DELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 202 JULIO AÑO 2015    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

 


“Tenemos que inventar diariamente
la paz”: Otto Morales Benítez
Hernando Guzmán Paniagua - Periodista - elpulso@elhospital.org.co

Otto Morales Benítez, uno de los intelectuales más brillantes de Colombia, fue un adalid de la paz. Para ella vivió, en sus 94 años no hubo momento de guerra o violencia donde él no agitara la bandera blanca. Soldado de paz tras la violencia de los años 50 y en los diálogos con las guerrillas en la presidencia de Belisario Betancur, aún le quedó tiempo para el servicio público y para escribir más de 200 libros, 40 inéditos. Para el académico de la lengua Vicente Landínez, fue “uno de los grandes caudillos intelectuales de la Nación y el continente”.
Los primeros balbuceos pacifistas los inició junto a Alberto Lleras Camargo, primer presidente del Frente Nacional (1958-1962). Declaró en 2014 al profesor Arnoldo Ramírez de la Universidad de Antioquia: “Se dijo que en la Dictadura de Rojas Pinilla se había logrado la paz. No es cierto.
De los guerrilleros de los Llanos se entregó el grupo de Guadalupe Salcedo, el cual fue asesinado en Bogotá. Los demás, todos siguieron en actividad. Inclusive, contra ellos se utilizó la política de tierra arrasada; de los aviones se lanzaban al aire algunos de aquellos. Las bombas de Napalm -que esterilizaban la tierra-se usaron en Villarica. (…) Era tal la crueldad de la Dictadura contra los guerrilleros, que el gobierno de Estados Unidos prohibió vender armas a Colombia”. Otto viajó a los Llanos varias veces con Germán Zea Hernández, José María Villarreal, el expresidente López Pumarejo y varios militares, y expuso a los guerrilleros la política de paz, en la reunión de “El Turpial”.
Primera comisión de paz
“Como el principal problema era la tierra, se formó una oficina de rehabilitación con 10 abogados y 10 economistas que con la Caja Agraria resolvían lo relacionado con la propiedad. Para solucionar el problema del desempleo se decidió que las obras de ingeniería se harían a pico y pala, no con maquinaria, para que los que dejaran las armas tuvieran trabajo”, declaró meses antes de morir, a Claudia Palacio de la revista Semana.
“El grupo de Álvaro Gómez Hurtado y él mismo, iniciaron una política de torpedo a la política de Rehabilitación. Crearon crisis de gobierno y se suspendió su aplicación”. Algo grave, dijo el gestor, “pues los rebeldes reincorporados vieron que no se les cumplía”, dijo al profesor Ramírez (“Conversaciones con Otto Morales Benítez”). Motor del proceso fue la Comisión Investigadora de las Causas de la Violencia, obra del maestro, integrada por expresidentes de la Corte Suprema de Justicia, exministros, sacerdotes y comandantes del Ejército y la Policía, que recorrió el país y sentó las bases de la política de paz. Pero, como en los versos de Barba Jacob, Otto era otra “antorcha contra el viento”. La paz sufría una afrentosa derrota.
Morales y Tirofijo
“Un día me monté en un taxi y el taxista me dijo que cómo era yo de bruto por haber aceptado la Comisión de Paz de Belisario. Y me dice que me tiene una carta de Manuel Marulanda (Tirofijo); en ella dice que está muy complacido de que yo estuviera en la Comisión y que le dijera cuándo nos podíamos ver”, refería Morales Benítez a Semana. Comenzaba otra gesta de Otto por la paz.
Agregó: “En Neiva nos llevaron a un hotel y nos dijeron que nos recogían al otro día a las 6 de la mañana. Al otro día nos fuimos por una carreterita mala hasta una casa campesina donde nos recibió una señora muy amable, nos ensillaron bestias y nos fuimos montaña arriba unas dos horas, con los otros de la Comisión, John Agudelo Ríos, Alberto Rojas Puyo, Rafael Rivas Posada. De pronto estábamos conversando y desapareció todo el mundo en menos de cinco minutos. Cuando volvieron a los 10 minutos, Marulanda me explicó que había pasado un avión que nos podía bombardear”.
El Memorando por la Paz se firmó el 30 de enero de 1983 en el pueblo de Colombia, Huila. Por las FARC firmaron Marulanda, Jaime Guaraca y Jacobo Arenas. El mismo año, contaba Germán Santamaría en El Tiempo, que saliendo el mediador del Hotel Tequendama, un burócrata le dijo: "Doctor, deje de joder con la paz, deje que maten a esos bandidos y dedíquese usted a su campaña presidencial".
El 24 de enero, previendo el pre-acuerdo FARC-gobierno, el ministro de Defensa, general Fernando Landazábal, escribía en la revista del Ejército: “Las Fuerzas Armadas deben disponer su ánimo para una contienda de proporciones incalculables e imprevisibles que llevaría al país a una nueva fase de violencia”. El 31 de mayo de 1983, cinco meses después de la cita con el secretariado de las FARC, Morales renunciaba a la Comisión Nacional de Paz. En su carta al Presidente Betancur aseveraba: “Los enemigos de la paz están agazapados por dentro y por fuera del gobierno. (…) Esas fuerzas reaccionarias en otras épocas, lucharon como hoy contra la paz”.
En la entrevista con Semana, Otto cuenta su cita con el ELN: “La reunión con ellos fue en Bogotá, en un edificio en el norte. Fue una reunión azarosa porque ellos tenían ametralladoras y nosotros claro que no, pero fueron muy amables…”. Y con el M-19: “Llamé a Bateman y acordamos almorzar en un restaurante en el norte de Bogotá. En el almuerzo me dijo que lo que yo proponía era razonable, pero que él tenía que viajar al día siguiente a Santa Marta y luego a Panamá a conversar con 3 personas que se oponían a la idea de un acuerdo de paz”. Poco después supo Otto Morales del sospechoso accidente en que murió Bateman.
Lecciones para la paz
"Definitivamente tenemos que acostumbrarnos a vivir con colombianos que no son ni liberales ni conservadores. Tenemos que aprender a convivir con ellos y a constituir con ellos el futuro de la Nación", afirmaba el gestor en sus “Papeles para la paz”. Cuestionaba a los grupos políticos opuestos a la rehabilitación de las víctimas de la violencia, cuando se quiso pagarles lo que nunca recibieron por sus tierras despojadas. Durante el mismo proceso de paz de Betancur, Morales Benítez dijo esta frase: “La paz no se hace para los combatientes, sino para la comunidad colombiana. Vamos a mejorar las condiciones de vida de las regiones en donde hubo violencia”.
Sobre el actual proceso de La Habana, Morales Benítez señalaba a Semana hace pocos meses: “Yo creo que éste sí va a terminar en la firma de paz, creo que hay muy buenas perspectivas y creo que se está creando un ambiente en el pueblo bastante favorable”. Al profesor Arnoldo Ramírez de la U. de Antioquia le expresó en 2014: “Hoy mismo, en el proceso de paz que estamos viviendo, hay muchos pesimistas, personas que escriben columnas en la prensa para levantar más el odio y boicotear lo que se adelanta. Eso mismo viví en la Comisión del Presidente Betancur”.
 
34 lecciones de paz
“Ojalá cada colombiano tenga conciencia de que su personal actitud ayuda, fortalece o daña la negociación de la paz”.
Otto Morales Benítez
En el coloquio con dos profesores de la Universidad de Cornell, Nueva York, abril de 1987, Morales Benítez enunció “34 anotaciones” para solucionar el conflicto colombiano, que hoy cobran vigencia. Proponen estudiar a fondo la violencia, adoptar una actitud clara ante el narcotráfico y una táctica para resolver la problemática nacional, diseñar una defensa integral del sector judicial, castigar los crímenes económicos, frenar el crecimiento desmesurado del poder burocrático, consolidar la convivencia ciudadana y la libertad de pensamiento, sustituir los cultivos ilícitos, exaltar el valor de la vida, educar a los niños para la paz y la democracia, organizar a la comunidad, luchar sin tregua contra la violencia, desconcentrar el poder económico, bajar las tarifas de servicios públicos y redistribuir la tierra. Otra anotación dice: “La simple solución militar no la conciben ni los mismos miembros de las Fuerzas Armadas. (…) Hay más silencios que propuestas”.
Para Morales Benítez, “ojalá cada colombiano tenga conciencia de que su personal actitud ayuda, fortalece o daña la negociación de la paz”. Con esta convicción se fue al cielo este eterno contertulio del Diablo de su natal Riosucio. La obra del maestro, llamado por el académico Vicente Landínez “la conciencia viva de la patria”, sigue iluminando el pensamiento de Colombia. Su carcajada cordial vuelve a resonar como signo de alegría y de esperanza.
 
“Los desplazados hallaron la guerra
donde esperaban hallar la paz”:
Oscar Collazos
“Tengo dificultades para la deglución y el habla registra procesos preocupantes. Me puedo mover por mis propios medios, pero me fatigo pronto y demasiado. Mi vida intelectual en cambio sigue siendo casi la misma”, expresaba el escritor Oscar Collazos el 4 de febrero de 2015, cuatro meses antes de morir, en carta pública en su columna de El Tiempo, al gran neurofisiólogo Rodolfo Llinás. Collazos murió sin respuesta satisfactoria sobre las posibilidades de tratamiento real para los pacientes de su Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Como esta dolencia, muchas otras, sobre todo las sociales, siguen sin cura a la vista.
Oscar Collazos fue crítico constante de la patología social, en su obra literaria, poética y periodística. El desplazamiento, cara descarnada de la muerte lenta que padecen millones de colombianos, fue preocupación esencial en sus relatos y reportajes.
Por “Desplazados del futuro” (2003) desfilan los protagonista del drama, desarraigados del Urabá antioqueño, en especial de Belén de Bajirá, de los Montes de María y otras zonas, a la postre infelices moradores del barrio Nelson Mandela de Cartagena de Indias.
Dice Collazos: “No se trata solamente de los sobrevivientes, de quienes vieron morir a padres, hermanos, parientes y amigos, o de quienes fueron testigos del exterminio de familias enteras. Hay que incluir a en este inventario de espanto a los fugitivos del miedo”.

Más adelante: “Los huérfanos recuerdan a sus muertos. Los fugitivos del terror evocan a sus amigos asesinados. Todos recuerdan el pequeño pueblo donde nacieron y hablan con nostalgia de los primeros años de una infancia feliz. Me he preguntado entonces por el crimen que los condena hoy a la pobreza más extrema. La he conocido horrorizado, como también he conocido la tenacidad con que sobrellevan la carga de un presente que no contempla idea alguna de futuro. Para ellos, el futuro es ahora mismo”.
Y relata: “Desde 1995 se empezó a ir la gente. Se escuchaban rumores de que ese pueblo se iba a poner peor. La incertidumbre será muy grande. La cosa había empezado por Arboletes, Turbo, Apartadó, Carepa y Chigorodó. Nadie pensaba que iba a llegar a Bajirá, por acá qué va a llegar esa gente, se decía entonces”. Y “esa gente” eran los paramilitares. Es el testimonio de Miguel Ángel Correa Martínez, “otro desplazado del miedo”, en este mosaico de voces donde la vigilia y el sueño se funden como pesadilla.
Xiomara Tibisa Flores Arriola, de 12 años, una de las víctimas desplazadas de Belén de Bajirá, declara a Collazos: “Un día iba yo bajando la loma del pueblo y me tropecé con un pocotón de muertos en una casa. Es noche no pude dormir. Tenía como diez años. Si uno se duerme, sueña con lo que vio. No quería dormirme para no soñar con esos muertos”. Cuenta luego al escritor su pesadilla, en la cual ella y su hermana cortan las cabezas de los asesinos de su padre, comen sus carnes y hacen una cruz con sus huesos. “Creo que ese sueño fue mi única venganza”, expresa Xiomara.
Bahía Solano, una ballena varada
Bahía Solano fue el pequeño gran mundo de Oscar Collazos, allí vivió un resumen de la tragedia colombiana. Jael Stella Gómez, editora de Literatura Infantil y Juvenil de Editorial Norma, expresa: “En la historia de 'La ballena varada', su primer libro de literatura infantil, se revelan problemas sociales y ambientales que afectan a su natal Bahía Solano, como son la tala de bosques, los ríos contaminados, la pesca con dinamita, los forasteros que compran por nada la tierra donde han vivido desde siempre los nativos colonos, a quienes luego convierten en sirvientes”. Collazos hace un paralelismo entre la inmovilidad de la ballena con el estancamiento de Bahía Solano.
Hasta su muerte, Collazos analizó el fenómeno nacional de la violencia. El 25 de marzo de este año, bajo el título de “El comején institucional”, decía en su columna de El Tiempo: “Las insurrecciones armadas de los últimos 50 años, de origen marxista o populista, se hicieron para 'cambiar el sistema'. (...) O para enfrentar y diezmar a las que existían con este fin: este fue uno de los propósitos del paramilitarismo, estimulado por agentes del Estado. Unas y otras fracasaron: las guerrillas no cambiaron el sistema ni los paramilitares acabaron con la guerrilla, pero los daños al país, a la sociedad y a la población civil han sido monstruosos”. Aludía al “outsourcing” de los 'paras' al Estado, a los narcos y a los empresarios; y a una guerrilla envilecida con el secuestro, el narcotráfico, el reclutamiento de menores, la extorsión, los ataques a la población civil, el minado y los ataques a la infraestructura.
Con Óscar Collazos se fue un inventario de pesadillas, pero también de bellos sueños.

 
Literatura para todo público
Los primeros relatos de Collazos, publicados cuando tenía 25 años, fueron recibidos con elogios por Gabo y Cepeda Samudio. Collazos, sorprendido por la acogida, indicó que “fueron escritos con naturalidad y con el empuje secreto de algunas influencias, la de escritores como Cortázar, Salinger, Hemingway, Joyce, Cabrera Infante, William Saroyan. Lo inédito era quizá el mundo que recreaban (la vida de los extramuros)”.
Además de periodismo y ensayo crítico, la obra literaria de Óscar Collazos incluye obras como: “Tierra quemada” (2004), “En la laguna más profunda” (2011) habla de la enfermedad del olvido -el Alzheimer-, “Señor Sombra” (2009), “Rencor” (2006), “Batallas en el monte de Venus” (2004), “El exilio y la culpa” (2002), “La ballena varada” (2002), “La muerte de Erika” (2001), “Morir con papá” (1997), “Adiós a la virgen” (1994), “Las trampas del exilio” (1992), “Fugas” (1998), “Tal como el fuego fatuo” (1986), “Jóvenes, pobres amantes” (1983), “Memoria compartida” (1978), “Los días de la paciencia” (1976) y “Crónica de tiempo muerto” (1975).
La polémica Literatura vs Revolución
Luego de que Ángel Rama solicitara a Collazos un artículo para el semanario “Marcha” de Montevideo en 1969, titulado "La encrucijada del lenguaje", Cortázar envió una respuesta con el lema "Literatura en la revolución y revolución en la literatura: algunos malentendidos a liquidar". En abril de 1970 apareció la contestación de Mario Vargas Llosa, "Luzbel, Europa y otras conspiraciones". La editorial Siglo XXI recogió estos textos en forma de libro e incorporó al cierre una carta abierta de Collazos a Cortázar: "Contrarrespuesta para armar". Hoy, 45 años después de aquella polémica, estos textos siguen siendo documentos de gran valor para comprender la historia del continente, porque permiten reconocer el papel que en ella han desempeñado nuestros escritores.
 
Medicina en la pintura

El dolor y la muerte
en obras de Edvard Munch

Isabel Cristina Rueda Calle Comunicadora Corporativa - elpulso@elhospital.org.co
Edvard Munch, pintor y grabador noruego de fuerte influencia en la corriente Expresionista en el siglo XX. Nació en 1863, hijo de padre médico y de fuerte carácter religioso, a sus 5 años enfrentó la muerte de su madre y a sus 14 la muerte de su hermana favorita -ambas por tuberculosis-, episodios que marcaron su vida y representa en sus obras con angustia y pesimismo. “El grito” es su obra más popular, que realmente llamó “El grito de la naturaleza”. Al estilo de esta obra, opuesto al realismo, que enfatiza sentimientos y emociones del artista, se le llamó “Expresionismo”.

Entre sus pinturas más relacionadas con la salud, “La muerte en el cuarto del enfermo”, realizada por Munch cuando tenía 30 años, representa la muerte de su hermana. En esta pintura de la que hizo 4 versiones, muestra el momento en que Johanne Sophie, que tenía un año más que él, estaba pasando por el final de su vida con apenas 15 años de edad, por una tuberculosis. Ella está sentada en una silla, en la que el autor dice en su Diario que él y todos sus familiares se sentaron alguna vez, invierno tras invierno, esperando la entrada del sol, hasta que la muerte se los iba llevando.
A la derecha se aprecia probablemente la parte de atrás de la silla que mostró antes en “La niña enferma” y el almohadón que le proporcionaba comodidad. En la escena se ve a su padre y médico, el cual deja la ciencia a un lado para orar por ella, estricta religiosidad que también inculcaba a sus hijos. A la derecha de la enferma se encuentra de nuevo la tía, quien parece acompañar al padre en sus plegarias. No muy lejos, pero cada quien sumergido en sí mismo, están en primer plano Munch con sus otras dos hermanas y en la izquierda se ve a su hermano Andreas. Todos se encuentran enfrentando, además de la muerte, la soledad, pues allí cada uno está mirando su dolor, sentimiento que los une.
Esta pintura es utilizada en conferencias donde el manejo del dolor y el duelo están por encima de la lucha contra la muerte, en debates que cuestionan hasta dónde intervenir y desde cuándo acompañar el proceso de muerte. Muestra una familia que prefirió pasar por el túnel de la muerte en casa, acompañando a su ser querido desde la intimidad del hogar, sin medidas extremas que sólo podrían retrasar la llegada inevitable de la muerte.
El foco de la obra no es la paciente, sino lo que la enfermedad y la muerte de un ser querido generan. Sin entrar en detalles que ofrecerían la corriente del realismo o del impresionismo, comparte de manera amplia el sufrimiento por la muerte de su hermana.
En la obra de Munch puede observarse cómo el dolor es la antítesis de la belleza. No vemos un cuadro que reconforta la mirada, sino que la inquieta, y esa emoción que el autor transmite la hace igualmente estética.
Referencias:
- Historia de Edvard Munch:
http://www.safran-arts.com/42day/art/art4dec/art1212.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Edvard_Munch
http://en.wikipedia.org/wiki/Edvard_Munch
- El Grito: http://en.wikipedia.org/wiki/The_Scream
- The sick child: http://en.wikipedia.org/wiki/The_Sick_Child
- Interpretation of the Death in the sickroom:
http://litmed.med.nyu.edu/Annotation?action=view&annid=10303
La pintura impresionista: http://www.apollo-magazine.com/munch/

 



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