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La salud, una perjudicada directa con el cambio climático

Por: Redacción EL PULSO
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La Organización Panamericana de la Salud ha señalado de manera categórica que el cambio climático es la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI. La afectación se dará a través de impactos directos como las olas de calor, sequías, tormentas fuertes y aumento del nivel del mar, e impactos indirectos como el aumento en las enfermedades de las vías respiratorias, las transmitidas por vectores, además de los efectos sobre otros determinantes que se traducen en inseguridad alimentaria, dificultad para el acceso a agua, desnutrición, e incluso, desplazamientos forzados.

Un ejemplo de la forma en que el cambio climático puede ocasionar grandes problemas de salud pública en países como Colombia se observa con la malaria que cada año en el país afecta unas 130.000 personas. Un control natural para la enfermedad es que los mosquitos transmisores del virus no viven por encima de 700 metros sobre el nivel del mar, pero con el cambio climático, enfermedades como el dengue, la malaria o el chikungunya, llegarán a nuevas zonas en la medida que sus vectores se adaptan y colonizan regiones geográficas que antes les eran inhóspitas, todo debido al aumento de 1,5 grados en la temperatura global. A este elemento hay que sumarle que las inundaciones, otra consecuencia del cambio de la temperatura, impulsa la proliferación de zancudos portadores de estas enfermedades. Un estudio de la revista Science, que analizó el tema, indica que más de 80 % ciento de los colombianos podrían estar expuestos a estas enfermedades.

Que las organizaciones multinacionales como la ONU, OMS/OPS, UNICEF, FAO, y muchas otras, hayan incrementado sus llamados de alerta y hagan una invitación a los países a tomar medidas urgentes, es que si algo se evidenció en el último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático es que el problema no es de las generaciones futuras, y por el contrario ya está sucediendo. Cada año se registran temperaturas medias más altas en el mundo, y todo indica que la pandemia actual de COVID-19 se correlaciona directamente con el tema en la medida en el cambio climático exacerba amenazas para la salud. la OMS calcula que, analizando solo unos pocos indicadores de salud, ocurrirán 250,000 muertes adicionales por año en las próximas décadas como resultado del cambio climático.

Otra afectación directa de la cual los sistemas de salud son testigos, se viene dando con los contaminantes del aire que aunque invisibles, generan afectaciones graves especialmente pulmones, sistema respiratorio, corazón y otros órganos, además de incidir en el desarrollo del feto. Datos de la OMS afirman que 9 de cada 10 personas en todo el mundo respiran aire contaminado, siendo las enfermedades derivadas la tercera causa de muerte en el mundo, lo que coloca el tema como un problema de salud pública del primer orden.

Algunos de estos contaminantes ambientales invisibles son los óxidos de nitrógeno NO2 que en España, por señalar un solo dato, provocan alrededor de 6.000 muertes al año. Otras. Actualmente estos óxidos de nitrógeno se producen en los motores diésel, y son el contaminante más peligros en las grandes ciudades. Pero también las partículas en suspensión son consideradas un carcinógeno de primer orden y se asociación con tumores pulmonares, de mama y digestivos, neumonía infantil, asma, EPOC y alergias. Por su parte el ozono troposférico, resultado de la reacción entre el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos del transporte, y de algunas industrias en presencia de radiación solar, según la Agencia Europea de Medio Ambiente provoca 1.800 fallecimientos prematuros anuales, solo en España.

El secretario general de la ONU António Guterres, al inaugurar la COP26, declaró que la principal prioridad debe ser limitar el incremento de las temperaturas globales a solo 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, sin embargo, los científicos advirtieron que rebasar ese umbral puede estar a la vuela de uso pocos años en la medida en que la temperatura del planeta ya se ha incrementado 1,1 grados Celsius. “La realidad es que se tienen dos verdades diferentes en juego.

El acuerdo firmado en Glasgow, incluyendo a Colombia, esboza algunas medidas específicas que se deben tomar: recortar casi a la mitad las emisiones globales de dióxido de carbono para 2030, frenar las emisiones de metano, con reglas para responsabilizar a los países de los avances que consigan, o no. El problema es que el acuerdo final deja sin respuesta la pregunta crucial de cuántas emisiones debe recortar cada país durante la próxima década y con cuánta rapidez. El compromiso de Colombia es reducir un 30 % para el 2030.

Otros acuerdos logrados en la cumbre se refieren a la deforestación, tema en el que más de 100 países, prometieron poner fin a la deforestación para 2030. Este punto cubre aproximadamente el 85 por ciento de los bosques del mundo, cruciales para absorber dióxido de carbono y disminuir el ritmo del calentamiento global. En cuanto al metano, se acordó reducir las emisiones y se considera un logro de la gestión de Biden, que anunció que la Agencia de Protección Ambiental limitaría el metano proveniente de un millón de plataformas de petróleo y gas en Estados Unidos.


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