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Futuro de la sangre
en Colombia
Otra ventana comercial en la salud
Juan
Carlos Arboleda Z. - elpulso@elhospital.org.co
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La medicina transfusional ha vivido en los últimos
años cambios que apuntan a consolidar un servicio fundamental
para la salud de los colombianos; sin embargo, ciertas dudas
preocupan a los especialistas nacionales: ¿Qué
tan preparados están los bancos de sangre actuales
para enfrentar los retos? ¿Qué tan preparado
está el país? Y la pregunta mayor: ¿Qué
tanto estamos entrando en una mercantilización de la
sangre?
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En
2007 se expidió la Política Nacional de Sangre,
con 3 pilares para dar dirección a la red: acceso con
equidad o sea disponibilidad, la seguridad que incluye el componente
de calidad, y la solidaridad que implica la cultura de la donación.
En cuanto a la estructura de la red, siguiendo tendencias internacionales,
la intención es trabajar desde el Estado para forjar
centros regionales que ofrezcan servicios de sangre a través
de bancos con mayores escalas de servicios; según el
doctor Mauricio Beltrán, coordinador del tema de sangre
en el Instituto Nacional de Salud, la política plantea
acceso y equidad a un costo razonable, que permita mantener
el sistema en el tiempo; en la práctica; esto se traduce
en una reducción del número de bancos de sangre
procesadores -en teoría sin afectar la disponibilidad-,
que sean costo-efectivos, con procesos automatizados y seguros,
con una aplicación gradual del nuevo modelo.
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La tendencia
mundial muestra que cada vez son menos los hospitales que se
ocupan de la consecución de sangre, y son instituciones
especializadas las encargadas de conseguirla, procesarla y entregarla
a los prestadores de servicios de salud; en unos años,
el panorama en Colombia podría ser el de un modelo combinado,
mientras se fortalecen los sitios donde actualmente es difícil
ubicar sangre, y a eso le apunta el Estado: a centros con mayor
capacidad de captación y de procesamiento. Este
modelo requiere control: éste se realizará desde
las direcciones territoriales en cuanto a permisos de operación,
desde el Invima dado el doble carácter de la sangre de
ser un componente anatómico y sufrir un procesamiento,
y de la Supersalud en lo pertinente a prestación del
servicio. Creemos que así nos ponemos a tono con los
desarrollos de los sistemas de sangre en el mundo; estamos buscando
una estructura parecida a la de países desarrollados,
adecuándola a nuestro sistema y desarrollo, declaró
el doctor Beltrán.
La estructura del nuevo modelo es abierta y podrán participar
operadores privados, públicos o mixtos, y el gobierno
prevé que se desarrollará primordialmente un modelo
mixto, en muchos casos de integración entre operadores,
donde un banco se encarga de la captación, otro del procesamiento
y uno más de la distribución.
Un tema por resolver y en el cual se trabaja en primera instancia
con los bancos y que se proyectará a la comunidad, es
la promoción de la donación: Hay que generar
cultura de donación; también falta formación
en clínica transfusional. A medida que forjemos más
cultura, se darán mecanismos de reconocimiento y control
de los donantes frente a sus centros de donación preferidos;
eso le decimos a los bancos, porque el control terminará
en manos de los donantes, dependiendo qué tanto le aporta
ese banco a su comunidad. Así se logra fidelidad para
alcanzar el carácter repetitivo deseado, dijo el
doctor Beltrán.
Cambio paulatino, pero con riesgos
Colombia le apuesta a un modelo internacionalmente exitoso,
pero con una diferencia importante: en Inglaterra existen 4
grandes hemocentros para todo el país, en España
alrededor de 16, pero en esos países el sistema es estatal.
En nuestro país, si llegara a presentarse una emergencia
en San Andrés y Providencia (un huracán por ejemplo)
que bloqueara el aeropuerto, las dimensiones del problema pueden
ser impensables, porque el archipiélago no tiene banco
de sangre; una región de acceso tan complicado como Chocó
tampoco cuenta con esta posibilidad y depende de los envíos
desde Medellín, y así sucede en por lo menos 7
departamentos que dependen de la disponibilidad de otras regiones.
Con la estructura planteada desde el gobierno, el problema no
se soluciona, por cuanto se prevé que los grandes centros
de captación y procesamiento se concentrarán -por
razones de necesidad e incluso del mismo mercado-, en las grandes
ciudades.
El doctor Armando Cortés, presidente de la Asociación
Colombiana de Bancos de Sangre y Medicina Transfusional -Ascobasmet-,
considera importante llegar a los desarrollos obtenidos en otros
países a través de grandes hemocentros, pero advierte
que el problema en un sistema que permite la consolidación
de grandes bancos privados es que el Estado pierda el control:
Los departamentos que no tienen bancos de sangre, la reciben
cuando se puede o cuando alcanza a llegar desde otras ciudades;
eso pone en peligro a la población, a la cual no se le
garantiza un suministro oportuno. Hay sitios donde la sangre
demora 3 días en llegar y el gobierno tiene que tomar
conciencia y solucionar esta situación. Por eso,
para el doctor Cortés el cambio del sistema transfusional
en Colombia tiene que ser paulatino, y más considerando
que el 40% de la donación se da por reposición:
No sólo se necesita buena calidad, sino suficiente
cantidad y oportunidad en su entrega; por eso este proceso tomará
unos 5 años, pero sí debemos ir en ese sentido,
y más cuando el procesamiento de la sangre es cada vez
más costoso; por ahora los bancos de sangre pequeños
pueden sortear necesidades locales.
Una tradición puesta a prueba
La Cruz Roja, abanderada en el tema de la sangre, analiza
posibilidades que le permitan continuar en la actividad: ello
es un aviso de los pasos que se sienten en el sector. Jorge
Rúa, director de la Cruz Roja en Antioquia, menciona
2 problemas puntuales a nivel nacional: uno en la captación,
actividad cada vez más competida, y en la distribución
fuertemente regulada en tarifas. Los precios de distribución,
impuestos por el gobierno nacional, pone en aprietos la calidad
de los componentes. El asunto es que no estamos hablando de
vender un ´comodity´ como la leche: hablamos de
sangre para procedimientos quirúrgicos, que necesita
estándares de calidad estrictos; eso implica costos asociados
al procesamiento, además de los de captación y
distribución, y con las tarifas actuales, SOAT o ISS,
se puede ver perjudicada la calidad.
A esta situación, el doctor Rúa le agrega una
más: Están entrando bancos privados con
ánimo de lucro, e instituciones como la nuestra entran
a la fuerza en un mercado de libre competencia, generando nuevos
costos; el peligro es que se desarrollan mecanismos de empresa
privada que no se manejan en organizaciones como la nuestra,
que utiliza los ingresos para revertirlos en los mismos procesos.
Ahora entran mecanismos de mercadeo, promoción, distribución
que no son los más adecuados, y que desalentarán
la donación voluntaria y motivarán una donación
con prácticas más comerciales que altruistas.
Para el director de la Cruz Roja en Antioquia, ante la tendencia
de conformar grandes bancos, debemos buscar alianzas,
dejar al lado intereses particulares, y pensar como sería
la estructuración del sistema bajo un nuevo esquema de
trabajo o de red, para que los bancos puedan trabajar y suplir
las necesidades de la comunidad.
Más que cantidad, mejores donantes
El número de bancos de sangre en el país
pasó de alrededor de 180 a unos 100; la disminución
obedeció a un proceso originado desde la vigilancia y
control del Invima. Ya sea por acciones de la entidad o por
decisión autónoma de los bancos frente a las exigencias
consignadas en las visitas de vigilancia y control, se cerraron
casi 80 bancos.
Para el doctor Carlos Vallejo, director del Banco de Sangre
del Hospital Universitario San Vicente de Paúl, es posible
que una menor cobertura disminuyera la accesibilidad de los
usuarios de la sangre, pero definitivamente mejoró la
calidad de los procesos. Afirma que el gran reto ahora es impactar
en la consolidación de donantes voluntarios y repetitivos
en una dinámica diferente a la de reposición.
Una circunstancia que perjudicó a los bancos pequeños,
es el elevado costo del procesamiento de la sangre, que hace
que cuando los volúmenes procesados son mínimos,
los costos de insumos se convierten en máximos por acciones
atadas a las economías de escala; esto hace más
difícil su permanencia y pone en riesgo aspectos de calidad.
La seguridad transfusional empieza desde una excelente
selección de los donantes, y quizá la respuesta
no sea montar más pruebas sino tener donantes de mejor
calidad, no tener más donantes sino aumentar el número
de donaciones, indicó el doctor Vallejo.
Si bien la sangre es un intangible en donde juega un papel importante
la solidaridad, en nuestra realidad nacional eso está
alejado del contexto cultural, que sólo se mueve ante
tragedias monumentales. Lo que pueda pasar con el tema de la
sangre en el país, está cruzado transversalmente
por un proceso educativo desde la escuela que aún no
comienza y que el gobierno está en mora de liderar, aunque
desde el Instituto Nacional de Salud se anuncia que ese es el
próximo paso en este camino hacia la modernización
del sistema transfusional colombiano . |
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El emprendimiento privado
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La
Fundación Hematológica Colombiana -Fuheco- es
una entidad privada que quizás es el mayor captador de
sangre del país. Andrés Forero, su director, considera
que en el futuro los bancos de sangre serán centros integrados
que surtan a los hospitales, debido a que estos centros podrán
tener mayor control sobre la calidad de la sangre y sus subproductos,
con un manejo unificado del donante y abaratamiento de costos.
Fuheco desarrolla una alianza con una empresa transportadora,
que le permitirá distribuir con estándares técnicos
la sangre y hemoderivados a regiones alejadas del país,
incluso con medios como helicópteros. La ventaja de estos
grandes centros, según el doctor Forero, radica en la
posibilidad de hacer pruebas a la sangre en cantidades tan altas
que permiten abaratar costos, y plantea la masificación
de la donación como mecanismo que controle la competencia:
Unificando criterios no habría una competencia
de garaje en donde se ofrezcan pasaje aéreos u otras
prebendas a los donantes, sino que basados en una cultura de
la donación, casi no importe donde done la persona. |
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