MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 279 DICIEMBRE DEL AÑO 2021 ISNN 0124-4388
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El día en que Gabriel García Márquez recibió el Premio Nobel de literatura, en su discurso hizo un vaticinio: “Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: “Me niego a admitir el fin del hombre”. No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica.
Si algo hemos dado como un hecho inalterable, es la existencia de la vida como un atributo sine qua los humanos nos mantenemos en la cúspide de la “creación”. Sin embargo, ese convencimiento podría estar a punto de comenzar a resquebrajarse luego de que científicos han comenzado a hablar del inició de una sexta extinción masiva de la vida sobre la tierra, con una gran diferencia de las anteriores, esta vez, la causa es una de las especies que habitan el planeta el hombre.
Es probable que el cambio climático, de agudizarse y no lograrse los consensos necesarios para reversar sus efectos, no concluya con la extinción masiva de la vida en el planeta, como tampoco ha sucedido antes. Siempre algunas especies lograron adaptarse, evolucionar, y continuar su proceso evolutivo. De lo que no hay certeza es que ante una posible catástrofe de esta naturaleza, sean los humanos una de esas especies que logren la supervivencia.
Las extinciones masivas han sido períodos en la historia de la tierra en los que, por una causa ajena al funcionamiento normal del planeta, grandes cantidades de especies mueren simultáneamente o dentro de un marco de tiempo muy específico.
Los geólogos calculan que desde el inicio de la vida en el planeta, han sido por lo menos cinco las extinciones que además de ocasionar la muerte de millones de seres, su magnitud ha sido tal que produjeron cambios radicales en todo el ecosistema, e incluso alterando la geografía de la tierra. En lo que los científicos coinciden es que en cada una de estas cinco grandes extinciones, desapareció como mínimo la mitad de todas las especies, y todas se desarrollaron a lo largo de periodos muy amplios, incluso de millones de años,
Aunque existen muchas preguntas sin resolver sobre cómo y por qué se iniciaron estas grandes extinciones, la que los científicos temen que pueda ser la sexta si cuenta con una explicación: el abuso de la naturaleza por parte de los seres humanos.
La primera de estas extinciones es la que denomina Ordovícico-Silúrica, sucedida hace aproximadamente hace 440 millones de años. En esa oportunidad cerca del 86 % de la vida en la tierra se extinguió. Sus posibles causas fueron la glaciación y por lo tanto la caída del nivel del mar. Hay que considerar que para ese momento geológico, la mayoría de la vida se desarrollaba en los océanos.
A esta e siguió la extinción Devónica hace alrededor de 360 millones de años. Acá un 70 % de la vida se extinguió. Las primeras plantas e insectos que estaban en tierra firme fueron extinguidos en esta época y los vertebrados no volvieron a aparecer en tierra hasta 10 millones de años después.
La que se ha considerado la extinción más grave ocurrió al final del período Pérmico, cuando el 96 % de todas las especies perecieron. Sucedió aproximadamente hace 250 millones de años y su causa fue una erupción volcánica que lleno el aire de CO2, generando un calentamiento global y la acidificación de los océanos. Particularmente, estos mismos fenómenos son los que estamos provocando hoy artificialmente con el consumo de combustibles fósiles. Fue de las pocas especies que subsistieron donde viene la vida que se conoce en la tierra.
La cuarta gran fue la extinción del Triásico-Jurásico, hace unos 200 millones de años y de menor impacto, ya que solo fue en 20 % de la vida, especialmente la marina, la que se extinguió, así como la mayoría de los mamíferos y anfibios. Su causa, se cree fue por el impacto de asteroides, cambio climático y erupciones volcánicas. La principal especie sobreviviente fueron los arcosaurios, antepasados de los dinosaurios.
Tal vez la más conocida fue precisamente la que acabó con estos, la del Cretácico-Paleogénico: hace alrededor de 65 millones de años, y provocó la extinción de más del 70 % de la vida en la Tierra. Sus causas fueron la actividad volcánica y principalmente el impacto del asteride CHICXULUB en Yucatan, provocando la extinción repentina de millones de especies.
Que se argumente hoy la posibilidad de una sexta extinción no es alarmismo, es el resultado de estudios que muestran por ejemplo que actualmente El 99 % de las especies se encuentra en peligro de desaparecer, como lo reseñó la organización Biological Diversity, entre otras razones por las pérdidas de los hábitat, la introducción de especies exóticas en zonas ajenas a ellas, y las actividades que producen calentamiento global.
Algunas de las especies más amenazadas en la actualidad, son los anfibios ya al menos un tercio de las más de 6,300 especies conocidas están en peligro de extinción (Biological Diversity). El 12 % de las más de 10,000 especies de aves conocidas se encuentran amenazadas (BirdLife International); el 30% de las especies de invertebrados (se conocen más de 1 millón) se encuentran en peligro de extinción (UICN). Pero además, un estudio de 2008 mostraba que al menos un tercio de los arrecifes se encuentran amenazados y según la International Union for Conservation of Nature (IUCN) el 50 % de las especies de primates están en peligro de extinción.
Según Science Advances “la tasa actual de extinción podría ser más de 100 veces superior a la normal.
El día en que García Márquez recibió el Nobel, su intervención concluyó con un llamado de esperanza que hoy resuena más allá del auditorio de Estocolmo y lo hacen suyo millones de personas en todo el planeta. “Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.
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