MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 10    No. 123 DICIEMBRE DEL AÑO 2008    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co


¿Crisis de resultados en
el primer nivel de atención?
Conrado Gómez Vélez - Especialista en salud pública y en evaluación social de proyectos. Magíster en Ciencias Políticas. elpulso@elhospital.org.co - elpulso@elhospital.org.co

Hace poco concluía un estudio sobre la Unidad de Pago por Capitación (UPC) en el régimen subsidiado, solicitado para un análisis particular. Sorprenden las conclusiones, sobre todo lo que resulta del análisis horizontal, a partir de los estudios disponibles (mirar cómo se comportan y cambian los componentes del gasto de UPC, a través del tiempo).
No es nada muy extraordinario, sino más bien muy obvio, pero tristemente inadvertido. En síntesis, se observa que cada vez los profesionales e Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) ganan menos por más, en servicios de primer nivel. La consulta general, por ejemplo, cayó entre 70 y 60% de su valor real en los últimos 10 ó 12 años; al mismo tiempo, las frecuencias de uso (veces que las personas usan el servicio al año) se incrementaron. Las personas que antes iban donde el médico una vez al año ahora van 2,1 veces. De laboratorio y salud oral ni hablemos, porque la caída es mayor.
Es decir, según queramos interpretar, ó los servicios se masificaron, ó se volvieron más eficientes, ó las dos cosas; a mí me parece más sensato creer que la masificación es lo que predomina, una vez que se aprecian las tutelas, la reducción en niveles de satisfacción y el deterioro de algunos índices de calidad, como la oportunidad de las citas ó el suministro de medicamentos completos.
Lo segundo: los servicios de alto costo pasaron de participar con el 4 ó 5% de los costos, al 25 y 30%. Es decir: el acceso a estos servicios mejoró sin duda, para beneficio de un grupo minoritario de pacientes y por supuesto para la mayor parte de los prestadores de alta complejidad y multinacionales de medicamentos patentados, que son grandes favorecidos. Todo, en contra del primer nivel de atención, al que le ha tocado replegarse, trabajando el doble, para que el asunto cuadre financieramente.
La promoción de la salud por su parte, no ha podido despegar. Hoy se sabe que un buen plan en la materia, siguiendo la resolución 412 de 2000, cuesta entre 25% y 30% de la UPC, pero esto no es posible. Y hay otros hallazgos, pero me interesan estas tres observaciones para advertir que la UPC es un elemento redistribuidor de recursos, con las siguientes desventajas: a) Permite asignar nominalmente los dineros a una determinada lista de personas y municipios, para ejecutarla luego en otra parte, es decir, a favor de servicios curativos de alto costo y complejidad; b) Una vez que los recursos de la UPC de todos los afiliados se concentran en una sola bolsa, pueden ejecutarse prioritariamente en los lugares más urbanizados; en efecto, los recursos se concentran más cada vez en las zonas urbanas. Es tanta la presión, que el Consejo de Seguridad Social en Salud autorizó un incremento de la UPC para las grandes ciudades que ahora llega al 5% adicional, de la misma manera que hemos oído de EPS que quieren reducir su participación en las áreas urbanizadas para atender regiones rurales dispersas, porque allá la gente no usa el servicio, platica que se transforma en utilidades; y c) Ha venido facilitando el subsidio cruzado desde el primer nivel, para ampliar el tercer nivel, comprometiendo la calidad y capacidad de regulación que debe cumplir un nivel básico.
Todo esto es preocupante, porque la teoría enseña que las cosas deben ser al revés. Es indispensable privilegiar y fortalecer el primer nivel de atención, para universalizar la cobertura, para ser equitativos, para manejar adecuadamente la tecnología y el alto costo. Si se empieza privilegiando servicios curativos y de alta complejidad en las zonas más urbanizadas, el sistema de salud se vuelve insostenible, así como le está pasando ahora mismo al sistema colombiano.
CTC: contra el primer nivel de atención
Después de observar lo expuesto hasta aquí, habría que revisar con una postura más bien pesimista los posibles resultados de los fallos de la Corte C-463 y T-760, liberando los Comités Técnico-Científicos. Esos comités llevan al favorecimiento abierto de servicios de alto costo y de quienes los venden, a costa del deterioro creciente del primer nivel de atención. Las cifras de crecimiento del gasto de estos comités en los últimos dos meses son pasmosas, tanto que pronto estaremos gastando más del 15% de los recursos del sistema en servicios no incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS). Es decir, prácticamente en Colombia el primer nivel de atención no actúa como filtro y elemento de regulación eficaz del sistema; y lo peor, no nos damos cuenta a tiempo, porque cada vez golpeamos más ese primer nivel.
Es indispensable privilegiar y fortalecer
el primer nivel de atención, para universalizar la
cobertura, para ser equitativos, para manejar
adecuadamente la tecnología y el alto costo.
Si se privilegian servicios curativos y de alta
complejidad en las zonas más urbanizadas,
el sistema de salud se vuelve insostenible,
así como le pasa ahora al
sistema colombiano.
Gestión del riesgo: pasó de las EPS a las IPS
Pero no son únicamente éstos, los problemas del primer nivel. Como se puede corroborar fácilmente, el primer nivel de atención está contratado en la mayor parte del país por sub-capitación, mucho más en el régimen subsidiado. Esto quiere decir que a hospitales públicos y privados les toca asumir el papel de gestión del riesgo que le corresponde a la aseguradora, siendo como son los prestadores, organizaciones sin preparación ni estructura para ello. Por su parte, como la atención de los afiliados está sub-capitada y contratada obligatoriamente (60%) con las IPS públicas, las EPS del régimen subsidiado no pueden hacer manejo de agendas (dar citas, manejar la red de referencia y contra-referencia, ó conducir sus afiliados en diferentes niveles y grados de atención), ni desarrollar un modelo de atención, obtener información, introducir protocolos, ni nada; ó mejor dicho, muy poco. Lo que se aplica es simplemente un modelo de racionamiento, con muy poca gestión del riesgo, donde la IPS presta servicios hasta que se le acaba lo del mes y luego a esperar el próximo. ...
¿Y por qué llegamos aquí? Puede haber muchas interpretaciones, pero quisiera contar una, que quizá ahora no se recuerda. Cuando se diseñó el régimen subsidiado por primera vez, se hizo con un criterio de Atención Primaria en Salud (APS) Incluso estuvo en funcionamiento una comisión de estudio de APS con el ministro de la época, Juan Luis Londoño, conformada entre otros por Gabriel Carrasquilla, David Bersh y el director de la Fundación Carvajal de la época, Luis Fernando Cruz.
También se hizo una reglamentación del POS subsidiado por prioridades epidemiológicas y de salud pública, algo que se parece lejanamente a lo que ahora miramos de Chile para reformar el POS colombiano: las Garantías Explicitas del Plan Auge. Reglamentación que entonces no se aplicó, porque golpeaba el portafolio de servicios que los hospitales ya vendían, o porque quizá pareció muy limitado y se creyó que ocasionaría una crisis hospitalaria. Se hizo por tanto un nuevo POS subsidiado como una lista corta del régimen contributivo, es decir, se pasó al concepto de lista de mercado, que hoy nos tiene entre desesperados y sin saber qué hacer.
Pero la realidad es obstinada: Hoy, 13 años después, acaba de publicarse el informe de la situación mundial de la Salud 2008 de la OMS, con un título bastante sugestivo: “APS más necesaria que nunca”. Lanzamiento que viene preparándose hace varios años y que en nuestro caso llega como anillo al dedo, en momentos en que la Sentencia T-760 de la Corte Constitucional nos pone la soga al cuello. También es paradójico, porque así muchos consideren que el sistema de salud no armoniza con la APS, está pasando inadvertido que desde el principio se habló de APS en el sistema de salud colombiano, pero que eso sí, no hemos logrado convertirla en realidad.
Atención Primaria y primer nivel sólido
¿Qué viene? Sin duda la revisión del POS y la UPC por la Comisión de Regulación en Salud (CRES). La presión para mantener servicios de muy alto costo financiados a costa del primer nivel es muy grande, ó lo que sería peor, dando privilegios a quienes tengan mayor capacidad de pago. Sin embargo, ojalá no se repita la historia y ahora si se haga un POS con criterio de APS, teniendo como fortalezas un modelo de atención y un primer nivel de atención sólido, con la ayuda de profesionales formados desde una perspectiva de salud pública y de promoción de la salud, y no con una mirada meramente curativa.
 
 
 







 



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