imagen del mundo que rodeaba a niños y adultos, de un proceso autónomo generador de identidad. En Colombia, todavía reinaba la radio, con una clara orientación familiar y comunitaria, la televisión (en blanco y negro) apenas comenzaba, la publicidad y el mercadeo aún estaban en pañales.
A mediados de los 50, los pocos juguetes “automáticos” que había eran los carros a propulsión importados y donados a los niños por el programa “SENDAS” en el gobierno del General Rojas Pinilla: a mí me tocó una ambulancia. Todos pedíamos al Niño Jesús desde noviembre ganar el año, vida y salud para uno, para el papá y la mamá. La niña le pedía vajillas de plástico o de hojalata, costureros y muñecas, sin nombre porque era su “niña” y los niños llegan sin bautizar; las muñecas eran de plástico con el pelo en moña, las más costosas con cabello natural, otras de trapo. Como hoy, los niños pedían triciclos y bicicletas. Cuando al Niño Jesús le alcanzaba el presupuesto, el chico encontraba un triciclo Jurime o Amo parqueado al pie de la cama, o una bicicleta Monark o Cicloby, más tarde carros de pedales, tripulables por el niño. Al triciclo no le faltaba el asiento trasero para uno o dos hermanitos, ni a la bicicleta la parrilla. Cuando el Niño Jesús estaba pobre, se lo decía al chiquillo por boca de los padres.
Las niñas pequeñas recibían “abuelitas”, cochecitos que subsisten hoy. Bajo las almohadas aparecían carritos de madera pintados de colores, vehículos plásticos, de carey o de hojalata, de bomberos, volquetas, autos, patrullas, camiones ganaderos, de gaseosas, carro-tanques, tractores, vajillas, baterías de cocina, juegos de tocador, carpinterías, catapis, taki-takis, solitarios, balones salvavidas, soldados con el fusil al hombro (no disparando como ahora), pistolas de agua, aviones Super Constellation, caballos de palo, patines de 4 ruedas, patinetas, tambores, trompetas, zapatos Grulla y Cauchosol , tenis Croydon, medias, bluyines El Roble y Wrangler Caribú, y tanques de guerra a propulsión. Contra la baranda estaban el Hula-Hula, las espadas romanas, rifles lanzacorchos Rimax, pelotas y balones de toda clase. Jugábamos con carros de bomberos, patrullas y aviones, porque reflejaban lo que queríamos ser de grandes: bomberos, pilotos o policías, en su doble condición de héroes y servidores públicos. Y toda aquella juguetería, producto de un entorno social más sano, lo era también de una vigorosa industria nacional: Juguetes Búfalo, Estra, Bartoplás, Industrias Plásticas Gacela. En lo ideológico y en lo económico, había sentido de identidad.
Los muñecos de peluche se imponen en los 80´s, en tamaños cada vez más grandes. Por la misma época, el mundo es invadido por juguetes eléctricos, especialmente trenes, carros, aviones y helicópteros a control remoto. El aguinaldo se vuelve cada vez más costoso por el valor agregado de las pilas. Al tiempo, se popularizan múltiples juegos didácticos, como el Estralandia, el Armo-todo, Escalera y Monopolio. Niños y niñas empiezan a pedir al Niño Dios computadores, después el Telebolito, el Atari y los primeros Nintendos, origen del actual Play Station.
El libro “Cultura infantil y multinacionales”, compilación de Sh. R. Steinberg y J.L. Kincheloe, plantea que el niño doquiera que esté, genera una cultura lúdica, pero uno de los ensayistas anota: “La cultura infantil del pasado la producían sólo los niños y se propagaba por medio del contacto personal entre ellos. La cultura infantil posmoderna de hoy la crean los adultos y se dispensa vía la televisión, con el propósito de inducir a los niños a consumir”. Señala que las nuevas bicicletas son fabricadas dentro de estrechos “roles de género”; así, las masculinas tienen nombres como “Ultrajante”, “Retador, Salvaje”, “Halcón Negro” y las femeninas: “Señora Rocker”, “Adornos”, “Señora de los Angeles” y “Dulces sueños”. La juguetería se encuadra así en valores sociales vistos desde la adultez, como la “sexualización de la infancia”, parámetro que rige a la Barbie.
La Barbie: un imperio
La Barbie, esa muñequita rubia, tierna e inofensiva que toda niña quiere arrullar, poco tiene de bebé, y más que un personaje o serie interminable de ellos, es un icono mundial de la moda, una marca y un imperio de altísima rentabilidad. En nuestro mercado lleva pocas décadas, pero existe desde 1959 cuando debutó en la famosa feria neoyorquina del juguete American International Toy Fair. Pocos saben que tan inocente criatura, es copia de una sex doll llamada Bild Lilli, muñeca para hombres adultos encontrada en Alemania por Ruth Handler, esposa de Elliot Handler, co-fundador de la empresa Mattel.
Igual que los grandes super-héroes, su tipología original es pelo rubio, piel blanca y ojos azules, pero la necesidad de ampliar mercado llevó a crear Barbies de características latinas, asiáticas, africanas, etc.
Como icono de la moda, su contextura delgada y esbelta coincide perfectamente con el prototipo de las top models, que tanta anorexia-bulimia han provocado, y están entre las muñecas más vendidas por Mattel. ¿De qué tamaño son las ventas del imperio Barbie? Baste decir que en Colombia, sólo 8 de las Barbies de moda (Mariposa, Día de boda, Tropical beach, Princesa Erika, Sirena, Castillo de diamantes, Veterinaria y Maestra) cuestan en conjunto $538.570, a precios de supermercado. Fuera de las mencionadas, están la fotógrafa, cuidadora de mascotas, doctora, dentista, música, bailarina, cantante, policía, abogada, vendedora, pintora, secretaria, actriz, niñera, jinete, azafata, guía turística, peluquera y mucama, entre otras, aparte de las ediciones especiales como los personajes femeninos de la telenovela mejicana Rebelde o los participantes de un reality norteamericano, muñecas más costosas que las normales. El gran problema para el padre de familia, es que su niña las quiere todas…
La navidad es todo, lo viejo y lo nuevo,
lo mercantil y lo espiritual y luminoso, la
feria de las vanidades, y el espacio
para el encuentro familiar y social.
Fuera de estas muñecas, donde se detectaron unos elementos tóxicos, como diminutos imanes hallados en 2007, la marca Barbie significa muchos otros productos como películas, música, set de diversión, rompecabezas, calcomanías, gorros, platos y vasos de piñata, tarjetas de invitación, manteles, servilletas, letreros de Feliz cumpleaños, burbujero, pizarra musical, bolas de goma, lazo de lujo para saltar (antes saltábamos con una simple cabuya, ahora con un cuerda importada de $20.000), y para colmo, bolsitas para recoger dulces el 31 de octubre, a $3.400 c/u (un paquete de 50 confites nacionales cuesta en promedio $2.500). Encima, la televisión nos vende a Ken, el novio, y a otros familiares de la anoréxica muñeca.
Juegos de guerra
Para los niños y niñas de antes, el patio, la calle, el solar, el prado y el arroyo, eran su muñequero y cuarto de diversión. Una simple calle en tierra era escenario de las más sanas aventuras, al compás de trompos, canicas de cristal y baleros; el carrete de hilo que usaba la mamá costurera, lo convertía el niño en un carro con un pequeño resorte; la pelota de números y letras sigue siendo uno de los más bellos y baratos juegos didácticos, junto con el caballo de palo, la rueda de caucho (reciclaje de llantas) y los rines de bicicleta, y el niño se sentía parte de su vehículo, que además desarrollaba su motricidad. Los muñecos con brazos y piernas móviles permitían a las niñas construir sus propias historias.
Algunos de estos juguetes perviven, pero en desventajosa competencia con los juguetes tecnológicos, que anulan la capacidad creativa, reemplazan toda la acción del niño castrando su desarrollo sensorial e imaginativo: son simples robots, aparatos sin el alma que les insufla la mano infantil, juguetes que juegan solos. Por eso, por sentirse suplantado en su función lúdica, el niño se cansa pronto de usarlos. Pero la voracidad publicitaria lo vuelve consumidor compulsivo de otros juguetes.
En contraste con ese entorno lúdico de cometas, trompos, canicas y muñecas de trapo, el cuarto actual de juguetes de un niño es la mejor representación del mundo, con su paranoia belicista. Más que una alcoba infantil, parece un pequeño museo de la muerte. Allí están el sable láser de Star Wars: “el poder de La Fuerza en tus manos”; Max Steel atacando a Destroyer, Creator y sus aeronaves de combate, nos recuerdan a los Thundercats; con las piezas de Action Troopers Set, el niño construye máquinas para la guerra en plena selva, en tanto que la patrulla submarina de “Bionicle” dispara torpedos a diestra y siniestra, y al mejor estilo de las guerras del Golfo, aparece “Risk: el juego de la dominación global”. ¡Increíble! Sus instrucciones parecen emanadas del mismo Pentágono: “En este juego clásico de estrategia militar, lidere sus ejércitos mientras estos barren a través de vastos continentes para lanzar osados ataques contra sus enemigos. Sin embargo, no pierda de vista sus flancos: sus contrincantes están peleando por capturar sus tropas y reclamar sus territorios. Refuerce sus ejércitos, después ataque al lanzar los dados. Capture los 42 territorios y usted habrá dominado el globo terráqueo”. ¡Bravo, Míster Bush!
Y para remarcar el culto al Niño Dios-Dinero, ahí están juegos como Imperio: “Invierta en acciones y gane millones” (inventado, claro, antes de la actual crisis bursátil), y Metropolio, donde dice textualmente: “Objetivo del juego: comprar, vender, monopolizar y valorizar propiedades, apoderarse de la mayor cantidad posible de dinero y sobre todo, hacerse millonario arruinando a los demás”. ¡Y es para niños de más de 8 años! Vea usted: no podían faltar las “pirámides”…
“La cultura infantil del pasado la producían
sólo los niños y se propagaba por medio
del contacto personal entre ellos.
La cultura infantil posmoderna de hoy
la crean los adultos y se dispensa
vía la televisión con el propósito de
inducir a los niños a consumir”.
Libro “Cultura infantil y multinacionales”.
Muchos de los juguetes nuevos son reflejos mediáticos: los personajes de televisión y de los letales juegos de video, que convertidos en juguetes, atacan de nuevo en los supermercados. Allí venden a Spiderman con todo y telaraña, a los Transformers, Indiana Jones, a los héroes de Star Wars, al robot de ataque M.A.R.S., a Batman y toda su tropa, Supermán y demás “super-amigos”, a los monstruos de Jurassic Park, al Incredible Hulk, al tierno Winnie Pooh, y hasta el repugnante y viscoso Alien en un tubo de ensayo. Hannah Montana - Superestrella es reflejo de los realities artísticos, Racers y Speed Boat de las carreras de Fórmula Uno y los bólidos acuáticos, así como Esotérika lo es de Walter Mercado y sus congéneres astrólogos y mentalistas. Hasta el tradicional juego de Pisingaña ya lo venden con cartas, dados y tablero.
Capítulo aparte es Power Rangers, mega-imperio igual que Barbie y Disney. Power Rangers vende, aparte de los personajes de las distintas generaciones, el juego de dardos, bolígrafo para escribir mensajes invisibles, bolígrafo-linterna, reloj digital, reloj de caras intercambiables, carro con lanzador, lanzadiscos, micrograbador, pen light, radio, atari, teléfono celular y burbujero. ¡Insólito! Las pompas de jabón que se hacen sin costo en la casa y se soplan con un pitillo, Power Rangers las vende con jabonadura y una pistola de tres cañones importadas, al módico precio de $29.900.
Desde luego, no toda la juguetería actual es bélica, perniciosa ni mediática. Compitiendo con todo este bestiario, hay juegos didácticos interesantes como La familia elefante, Crucigrama, Mono Manía, Pasaporte al Mundo, Pintografic, Problemas de Diccionario, y el curioso ¿Quién es el Culpable?, para resolver crímenes a la manera de Agatha Christie. La navidad es todo, lo viejo y lo nuevo, lo mercantil y lo espiritual y luminoso, la feria de las vanidades y el espacio para el encuentro familiar y social, para pedir al Niño Jesús un carrito o un MP-4, una muñeca, o “saberlo todo”, o una tarjeta de crédito... Y para detalles humanos, como el de un señor que contó: “Se me adelantó el Niño Dios el 22 de diciembre, con la donación del riñón que esperaba”, o el de varios niños del barrio El Poblado en Medellín, que en sus cartas al Niño Dios le pidieron “que no llueva tanto”, pocos días después de la reciente tragedia en que murieron al menos 12 personas.
 



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