MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 18    No. 235 ABRIL DEL AÑO 2018    ISSN 0124-4388    elpulso@elhospital.org.co

 
 
Fundado en Medellín, el 30 de julio de 1998. Director E: Diego José Duque O.
Comite Editorial: Alba Luz Arroyave Z, Diego José Duque O, Jorge Andrés
Hernández H, Diana Cecilia Arbeláez G y Gonzalo Medina P. Dirección Comercial: Diana Cecilia Arbeláez. Editor: Juan Carlos Arboleda Z.
Web master: Camilo Henao Rivera. 8.000 ejemplares impresos

¿Qué sistema de salud tenemos?

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Buscar la perfección de un sistema de salud puede resultar especialmente utópico puesto que las necesidades siempre serán cambiantes así como las variables que intervienen en su manejo. Por eso realizar diagnósticos periódicos es un ejercicio que permite corregir rumbos oportunamente. Ahora bien, el seguimiento constante de indicadores puede ser también una buena herramienta para accionar alarmas y detectar problemas que es posible que desde la teoría y las buenas intenciones se hayan escapado.

La salud en Colombia ha avanzado en algunos aspectos, pero también es cierto que falta mucho por hacer y no sabemos si bajo el actual modelo sea posible cerrar las brechas de inequidad y desigualdad que se evidencian ante todo en las poblaciones más pobres y desamparadas.

Se habla tanto del exceso de diagnósticos que a veces terminamos convencidos de que no hay nada más por decir, pero las situaciones humanas son cambiantes y lo que pudo ser provechoso en 1993 al implementar la Ley 100, puede no serlo tanto 25 años después. Pensarlo no es una descalificación, es darnos la oportunidad de mejorar.

En salud, los avances pueden dividirse por lo menos en dos grandes bloques: los desarrollos científicos y tecnológicos que permiten que los procesos curativos puedan ser más efectivos, menos traumáticos para los enfermos, incluso más costo eficientes. Y también está la posibilidad de ver estos avances desde la organización de los estados para brindar a sus ciudadanos un mejor cuidado de la salud ya sea desde el restablecimiento y curación de la enfermedad, o la prevención de la misma y la promoción de estados saludables.

Los desarrollos técnico-científicos digamos que en nuestras naciones llegan per se, casi siempre vienen desde el exterior y contadas excepciones, siempre meritorias, somos consumidores de tecnología debido a factores estructurales de nuestras naciones, como deficiencias en la promoción de industrias propias, pocos centros de investigación y desarrollo de talla mundial, escaso número de profesionales con doctorados y dedicados a la investigación, pocos recursos financieros para impulsar estas áreas desde el nivel estatal, entre otras razones.

Pero en el campo de la organización del estado para brindar un modelo de salud adecuado y suficiente frente a las necesidades de la población, si es posible avanzar aplicando inteligencia en el análisis de nuestra realidad poblacional, epidemiológica, demográfica y de capacidad económica. Por eso hacer altos en el camino para volver a mirar resultados en salud para definir qué pasos se deben seguir en los próximos años es una tarea indispensable.

Han pasado 25 años desde que el país adoptó un sistema de salud estructurado con base en el aseguramiento. Es innegable que algunos resultados positivos se han alcanzado, pero también es cierto que faltan cosas por hacer, y lo grave es que esas cosas que faltan no parecen ser solucionables con ajustes al modelo. Es cierto que el gasto de bolsillo en Colombia para los ciudadanos es de los más bajos de la región, por lo menos al medirse con los parámetros del Ministerio, pero también es cierto que miles de compatriotas no tienen posibilidades de acceso a servicios, aunque sean de mediana calidad, debido a sus condiciones de ubicación geográfica, pobreza, y bajo nivel de escolaridad que no les permite conocer sus derechos y menos el manejo de los trámites que se han impuesto en en el sistema y que operan como barreras administrativas de acceso.

La función del estado en el manejo de la salud debe ser enfocarse en evitar que se generen brechas entre los ciudadanos, no podemos tener colombianos de primera, segunda, y tercera categoría al momento de requerir atención a sus necesidades de salud. No se compadece que ser mujer de una minoría étnica en Colombia, y además pobre y sin educación, aumente sus posibilidades de morir en un parto o ante un cáncer de seno. No es aceptable para una nación que pretende ingresar al club de la OCDE que los niños que nazcan en periferias como La Guajira, el Chocó, Guainía o muchas otras regiones, estén simplemente por ese hecho condenados a sufrir desnutrición aguda.

Nadie exige que el sistema de salud colombiano sea perfecto, pero si hemos logrado avances en estos 25 años de Ley 100, puede ser el momento de pensar como replantear las cargas para que las brechas de equidad comiencen a cerrase. Un cuarto de siglo equivale a una generación completa de colombianos, ahora debemos construir las bases para que la próxima generación mejore en sus condiciones de vida, esa es la dinámica de las sociedades y es la tarea que debería emprender la próxima administración política de este país.

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