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Manual único tarifario puede no reflejar los costos reales de la prestación

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Colombia tiene un gasto en salud que se encuentra en niveles promedio respecto de países con similar PIB por habitante. Aparentemente, y hablando desde una perspectiva macroeconómica, podríamos decir que no estamos tan rezagados.

Sin embargo, hay que decir que existe un problema en la administración de los recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS); la cartera de la red hospitalaria ha presentado desde tiempo atrás grandes dificultades en el movimiento y administración de esos recursos. Caso es el de las EPS que no cumplen con las condiciones patrimoniales y de permanencia exigidas por las entidades de control, está es la vertiente del deterioro de la confianza entre los agentes. Para resolverlo, es necesario garantizar la adecuada administración de los recursos y que estos se transmitan efectivamente para que lleguen al punto donde se necesitan, que es la operación y prestación del servicio de salud.

Frente a esto, y según expuso el actual Gobierno, el sistema tarifario único, “se perfeccionará con una Adres más capaz, para que no se quiebren hospitales y se mejore la condición salarial de la fuerza laboral de la salud. Con la reforma, se propone una modificación del régimen tarifario único que determinará el Ministerio de Salud, dirigido a eliminar las tarifas detalladas y a determinar pagos integrales por tratamientos y servicios, así como formas de pago que impliquen riesgo compartido, tarifas que deben integrar factores adicionales por regiones geográficas y calidad de los servicios y acreditación institucional. Ahora, ¿será esto uno de los mayores aportes de la reforma a la salud? ¿Establecerá un fuerte sistema de atención primaria y prevención? ¿Reducirá en el tiempo los costos de la salud?

Quizá estas preguntas son pocas a todo lo que puede desplegarse sobre una tarifa única. En el caso de los hospitales pueden afectarlos significativamente. Y es importante comprender que la tarifa de referencia ofrece márgenes para que prestadores y aseguradoras analicen costos y calidades.

Vale resaltar que la eficiencia de los prestadores no siempre explica las diferencias de costos; estas también dependen de su entorno socioeconómico. En este caso, una tarifa única nacional para un mismo servicio de salud puede no reflejar optimistas incentivos. Es decir, los hospitales con costos inferiores a esta tarifa tendrían incentivos para inducir la demanda. Estos prestadores obtendrían utilidades extra por servicios de salud.

Con relación a lo expuesto anteriormente, hay algo cierto y es que es necesario complementar con algunos instrumentos de política tales como: el establecimiento consensuado de un piso tarifario, que remunere intervenciones y procedimientos basados en altos estándares de calidad. Además de la estandarización de los procedimientos, la emisión de lineamientos, guías y protocolos que respondan a los objetivos de los modelos de atención.

El punto de análisis de un tarifario debe partir de los costos reales de prestación, y debe asumir las variaciones que se tienen. Frente a esto es importante entender que las instituciones de salud no tienen la misma estructura de costos. No comprender esto puede propiciar una mayor inequidad dentro el sistema.


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