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La pasión en los estrados judiciales
De raptos, estupros y seducciones:
Cuando el amor es pecado
Hernando
Guzmán Paniagua - Periodista - elpulso@elhospital.org.co
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| América
Gómez, en 1936, se negó a declarar ante las autoridades
competentes 'cuándo, cómo, dónde ni con
quién perdí mi virginidad', porque consideraba
que 'ni como hombre, ni como empleado público le concedo
derecho a inmiscuirse en asuntos de mi fuero interno'. Es una
de tantas declaraciones de tantos seres reales en tantos procesos
judiciales por tantos delitos, algunos que hoy ya no lo son
en los códigos pero sí en la vida, donde se baten
en duelo el amor romántico sacralizado en el matrimonio
y el amor pasional, transgresor por naturaleza: 'modelo de amor
que está, de entrada, por fuera de la ley'. |
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Este latir de la vida en la severidad
de los expedientes judiciales y de las historias clínicas,
es lo que buscaron Eulalia Hernández y María
Mercedes Gómez, estudiantes de Doctorado en Historia
de la Universidad Nacional de Medellín, con su hondo
estudio Palabras de amor: Vida erótica en fragmentos
de papel. De las escrituras populares en el archivo histórico-judicial
de Medellín 1900-1950. Tatiana Pabón aportó
las historias clínicas para el trabajo.
Reza el texto: Tantos secretos revelados de amores incautos,
de encuentros clandestinos, de rincones emancipados por la
presencia soterrada de los cuerpos; de lágrimas que
rodaron en silencio, de tantas voces quebradas de dolor mientras
rendían declaraciones; tantas remembranzas acompasadas
por el recuerdo de un jadeo o un leve movimiento. Cuántas
cartas de amor, anexadas, para entonces, en la frialdad de
las pruebas de un proceso judicial, pero escritas antes para
la Intimidad de los amantes.
En los expedientes de delitos como estupro, rapto, seducción,
incumplimiento de promesa matrimonial, así tipificados
en el Código Penal de entonces, las mujeres en calidad
de ofendidas probaban la relación afectiva
con el sindicado, aportando cartas, boletas, retratos
y otros documentos que hacían palpables los modos
de sentir, volviendo verbo el amor.
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El latir de la vida en la severidad
de los expedientes judiciales, es lo que buscaron las historiadoras
Eulalia Hernández y María Mercedes Gómez,
en su hondo estudio Palabras de amor: Vida erótica
en fragmentos de papel. De las escrituras populares en el
archivo histórico-judicial de Medellín 1900-1950.
Ilustración de Sandra Cardona.
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Eulalia dijo a EL
PULSO: María Mercedes y yo somos amigas y queríamos
hacer una investigación juntas, la beca de investigación
de la Alcaldía de Medellín nos daba libertad para
escribir lo que pensábamos, en temas que nos atravesaban:
el amor, las relaciones amorosas, las subjetividades femeninas
y masculinas; y escribir para otros públicos, que no
se quedara en un informe académico. Hallamos una forma
de amar diferente a la actual: era todo ese cortejo, las cartas,
rituales distintos, todo tocado por lo familiar y social, la
moral cristiana, cuando la institución del matrimonio
era muy importante y el madre-solterismo no era bien visto.
Y anotan: Una de las cosas bonitas que hallamos es que
a cualquier persona, joven o mayor, que le hablemos de cartas
de amor, se le iluminan los ojos porque es algo muy cercano,
¿quién no ha recibido una credencial?
(Credencial: postal con mensaje de amor). Dice Eulalia: A
mí el caso que más me conmovió fue el de
Maruja, taquillera del Circo España y quien salía
de paseo con un hombre con quien tiene fotos en el Puente de
Occidente de Santa Fe de Antioquia y las presenta como prueba
de que estuvo con él, pero muchas cosas la hacían
libre, su forma de relacionarse con los hombres, tantos sitios
frecuentados, y pese a esa libertad, termina en las garras de
la moral; aunque iba acompañada por una amiga, al final
su hombre la lleva a una posada pues ya la habían echado
de la casa, es una historia con tensiones.
La virginidad, riqueza femenina
María Mercedes recalca el valor social de la
virginidad que subyace en las historias: En muchos testimonios,
el novio dice a la novia: Déme una prueba de que usted
no está dañada, porque a mí me han dicho
Me impactó mucho el caso de Arturo y Constanza, en los
40 -en general los sumarios consultados son de clases populares:
tejedores de sombreros, empleadas domésticas, campesinas,
chapoleras, y este caso es de clase media-alta, ella secretaria,
él empleado de una empresa de autos, y de los pocos casos
urbanos, Medellín era un pueblo grande- en el que ella
lo acusa de seducción que desemboca en incumplimiento
de promesa matrimonial; unos amigos de Arturo publican en El
Colombiano un aviso cifrado diciéndole 'piérdase
que lo están buscando', él se escapa, hay un montón
de chismes, un reverberar de palabras que van y vienen, de la
élite que se reunía en el Salón Ástor
de Medellín. |
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Tantos secretos revelados
de amores
incautos, de encuentros clandestinos, de
rincones emancipados por la presencia soterrada
de los cuerpos; de lágrimas que rodaron en silencio,
de tantas voces quebradas de dolor mientras rendían
declaraciones; tantas remembranzas acompasadas por
el recuerdo de un jadeo o un leve movimiento.
Eulalia Hernández y María Mercedes
Gómez
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Fue ahí donde Constanza insinuó que Arturo
era dañado y éste, en venganza,
dijo: Les voy a probar que no soy marico y lo
hizo poseyéndola. Dice María Mercedes: Constanza
se arrepiente de haberlo denunciado y le pide al juez que
le devuelva las cartas aportadas como pruebas, pero el juez
se niega. En ese mundo, indican las autoras, atravesado
por los discursos de la Iglesia, el Estado, la Escuela, y
del control social del rumor, Eros gana la partida y
los amantes no dejan de soñarse, desearse, conquistarse,
encontrarse y explorarse, revelando que el amor está,
más que en otros artificios, en la piel misma. (
)
No descubrimos un arrume de papeles, empolvados y amarillentos,
sentenciados al olvido; descubrimos a mujeres y hombres con
historias que, conforme nos adentrábamos en la lectura
de los procesos, tomaban un rostro y un nombre: Salvador y
Cecilia, Libardo y Lucila, Fernando y Rosa Herminia, Francisco
y Mercedes, Arturo y Constanza, Rafael y Sofía, Horacio
y Teresa, Angelino y Rosa, etc.
Conscientes de que no están perfeccionando
la investigación judicial sino hurgando en los vericuetos
de la vida, cuestionan: ¿Cómo desdibujar
la vitalidad que brota a borbotones como la sangre de una
herida de estos expedientes?. Declaran Eulalia y Mercedes:
Muchas personas se sorprendieron: ¡¿Cómo,
seducir e incumplir promesas de matrimonio eran delitos?!
Pues hoy son prácticas normales. También es
difícil saber cuándo una denuncia era falsa
o no, en algunos casos las mujeres confiesan que se entregaron
libremente, sin promesa de matrimonio y se retractan como
Constanza, diciendo que sus padres las presionaron. En una
carta, Constanza le escribe a Arturo a la cárcel (uno
de los pocos presos): 'No te quiero ver en ese estado, yo
sé que todo fue libremente, tú no me presionaste
ni incumpliste alguna promesa, pero mi padre me dijo que si
yo no te denunciaba, me mataba, me molía a golpes o
me echaba de la casa. Entonces, queda esa amplia zona gris
de si fueron o no engañadas, pues esas intimidades
no quedan en los sumarios sino entre los amantes.
Se dice en el estudio que cerca de 98% de los procesos eran
sobreseídos por falta de pruebas: sólo en un
par de ocasiones, los procesos terminaron en reclusión
y pago de multas. Afirman Eulalia y Mercedes: Nuestra
postura al hacer historia no es buscar la verdad, sino reconstruir
esa atmósfera, esas vidas, esas escenas cotidianas,
esos espacios y prácticas.
Dice Eulalia: Vemos una flexibilidad de las normas morales,
así uno no lo crea, y es otra cosa bonita que hallamos:
nos han contado historias de las abuelitas que recibían
a los novios en la sala y sólo les daban la mano; pues
sí, en las salas muchas abuelitas sólo daban
la mano, pero ¿cuántas cosas no ocurrirían
en otros espacios?.
Y expresa María Mercedes:
Todo esto tiene que ver mucho con la literatura, por
la riqueza en descripciones del entorno, por ejemplo La tía
Julia y el escribidor y en general la literatura erótica,
y en ella la cotidianidad que parece hecho excepcional por
ir a los estrados judiciales. Dicen las historiadoras:
Buscamos una investigación cada vez más
cercana a los ciudadanos comunes y corrientes, no un lenguaje
que se quede en los anaqueles de las bibliotecas; enfocar
la historia desde otro punto de vista, con temas afines a
la humanidad misma
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El amor,
ese sujeto al margen de la ley |
| El amor es ciego sin
duda, por eso cualquiera lo lleva impunemente a los estrados
judiciales. Ciego, pero sobre las cartas amorosas caen miles
de ojos. Tantas lágrimas como tinta han corrido
por amor , manifiestan las historiadoras Eulalia Hernández
y María Mercedes Gómez, en su investigación
Palabras de amor: Vida erótica en fragmentos de
papel. De las escrituras populares en el archivo histórico-judicial
de Medellín 1900-1950. |
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De las escrituras populares
en el archivo histórico-judicial de Medellín
1900-1950.
En los expedientes quedaron atrapadas bajo el rótulo
de una prueba, las cartas de amor que antes fueron las mensajeras
de una pasión profunda, regentada por Eros, el
eterno culpable. Cuentan que muchas de ellas fueron
interceptadas por padres y custodios, y esos papeles cumplían
el papel de infundir una vitalidad capaz de invertir
el statu quo, es decir, esa condición femenina construida
e impuesta por los siglos de los siglos y que las obligaba
a cargar su cuerpo como una cárcel.
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Ilustración de Sandra Cardona.
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Junto con los boleros, los tangos, los libritos
de amor, los epistolarios, la literatura censurada por
El Índice del Vaticano (Aura o las violetas
de Vargas Vila, por ejemplo), la magia de las radionovelas
como Kalimán, Arandú y La ley contra el hampa,
o Chavela Vargas con su versión mejicana del tango
Churrasca -la mejor pintura de una carta- las
cartas actuaban como musas del amor, ese sujeto contumaz al
margen de la ley.
Sexo oral y escrito
Si el piropo, los diálogos de los enamorados,
las serenatas son la sublimación del sexo oral, las
cartas, 'boletas' y otros documentos serían el sexo
escrito. Las boletas cumplían el papel de telegramas
manuales. Cortos, concisos, a veces encriptados y multiformes,
eran los estafetas de la clandestinidad erótica. Una
simple hoja que circulaba de cuaderno en cuaderno, o arrancada
a un libro de cuentas, un pedazo de periódico o la
envoltura de un capacho de sal, transportaban mensajes
de amor, felicidad, deseo, pasión y, en la mayoría
de los casos, instrucciones para huir juntos.
Los escondites de esas boletas completaban la complicidad
en este manual que se quisieran los magos de la actividad
conspirativa; zarzos, camarotes, agujadas de las tapias, resquicios
de los techos, hendiduras de las piedras, cajones, armarios,
carrieles, la tierra de los solares y potreros, o los caminos
obligados de los amantes a ciertas horas. Abundaban instrucciones
en las boletas como la de Misión Imposible:
Rómpala o quémela. Todo ello suponía
una complicidad necesaria: el celestinaje.
Celestina, emisaria del amor
En ese momento -declaran las autoras a EL PULSO-
había muchas Celestinas, desde quien escribía
la carta, como los escribanos de La Alpujarra, pues muchos
no sabían leer ni escribir; otros eran los mensajeros:
niños, hermanos, compañeros y acompañantes,
porque a muchas mujeres no las dejaban salir solas. La alcahuetería
era un delito y en algunos expedientes, un testigo dice: Yo
vi que ellos salían del pueblo a las diez de la noche
doy este testimonio para que no crean que soy alcahueta.
Dice el estudio: El disimulo, la prudencia y la rapidez
fueron las principales cualidades de estos jóvenes
que se convertían en Celestinas de los afectos de dichas
parejas.
Se supone -agrega Mercedes- que la alcoba nupcial era
el sitio indicado para el acto sexual, pero como siempre era
clandestino, buscan otros espacios, fuera de las casas: los
solares, los corredores, zaguanes, las mangas, los potreros,
los establos, los cafetales -menos las pensiones-, allí
se despliegan esas geografías del amor. Constanza
había sido desflorada por Arturo, lejos del ideal romántico
de la institución conyugal, sin luna de miel y sin
más preámbulo que el de dos cuerpos danzantes,
sobre un tapete verde extenso. Maruja y su novio se
van de paseo y parquean el carro en Moravia, cerca de una
bomba de gasolina; no es muy explícito, pero dice como
que mientras íbamos me tocó la pierna
.
Una excepción sería el caso de la Rivas que,
de acuerdo con las declaraciones, su desfloramiento ocurrió
en la casa de la señora Arcenia Baloy, en una
noche en que Zenaida Rivas se quedó a dormir en la
referida casa después de haber estado en una velada
literaria
Sexualidad confiscada
Las autoras recalcan la confiscación
de la sexualidad femenina e indican que si las ofendidas
de los procesos cohabitaron no una sino tres, cuatro y cinco
veces con sus novios, fue porque pese al martilleo de la obediencia
y la castidad, primaron otros valores, y dicen, por boca de
George Duby y otros autores de La historia de las mujeres
en Occidente, que a pesar de amoldarse a un silencio,
una inmovilidad y una reserva casi monacales, las mujeres
descubren los tímidos ecos de una nueva ética.
La consolidación del Cristianismo llevó
a asumir este desprecio por lo terrenal y citan a Michel
Onfray, quien habla del dualismo cuerpo-alma, un arma
de guerra temible en manos de los amantes de la autoflagelación
(Teoría del Cuerpo Enamorado). Advierten
las autoras que en los expedientes analizados no vieron el
temor a Dios o a la ley, y aún bajo la
gravedad de la promesa del juramento, los acusados mintieron
y mintieron, pero sí, un temor profundo a la condena
social.
Bertha Duque, coordinadora del Laboratorio de Fuentes Históricas
de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de
la Universidad Nacional sede Medellín, funge
como custodio de esta suerte de cadáveres exquisitos,
para quienes andamos en busca del tiempo perdido, indican
las historiadoras, pero dicen que el pasado no es sólo
nostalgia, sino un rompecabezas de piezas que juntas desentrañan
el devenir de la humanidad.
Bertha aludió al valor del estudio para el conocimiento
de los problemas de tierras: Los pleitos que se suscitan
entre vecinos, familias, entre el pueblo y los funcionarios,
dejan huella en esos procesos; se puede armar una tipología
de eventos y de la manera como ellos expresan los sentimientos,
las concepciones del mundo de las personas, la problemática
del espacio, la delimitación de linderos en las propiedades
urbanas y rurales. En el caso del madre-solterismo que probablemente
se da en muchos casos, es un momento en que la contracepción
no está regulada y lo más seguro de una relación
sexual es quedar embarazadas. Como custodia de un lugar que
concentra información relacionada con la intimidad
de las personas, eso me hace sentir que debe conservarse de
la mejor manera tanto el derecho a la privacidad, como el
derecho de la sociedad a conocer qué esas formas de
lo más íntimo de nuestro ser siguen gravitando
hoy en nuestra vida, para entender situaciones que hoy nos
impiden expresarnos libremente.
Mi único pecado fue quererte mucho, dirían
los amantes como cualquiera heroína inculpada de telenovela
barata. Pero, como dice Pascal, nunca se ama bien si no se
ama demasiado.
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Medicina
en la pintura
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Ambroise Paré y el
examen de un enfermo
Isabel
Cristina Rueda Calle Comunicadora Corporativa - elpulso@elhospital.org.co |
| En Ambroise
Paré et l'examen d'un malade, se aprecia al reconocido
médico que vivió entre 1510 y 1580 en París.
Desde su adolescencia fue barbero, práctica encargada
de cirugías y tratamientos de la época que no
atendían fácilmente los médicos de profesión. |
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Los libros y apuntes
corresponden a los textos de Galeno y escritos Hipocráticos,
fuente de consulta principal para médicos de entonces,
ampliamente cuestionados por Paré y Andreas Vesalius,
autor de Humanis Corporis Fábrica.
En las mesas se identifican instrumentos quirúrgicos
usados por los barberos, herramientas que Paré documentó
por primera vez en francés en un lenguaje claro y aplicado
a la medicina, para sus compañeros barberos sin acceso
a textos académicos latinos. |
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El pintor James Bertrand le da predominancia al médico
y al enfermo con la iluminación, principalmente donde
Paré revisa su brazo: con sus dedos presiona el húmero
braquio-radial, alejando la vista para privilegiar el tacto.
Esto y las sábanas que cubren el paciente demuestran
su pudor e interés por la anatomía: fue quien
construyó la primera prótesis de mano para heridos
de guerra. Su mirada la dirige a un crucifijo: por sus creencias
religiosas era católico romano y probablemente le encomienda
su labor. Sobre la mesa hay un cráneo que representa
la muerte y frente a él está uno de sus libros.
Según esta pintura, ¿quién es el médico
entonces? El puente entre la vida y la muerte, teniendo presente
el conocimiento, y de su lado la religiosidad y la técnica.
Los barberos-cirujanos antes de Paré suponían
que cualquier técnica quirúrgica implicaba que
el paciente experimentara dolor. Esto empezó a cambiar
cuando a él, mientras atendía heridos de un
hospital de guerra, le faltó un ungüento recomendado
en textos de la época y tuvo que improvisar con ingredientes
diferentes, que por sorpresa funcionó mejor, aliviando
la herida y el malestar que generaba. Al ver la dramática
diferencia entre su experiencia y lo que dictaba la academia,
resolvió verificar la efectividad de cada procedimiento
e innovar, preocupándose por aliviar no sólo
la enfermedad, sino el dolor. Esto dio lugar a innovaciones
como uso de ligaduras en amputaciones, prótesis y curas
para úlceras crónicas de la piel. Se considera
a Paré como fundador de la cirugía moderna por
sus avances en práctica quirúrgica y tratamiento
del dolor antes y después.
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