MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 283 ABRIL DEL AÑO 2022 ISNN 0124-4388
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Los trastornos neurológicos representan una de las principales causas de mortalidad y discapacidad en el mundo, e impactan directamente sobre la calidad de vida de la población, además de representar altos costos de atención en salud. A nivel global se habla que hasta el momento existen aproximadamente 6,5 millones de casos de Enfermedad de Parkinson, con una prevalencia del 0,2 %. La prevalencia del Parkinson en Colombia ha sido de 4,7 afectados por cada 1 000 personas mayores de 50 años.
La enfermedad de Parkinson, que causa discapacidad motora y neuro-psiquiátrica, es un complejo desorden que se desencadena por la ausencia de dopamina y se caracteriza por la presencia de síntomas motores y no motores, relacionados con el daño de múltiples estructuras del sistema nervioso central y periférico.
Según los datos reportados en el Registro Individual de Prestación de Servicios en Salud (RIPS), entre 2016 y 2020 se atendieron 148.224 personas con diagnóstico de Parkinson, de los cuales en el 2020 fueron atendidas 33 687 personas, de género femenino el 44,18 % y masculino 55,81 %. Vale resaltar que aunque se estima que la edad promedio para la aparición del Parkinson es de 60 años, sólo un 10 % de las personas son diagnosticadas antes de los 50. La incidencia en jóvenes y adolescentes alcanza el 0,25 % del total de personas afectadas.
Nubia Bautista, subdirectora de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, explica que “en la actualidad el párkinson es una enfermedad que no tiene cura, pero para garantizar la atención de los pacientes en Colombia existe un plan de beneficios implícito, que le otorga a la población acceso a todos los servicios y tecnologías en salud autorizadas en el país, para la promoción de la salud, prevención de la enfermedad, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y paliación de cualquier contingencia de salud”.
Además, enfatizo: “Es así que todas aquellas tecnologías en salud que requieran las personas con Parkinson se encuentran financiadas con recursos públicos asignados a la salud; las terapias, los medicamentos, las consultas, los dispositivos médicos, los procedimientos quirúrgicos y todo lo que el médico tratante del paciente en el marco de su autonomía profesional considere necesario para la atención integral debe ser proporcionado por las EPS, a través de las IPS habilitados para ofertar dichos servicios”.
Más allá de la implementación de tecnologías que necesitan los pacientes, la sensibilización y educación son fundamentales para entender la enfermedad y reconocer a los pacientes e identificar sus dificultades. Para Gerardo Hernández, neurocirujano y presidente de la Fundación Párkinson, estos procesos se afianzan con “el apoyo familiar, social y laboral, pues estos van de la mano de las opciones terapéuticas que permiten un mejor estado funcional del paciente”.
En cuanto a la necesidad de identificar las problemáticas de cada paciente, Hernández señala: “Es importante mencionar que cada paciente es distinto al otro, pero algunas de las manifestaciones que se pueden presentar son: Temblor en estado de reposo es el signo más reconocible; el paciente también presenta rigidez, lentitud en los movimientos, disminución de la voz, salivadera, debilidad muscular, perdida del equilibrio, calambres, dificultad para tragar. Trastornos de comportamiento como ansiedad, apatía, depresión, trastorno de sueño; estreñimiento y alteraciones de la función cognitiva. Con el tiempo dependencia para realizar las actividades”.
De otro lado, el doctor puntualizó que “para el año 2050 se estima que haya un aumento progresivo de la enfermedad en mayores de 60 años y que este sea superior al 20 %. Hay aumento de la esperanza de vida cercana a los 77 años y en la medida que la esperanza de vida aumenta y la población envejece, hay más pacientes con Parkinson”.
Hasta la fecha, la enfermedad no tiene cura, sin embargo; puede realizarse el control de los síntomas con diferentes tratamientos. Según el Ministerio de Salud y Protección Social “pueden utilizarse fármacos, cirugía o tratamientos complementarios que ayudan a aliviar los síntomas. Existen también terapias de apoyo complementarias que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen, como son la fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia, terapia con masajes, entre otras. Llevar a cabo una dieta equilibrada junto con ejercicio físico ayuda a mejorar el bienestar de la persona”.
Referente a la prevención, la entidad asegura que “al igual que en otras enfermedades, no existe ninguna prevención que asegure con total certeza que no se presente la enfermedad en algún momento de la vida. Debido a que se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, las maneras probadas para prevenirla aún son inciertas”.
A lo que añade: “La investigación de la enfermedad de Parkinson ha avanzado notablemente en los últimos años y está consiguiendo que la calidad de vida de estas personas sea cada vez mejor. Los avances en genética y terapia celular, así como en el conocimiento de la enfermedad, hacen pensar que en el futuro, además de los avances en el tratamiento, esta enfermedad se podrá diagnosticar precozmente e incluso se podrá prevenir”.
Uno de los tratamientos que ha sobresalido en los últimos años ha sido el desarrollado a través de la molécula llamada Safinamida, que según los expertos ayuda a disminuir el tiempo en quienes presentan esas variaciones del sistema motriz.
La presidenta de la Asociación Colombiana de Neurología, Claudia Moreno, indicó “Esta molécula tiene un triple efecto al bloquear la acción de la enzima que degrada la dopamina (Neurotransmisor del sistema nervioso central, que actúa como mensajero químico y regula funciones como la actividad motora entre otras), lo que permite que su efecto dure más en el organismo, aumentando así el tiempo de buena respuesta del paciente”.
Moreno expresó que “esta molécula tiene un efecto sobre receptores NMDA, inhibiendo su acción y permitiendo un mejor control de los movimientos involuntarios, a lo que se suma su acción sobre algunos canales de sodio, lo que permite controlar el dolor en estos pacientes”.
Para Guillermo Monsalve, neurocirujano Especialista en Neurocirugía funcional y restaurativa, la cirugía de Parkinson “es la cirugía de estimulación cerebral profunda” que permite mayor funcionalidad y mejor calidad de vida, lo que beneficiará al paciente como a la familia.
La estimulación cerebral profunda se ofrece más a menudo a aquellos pacientes con enfermedad de Parkinson avanzada que tienen respuestas inestables al medicamento (levodopa). La estimulación cerebral profunda puede estabilizar las fluctuaciones de los medicamentos, reducir los movimientos involuntarios (discinesia), reducir los temblores y la rigidez, y mejorar la lentitud de los movimientos.
Según Martha Botero de Ruiz, paciente de párkinson de la Fundación Santa Fe, afirma que gracias al cirugía ella “volvió a nacer” puesto que esto le ha permitido tener una funcionalidad independiente.
Botero argumenta que el trato humano con los pacientes es relevante en el proceso, “Esto lo hace sentir a uno bien”. A lo que añadió una recomendación para quienes padecen este mismo trastorno: “Yo le recomendaría a la gente que esta con la enfermedad que si se pueden operar, se operen, es una bendición poder acceder a ella”.
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