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Con mucha sangre, dolor y lágrimas, amén
de increíbles sumas de dinero, hemos pagado los colombianos
la incumplida promesa que nos hiciera la Ley 100/93: Los
servicios de salud incluidos en el Plan Obligatorio de Salud
serán actualizados por el Consejo Nacional de Seguridad
Social en Salud, de acuerdo con los cambios en la estructura
demográfica de la población, el perfil epidemiológico
nacional, la tecnología apropiada disponible en el
país y las condiciones financieras del sistema.
Tuvo que venir otra ley, la 1438/11, a reiterar el mandato:
El Plan de Beneficios deberá actualizarse integralmente
una vez cada 2 años atendiendo a cambios en el perfil
epidemiológico y carga de la enfermedad de la población,
disponibilidad de recursos, equilibrio y medicamentos extraordinarios
no explícitos dentro del Plan de Beneficios. / El
Plan deberá actualizarse de manera integral antes
del 1° de diciembre de 2011.
En esa tarea intervino el Consejo Nacional de Seguridad
Social en Salud desde 1994 y la Comisión de Regulación
en Salud desde 2009, con unos 35 Acuerdos que pretendieron
ampliar, precisar y actualizar los contenidos del POS. Pese
a tamaño esfuerzo durante tanto tiempo, con una amplia
y farragosa reglamentación, el POS no es funcional,
no es equitativo, no es integral, y con la facultad de recobrar
lo no incluido en el POS (lo No-POS), se creó un
para-sistema que amenaza la estabilidad financiera
de todo el sistema. Es urgente entonces esa actualización
del POS, tantas veces aplazada. Que hagan las sumas y restas
necesarias; que consideren los costosos aportes de estudios
y asesores de otros países; que hagan buen uso de
los muchos estudios criollos para idear una canasta de servicios
de salud ajustada. Que hagan lo que haya que hacer -dentro
de la legalidad, con honestidad y conocimiento y visión-
pero que cumplan la promesa.
Ninguna receta ha servido: que si el PLUS (Plan Limitado
Único de Salud), que si el POS por patologías,
que si el AUGE de Chile, que si la priorización del
NICE de Inglaterra, que si el modelo holandés (considerado
el mejor de Europa), que si el aporte de Israel
por
todos lados hemos buscado. Hay que reconocer eso. Pero,
¿y los resultados? ¿Cuáles fueron las
lecciones aprendidas, pero que aún no nos permiten
pasar el examen?
Sí hay cosas ciertas en el POS: a nadie se le niega
la loratadina, el acetaminofén
la atención
del parto, las vacunas
una que otra cirugía,
alguna cita con especialista, uno que otro procedimiento,
algún examen clínico o paraclínico
Pero como demuestran los informes de la Defensoría
del Pueblo, más del 60% de las solicitudes de las
tutelas, son por servicios o medicamentos que están
dentro del POS: en 2010, ya era el 65,4%. ¡Vergonzoso!
Por ello no faltan quienes sostienen que ya todo el sistema
de salud es una zona gris, con límites difusos entre
lo que está o no está en el POS. Al parecer,
todo ya es una zona gris
para negar servicios, para
lucrarse con ello, y encima perjudicando al paciente.
Es sabido que la paciencia y la capacidad de aguante de
los colombianos son legendarias. ¡Hemos soportado
tanto! Y no dudamos que el alma nos dé para soportar
aún más. Pero en honor a esa paciencia, ya
es hora de que el Estado, y por fin este gobierno, honren
esa promesa de hace 17 años, de garantizar a todos
y cada uno de los colombianos, el servicio de salud a que
tenemos derecho por el sólo hecho de existir sobre
este suelo. En ello nos va la vida. Y la fe que podamos
seguir teniendo en la sapiencia y la buena voluntad, la
voluntad política, de nuestros gobernantes.
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