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Apuntes de medicina:
presencia constante en El Quijote
Hernando
Guzmán Paniagua - Periodista - elpulso@elhospital.org.co
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La santa hermandad
de la pluma y el bisturí es eterna, como la literatura
y como la medicina. Para no remontarnos a la arqueología
médica y literaria, bástenos mencionar al Fénix
de los Ingenios, pionero de la novela moderna y paradigma de
las letras, don Miguel de Cervantes Saavedra. |
A más de los conocimientos médicos
y alquímicos heredados de su padre, Don Rodrigo Cervantes,
y plasmados en El Quijote, fue testigo del conflicto
entre la primitiva medicina mágico-religiosa del medioevo
y la irrupción del conocimiento científico racional.
A Cervantes le tocó el difícil nacimiento de
las ciencias modernas, y su obra es una velada diatriba contra
la cerrada resistencia española ante la medicina científica.
La Inquisición romana a la par que reprimió
la herejía, se alió con el rey Felipe II en
contra de las nuevas corrientes de pensamiento.
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En 1559, el nuevo
"Índice de libros prohibidos" tuvo esa finalidad.
Su padre y antecesor, Carlos V, había prohibido bajo
pena de muerte importar libros sin licencia regia.
¿Milagro del fraile o de la
trepanación?
El investigador Ludoviko Sterc, de la Universidad Nacional
Autónoma de Méjico, señala el profundo
atraso del pensamiento español en esa época, pese
a tener en Flandes -colonia hispana- a los pioneros de la anatomía
moderna, Andreas Vesalio y Pieter Paav, que ya practicaban la
trepanación, mientras los médicos de la Península
seguían aplicando métodos y medicamentos primitivos
como purgas, sangrías y paños calientes. |
"Donde no
hay boticarios
ni médicos, los hombres
se mueren viejos".
Miguel de Cervantes
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Refiere que el príncipe
Don Carlos, primogénito de Felipe II, a los 16 años
cayó de cabeza por una escalerilla, sufrió gran
contusión en la sien izquierda y parálisis en
la pierna derecha. Los médicos le sacaron 8 onzas de
sangre, dilataron la herida, dejaron a descubierto el cráneo
y diagnosticaron una erisipela. A regañadientes, el rey
recibió al sabio médico flamenco Vesalio, quien
prohibió renovar las sangrías, pero los médicos
españoles se opusieron a la curación de la erisipela
extendida por cabeza, pecho y brazos, insistieron en las purgas
y ungüentos del curandero árabe Pinterete, mientras
Vesalio prescribía una operación quirúrgica
y el enfermo llevaba 5 días delirando.
Cabrera de Córdoba, amigo de Cervantes y cronista de
Felipe II, relata que el rey hizo que los frailes de San Francisco
del Monasterio de Jesús María, pusiesen el cadáver
del bendito Fray Diego sobre el príncipe agonizante.
Vesalio practicó la trepanación del cráneo
y extirpó un quiste. El príncipe se levantó
a los 30 días y sanó, pero el monarca, apoyado
por sus ignorantes médicos, atribuyó la sanación
de su hijo al milagroso cadáver del fraile franciscano.
Apuntes médicos en Cervantes
El Manco de Lepanto muestra aptitudes médicas
acerca de las más típicas enfermedades de su época,
como la sordera, las cataratas, la tos y los reumas. Dice Don
Quijote: "Ya que el maligno encantador me persigue, y ha
puesto nubes y cataratas en mis ojos... ha mudado y transformado
tu sin igual fermosura y rostro en el de una labradora pobre
. |
A Cervantes le tocó
el difícil nacimiento
de las ciencias modernas, y su obra es una velada
diatriba contra la cerrada resistencia española
ante la medicina científica.
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A un cúmulo
de dolencias -que hoy estarían excluidas del Plan Obligatorio
de Salud (POS)- las llamó los males humores".
Dio gran valor a la observación directa de los síntomas
de la enfermedades como neumonía, diversas calenturas,
paludismo, fiebres terciarias o cuartanas, habló del
examen del pulso, de la próstata, litiasis renal, hepatitis
y de la muerte aparente, expuso las relaciones psico-somáticas
de los hombres y captó los rasgos diferenciales del carácter.
Del ventero, en el capítulo 2 de la primera parte, dice:
"Hombre que por ser muy gordo era muy pacífico".
Señala Sterc que las fuentes de información psiquiátrica
de Cervantes fueron su directa observación en hospitales
y manicomios, habló con propiedad de la sintomatología
de las formas de locura, y distinguió los cuadros mentales
del loco Cardenio, del loco de Sevilla, del Licenciado Vidriera
y del propio Don Quijote: "Él es un entreverado
loco, lleno de lúcidos intervalos", expresión
propia de la psiquiatría moderna y que muy pocos médicos
y literatos conocían en su tiempo.
Enalteció a los buenos médicos, en palabras de
Sancho: A los médicos sabios y discretos los pondré
sobre mi cabeza y los honraré como a personas divinas.
Y fustigó a los malos: Ante el gobernador Sancho en la
Ínsula Barataria, un labrador se quejó porque
a su esposa se la "mató un mal médico, que
la purgó, estando preñada", caso real alusivo
a Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II. Cervantes también
criticó a los boticarios que se convierten en mercaderes;
esta máxima lo dice todo: "Donde no hay boticarios
ni médicos, los hombres se mueren viejos". |
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Para aprender
medicina, lea El Quijote
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Esta
respuesta de Thomas Sydenham (1624-1689), el llamado Hipócrates
inglés, al poeta y médico Blackmore, uno
de sus alumnos, revela el aprecio al Quijote médico
en Inglaterra. Y un testimonio similar se atribuye al bacteriólogo
alemán Paul Erlich (1854-1915), premio Nobel de Medicina
en 1914:
Discípulo: Maestro, dígame cuál es el
libro de Medicina que condense todo el saber, que me haga
comprender el dolor, el sufrimiento y las alegrías
del hombre. Dígame, profesor, para ello ¿qué
libro de Medicina debo leer, de qué autor? |
Ilustración de Gustavo Doré
en el capítulo XV de El Quijote.
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Al mal de quien
la causa no se sabe,
milagro es acertar
la medicina.
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Maestro: Lee
el Quijote,
hijo, de Miguel de Cervantes. |
Cervantes evidencia
amplios conocimientos en materia de observación médica,
clínica y psicológica en su obra maestra. También
se aclara por ejemplo, que Sigmund Freud (1856-1939) aprendió
español para leer El Quijote [Riley, 2001], y no al
revés. El tema de la locura (y de su antítesis,
la cordura) es de tal dimensión en la obra cervantina,
que se convirtió en tema recurrente de estudio para
teóricos de la literatura, psicólogos y psiquiatras
a través de generaciones. También se afirma
que la insania humanista (y, por tanto, patológica)
que presenta Erasmo en su Elogio de la Locura
(1511), recoge paralelismos quijotescos que se reconocen al
instante. |
Según Julián Bravo Vega, El Quijote
fue considerado ars medica por la conjunción de las
ramas que la obra condensa, probablemente todas las posibles
de la sanidad de su tiempo. Del amplio espacio dedicado
al tema de la enajenación o locura (don Quijote,
el desesperado o suicida Grisóstomo a causa de la
«enfermedad pestilencial», Cardenio, el cabrero
Leandro, los chistes de locos que se hallan al comienzo
del Quijote de 1615, etc.), se desprende el interés
del autor por una cuestión que rebasa el planteamiento
humanista inicial, que arranca de Erasmo (necedad o locura,
esto es, don Quijote y Sancho, y posteriormente la presencia
de tontos o simples reconocidos, como el primo o doña
Rodríguez, e incluso los crueles y aburridos duques,
a los que Nabokov [2004] aplica el concepto de asnidad,
que se remonta al humanismo de Giordano Bruno), para intrincarse
por los caminos de las enfermedades mentales, competencia,
por tanto, del psicoanálisis y de la psiquiatría.
Frustraciones, inhibiciones, represiones, obsesiones, imaginaciones
y sueños son pasos previos a la monomanía
de Alonso Quijano, a quien su desorden vital, la falta de
descanso y de hábitos saludables causan una lesión
mental, obsesiva y senil.
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El principio
de la salud está en conocer
la enfermedad y en querer tomar el enfermo las
medicinas que el médico le ordena.
Don Quijote
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Pero a más
del abundante estudio de la mente humana en El Quijote, también
son múltiples los eventos de traumatología y
su cuidado, los emplastos, ungüentos, brebajes y hasta
oraciones para pegar barbas y supersticiones médicas.
Presenta Cervantes acciones de la cirugía de la época,
pociones curativas como el aceite de Aparicio y el bálsamo
de Fierabrás, las bizmas o emplastos, y
el encaje sutil del miembro amputado (precedente fabuloso
de los reimplantes) antes de que la sangre se hiele,
entre otros.
Además, aspectos endocrinos, de la dieta e higiene,
sanidad femenina, del embarazo y parto, enfermedades contagiosas
y saberes del entorno médico-científico de la
época, todo lo cual llevó al psiquiatra y ensayista
médico F. Martí Ibáñez a documentar
La Medicina en la España de don Quijote
(1960). |
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Doctor Gabriel Posada Restrepo,
el ortopedista que enyesó el mal humor
Hernando
Guzmán Paniagua - Periodista - elpulso@elhospital.org.co
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El médico
antioqueño Gabriel Posada Restrepo recupera la comedia
que subyace tras la tragedia vital del hombre, cura las aflicciones
del cuerpo subiendo la tonicidad del alma mediante la risa,
prescribiendo el infalible bálsamo del humor. Su Idiosincrasia
de médicos y pacientes (Editorial Lealón,
Medellín, 1983) es uno de los mejores compendios de
humor médico del siglo XX en Antioquia. Invoca a maestros
de la ironía como el mismo Voltaire cuando decía:
El Arte de la Medicina consiste en mantener al paciente
de buen humor, mientras la naturaleza efectúa la curación,
y a D.H. Lawrence, quien definía la felicidad como
tener amigos que se rían de nuestros cuentos,
aunque no los consideren graciosos, y se compadezcan de nuestras
penas, aunque no las estimen graves. |
Médico cirujano de la Universidad
de Antioquia (1967), Especialista en Ortopedia y Traumatología,
profesor en las universidades de Antioquia y CES, miembro
de las sociedades Colombiana y Latinoamericana de Ortopedia
y Traumatología, y de la American Academy of Orthopaedic
Surgeons, Fellowship en cirugía de reemplazos articulares
del Jackson Memorial de Miami, 43 años de medicina,
35 en traumatología de urgencias, se autodefine como
ortopedista aficionado al humor.
Considera al lector como prologuista, pues cuando
se consigue un autor famoso para el prólogo de un
libro, es para obligarlo a hablar bien de la obra y que
le sirva de propaganda. Autor también de El
tumor del humor, sus testimonios van más allá
del chiste, son retazos de historia médica.
En las anécdotas de los estudiantes de Medicina,
cuenta por ejemplo: La anatomía era el colador
y había que prepararse bien, comenzando con la compra
de los huesos, a los afortunados estudiosos que habían
aprobado esa terrible materia.
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- ¿Por cuánto
me vendés tu calavera? / - Vale 50 pesos (en aquella
época). / - ¡Pero es que está muy roñosa!
(
)
- ¿Por cuánto me vendés esos calcáneos?
/ - Valen 50 pesos el derecho y 80 pesos el izquierdo, que
es muy escaso. (
)
Cuando no se tenía el dinero para comprar los huesos,
había que preparar el robo sacrílego
o la profanación de las tumbas en el cementerio de
los pobres. Esa era una prueba dura, de estómago de
gallinazo y sangre fría. (
) Bueno, la noche del
robo de huesos, debía ser un lunes, porque los vigilantes
estaban enguayabados. Hora del asalto 1:05 a.m. Había
que tomar mucho tinto y no comer para eludir el vómito.
Implementos: dos costales, guantes viejos de la mamá,
cigarrillos Victoria, pañuelo doble y un cuchillo carnicero
(
) También se recomendaba llevar 20 pesos en
billetes de a peso; por si nos cogía el vigilante,
¡sobornarlo! (
)
A los cadáveres que servían para nuestro estudio
les poníamos nombres y todos los días los saludábamos
'¡Buenos días Aquiles!' A un alumno le preguntaron
qué eran y para qué servían los Lumbricales
y contestó que 'eran una lombricitas redonditas que
teníamos en los intestinos por comer mucho dulce',
otro cogía un cerebro y cerrando los ojos decía:
'¡Qué has pensado!'. Otro definió una
cirugía extracorpórea como 'un aparatico que
separa el cuerpo del alma'. También refiere que
varios alumnos fueron amonestados por amarrar a sus compañeros
con lazos hechos con intestino delgado.
Médicos, visitadores y otras
especies
La práctica profesional mucho enseñó
a Posada sobre el visitador médico: Permítame
presentarle la última dimensión farmacológica
de la terapia aminoglucócida: la asesinina estreptocóccica
(
) Aquí le obsequio este cepillo para los dientes
superiores y éste para los inferiores. (
) Ahí
le regalo nuestras acostumbradas baterías de1.5 voltios,
'para que se ponga las pilas', se le ilumine la mente y se
sienta como la pantera negra y no como las del gato (
)
Doctor
¿Puede recibir otro compañero que
está en la puerta?.
Lúcido retrato es Análisis químico
de un médico: Símbolo: MD. Peso
atómico: 50 kgrs. Estado natural: se encuentra en un
5% en la naturaleza, en diversos tamaños y colores.
Este elemento fue descubierto por Hipócrates, quien
al clasificarlos se dio cuenta que algunos eran inofensivos
y otros peligrosos en sumo grado y difíciles de manejar.
Se puede encontrar químicamente puro en los comienzos
de su vida, pero a los 50 años puede degenerarse o
permanecer cristalino. (
) Puede presentarse en varios
estados, aunque por lo regular son ilíquidos. Su densidad
es superior al agua que lo moja. Su olor varía por
el stress. Su punto de ebullición llega al máximo,
cuando convive con tontos que creen que no lo son.
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La risología
no viene en textos.
Se es risólogo por constitución psicoquímica
y
debe ser una cualidad natural porque si no,
sería imperfecta.
MDr. Gabriel Posada Restrepo
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Y esto bien pudiera ser un tratado de Atención
integral: El doctor Tanto-Peor me dijo que hiciera
ejercicios y el cardiólogo me obligó a guardar
reposo; el doctor Tanto Mejor me formuló Indocid,
pero me hacía sangrar la úlcera; otro doctor
me formuló analgésicos, pero el hematólogo
me dijo que producían anemia; un psiquiatra me dijo
que me divirtiera y el otro que guardara cama temprano;
un médico me inmovilizó y otro me dijo que
se me entiesaban las articulaciones. (
) Otro me mandó
un corsé; el ortopedista me lo suprimió porque
lo que hacía era envolver el problema. Igual
de gracioso es su Botiquín de urgencias y primeros
auxilios; uno de éstos es para Intoxicación
por cafeína: muy común en hospitales, porque
no viven en sus casas sino en mesas redondas. Síntomas:
taquicardia, habladera, deseo permanente de decir mentiras,
delirios de grandeza, cefalea y convulsiones. Tratamiento:
lavado gástrico y cerebral.
Los 10 mandamientos médicos
Los mandamientos de la ley del médico,
versión de Gabriel Posada, son: 1) Amar a sus
pacientes sobre todas las cosas. 2) No jurar su pulcro nombre
en falso. 3) Santificar las heridas. 4) Honrar a los colegas
y a los pacientes. 5) No matar a los pacientes. 6) No fornicar;
es decir, respetar su propio cuerpo y el de los demás.
7) No hurtar trabajos científicos. 8) No hacer diagnósticos
falsos ni mentir. 9) No desear la mujer del paciente. 10)
No codiciar los méritos ajenos.
También recoge y mejora el glosario de la patología
de ricos y pobres: Los ricos tienen alergia, los pobres
carranchil; los ricos tienen tortícolis, los pobres
tienen mico; los ricos sugieren, los pobres joden; los ricos
sudan, los pobres tienen grajo; los ricos tienen hemorroides,
los pobres almorranas; los ricos tienen intolerancia al
yeso, los pobres sarna; los ricos tienen balanitis, los
pobres tienen gonorrea; los ricos mueren de cáncer,
los pobres mueren de hambre
.
Este vademécum humorístico, por supuesto No-POS,
lo chuzografió su esposa Yolanda por
el salario mínimo. Incluye también las consultas
telefónicas, el testamento de un hipocondríaco,
las obras de misericordia médica, la oración
de un paciente en el quirófano, el santoral médico,
casos y cosas de Policlínica en el Hospital Universitario
San Vicente de Paúl en Medellín, epitafios
y otros tópicos con los cuales el doctor Posada recalca
que la risología no viene en textos. Se es
risólogo por constitución psicoquímica
y debe ser una cualidad natural porque si no, sería
imperfecta.
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Medicina
en la pintura
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Autorretrato con el doctor Arrieta,
de Goya
Isabel
Cristina Rueda Calle Comunicadora Corporativa - elpulso@elhospital.org.co |
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Francisco
de Goya y Lucientes, quien vivió 82 años entre
1746 y 1828, fue uno de los pintores más reconocidos
de España, precursor del surrealismo y el expresionismo.
Presenta su evolución artística en sus obras.
En su primer autorretrato a sus 27 años, muestra que
venía de una familia humilde de Zaragoza; su madre pertenecía
a una familia rural y su padre era un dorador, oficio
no bien pago. Los artesanos de la época debían
incluso completar sus paga con limosnas o robar para subsistir.
Una de las pocas formas de sobrevivir y pertenecer a un ámbito
social más adinerado era a través de la pintura,
ya que había conventos poderosos, iglesias y familias
adineradas que contrataban pintores por altas sumas de dinero.
Por esto Goya a los 5 años inicia su formación
artística y a sus 12 años se inicia como aprendiz
en el taller del artista José Luzán Bayeu, donde
conoce y aprende de Francisco Bayeu, bien reconocido por la
realeza. La familia Bayeu jugó un papel muy importante
en la vida de Goya, pues además de haber sido acogido
por estos hermanos para enseñarle la técnica del
Fresco, en 1773 Goya se casa con Josefa Bayeu.
Todo parecía ir bien, hizo varios trabajos para la realeza
y la Iglesia, permitiéndose más libertad en sus
pinturas, dibujando escenas cotidianas españolas. |
Esto lo muestra en su segundo autorretrato, donde aparece
con la familia de don Luis de Borbón, imitando a uno
de sus referentes, el pintor Diego Velásquez, quién
se incluyó en su obra Las meninas. Y a
sus 46 años de edad, llegó un cambio que marcó
el antes y el después de su carrera: En 1792 contrae
una enfermedad que lo deja sordo totalmente, lo cual le hace
percibir el mundo de manera diferente. Esto, sumado a los
excesos que conoció de la riqueza y la pobreza; a la
muerte de sus 4 hijos, su padre y su esposa; y a que presenció
múltiples actos violentos, incluyendo la invasión
francesa por Napoleón, hizo que Goya comenzara a dibujar
Los Caprichos, en el que cada grabado llevaba
una leyenda que explica irónicamente su contenido,
como El sueño de la razón produce monstruos
o De qué mal morirá. En una de sus
conocidas Pinturas negras, que hizo en sus últimos
años de vida en las paredes de su casa, aparecen Las
Parcas, que representan la mitología de las diosas
del destino, quienes pueden cortar o alargar el hilo de la
vida del hombre.
Y en su Su autorretrato con Arrieta, en una grave
crisis de su enfermedad, Goya agradecido con su médico,
pinta un autorretrato en el que él se ve enfermo y
el doctor Arrieta le ofrece un vaso de medicina. Del fondo
oscuro emergen tres personajes femeninos que la crítica
identifica como Las Parcas de sus Pinturas
negras y en la parte inferior se ve un cartel como el
de Los Caprichos que dice: "Goya agradecido,
a su amigo Arrieta: por el acierto y esmero con que le salvó
la vida en su aguda y peligrosa enfermedad, padecida a fines
del año 1819, a los 73 años de su edad. Lo pintó
en 1820".
Referencias::
- www.slideshare.net/angelahersan/goya-429223
- www.fundaciongoyaenaragon.es/goya/goya_1/vida
- Los autorretratos: www.lasalle.es/santanderapuntes/arte/neoclasico/pintura
/goya
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