MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 202  JULIO DEL AÑO 2015    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co

 

Reflexión del mes


“No existe el fracaso en la vida
hasta que tratas de ser alguien que no eres.
No hay forma de fracasar si eres tú mismo”
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Phillip Deere (1920-1985). Sabio líder de los indios Muskogee/Creek (Maskoki) de Oklahoma (Estados Unidos) y dirigente del American Indian Movement, que participó en actividades internacionales por los derechos de los pueblos aborígenes, en las que aportó su visión profunda y provocativa de la historia y cultura norteamericana. En 1977 fue miembro de la primera gran delegación de nativos norteamericanos ante ONU en Suiza.
“Ante situación de hospitales,
todos debemos ser parte de la solución”: Minsalud

Ramón Córdoba Palacio, MD racopan@une.net.co
En debate de control político en la Comisión VII del Senado el pasado 16 de junio, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, presentó las acciones implementadas por el gobierno para enfrentar la situación financiera de los hospitales de Antioquia, Valle y del resto del país, y presentó 4 claves para resolver la crisis.
Destacó estrategias como la compra de cartera y el giro directo que mejoraron la liquidez de los hospitales públicos, tras la crisis derivada de años atrás. Atribuyó dicha crisis al deterioro del patrimonio por deudas acumuladas y al cubrimiento exagerado de servicios no incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS): “El sistema gastó más de los recursos que tenía”. Explicó que con apoyo del Ministerio de Hacienda, el objetivo del gobierno ha sido buscar recursos adicionales para ir saneando financieramente al sector, con medidas como la habilitación de cuentas maestras, el uso de recursos del Fosyga para el pago de deudas, el aumento de la Unidad de Pago por Capitación, entre otras: “Las puertas del Ministerio de Salud siempre han estado abiertas para buscarle salidas a los problemas. Tenemos la voluntad para seguir trabajando”.
Además hizo un llamado para lograr una “ética compartida” y entender que “todos somos parte de la solución” para enfrentar la realidad institucional que representa la escasez de recursos:
“Debemos tener una doble responsabilidad: con los pacientes y con el manejo adecuado y coherente de los recursos del sistema de salud que son de todos y que son limitados”. Y agregó una reflexión: “Cada procedimiento que se practica sin ser costo-efectivo, es un procedimiento que se le está quitando a otro paciente”.
4 claves para resolver la crisis
El ministro Gaviria insistió en que la crisis del sector salud, como todas las crisis de tipo financiero, necesita tiempo para resolverse y mencionó 4 principios fundamentales para lograrlo: 1) Claridad para diagnosticar los problemas y tener reglas claras, como las que establece el decreto de habilitación financiera de las EPS. 2) Confianza. 3) Tiempo y paciencia. 4) Liquidez y flujo de recursos. Informó que se considera la venta de Saludcoop para generar gran liquidez al sistema y a su vez saldar la totalidad de sus deudas con los hospitales, al igual que Caprecom: “Caprecom es una EPS pública y el Estado tendrá que honrar sus deudas”. Indicó que se estudia la situación de Caprecom y de no pasar los exámenes correspondientes, también se considerará su venta.
Aunque el ministro reconoció que sí ha habido corrupción en el manejo del sistema de salud, de igual manera sostuvo que el principal problema se debía a la falla estructural del sistema y que la única forma de resolverlo es con recursos adicionales que ayuden a amortiguar las deudas acumuladas desde años anteriores.
El senador Álvaro Uribe recomendó soluciones a la parte normativa y administrativa relacionada con la solvencia de SaludCoop y Caprecom, y agregó que las EPS deben someterse a un control estricto que antes que nada las obligue a cumplir con las clínicas y hospitales, por medio de la Ley Estatutaria en Salud. Y en cuanto a las soluciones de largo plazo, miembros del gobierno y congresistas se comprometieron a unificar esfuerzos para resolver esta problemática de los hospitales que afecta a todos los colombianos.
“Sostenibilidad del sistema de salud es un problema universal”
En el 22º Foro Farmacéutico de la Andi en Cartagena el pasado 11 de junio, el ministro Alejandro Gaviria sostuvo que la sostenibilidad en el tiempo es uno de los problemas más importantes del sistema de salud, pero que esta variable no hace parte de una dinámica exclusiva de Colombia sino que está ligada a una problemática global. Señaló que la sostenibilidad del sistema de salud es derivado de la presión tecnológica, el bajo gasto de bolsillo (14% frente al 35% de América Latina) y la alta demanda social.
Señaló que para enfrentar estas realidades se implementaron medidas que “son orgullo para el país y un ejemplo para la región” como la política farmacéutica, con estrategias como la regulación de precios de medicamentos con base en comparación internacional. Pero aclaró que esa no es la única solución y que es necesaria una doble responsabilidad del Estado y los usuarios, en el manejo adecuado de los recursos de salud.
Recordó que la Ley Estatutaria en Salud otorga un plazo de 2 años para definir un nuevo Plan Obligatorio de Salud (POS) con más beneficios y exclusiones concretas, lo cual demanda nuevas fuentes de financiación, y precisó: “Con o sin Ley Estatutaria tenemos un complejo problema de sostenibilidad que no está resuelto y que debe ser una labor diaria de todos, tenemos un gasto de bolsillo muy bajo por las coberturas de nuestro sistema”.
Por último hizo un llamado por la “recuperación del orgullo sectorial”. “Debemos ser conscientes de los logros, reconociendo los fracasos y aportando entre todos para construir un sistema sostenible”, expresó al resaltar el papel y el sacrificio de los profesionales que trabajan a diario por la salud de los colombianos. E insistió en la recuperación de la confianza como uno de los principales desafíos, basada en la garantía de atención con calidad y oportuna para los pacientes.
 
  Bioética
El paciente fragmentado
Carlos Alberto Gómez Fajardo, MD
Un fragmento es una parte de una cosa, de algo que se ha roto y cuyas partes andan por ahí, se recogen y se tratan de poner en su orden original, tal como sucede con una porcelana quebrada que se trata de reparar: un poco de pegamento, paciencia para lograr que las partes encajen entre sí, y luego, como resultado final, el remiendo. Dependiendo de la destreza del reparador y de la magnitud del daño original, el jarrón vuelve a su lugar.

La señora de la casa, a su regreso, de inmediato identificará el daño, al culpable y pronto, luego de una reprimenda, reemplazará su antigua joya por otro objeto menos quebradizo y más acorde con la moda. Tal es la historia de las cosas.
Con el paciente fragmentado ocurre lo mismo. Como no se trata de una persona, con su integralidad corpórea, biológica, existencial y espiritual, se ha reducido a “cosa”: es un saco de tejidos del cual algunas partes se descomponen y dejan de funcionar como deberían, de acuerdo con bien conocidos parámetros de normalidad. El paciente consiste entonces en una acumulación de muchas piezas defectuosas, si se trata por ejemplo, del paso de las décadas sobre un organismo biológico cuyo deterioro temporal es inevitable.
Con facilidad se convierte en un usuario-cliente de diversos frentes de la medicina, de la tecnología médica, de sus sub-especialistas y por igual vía, del imperativo de la facturación. Si hay un dolor articular se le remite al reumatólogo; si una queja abdominal, al endoscopista y al radiólogo para que le realicen “todoscopias” y “todografías”. Se promueve la cuestionable revisión -“chequeo”, cediendo a la tentación del uso del extendido anglicismo-, tal como si se tratara del control periódico del vehículo, cuyas partes ajustan determinados kilometrajes y deben ser reemplazadas según la normatividad ISO vigente. Los fabricantes de las piezas de repuesto están al tanto: ¿Acaso, no está claro para una sociedad de “homo economicus” y de “homo consumericus” el concepto de la obsolescencia programada?
Hace más de un siglo el gran clínico William Osler advertía sobre los problemas que la especialización representa, tanto para la medicina como para el propio paciente. Con mucha facilidad se pierde el norte genuinamente terapéutico y el enfermo se reduce a la condición de objeto, de cosa que se ha descompuesto y sobre la cual actúa una muchedumbre de ávidos operarios de un entorno tecno-centrista, con el fin de lograr componer al menos la parte de la maquinaria que corresponde a cada especialidad.
La fragmentación del paciente obedece a una concepción materialista y equívoca de la medicina y de la sociedad que ahora se ha convertido en ley. Un quimérico concepto del derecho a la salud ha hecho creer a muchos que ésta consiste en la aplicación de tecnologías médicas. Nosotros, médicos, sí que conocemos el efecto desastroso de una mala interpretación de una ayuda diagnóstica o de un exceso de confianza en soluciones de carácter técnico. Estudiamos en las aulas los conceptos epidemiológicos de sensibilidad y especificidad, y conocemos las consecuencias de un falso positivo. Vivimos diariamente las paradojas derivadas de una 'medicina de deseos' que se convierte en arma letal contra la propia persona, que ignora las consecuencias de sus decisiones en las cuales son determinantes los caprichos impuestos por el mercado como si fueran necesidades.
Las realidades de la iatrogenia, de la ausencia de discernimiento clínico, de la pérdida del sentido de las proporciones, convierten en ocasiones el hecho de enfermar y morir en lamentables episodios de ensañamiento terapéutico. El afán de seguir quiméricos ideales de belleza o bienestar se torna en escenario de muertes y de deformidad. La salud entendida como objeto de consumo ha roto al paciente. Lo ha convertido en un títere de porcelana con sus fragmentos regados por un teatro de aplicaciones comerciales y tecnológicas; y hace que muchos médicos -partícipes de este drama de deshumanización y comercialización-, confundan y reduzcan su quehacer con la aplicación de una determinada tecnología en la cual ha puesto también sus intereses comerciales.
¿Cuándo retornaremos a entender al paciente como un alguien, no un qué, como una persona, no como a un organismo que se ha descompuesto?

NOTA: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-.
 

Maestro, ¿qué es eterno?

La construcción del Metro de Bogotá. Lo están haciendo desde que llegó Gonzalo Jiménez de Quesada. Un alcalde empieza los estudios, el siguiente se los tumba, otro consigue una platica, otro se la roba o la usa en otra cosa, y otro le cambia el trazado. En Medellín extienden el Metro, hacen cables y Metroplús, y están a punto de terminar el tranvía, mientras que en Bogotá siguen peleando y discutiendo si el Metro pasa por Monserrate o por la Casa de Nariño.

 
 











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