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Reflexión
del mes |
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Concepción:
A un genetista le parece muy significativo que para hablar
de una idea que se nos viene a la cabeza empleemos el mismo
término que para referirnos al comienzo de la vida
de un nuevo ser. La palabra es la misma: concepción.
Se concibe una idea y se concibe un niño. Y la genética
nos dice que no nos equivocamos al emplear el mismo término.
¿Qué es la concepción? Es la información
inscrita en la materia, aunque esa materia ya no es materia,
sino un nuevo hombre"
Un niño con Síndrome de Down es más
niño que otros"..
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Jèrôme
Lejeune (París, 1926-1994). Médico genetista
francés. Descubrió que el Síndrome de
Down se debe a la presencia de un cromosoma de más
(trisomía 21) y describió el Síndrome
del maullido de gato o Cri Du Chat. Fue experto en genética
humana en la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 2007 se inició la causa de su beatificación
y canonización, y el proceso diocesano concluyó
en 2012 en París.
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Reforma a la salud: una tormenta perfecta
Iván
Jaramillo Pérez - Magíster en Administración
Pública, consultor internacional ivanjaramilloperez@gmail.com
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Sólo
le gusta al Ministro
A la reforma del ministro Gaviria le han llovido rayos
y centellas, de diestra y siniestra: nadie dice estar de acuerdo
con una novedosa reforma del sistema de salud que constituye
un tercer intento -tras las leyes 1122/07 y 1438/11- y que
se juega simultáneamente en dos canchas, hecho por
lo demás inédito en una reforma sectorial: Las
ligas mayores juegan en la Comisiones Primeras de Cámara
y Senado para definir los principios o la Ley Estatutaria
de Salud; y las ligas menores juegan a establecer el modelo
operacional de la salud en las Comisiones Séptimas.
El senador Jorge Robledo coincide con Fedesarrollo -por razones
distintas- en calificarla como la peor intentona de reforma
desde la Ley 100, pues podría resultar peor el remedio
que la enfermedad. Si bien los críticos en general
no la consideran cosmética -como en los dos casos anteriores-
los Gestores creados por la reforma podrían ser las
mismas EPS camufladas, es decir, la misma perra con
distinta guasca, al decir de un campesino antioqueño.
Se desató entonces la tormenta perfecta. Pero esto
no inmuta al ministro Alejandro Gaviria, pues dice: Si
todos me atacan, es porque algo estoy haciendo bien. |
Entre
micos y lagartos
El proyecto de ley estatuaria fue radicado ante la
Comisión Primera del Senado por el gobierno el pasado
19 de marzo. El presidente Santos ingresó al Capitolio
del brazo de la Gran Junta Médica y llevando bajo el
brazo un proyecto de 14 puntos
de los cuales al menos
7 eran micos, porque tocaban temas sobre el modelo, tema que
no corresponde a una ley estatutaria. Posiblemente pretendían
dejar sin nada qué hacer a las Comisiones Séptimas.
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El debate se inició
en un ambiente enrarecido -como de zoológico, no solo
por la abundancia de micos, sino por las acusaciones de lagartos,
lanzadas por el Superintendente de Salud contra algunos congresistas-.
Dos bandos se confrontaron en la cancha: unos desde la izquierda,
con la pretensión de ampliar el derecho a la salud,
y otros desde la derecha, con la firme determinación
de fijar límites al gasto en salud.
El lado izquierdo
Este contexto facilitó que en principio se
alinearan rápidamente los jugadores del lado
izquierdo de la cancha: un equipo integrado por los
defensores del derecho a la salud sin límites, liderados
por Luis Carlos Avellaneda, junto con buena parte de los médicos,
de profesores de la Universidad Nacional, con el apoyo de
la Corte Constitucional desde la trastienda. En el segundo
tiempo se incorporó la contralora Morelli quien, como
se dice en béisbol, entró como bateador emergente,
proponiendo el PIS o Plan Infinito de Salud. Lo
cierto es que este equipo, sobre la base de Mi Plan
propuesto por el gobierno, logró acabar con el Plan
Obligatorio de Salud (POS), que estaba limitado a 5.874 actividades,
intervenciones y procedimientos, así como a 730 medicamentos.
Esta anotación, que abrió el marcador, se vio
complementada con otros dos goles: la libre elección
de prestadores entre todos los habilitados por los afiliados
al sistema; la autonomía médica, en otras palabras,
que en lo sucesivo los médicos podrían recetar
lo que consideren necesario y conveniente para sus pacientes,
y los afiliados podrían consultar donde prefieran.
Además, el arquero de este bando tapó un tiro
libre desde la derecha contra la tutela, la cual finalmente
quedó tal cual.
El lado derecho
Los jugadores del lado derecho de la cancha
se demoraron un poco en salir de su camerino: el gremio de
las EPS (Acemi) y Fedesarrollo pronosticaron lo peor, mediante
una andanada de lloriqueos que el ministro califica como claro
ataque de fracasomanía, concepto acuñado por
Albert Hirschman precisamente para explicar por qué
los dirigentes colombianos no aprenden del pasado. No obstante,
el gobierno debió aliarse con ellos para fijar límites
al PIS y así utilizar la Ley Estatutaria
para meter en cintura el derecho a la salud, eliminar los
recobros y presentar un camino alterno al uso de la tutela.
Si bien desde el comienzo la Gran Junta Médica había
compartido con el gobierno una pequeña lista negativa
o de excepciones explícitas a Mi Plan -lo
cosmético, lo suntuario o sin evidencia científica-
los atacantes de la derecha se anotaron un golazo cuando excluyeron
del derecho a la salud los procedimientos, intervenciones,
actividades o medicamentos cuyo uso no haya sido autorizado
por la autoridad competente
es decir, la baraja
-con todo y derechos- regresa al repartidor de las cartas:
el gobierno.
Tras los tiros fallidos contra la tutela, el gol de desempate
en favor de la derecha se marcó en el momento mismo
de aceptar como límite al derecho a la salud el principio
de la sostenibilidad fiscal. En otras palabras:
Se puede todo, si hay con qué pagarlo.
Fue ahí donde Morelli interceptó el balón
y de un taconazo lo sacó de la cancha, enviándolo
a la Corte Constitucional para que defina la aplicación
de este principio durante el tiempo complementario de la revisión:
los próximos 6 meses. |
El art. 13 de la Estatutaria
no precisa
quién maneja las redes: ¿Los Gestores?
¿Los departamentos?¿Las comisiones de área?
¿El Ministerio?Pero el proyecto de ley ordinaria
-art. 27 y 32-
prevé que los Gestores organizarán las redes,
y por tanto,
aunque no manejen directamente los recursos
del sistema, sí manejarán el poder.
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Las
EPS cambian de bando
Es por demás curioso el papel oportunista que
han jugado las Empresas Promotoras de Salud, las célebres
EPS. En un encuentro anterior, disputado ante la Corte Constitucional
-con motivo del seguimiento a la Sentencia T-760/08-, las
EPS se unieron a las asociaciones de usuarios de alto costo,
a los laboratorios y a los académicos para ampliar
el derecho a la salud con todos los conceptos del No-POS (por
fuera del POS). Fue así como -aprovechando el infausto
desliz de los magistrados que avaló los recobros- exprimieron
a más no poder las finanzas del régimen contributivo
hasta quebrarlo. Este es justamente uno de los principales
motivos de esta reforma: MI PLAN = POS+NO POS.
Pero ahora, las EPS debieron cambiar de camiseta para ocupar
el espacio previsto para los nuevos Gestores: ahora juegan
en el lado derecho de la cancha. La razón es muy sencilla:
antes el derecho al No-POS era pagado por el gobierno por
fuera de la Unidad de Pago por Capitación (UPC): de
ahí los recobros, generadores de ingresos adicionales
a las EPS con sus secuelas de corrupción. Pero ahora
las cosas son de otro calibre: se puede vender el derecho
al No-POS, pero sólo por cuenta de la UPC, es decir
contra el bolsillo y las utilidades de las EPS o futuros Gestores
de Servicios de Salud.
El misterio de las redes
Llama mucho la atención que senadores y representantes
-haciendo gala de la sapiencia jurídica que se intuye
en sus ponencias- hubieran masacrado en su cuna a los 7 micos
de la Gran Junta Médica, incluyendo el artículo
13 sobre Redes de servicios, que textualmente dice: El
sistema de salud estará organizado en Redes Integrales
de Servicios de Salud, las cuales podrán ser públicas,
privadas o mixtas.
A todas luces este tema -muy importante por cierto- no es
materia de los principios estatutarios, pues constituye una
simple opción organizativa o de modelo, que debe ir
en una ley ordinaria. No obstante -mediante un impresionante
acto propio de Lázaro y tras haberlo sepultado en ambas
cámaras-, el susodicho artículo 13 reapareció
bajo la apariencia de mico resucitado
en el texto
conciliado al proyecto de ley estatutaria. ¿Qué
pasó? Al parecer, se trata de un gol olímpico
del equipo de la derecha, que no alcanzó a ver venir
el de la izquierda. El artículo en mención está
redactado en forma neutral, porque no precisa quién
maneja las redes: ¿Los gestores? ¿Los departamentos?
¿Las comisiones de área? ¿El Ministerio?
Pero bueno, el proyecto de ley ordinaria -en los artículos
27 y 32- tiene previsto que los Gestores organizarán
las redes, y por tanto, si bien no manejarán directamente
los recursos del sistema, sí manejarán el
poder.
Quizás los del lado derecho quedaron nerviosos cuando
la izquierda definió que la libre elección de
los usuarios era entre prestadores habilitados
y no entre prestadores ofrecidos en forma restringida de un
panel de cada EPS, como ocurre hasta ahora bajo la Ley 100.
Es claro que si los usuarios pueden escoger cualquier prestador
habilitado, no existirán redes pre-establecidas
de obligatoria adscripción, y los Gestores se quedarán
sin poder y sin beneficios, al no poder organizar el grupo
económico entrelazado mediante la integración
vertical u horizontal.
Vale recordar que Fedesarrollo considera que las EPS son necesarias
para controlar costos, porque arriesgan o exponen su
capital en la búsqueda de utilidades. Coincidiendo
por una vez con la derecha, los académicos, Avellaneda
y Robledo, piensan que el poder de las EPS está en
la intermediación financiera, cuando los
propietarios de las EPS y de los futuros Gestores buscan en
realidad controlar una red de servicios: con sus
aportes de capital compran, no tanto unas acciones
que producen dividendos, sino un derecho de red con mercado
asegurado. Ese es su verdadero modelo de negocio: mediante
esa red producen utilidades -burlando los formalismos que
restringen la integración vertical- al configurar grupos
económicos de facto. Para el capitalista en salud no
importa que las EPS subsidiadas den pérdidas, siempre
y cuando puedan comprar medicamentos y servicios y definir
a quién se los compran. ¿Qué importa
exponer $100.000 de mi capital y eventualmente perderlo -como
piensa ingenuamente Fedesarrollo- si eso le garantiza ganar
$500.000 vendiendo medicamentos y servicios?
Pero si se acaba la intermediación -mediante el giro
directo de Salud-Mía a clínicas, hospitales
y otros proveedores- y si no hay redes obligatorias
o mercados cautivos para exprimir, entonces, ¿para
qué demonios sirven las EPS-S? ¿O su reencarnación
en los nuevos Gestores? De ser así, los propietarios
de las EPS-S migrarán a las Empresas de Medicina Propagada,
tal como ocurrió en Nicaragua o en Brasil con el triunfo
de los modelos estatistas. |
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Ley ordinaria para
salud: en una cancha minada |
La Ley Estatutaria
fijó el marco contra el cual nada puede hacer la ley
ordinaria, salvo adaptarse. Aunque es de suponer que los lobbyistas
tratarán de meter los goles que no pudieron en la Estatutaria.
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El nuevo modelo de salud incorporado
en la ley ordinaria está formado por 4 componentes
interrelacionados: 1) Un Plan de Salud, llamado Mi-Plan
que contiene todos los servicios, excepto los excluidos por
la autoridad competente; 2) Un Fondo Único
afiliador, recaudador y pagador, llamado Salud Mía;
3) Unos Gestores de aseguramiento, que reemplazan a las EPS;
4) Unas Redes Integrales de Servicios -o conjuntos de IPS-
conformadas por los Gestores. Dentro de ese conjunto estarán
las IPS amigas de los Gestores, que garantizan su rentabilidad. |
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¿Qué
va a pasar?
De los avances en la reforma, se pueden desde ahora
anticipar algunas conclusiones:
Con Mi Plan se amplía el derecho a la salud, pero solo
hasta donde la plata alcance y la autoridad competente autorice.
Quizás disminuyan las tutelas.
La libre elección entre prestadores habilitados, según
la ley estatutaria, entra en contradicción con la libre
elección entre Gestores de la ordinaria. ¿Quién
ganará?
Se acaba la intermediación financiera y los Gestores
de aseguramiento se comportarán como EPS-S sin chequera,
pero conservan la ordenación del gasto a su cargo.
Se mantiene el principio de aseguramiento sin intermediación
financiera y como aseguramiento social. La izquierda pierde
su argumentación.
Las redes de salud de obligatoria adscripción se levantan
como la alternativa de rentabilidad para los nuevos grupos
económicos, manejados por los Gestores.
Se producirá una transmigración de las almas
de las EPS a los nuevos Gestores de Salud, pero arrastrando
el cuerpo de deudas con las IPS. Las propuestas de corte no
son sólidas ni convincentes. |
Ya aprobada la ley
estatutaria -tras un
proceso cargado de picardías e intereses
particulares- una ley ordinaria deberá organizar
la operación del sistema de salud
que será
muy parecida a la que existe.
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Hay una novedosa
propuesta de compra de cartera por parte del Fosyga (cuenta
de garantías a las IPS), para luego cobrársela
a las EPS, pero aún no es claro si habrá tiempo
y dinero.
Salud Mía -el nuevo fondo único de recaudos
y pagos- tiene un cuarto de hora para demostrar que sí
funciona, tal como ya lo ha hecho parcialmente con el giro
directo a las IPS por cuenta del régimen subsidiado.
El mercado negro de la compraventa de afiliados no se modifica
y se incrementará durante la transición.
Los anuncios catastróficos de ACEMI y de Fedesarrollo
no tienen fundamento.
La Contraloría no le teme a la quiebra de las finanzas
de Estado por cuenta del gasto en salud, pero no propone nada
para que la plata de Salud-Mía no se convierta en TES.
A la Asociación Colombiana de Empresas Sociales del
Estado y Hospitales Públicos (Acesi) y a la Asociación
Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) les hizo
falta más lobby. La deuda con las IPS podría
sostenerse e incrementarse.
Los capitalistas privados se quedan como Gestores si logran
conservar una red adscrita, funcionando como grupo económico
rentable, o como corralito de afiliados cautivos para venderles
otros productos. De lo contrario migrarán hacia las
Empresas de Medicina Prepagada como en Brasil y Nicaragua. |
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El
Hospital San Vicente cumple 100 años
Reminiscencias III
Bernardo
Ochoa Arismendy, MD |
El Hospital
es a la Medicina, lo que la Catedral a la Religión
y el Palacio a la Monarquía. Es el corazón
de la Empresa de la Salud, el sitio donde la Medicina se
practica en su nivel más avanzado, especializado,
innovativo y complejo. Roy Porter en A short
History of Medicine p. 135
Cada escuela de medicina debe ser no solamente parte
de una universidad, sino estar tan estrechamente vinculada
a un excelente hospital, que los dos, se identifiquen solidariamente
en los mismos propósitos: curar, enseñar e
investigar. Johns Hopkins, fundador de la Universidad
JH, citado por Nuland S.B. en The Biography of Medicine
p. 399
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El Hospital San Vicente cumple
100 años de fundado. Durante todos sus años
de servicios, los primeros rayos del sol penetraron cada mañana
por los enormes ventanales de sus salas para llevar a los
enfermos el mensaje vital de la naturaleza. Cada amanecer
encontró también una generación tras
otra de jóvenes colombianos, agrupados alrededor de
una cama, mientras un profesor les enseñaba a leer
al enfermo allí acostado, como lo exige la nueva pedagogía,
que define al enfermo como el libro abierto que estudiantes
y profesores deben leer con cuidado. |
Centenares de miles
de enfermos recobraron en nuestro Hospital la salud perdida,
mientras todos los demás recibimos los saberes que
se requieren para leerlos y comprenderlos mejor. Allí
aprendimos que enfermedad y enfermo no son términos
equivalentes: la primera nos habla de órganos o sistemas
afectados, mientras el enfermo se nos presenta como la compleja
unidad psicosomática que es. Y aprendimos también
que la misión del médico y de las instituciones
de la salud, a fuer de ser indispensable, es también
humilde: se reduce a curar de cuando en vez, a aliviar el
sufrimiento y el dolor cuando ello es posible, y a consolar
siempre. Ah, y muy importante: a ayudar a morir con dignidad.
Por todo esto, hoy le estamos diciendo a nuestro Hospital:
gracias por habernos ayudado a saber cómo servir. |
El contingente profesional
y técnico formado en el Hospital y entregado al país
para su servicio, es enorme: unos se quedaron a ejercer en
la ciudad, otros se fueron a llenar las necesidades de pueblos
y veredas en todo el territorio nacional, y otros por fin
decidimos que la razón de ser de nuestras vidas profesionales,
estaba en los predios y los nobles propósitos que cumplen
conjuntamente Hospital y Universidad, como lo anuncia Johns
Hopkins, y allí nos quedamos para siempre. Centenares
de miles de enfermos pertenecientes al sector más frágil
de nuestra población, recibieron por tantos años
el cuidado del profesorado de la Facultad, el recurso médico
mejor calificado de la ciudad de Medellín, movido sólo
por esa fuerza que da el espíritu de servir. |
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Porque entonces
nuestro San Vicente era un Hospital de caridad. Así
lo quisieron sus fundadores cuando anunciaron la creación
de un gran hospital para los pobres. Con estas palabras Alejandro
Echavarría y sus seguidores, se empeñaban en
darle algún alivio a la existencia del problema social
que por siglos ha atormentado la conciencia de los pueblos
y cuya solución sigue en espera. Este mismo objetivo
se advierte en las palabras que se le atribuyen a Jesús
en los Evangelios, a Mahoma en El Corán, y fueron las
mismas utilizadas por Gustavo González Ochoa cuando
pedía de puerta en puerta para financiar la parte del
San Vicente dedicada a los niños: Construir un Gran
Hospital para los Niños Pobres. Nunca lo debemos olvidar
y menos en esta celebración.
Un gran Hospital para quienes no tenían otra opción
de acceder a los recursos de salud. Y así fue hasta
finales del siglo cuando el Estado creó el nuevo instrumento
jurídico: Ley 100 de 1993. De entonces para acá,
muchas cosas han cambiado. Cierto que ha mejorado la cobertura
de la salud de la población. Pero los más pobres
de los pobres siguen aún marginados y lo seguirán
hasta tanto las herramientas necesarias para incorporarlos
a los recursos de salud sean habilitadas en los talleres del
Estado. Nada fácil. Aunque se ejerza la caridad, el
Hospital ya no puede llamarse de caridad. Ahora
produce dinero y con todo derecho. Y lo utiliza de acuerdo
con las decisiones que toma la Junta Directiva, sabias seguramente.
Y hoy el Hospital y la Universidad siguen tras los mismos
objetivos que les pide la sociedad: curar, enseñar
e investigar, aunque el intento de separar asistencia de docencia
sigue vivo. |
Cuando aparecieron
los Nuevos
Servicios Especializados, sus enormes beneficios
pronto se proyectaron sobre la comunidad enferma.
Fue así como la imagen del Hospital Universitario
San Vicente de Paúl se creció, y se proyectó
grande
y esplendorosa ante el país.
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La nueva situación económica del Hospital
nos permite hoy el placer de ver convertidas sus viejas
avenidas y plazoletas en jardines que invitan al solaz
de los enfermos, y al disfrute de todos los que lo visitamos.
Y no faltan turistas tomando fotos. Y saber que el equipamiento
del Hospital se ha actualizado, modernizado. Hasta se
construyó un nuevo y lujoso hospital cerca del
aeropuerto en Rionegro, que orgullosamente ostenta los
símbolos y el nombre de San Vicente. Todo es progreso,
y esto, repito, nos llena de alegría a todos los
que sentimos orgullo al llamarnos sus hijos. También
las viejas estructuras han recibido la visita de los constructores
que las remodelan.
Sentado en una banca de la plazoleta de La Fuente, ya
en el otoño de la vida, no puedo menos que recordar
los tiempos de vacas flacas, esos en que año tras
año, poco después de iniciado el segundo
semestre, el angustiado Director del Hospital anunciaba
que ya los acreedores se negaban a crecer sus carteras.
Y se agotaba el yeso y los medicamentos, y hasta la comida
de los enfermos llegó a estar amenazada. Sólo
era posible admitir enfermos en situación de extrema
urgencia, y para inmovilizar la fractura era necesario
pedir a la familia que comprara el yeso o los materiales
de sutura, o antibióticos si se requerían.
Había entonces que cerrar camas y dar vacaciones
extemporáneas.
El modelo norteamericano
Pero recordamos también cómo y por
feliz contraste, fue en aquellos tiempos de grandes penurias
cuando bajo el liderazgo arrollador de un visionario,
Ignacio Vélez Escobar, Hospital y Facultad pusieron
en práctica la nueva filosofía de la educación
médica diseñada 40 años atrás
por Abraham Flexner, la misma que desbordó la capacidad
de asombro y admiración del mundo más avanzado.
Fue entonces cuando directivos del Hospital y la Facultad,
trabajando junto al profesorado y en un arranque sin antecedentes,
nos dedicamos a diseñar nuevas historias clínicas,
a modernizar el archivo, a mejorar los laboratorios; se
adquirieron nuevos equipos de Rayos X, se acondicionó
una moderna lavandería, se agruparon los servicios
en grandes unidades llamadas departamentos, se le dio
soporte fundamental al internado y a las residencias,
se acondicionaron espacios para la docencia y la administración,
todo un esfuerzo ciclópeo, con todos empujando
el carro del progreso y todos, oficiales y soldados, aplicando
los conocimientos que habíamos adquirido en los
grandes centros académicos de los Estados Unidos.
Fue gracias a este trabajo coordinado que empezaron a
aparecer en el Hospital los Nuevos Servicios Especializados,
cuyos enormes beneficios pronto se proyectaron sobre la
comunidad enferma. Fue así como la imagen del Hospital
Universitario San Vicente de Paúl se creció,
y se proyectó grande y esplendorosa ante el país.
Y la nueva estrategia educativa no tardó en reflejarse
en la preparación de los médicos, en la
formulación de proyectos de investigación
y en publicaciones en revistas de alta circulación
internacional que empezaron a mostrar los nombres del
Hospital y la Universidad de Antioquia en otras tierras.
La calidad de nuestra medicina subió a unas alturas
que nunca había tenido, y así llegamos a
la última década del siglo XX, cuando el
paciente admitido dejó de ser de caridad
y se convirtió en un enfermo subsidiado por el
Estado o compañías de seguro.
Con la presencia de los pacientes subsidiados hizo también
presencia un nuevo factor: el dinero, cuya utilización
juiciosa podría mejorar la asistencia, la docencia
y la investigación, sin menoscabo de otros fines
que pudiera tener el Hospital. De todas maneras la institución
y sus objetivos que compartía con la Universidad,
se verían grandemente beneficiados. Fue entonces
cuando pensé que había llegado la hora de
cerrar el círculo del cambio iniciado durante el
Decanato de Ignacio Vélez, con el cual nuestro
Hospital se pondría en línea con el mejor
sistema hospitalario del mundo. Para entonces ya los años
me tenían en la puerta de salida, pero cuánto
hubiera disfrutado siendo testigo de aquel cambio. No
ocurrió así, sin embargo. Pero soy un optimista
irredento y cada vez que visito un Hospital Universitario
en Estados Unidos, pienso con mayor firmeza que tendrá
que llegar el día en que algún líder
descubra los beneficios y encantos de aquel sistema, perfectamente
aplicable entre nosotros, y que, por otra parte, para
nada lastima la posibilidad de seguir utilizando el dinero
con la sabiduría que lo vienen haciendo.
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Bioética
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Después
de 20 años de fracasos debidamente comprobados, incluyendo
registros fotográficos de interminables filas de enfermos
que buscan atención, de malversación de fondos
que deberían aliviar los sufrimientos de los pacientes
menos favorecidos económicamente, de muertes por falta
de atención oportuna y a la cual el enfermo tenía
derecho, etc., nuestros legisladores vuelven a ocuparse de una
reforma a la atención en salud, reforma que puede ser
más un vergonzoso maquillaje que una verdadera restitución
del respeto incondicional, intrínseco, a la persona del
paciente cualquiera sea su situación social, económica,
su credo religioso o político, la condición médica
de su salud, etc. |
Mientras subsista el más mínimo vestigio de
la perversa, por decir lo menos, Ley 100 de 1993, mientras
persista el más mínimo indicio del espíritu
mercantilista que la inspiró, no se podrá hablar
de reforma sino de deformación del derecho intrínseco,
inherente a la dignidad de ser humano, de ser atendido en
lo relacionado con su salud en forma honesta, justa.
Mientras subsistan instituciones de mercaderes particulares
-EPS, IPS, etc.-, no podremos hablar de atención honesta
al paciente sino de negocio en el área de la salud.
Más grave aún si el Estado, olvidando su deber
de cuidar de cada ciudadano cualquiera sea su edad, su sexo,
raza, credo político o religioso, su estado de salud,
etc., se convierte en un comerciante que explota económicamente
el derecho inalienable a la atención en salud.
Como lo he expresado en otras oportunidades, para restituir
al paciente -sano o enfermo- la dignidad intrínseca
que le corresponde como persona desde la concepción
hasta su muerte, para cumplir con esta obligación ética
y además legal, según la Constitución
vigente en Colombia, la de 1991, -artículo 17-, las
instituciones creadas por la Ley 100 deben desaparecer y retornar
al sistema de atención médica personal, liberal,
inspirado en la doctrina de Hipócrates y bajo la estricta
vigilancia del Estado, para evitar y para sancionar ejemplarmente
todo abuso, toda injusticia, sea ésta cometida por
los profesionales de la salud o por los mismos pacientes que
pretenden que disfrutar de un servicio público puede
convertirse en libertinaje, con perjuicio de terceros.
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NOTA:
Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética
-Cecolbe-. |
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Maestro, ¿qué es eterno?
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La
grandeza del ciclismo colombiano. Ramón Hoyos ganó
4 vueltas a Colombia, Cochise ganó 4 y fue bicampeón
mundial en pista, el Ñato Suárez se trepaba
por una pared, Lucho Herrera campeón de la Vuelta a
España, de la Dauphiné Liberé, del Tour
de L´ Avenir y rey de montaña en 3 vueltas europeas,
Fabio Parra 3° en el Tour de Francia, Santiago Botero
campeón mundial contrarreloj, rey de montaña
y 3° en el Tour, Martín Ramírez campeón
de la Dauphiné Liberé y del Tour de L´Avenir,
Rigoberto Urán: medalla de oro olímpica y subcampeón
del Giro de Italia, y ahora, Nairo Quintana, rey de montaña,
campeón novato y subcampeón del Tour de Francia.
Sólo les falta escalar las sagradas cumbres del Himalaya.
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