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De esta se deriva que en Epidemiología y Salud
Pública, 'riesgo' se define en un sentido teórico
y estadístico como la probabilidad de que ocurra un
fenómeno indeseado o daño. El 'daño'
puede ser la aparición o existencia de un proceso patológico
o de complicaciones de ese proceso. Por tanto, el riesgo es
la probabilidad de que ese proceso o su complicación
ocurra o exista (1).
Estas probabilidades no se formulan desde una base teórica,
sino que se valoran mediante baremos de ocurrencia y prevalencia
en el evento de que el daño se presente de modo concreto
en una patología, síndrome o complicación,
y en representaciones de tasas de mortalidad si el daño
es la muerte (2). Estas nociones constituyen un eslabón
de la cadena usualmente considerada, en aras de valorar la
dimensión y el alcance de las complicaciones de salubridad
de una población determinada.
Considerando la definición y entrando al campo de la
prestación de servicios de salud, la expresión
riesgo detenta una serie de características vinculadas
al tratado de la unión causal y a la eventualidad de
que sobrevengan hechos conectados con la salud o su pérdida;
por ejemplo, el mismo riesgo de enfermarse, de que ocurran
epidemias (enfermedades de orden colectivo), el mismo riesgo
de no poder obtener la debida u oportuna atención,
la afectación económica que en un momento dado
pueda tener el o los pacientes y, por último, los mismos
riesgos que en la atención se generan.
2. Nociones básicas sobre
los riesgos de la atención en salud
Alejándonos de la anterior visión crítica
y abordando el tema de riesgos en la atención sanitaria
y hospitalaria, no se puede desconocer que la asistencia en
salud lleva insitos una serie de sucesos adversos, no deseables
-ni por el personal de la salud, ni por el paciente mismo
(incluyendo su familia)-, que involucran uno o varios eventos
que traen consecuencias negativas para el mismo paciente,
que pueden ir desde una lesión relativamente leve hasta
la muerte, pasando por incapacidades no previstas, infecciones
nosocomiales, demoras en el hospital, etc. Ellas se caracterizan
por haber sido o no evitables; las primeras no hubiesen tenido
lugar de existir alguna intervención adecuada por parte
del personal asistencial competente, y las segundas, las inevitables,
son imposibles de prever para cualquiera de los actores del
sistema de salud hospitalario.
De otro lado, también debe diferenciarse entre desviaciones
y complicaciones. Las desviaciones son trastornos objetivos
en la evolución de la enfermedad, caracterizadas por
su vinculación directa con la atención que recibe
el paciente y que no son intencionales o dolosas, en tanto
que las complicaciones son alteraciones de la evolución
normal de la enfermedad, derivadas de ella y no originadas
en el acto médico.
También podemos describir dentro de los riesgos asistenciales
los siguientes, advirtiendo que no es una enumeración
taxativa, que los eventos descritos no son excluyentes unos
de otros y que el objetivo de esta enumeración busca
dar una matizada visualización de la iatrogenia (3)
como problemática y los riesgos que la atención
en salud involucra:
- Error: Acto de falta o descuido en el ejercicio de los profesionales
de la salud que favorece al acaecimiento del evento adverso.
- Cuasi-error: Denominación de la literatura médica
(poco afortunada y precisa), en la que se incluyen accidentes
evitados por poco; la cadena de sucesos clínicos continuados
rota por el acto o hecho de algún componente de la
cadena que actuó adecuadamente y evitó el evento
adverso; los incidentes que, sobrevenidos bajo otras circunstancias,
podrían haber tenido graves efectos; el suceso dañino
a nivel material y no personal, pero que ostenta la calidad
de ser una alerta temprana de potenciales contingencias.
- Accidente: Evento fortuito inesperado que produce menoscabos
a nivel de las personas, a nivel material o de otro tipo.
- Incidente: Suceso aleatorio que sin producir perjuicios
a nivel personal ni material, acaecido bajo otras circunstancias,
hubiera generado un daño.
- Efectos adversos de medicamentos: Resultado desfavorable
e inesperado de un medicamento que acontece a las cantidades
normales para prevención, tratamiento o diagnóstico
médicos.
- Negligencia: Falta difícilmente disculpable, con
origen en la indolencia, incuria, desidia, estudio escaso,
falta de presteza, descuido de las obligadas cautelas o falla
en el cuidado en la aplicación del juicio que se supone,
debe tener el personal de la salud.
- Mala praxis: Incorrecta práctica clínica que
genera un menoscabo en el paciente. Tiene el alcance de concebirse
comparativamente cuando al evaluar los resultados, éstos
son visiblemente inferiores a los que de modo previsible hubiesen
tenido otros profesionales de la salud, de análoga
cualificación, en semejantes eventos.
- Litigio: Demanda de responsabilidad médica tramitada
ante la jurisdicción competente, motivada por un desacuerdo
con la atención recibida o resultados indeseables de
ella (4).
Como puede deducirse del abordaje del tema, la idea es que
la autora y el desprevenido lector nos pusiésemos de
acuerdo en nociones básicas en el tema de riesgos de
salud, pues en la medida que se hable el mismo lenguaje y
no se use indistintamente, ninguno de los dos podrá
llamarse a engaño o elaborar conceptos prejuiciosos
o equivocados que den lugar a percepciones académicas
y/o personales erróneas.
Aparte de los conceptos mencionados, deben considerarse otras
circunstancias y/o conceptos directamente relacionados con
los riesgos de atención en salud, que al elaborar un
panorama de prevención de esos riesgos o confeccionar
protocolos, deben tenerse en cuenta por administradores hospitalarios,
sus asesores profesionales, Comités de infecciones
intra-hospitalarias y, en general, por todas las personas
que hacen parte de la cadena de prestadores de servicios de
salud. Entre los mismos caben términos específicos
como amenaza, frecuencia, severidad, siniestro, riesgo, factor
de riesgo, factor protector, vulnerabilidad aceptable, vulnerabilidad
marginal, aceptabilidad del riesgo, administración
de riesgos en salud, etc., de los que trataremos de hacer
un esbozo, elementos que involucran, importancia, y un ejemplo
ilustrativo, y la trascendencia para el administrador o prestador
de servicios de salud.
3. La amenaza en los
riesgos de salud
Podría definirse la amenaza en
los riesgos de salud como el fenómeno de naturaleza
física, química, orgánica o psico-social
que actúa o influye en la posibilidad de que un siniestro
se presente, solo teniendo en cuenta el tipo de evento y el
lugar. Por ejemplo, el estado de malnutrición del 88%
de la población infantil en municipios del sur del
Chocó, que ingresan a una EPS y que han sido detectados,
constituyen una amenaza para la salud de esta
población, en la medida que puede generarle enfermedades
de malnutrición deficitaria por defectos de absorción,
asimilación o utilización de alimentos. La amenaza
se caracteriza por ser un riesgo no valorado, por involucrar
circunstancias viables de generar efectos no deseados y, sobre
todo, porque ella, en sí misma, constituye toda fuente
de peligro en un sistema.
4. La frecuencia en los
riesgos de salud
La frecuencia de riesgos de salud hace
relación a probabilidades reales y/o potenciales de
la aparición de un evento adverso, previsto o no, cuantificado
en términos de morbilidad, número de hechos
acaecidos y cotejados con la cantidad de veces que pudo ocurrir.
Hace relación directa con la probabilidad de incidencia
en el tiempo de un riesgo, probabilidad dada por la facilidad
de ocurrencia del riesgo, involucrando datos estadísticos
y la historia del sitio evaluado. Por ejemplo, cuando se determina
que el 57% de pacientes que entran a la Sala de Cirugía
4 de una institución hospitalaria contraen infección
nosocomial por Estafilococo Dorado. Constituye un aspecto
de vital importancia a tener en cuenta por el administrador
hospitalario, en la medida en que lo obliga a evaluar, ponderar
y tomar decisiones en aras de reducir esa tasa de frecuencia
de un riesgo determinado.
6. La severidad en los
riesgos de salud
La severidad involucra el cálculo
de magnitudes de daños ocurridos a consecuencia de
un siniestro. Utiliza técnicas financieras para determinar
el impacto de un evento sobre la capacidad operativa de una
empresa de salud y la técnica de predicción
de pérdidas y sus efectos en la liquidez de la empresa.
Por ejemplo, cuando el representante legal de una IPS detecta
que ésta no fue edificada conforme a las normas legales
de sismo-resistencia y por ello el siniestro de
un temblor de tierra lo obliga a decidir que es mejor demolerla
que proceder a su reconstrucción, porque la misma fue
afectada en más de 70% y por tanto sus pacientes como
el personal de salud y administrativo está expuesto
a un grave peligro.
5. El siniestro en los
riesgos de salud
Alude a todo acontecimiento accidental, autónomo
de la voluntad del perjudicado, que comprende a una persona
individualmente considerada y a la colectividad. Éste
se realiza como una amenaza en un suceso nocivo, perturbador
e indeseado que puede producir daño. Un ejemplo es
la ruptura de un tubo madre de conducción de gases
clínicos en las salas de urgencias de un hospital.
Aquí, las decisiones del administrador hospitalario
deben ser tomadas con carácter de premura, a fin de
aminorar los efectos adversos.
6. El factor de riesgo
en salud
El factor de riesgo en salud es la causa
y/o elemento que con su manifestación amplía
la asiduidad de aparición de un evento adverso. Se
caracteriza porque puede ser controlado y es precedente a
la exposición; luego entonces, puede ser el agente,
la condición del entorno o la característica
individual, que implican probabilidad de incidencia de una
enfermedad o accidente. La identificación de factores
de riesgo es de vital importancia, pues su eventual alteración
puede romper la cadena que generará el espectro y progreso
de una patología específica. Si el factor
de riesgo es también causa de una enfermedad y es modificable
al intervenirlo, puede ser usado para prevenir la enfermedad,
aún antes de conocer el mecanismo por el cual produce
la enfermedad. Un ejemplo clásico es el de Jhon Snow
y la prevención del cólera, promoviendo el consumo
de agua no contaminada en Londres en 1854 y el de la prevención
del escorbuto (deficiencia de vitamina C) en los marinos ingleses
al consumir alimentos frescos durante sus viajes por mar
(5).
7. El factor protector
en los riesgos de salud
Son las situaciones o elementos coadyuvantes que disminuyen
o aminoran la probabilidad de presencia de un evento adverso.
Este tema es tan importante tanto para el paciente, como para
la relación trabajador de la salud-paciente. En relación
con el primero, podemos ejemplificarlo con el desarrollo permanente
y juicioso de protocolos de asepsia y antisepsia por el personal
de enfermería al llevar a hacer una canalización
venosa en un paciente. En relación con el segundo,
podría pensarse en la disposición de duchas
adyacentes al sitio de trabajo, para utilizarlas en caso de
exposición corporal con un paciente aquejado de septicemia.
Los factores de protección en los riesgos de salud
deben hacer siempre parte de protocolos de atención
de pacientes y de los panoramas de factores de riesgo del
personal que presta sus servicios a una entidad hospitalaria
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Referencias
(1) Plaut, R. Análisis de riesgo, alcances
y limitaciones para el administrador de salud. Boletín
Oficina Sanitaria Panamericana 96(4), Washintong. 1984. Pp.
296 y 297.
(2) Ob. Cit. Pp. 297.
(3) Se dice de toda alteración del estado del paciente
producida por el médico. También se encuentra
como Yatrogenia.
(4) Conceptos tomados del documento electrónico (ISO):
AIBAR, C. y ARANAZ, J. ¿Pueden evitarse los sucesos
adversos relacionados con la atención hospitalaria?
Anales Sis San Navarra [online]. 2003, Vol. 26, Nº 2
[Citado 2007-06-19], Pp. 195-209. http://wwwscielo.isciii.
es/cielo.p hp?script=sci_arttext& pid=s11376272003000300002&lng=es&nrm=iso.
ISSN, 1137-6627.
(5) Blanco Restrepo, Jorge Humberto y Maya Mejía, José
María. Fundamentos de Salud Pública Tomo III:
Epidemiología básica y Principios de Investigación.
Corporación Investigaciones Biológicas, 2ª
edición. Medellín, 2006.
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