MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 9    No. 104  MAYO DEL AÑO 2007    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


Una visión hacia la dependencia, el uso y el abuso en adicciones
Ricardo Restrepo Guzmán, MD
Corresponsal en Nueva York, Estados Unidos - elpulso@elhospital.org.co

La Si las drogas y el alcohol marcan la vida de gran número de personas de una manera u otra, que se intensifique su entendimiento es una necesidad dentro de la sociedad; no se trata ya de señalar con el dedo a esa persona, amigo o familiar que tiene dificultades en controlar su adicción. Se trata de visualizar este problema como una enfermedad marcada por aspectos biológicos y psicológicos, que hacen de ella una realidad en cualquier generación y cualquier grupo. En una sociedad cambiante tenemos que ser conscientes de prepararnos para aceptar y asumir las nuevas formas de recreación.

Recientemente la cultura del juego y las apuestas se justifica dentro de nuestras ciudades como una puerta de entrada de ingresos y con una gran excusa, la de crear empleo; esto, sin mirar lo que puede desencadenar este tipo de negocios en nuestro entorno. Es importante entonces iniciar una búsqueda de las consecuencias sociales de este tipo de diversión, y más específicamente, del riesgo que se tiene de crear una cultura dependiente del juego u otras sustancias, como ya hemos vivido. Si hoy la violencia es parte de nuestra historia, no olvidemos quienes fueron sus promotores y como lo lograron.
Caso de la metanfetamina
De quien estamos copiando o aprendiendo siempre debe ser uno de los puntos a analizar; hoy en Estados Unidos se presenta un nuevo reto, especialmente en estados del oeste, sur y centro. Allí encontramos laboratorios caseros o “cocinas” productores de una de las sustancias de moda en este país, denominada metanfetamina (Meth), la cual es derivada de la anfetamina y se extrae comúnmente de la efedrina o pseudoefedrina que se encuentra en muchas medicinas. Para su producción se utilizan otras sustancias químicas tales como acetona, yodo, ácido hidroclórico, amoníaco, litio, fósforo rojo, ácido sulfúrico y tolueno. El uso de estas sustancias toxicas y volátiles pueden cambiar el entorno alrededor, desde un olor similar a la orina de gato o la emisión de gases tóxicos que pueden causar una explosión, según lo afirma el Montana Meth Project.
En la calle se conoce por muchos nombres como "anfetas", "meta" y "tiza" en español ("speed", "meth" y "chalk" en inglés). El clorhidrato de metanfetamina consiste de pedazos de cristales transparentes parecidos al hielo, que se pueden inhalar fumándolos. En esta forma se conoce como "hielo", "cristal" y "vidrio" en español ("ice", "cristal", "glass" y "tina" en inglés). Me atrevería a compararlo en nuestro medio con el “bazuco”.
Este estimulante sintético es altamente adictivo y compromete como muchas otras drogas psicoactivas, los centros del placer. La metanfetamina libera altas cantidades de dopamina a nivel cerebral, teniendo influencia sobre el estado de ánimo, el movimiento y el placer; cuando se usa en dosis repetidas produce una reducción de dopamina y serotonina: como consecuencia, el placer inicial se pierde, llevando a un mayor uso de la misma droga.
La metanfetamina se consume por vía oral, intranasal (inhalando el polvo), intravenosa (inyectándosela), pulmonar (fumándola) o introduciéndola analmente. Su período de acción puede durar entre 6 y 24 horas. Inmediatamente después de fumarla o inyectársela el individuo experimenta una sensación intensa llamada "rush" o "flash" en inglés, que dura apenas unos pocos minutos y que al parecer es sumamente placentera. El uso oral o intranasal produce euforia, es decir, un estímulo que no llega a la intensidad del "rush". Los usuarios se pueden convertir en adictos en poco tiempo, usándola cada vez con más frecuencia y en dosis mayores.
El compartir jeringuillas cuando se usa la vía intravenosa aumenta el riesgo de contraer hepatitis y HIV, además que el aumento de sexo sin protección es frecuente en las personas adictas a la metanfetamina. Inicialmente se da el deseo sexual y el aumento en la capacidad sexual, pero finalmente estos efectos disminuyen con su abuso; después de un tiempo, la incapacidad de lograr un orgasmo es común en personas adictas a la metanfetamina.
Las acciones del sistema nervioso central que resultan del consumo incluso de pequeñas cantidades de metanfetamina incluyen prolongación del estado de vigilia, mayor actividad física, disminución del apetito, aumento de la frecuencia respiratoria, hipertermia y euforia. Otros efectos sobre el mismo sistema nervioso incluyen irritabilidad, insomnio, confusión, temblores, convulsiones, ansiedad, paranoia y agresividad. La hipertermia y las convulsiones pueden producir la muerte.
La metanfetamina aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y puede causar daño irreversible a los vasos sanguíneos en el cerebro, resultando en accidentes cerebro-vasculares. Recientemente, en un estudio publicado en el mes de abril en Archives of General Psychiatry, se reportó que el abuso de anfetaminas está asociado con un aumento del riesgo de accidente cerebro-vascular hemorrágico 5 veces mayor entre quienes la abusan, comparado con los que no la abusan. Con el uso de la cocaína el riesgo de desarrollar un accidente cerebro-vascular de tipo hemorrágico e isquémico es el doble entre los que abusan de ella, comparado con los que no abusan de esta sustancia. El estudio se llevó a cabo en 8.300 pacientes con accidente cerebro-vascular y edades entre 18 y 44 años. Otros efectos del consumo de metanfetamina incluyen problemas respiratorios, arritmias cardíacas y anorexia extrema, pudiendo producir colapso cardiovascular y muerte.
Con esta sustancia como ejemplo, corroboramos que la atención a este tipo de problemas no se puede relegar, y que hoy más que nunca se necesita que la población sea consciente de los múltiples riesgos que acarrean ciertas diversiones o pasatiempos, y de las alternativas de tratamiento que existen para atender una recuperación; que en muchos casos requiere de un personal de salud interesado por este tema, asociado con instituciones interesadas en cooperar con la educación y tratamiento de los problemas causados por cualquier tipo de adicción. Esto, sin olvidar que la salud mental es la base para que una sociedad tenga la esperanza de continuar su maduración, tolerancia y entendimiento .
 
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