En la edición de El Pulso del mes de octubre, anotamos
como para los procedimientos de trasplantes es fundamental
el consentimiento de donante y receptor en los eventos de
donación entre vivos, y del consentimiento de la
familia del donante cuando éste es un cuerpo sin
vida. Este consentimiento tiene su excepción cuando
se trata del abandono del cadáver o cuando opere
la presunción legal de donación.
El decreto 1546 de 1998 define como cadáver al cuerpo
de una persona en la cual se ha producido la muerte encefálica
y ésta se ha certificado mediante examen clínico
por no menos de dos profesionales de las especialidades
de neurología o neurocirugía; igualmente,
se denomina cadáver al cuerpo de una persona cuando
se ha producido irreversiblemente el cese de las funciones
vitales cardio-respiratorias.
La legislación vigente contempla que todos los ciudadanos
colombianos somos donantes de órganos una vez decretada
la muerte cerebral, salvo que expresamente se haya manifestado
la negativa de hacer tal donación. Así las
cosas, los deudos de la persona fallecida tienen el derecho
a oponerse y cuentan con un lapso de seis horas contadas
a partir de la declaratoria de la muerte para acreditar
su condición de familia con facultad para oponerse;
tienen tal facultad en su orden: el cónyuge no divorciado
o separado de cuerpos; los hijos mayores de edad; los padres;
los hermanos mayores de edad; los abuelos y nietos; los
parientes hasta el tercer grado de consanguinidad; y los
afines hasta el segundo grado. Cuando exista desacuerdo
entre el grupo que ha de consentir la donación, prevalece
la voluntad de la mayoría, y en caso de empate, se
entenderá negado.
Ahora bien, pasadas estas 6 horas sin que se logre ubicar
a los parientes del fallecido, se concede la autorización
legal para la extracción de órganos con destino
a trasplantes, lo que redunda en un importante beneficio
a los muchos enfermos crónicos cuya única
esperanza de vida es este procedimiento.
Estas normas sin lugar a dudas de gran importancia desde
la óptica de lo social, sumado a la infortunada ola
de violencia que nos azota, hacen que Colombia se ubique
a la vanguardia en el mundo en la donación de órganos,
permitiendo además importantes avances en la investigación
científica.