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| Reflexión
del mes |
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Papa
Francisco:
Navidad es dejarnos amar por Jesús
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| La
Navidad es algo más: nosotros vamos por este camino para
encontrarnos con el Señor. ¡La Navidad es un encuentro!
Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón,
con la vida; encontrarlo vivo, como Él está; encontrarlo
con fe. No es fácil vivir con la fe. El Señor,
en la palabra que hemos escuchado, se maravilló de este
centurión: se maravilló de la fe que él
tenía. Él había hecho un camino para encontrar
al Señor, pero lo hizo con fe. Por esto él no
solo se encontró con el Señor, sino que también
sintió la alegría de ser encontrado por el Señor.
Este es el encuentro que nosotros queremos: ¡el encuentro
de la fe!. |
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Transparencia,
corrupción y salud
Francisco
de Paula Gómez,MD - Experto en Economía y Salud
Pública
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Corrupción
y falta de transparencia en asuntos relacionados con salud,
son temas de los que todo el mundo tiene algo que decir, pero
en voz baja, y de los que nadie se atreve a hacer señalamientos
en específico debido a los onerosos costos personales
que podrían llegar a significarle. Es como un secreto
a voces sobre el que me atrevo a decir que quizá
pesa más dentro de las precarias finanzas del sistema
de salud que muchos otros problemas a los que se les han dedicado
años. Aunque a muchos no les guste oírlo, la corrupción
pareciera ser que carcome todos los niveles del Sistema de Salud
y estamos más que pasados de emprender una verdadera
cruzada para comenzar a hacer algo al respecto. |
El
término corrupción viene del latín corruptio,
palabra que evoca una acción conjunta para romper
en pedazos. Es pues una acción de dañar,
de pervertir algo, y según la Real Academia de la Lengua
Española, es una forma viciosa, esto es, establecida
con el fin de perpetuarse en el tiempo.
Colombia como país viene dando evidencas de empeorar
en asuntos relacionados con transparencia, y las evidencias
de corrupción general se han hecho cada vez más
patentes: En 2007, Colombia ocupaba el puesto 68 en el Índice
de Percepción de la Corrupción (IPC) realizado
por Transparency International, y para 2015 el país pasó
a ocupar el lugar 83 entre 167 países utilizando una
metodología y un universo de países similares.
Para contrastar mejor la situación, estamos a la altura
de países como Benín, China, Liberia y Sri Lanka,
y por debajo de naciones que en el pasado tuvieron mayores problemas
como Zambia, Túnez, Burkina Faso y Brasil que ocuparon
el puesto 76. |
| Revisando
el Índice de Transparencia de las Entidades Públicas
(ITEP), de Transparencia por Colombia de 2015, del total de
85 entidades evaluadas puede decirse que las siete instituciones
de salud participantes salen entre regular y mal libradas, pues
el mejor calificado fue el INVIMA con un riesgo moderado de
corrupción en el puesto 14, y el peor de los evaluados
es el Instituto Nacional de Salud en el puesto 77 con un riesgo
alto de corrupción; el Ministerio de Salud ocupó
el puesto 23 y la Superintendencia el 33. |
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Como
dato interesante, y solo para confirmar la mala reputación
que han tenido siempre, el Consejo de la Judicatura, el Senado
de la República, y la Cámara de Representantes
ocuparon los puestos con mayor riesgo de corrupción de
todo el grupo de entidades estatales, 83, 84 y 85, respectivamente.
(Ver tabla)
Con
el grado de politización reinante y los escándalos
por corrupción que han venido mostrándose día
tras día en los medios, no cuesta mucho imaginarse en
qué lugar del escalafón ITEP quedarían
muchas Secretarías de Salud departamentales y municipales,
muchos hospitales públicos, y otros organismos relacionados
que hoy no hacen parte de la medición de Transparencia.
Recordemos
que los concursos de méritos para elecciones de gerentes
de las Empresas Sociales del Estado fueron denunciados e investigados
muchas veces por supuestos favorecimientos, y al parecer por
la extendida práctica de compra y venta de resultados
para esos cargos, al punto que se decidió que fueran
los alcaldes los que directamente nombren a sus favoritos.
De otra parte, la contratación en todo tipo de entidades,
con sus intrincadas y rígidas reglas se suponía
que sería vehículo ideal para organizar los diferentes
aspectos relacionados con la atención de salud; sin embargo,
las denuncias por contrataciones amañadas, pagos de coimas,
arreglos previos de pliegos, favorecimientos, cláusulas
a la medida, etc., se han vuelto cosa de todos los días
en entidades de todo tipo.
Las EPS públicas se han venido liquidando casi
que silenciosamente, pero no cabe duda que fueron sus
desgreños administrativos y de manejo los que dieron
al traste con las mismas, arrastrando miles de millones de pesos
de la salud que se perdieron.
La falta de transparencia cuando no fomenta la corrupción
por lo menos la facilita. Flaco favor se le hace a la transparencia
cuando no se publica información crítica que todos
debieran conocer. Tres ejemplos ilustran el punto: hace unos
años la Superintendencia de Salud publicó de manera
sistemática los estados de resultados y la condición
financiera de EPS y hospitales públicos, pero esa práctica
fue fugaz y hoy por hoy es imposible encontrar esa información
actualizada de manera expedita en algún portal oficial;
el INVIMA no publica evaluaciones de calidad y seguridad de
medicamentos y dispositivos médicos, información
que debiera ser fundamental para cualquier profesional que prescribe
estas tecnologías, lo que en Europa y Estados Unidos
es de dominio público; y conocer el comportamiento del
presupuesto del Sistema de Salud es una labor para iniciados
que le hace imposible a cualquiera consultarlo en la página
del Ministerio de Salud.
La corrupción dentro del sistema le quita ingentes recursos
a la salud, o sea, a las personas que son en última instancia
la razón de ser del mismo. Ya es tiempo de que empecemos
a hablar seriamente de estos temas. |
Índice de
Transparencia de las Entidades
Públicas (ITEP) - Transparencia por Colombia 2015 |
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Bioética
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Prendas
de vestir rotas |
| Ramón
Córdoba Palacio, MD Q.E.P.D. |
| Antes
el buen acabado de la tela o del vestido era un compromiso tácito
entre el comprador y quien ofrecía esos productos. Hoy
en cambio la tela o el vestido más roto, más deteriorado,
es más costoso comercialmente; parece que no existiera
la responsabilidad de quien ofrece hacia la persona que compra.
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Si reflexionamos un poco, nos damos cuenta de que la apariencia
descuidada, de la moda que se plantea hoy, expresa el nulo
compromiso de solidaridad con nuestros semejantes y con ningún
objeto que comparta nuestro ámbito. Una expresión
suma de egolatría; insisto en lo expresado en otras
oportunidades: primero yo, segundo yo y no hay tercero
porque ese también soy yo.
Consciente o inconscientemente nos informan, con su modo de
vestir, que ellos son el centro del mundo, que no disponen
de tiempo para cambiar sus vestidos y menos para disfrutar
con los demás seres que comparten su existencia. Yo
soy yo, lo otro vale un comino.
¡Terrible egolatría! ¡Terrible soledad
humana! ¡Terrible descomposición social!
Nota: Tras el fallecimiento
del doctor Ramón Córdoba el pasado 10 de septiembre,
en esta columna publicaremos algunos artículos que
nos había enviado para la misma.
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| Esta
sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética
-Cecolbe-. |
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Maestro, ¿qué es eterno?
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Los procesos por los magnicidios en Colombia. La justicia
tardó 27 años para condenar al general Maza Márquez por la
muerte de Luis Carlos Galán. También demoraron mucho las condenas
en los casos de Carlos Pizarro, Álvaro Gómez Hurtado, Rodrigo
Lara Bonilla, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, entre
otros, donde siguen las dudas procesales. Igual con Héctor
Abad Gómez, Leonardo Betancur, Luis Felipe Vélez, Guillermo
Cano Isaza, Jesús María Valle, Luis Fernando Vélez…Eso no,
¿cómo te parece, pequeño saltamontes, que siguen oscuros los
asesinatos de Rafael Uribe Uribe (1914) y Jorge Eliécer Gaitán
en 1948?
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