Cuando en los años 80 y 90 muchos países
emprendieron la tarea de hacer reformas a los sistemas de
salud, a instancias de 'propuestas' de organismos multilaterales
de financiación -leáse Banco Mundial y Fondo
Monetario Internacional-, uno de los principales problemas
a resolver era el del financiamiento de los nacientes sistemas.
El Banco Mundial trabaja en coordinación con la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) y el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) en el Foro de Europa y las Américas
sobre reforma del sector salud, y en el año 2000
suscribieron la Agenda Compartida para la Salud de las Américas,
en la cual se comprometen a mejorar la salud del 33% más
pobre de la población, que sobrevive con ingresos
de menos de 2 dólares diarios. Uno de los 4 grupos
de trabajo de esta cooperación se denomina Cuentas
Públicas del sector salud, para ayudar a los gobiernos
de América Latina y el Caribe a tener este instrumento
de seguimiento al gasto en el sector y a institucionalizar
su capacidad de mantenerlo.
En junio de ese mismo año 2000, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) en su Informe sobre la Salud en
el Mundo, Mejorar el desempeño de los sistemas
de salud, que constituyó el primer intento
sistemático por evaluar el funcionamiento de dichos
sistemas, Colombia ocupó el lugar 22 entre los 191
países miembros de la OMS y el primero en América
Latina en el desempeño global del sistema, por encima
de Cuba, Costa Rica y Chile. Paralelamente, siendo Colombia
un país con indicadores de salud que siempre dejaron
mucho qué desear, ocupó apenas el puesto 74
en la variable "estado de salud" -aspecto fundamental
según la finalidad de cualquier sistema de salud
como es la salubridad-, en tanto que en los aspectos financieros
guardaba un buen equilibrio en contribuciones por toda la
población.
Cabe recordar estos apuntes históricos, para evidenciar
que Colombia siempre ha estado presta a atender las recomendaciones
encaminadas a lograr un mejor funcionamiento del sistema
de salud, tristemente sí, con tendencia a mejorar
los resultados económicos del sistema antes que los
de salud. No se trata de desconocer la importancia de los
números que rigen y soportan el sistema: esa es una
información absolutamente necesaria; el caso es que
por estar tan al pie de la salud de las finanzas de la salud,
no se descuide lo esencial: la salud de la salud.
Estas reflexiones vienen al caso ahora que luego de un trabajo
de 9 años son presentadas las Cuentas de salud
de Colombia 1993-2003, un instrumento de análisis
de las finanzas de la salud en el país -pionero en
Colombia y América Latina, una vez más-, que
da cuenta de la evolución del gasto en salud y su
circulación dentro del sistema, lo mismo que de la
buena intención del país por encontrar instrumentos
y metodologías que ayuden a mejorar el sistema de
salud, y en este caso en particular, la columna vertebral
y el corazón en un sistema de aseguramiento: el componente
económico.
El estudio deja claro que mientras aumentó tanto
el financiamiento como el nivel del gasto, incluso por encima
del promedio de los demás países latinoamericanos,
no mejoró en proporción equivalente el estado
de salud de los colombianos. De ahí entonces la necesidad
de que el sistema de salud no se quede en los números
-que son esenciales-, sino que haciendo uso de esa información,
se emprenda ahora la búsqueda de los mecanismos y
modos a través de los cuales se mejorará el
estado de salud y bienestar general de la población,
razón de ser de un sistema de salud que se precie
de tal: de ser un sistema de salud.
Los resultados de las cuentas aclaran muchos aspectos y
ponen fin a una serie de especulaciones y mitos en el sistema,
pero el caso es que a partir de esta mirada a la evolución
del gasto en salud y su financiamiento en los primeros 11
años de la reforma colombiana a la salud, ahora se
emprendan estudios periódicos e igualmente confiables
para resolver muchas otras inquietudes fundamentales dentro
del sistema de salud. Las preguntas están abiertas,
y si bien se cuenta con esta importante herramienta de las
cuentas de salud, el caso es empezar la tarea de resolver
esas cuestiones esenciales, para avanzar en la búsqueda
y consolidación de un verdadero sistema de salud
que evite decisiones erróneas sobre la salud y la
vida de millones de colombianos.
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