Radiografía de un sistema
Juan Carlos Arboleda Z. - elpulso@sanvicentefundacion.com
En un año eminentemente electoral, abundan las propuestas para reformar el sistema de salud, algunas provienen de candidatos al congreso o a la presidencia, y otras de la sociedad civil que ve la oportunidad de impulsar iniciativas propias. Que se cumplan las promesas de campaña, o que los nuevos mandatarios acojan el clamor de la sociedad, depende de factores como la voluntad política, los intereses económicos que se mueven en el sector, y los compromisos que se hayan adquirido durante el proceso. Sin embargo, determinar qué cambios se deben efectuar puede ser más sencillo si se parte de un diagnóstico acertado sobre el estado actual del sistema de salud, y más aún, del estado mismo de la salud de los colombianos.
En un ejercicio adelantado desde finales de 2017, varios grupos analizaron las condiciones actuales del sistema de salud colombiano, así como las características de su funcionamiento para determinar, entre otras cosas, una radiografía lo más precisa posible que permitiera identificar los cambios a realizar de acuerdo con las necesidades en salud de la población. La información recopilada, así como su análisis, es un insumo de importancia para que la próxima administración defina el rumbo a tomar en los siguientes cuatro años.
Panorama general
Los análisis reconocen que en el país se ha alcanzado una cobertura importante en aseguramiento el cual llega al 95-96%, aspecto del sistema que durante años ha sido el principal logro mostrado no solo por el actual gobierno, también el anterior. Sin embargo las cifras, incluso oficiales, muestran que esos porcentajes no necesariamente se asocian con una buena salud para las personas. Un primer dato que lo demuestra es la tasa de mortalidad materna que se encuentra en 54 muertes por cada 100 mil nacidos vivos, indicador muy superior al de países cercanos y con condiciones similares de desarrollo a la nuestra como Chile y Argentina que están en 18 y 17 respectivamente, sin dejar de reconocer que ha habido una reducción, pero todavía falta mucho.
Pero el trazador de mortalidad materna también muestra inequidad en el sistema, siendo los más pobres quienes sufren más muertes, 140 muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos en el quintil más pobre, mientras en el menos pobre la cifra no llega a los 40. Igualmente la mortalidad materna varía dependiendo del lugar de residencia, las personas que viven en el área rural dispersa aportan más muertes que la gente que vive en las cabeceras urbanas. Una diferencia similar se observa con el tipo de régimen, la mortalidad neonatal se presenta en menor escala en los regímenes especiales y el contributivo que en el subsidiado; Entre 2005 y 2014 las tasas de mortalidad neonatal del régimen subsidiado fueron entre un 24% y un 34% más altas que las del contributivo, mostrando un sistema muy desigual.
Para los analistas, estas desigualdades muestran que la cobertura en aseguramiento no significa un acceso real a los servicios, y por ejemplo, se han aumentado las hospitalizaciones y mientras tanto se han reducido las atenciones ambulatorias; esto da cuenta de un sistema muy enfocado solamente a curar la enfermedad.
Pero además, existe una inequitativa distribución de los servicios en la medida que las personas que viven en la zona rural, tienen menor probabilidad de ser atendidos que los que viven en la zona urbana. Un caso dramático de estas diferencias dentro del sistema se ejemplifica con la condición de ser mujer, vivir en el área rural, tener afiliación al régimen subsidiado, y tener bajo nivel educativo; las estadísticas muestran que esta sumatoria conduce a que las mujeres sean más proclives a que si les da un cáncer de seno, éste no sea identificado de manera oportuna y no sea tratado de manera eficaz y tengan menos posibilidades de tratamiento que las mujeres ubicadas en el área urbana afiliadas al régimen contributivo, y con más capacidades de pago.
Barreras de acceso
El tema de las barreras de acceso, aunque ha sido denunciado hace años, continua vigente y es una realidad de las personas al momento de consultar, aunque en algunos escenarios sean desconocidas. La contratación insuficiente con los prestadores, por ejemplo, conduce constantemente a que los pacientes no encuentren citas, o que se deban someter a trámites tortuosos para poder acceder a la atención. Otro indicador que muestra que no hay un acceso real al proceso de atención es que sólo el 63% de los usuarios recibe los medicamentos completos después de una consulta ambulatoria.
Una investigación de Harvard indica que el 67% de los niños diagnosticados con cáncer, son niños que no murieron por el cáncer sino por las barreras de acceso que pone el sistema de salud. Y es que nuestras redes de prestadores son básicamente centrípetas, es decir, una red que siempre hace sus remisiones al centro, a las capitales del departamento, sin que exista capacidad de resolución en las subregiones. Evidentemente esto se refleja en insatisfacción de la gente con su sistema de salud. En una encuesta que hace periódicamente Gallup, se muestra que la satisfacción de la población colombiana con su sistema de salud solamente llega al 12% de aceptación contra un 85% de personas que dicen que el sistema de salud en calidad y cubrimiento está empeorando.
|