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He tenido la desgracia
de haber nacido en elsiglo XX...
Ricardo Cano Gaviria
Hernando
Guzmán Paniagua Periodista - elpulso@elhospital.org.co
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"El exilio
en mi vida es una categoría congénita", es
la autobiografía condensada del escritor Ricardo Cano
Gaviria, una existencia marcada por la autoexclusión,
y el encierro en un "castillo literario". El sociólogo,
novelista, cuentista, ensayista, traductor y editor, narra:
"
escribí una novela y me fui a Bogotá
con el manuscrito, para el concurso nadaísta de novela,
y 10 pesos... Dormía donde podía, incluso en un
prostíbulo, y comía de contrabando en la Nacional".
La matrícula condicional que le impusiera la Universidad
de Antioquia por participar en una huelga en los años
60, parece endosada como un INRI a su cédula colombiana.
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Radicado en Barcelona
(España) desde 1970, sus obras son una forma inusual
de testificar el amor a la patria lejana.
Nacido en Medellín (Antioquia) el 8 de mayo de
1946, hijo de Albán Cano y de Maruja Gaviria, recuerda
en su escritura la finura de los trazos de su tío-abuelo
Francisco Antonio Cano, el gran pintor de Yarumal. Sobre el
relativo vínculo con su plástica, desde Barcelona,
el escritor expresó a EL PULSO: "Mi tío abuelo,
cuyos cuadros estuvieron sordamente presentes en mi infancia,
era un pintor más bien clásico, cuya obra es una
muestra de cómo el tesón, el talento natural y
la convicción de ser un artista pueden dar resultados
de primer orden. En ese sentido, su estancia en París
a finales del siglo XIX, financiada como es sabido por las élites
culturales y políticas del país -por llamarlas
de algún modo- le sirvió para consolidar su técnica
y sus intereses pictóricos, haciendo primar en éstos
a los que resultaban más compatibles con los gustos estéticos
de quienes lo apoyaban.
Aquí el artista está en sintonía
no tanto con una época que es ya la del arte impresionista
cuando Cano llega a París (en ese momento el impresionismo
lleva ya veinte años en la escena), como con el público
al que se debe. En este sentido creo que mi tío abuelo
fue una especie de héroe, que encarnó a la vez
el ideal de un país que aspiraba a hacer del artista
y de su arte un elemento civilizador, misión a la que
Francisco Antonio Cano entregó en cuerpo y alma, y también
el ideal del artista que se forja a sí mismo y que, dentro
de sus constreñimientos, se las arregla siempre para
que su arte tenga una gran calidad
".
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Qué
mejor actitud autodestructiva,
qué mejor burla de sí mismo que verse
como una cucaracha
La risa del que se burla de sí mismo,
pues la fiesta de la ironía bien puede terminar
en el humor: en la carcajada.
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| Ricardo
Cano Gaviria. |
| "En otro sentido
el punto de contacto más intenso con mi tío abuelo
es la propia presencia de París, de la metrópoli
como punto de irradiación
Y seguramente él
sabía mejor que yo lo que quería, pues él
tenía treinta años y yo solo veinte; él
llegó al París de la resaca del impresionismo
y el simbolismo, yo al de mayo del 68
En cuanto a los
resultados, no me atrevo ni siquiera a comparar los míos
con los que él obtuvo, él, que se convirtió
en una referencia nacional, ¡imagínese usted! Lo
que sí creo que tenemos en común, es la idea de
situar lo local siempre en referencia a lo universal
Cualquiera
que lea La puerta del infierno (que por cierto parece un título
apropiado para la época de mi tío abuelo), sabrá
de qué hablo. Por lo demás, seguramente otros
paralelismos surgirían si se planteara el tema histórico
como tema común: mientras a Francisco Antonio Cano le
tocó celebrar a los personajes y héroes patrios,
yo me puedo dar el lujo de desmontarlos de su pedestal y reírme
un poco de ellos. Mientras él celebra el futuro, como
en ese cuadro que me inspira tanta ternura llamado Horizontes,
yo celebro el pasado en la asamblea de cucarachas con la que
termina mi novela
Nos estrechamos la mano en lo único
suyo que tengo, un retrato a lápiz de Garibaldi que hizo
cuando era joven, y que miro en este mismo momento
". |
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Genoma cultural colombiano
y desarraigo
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Como rebelde, a Ricardo Cano Gaviria le sobran
causas: a Marcos Fabián Herrera, de "Con-Fabulación",
le dice: "
Es como si en la fórmula del genoma
cultural colombiano faltase un ingrediente, el cívico
que empezó a implantarse en Europa tras la revolución
francesa", y afirma: "Colombia, más hija
de Santander que de Bolívar, ha sido maestra en leguleyos
y pobre en hermeneutas: nadie diría que Uribe y sus
seguidores son hermeneutas. Pues lo que hacen ahora con la
Constitución es una obra maestra de leguleyería".
Ésta es la temática de "Prytaneum"
(1981), su primera novela.
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| En
la entrevista a EL PULSO, Cano Gaviria retoma este punto: "Supongo
que hablé de genoma porque va a resultar muy difícil
encontrar la explicación psicológica y sociológica
de tanta violencia y tanto cinismo
Y también hay
que tener en cuenta que lo decía en un momento en que
el uribismo asfixiaba la política colombiana
Hoy,
creo yo, la situación ha variado un poco y han surgido
iniciativas para poner coto a tanta infamia. Ojalá prosperen;
para que sigan haciéndolo, los gobernantes solo tendrán
que mirar a lo que ocurre en Latinoamérica, de la que
los expertos dicen que atraviesa un momento muy bueno. Y de
Colombia se han llegado a hacer cábalas muy positivas:
que si los gobernantes aprovechan la coyuntura, Colombia podría
ponerse detrás del Brasil
Y el hecho es que, mirado
el panorama mundial, Latinoamérica tiene muchas mejores
perspectivas que Europa, en la que hoy por hoy están
fallando muchas cosas. |
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¿Quién
podría preservar mejor la enorme herencia cultural de
Europa que los propios latinoamericanos? Siempre he creído
que seremos nosotros los bárbaros los que mejor encarnaremos
en el futuro los grandes ideales europeos, tan necesitados hoy
de sangre nueva. Pongamos por caso el derecho internacional
humanitario, que es un producto europeo, hijo de Nuremberg y
de Kant: ¿Dónde se podría aplicar mejor
que en Latinoamérica? Hoy el Fiscal Jefe de la Corte
Penal Internacional es un argentino que participó en
el juicio contra las dictaduras militares de su país,
ojalá que pronto pueda haber en esa Corte algún
colombiano con méritos análogos, y así
Colombia no se distinguirá solo por la crueldad y avaricia
de sus criminales sino también por ser una avanzada en
la justicia universal
Es hacia allí hacia donde
todos deberíamos mirar".
No en vano, en otra declaración, el literato colombiano
fustigaba a "
un estrato de intelectuales y escritores
que viven en su faceta más descarnadamente zoológica:
animales de presa, que no sólo se quedan con los mejores
trozos sino que vigilan para que la pitanza se mantenga siempre
entre los mismos. En ese sentido, Colombia es un modelo; cambian
los presidentes, cambian los partidos en el poder pero la gente
que controla las cosas a nivel cultural e intelectual es siempre
la misma". La justificación de su "exilio congénito",
la amplió Cano a este periódico:
"Sabido es que Colombia está llena de criminales
que han hecho que otros se desarraiguen para poder quedarse
con su espacio, sus tierras, y todo lo que haga el presidente
actual para corregir esos crímenes es digno de apoyo
y elogio. En el polo opuesto de ese desarraigo criminal, está
el autodesarraigo, que es un hecho solitario, de héroes
solitarios
Mi desarraigo ha sido solitario, por motivos
psicológicos y culturales talvez, pero nunca por motivos
políticos, aunque en mis opiniones políticas siempre
he tomado partido por los desarraigados políticos
En cuanto a cómo vivo mi destierro, le diría que
bien por lo que se refiere a los europeos y españoles,
entre los que me encuentro muy cómodo. Por lo que se
refiere a mis propios compatriotas, me desconcierta un fenómeno
muy raro
Sí, es un fenómeno muy raro el
que uno, fuera de España, se sienta más saboteado
por los propios compatriotas que ocupan puestos de influencia
que por los propios españoles, que normalmente, por el
contrario, son muy cooperantes y receptivos. No sé lo
que diría un etólogo
hablaría tal
vez de lucha por el espacio vital o algo así. Finalmente,
a un nivel más amplio, diré que para el escritor
el desarraigo es la base de una forma de vida en gran parte
buscada, en la que hay pocos hechos casuales, y en ese sentido
se puede decir que, en efecto, el desarraigo es un triunfo.
Sin duda existe en mí una poética del desarraigo,
interpretada en términos kafkianos, a la que ya me he
referido en otras ocasiones, y que, como escritor, me permite
acceder a una atalaya desde la que se ven muchas cosas raras,
que quizás tienen que ver más con el futuro que
con el pasado
".
En la misma perspectiva, EL PULSO planteó al escritor
colombiano la inquietud acerca de opiniones que lo ponen en
la posición de escritores como Borges, Mújica
Lainez y Puig, por su propuesta estética de una literatura
que reflexione sobre sí misma, una especie de eterno
retorno a los clásicos de la novela. A quien ha preferido
seguir su propio camino, ¿eso le resulta válido
o incómodo?, ante lo cual Cano Gaviria contestó:
"No me resulta incómodo que me pongan al lado de
Borges y esos otros dos escritores más que por el miedo
de que alguien le vaya a decir a quien lo hace: '!Hombre, no
sea usted exagerado!'. Por lo que yo sería el culpable
de que alguien pasase un mal rato
". |
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Los poetas suicidas
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Ciudadano del mundo,
castellano de su fortaleza literaria, Ricardo Cano Gaviria ha
resistido toda suerte de denuestos contra unos supuestos "afrancesamiento"
y falta de valores propios en su escritura. Ante los falsos
profetas del "realismo" y lationoamericanistas a ultranza,
el artista desmonta la inútil disyuntiva que plantean
las modas literarias: "¿Los escritores que en Colombia
escriben sobre el narcotráfico posiblemente son mejores
que Flaubert o Stendhal, por no haber tenido que guardar esta
regla? El tiempo lo dirá".
A nuestra pregunta sobre la visita permanente a los clásicos
de las letras francesas, respondió: "Tengo que decir
en primer lugar que esa selección de nombres no ha sido
una selección cerebral, surgida del laboratorio. Ha sido
una selección por así decirlo, vital: mi vida
me ha llevado a ser el lector de esos autores: si cuando descubrí
a Julio Verne a los doce años, ya hice una especie de
viaje alrededor del planeta, subido a un palo de mandarinas,
que era mi sitio preferido de lectura, cuando leí a Proust
a los veinte casi me quedo a vivir en ese mundo que acababa
de descubrir
A los quince años ya me obsesionaba
un poema de Baudelaire, 'A una Madonna'. Luego vinieron mis
tres suicidas favoritos, Silva, Walter Benjamin y Madame Bovary,
pero he de decir que me quedé a vivir en ellos no por
suicidas sino por sus escritos, en el caso de los dos primeros,
que me han ayudado no a morir sino a vivir
¿Qué
hubiera sido de mí sin esas lecturas? Nada, ellas me
dieron vida, ellas me permitieron verme a mí mismo.
La tontería mayúscula es la de quienes juzgan
a un autor por haber leído muchos libros, y lo critican;
ellos simplemente ignoran esa experiencia, porque no la han
tenido y al parecer nunca la tendrán: el buen lector
es un bicho raro, que tampoco abunda mucho. Valery Larbaud hablaba
del progreso del lector como los cristianos hablaban del progreso
del peregrino: por eso uno puede entender que las cacerías
de brujas y el fanatismo surgen siempre de la ignorancia
Cuando alguien dice 'quememos a fulano', o 'condenemos a Perano',
es que ignora que tiene un tornillo suelto: el que persigue
a otro denota siempre una carencia, una inferioridad respecto
del perseguido
Así, lo más terrible y grotesco
es ver a los poetas jóvenes persiguiendo a Mallarmé
el oscuro
Como si la poesía radicara en el dedo
que señala y no en la luna señalada por el dedo
¿Se atrevería alguien a perseguir la luna, o el
cielo estrellado, so pretexto de que es oscuro, ese cielo estrellado
que ha hecho posible la poesía de Mallarmé?".
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"
las cacerías de brujas
y el
fanatismo surgen siempre de la ignorancia
Cuando alguien dice 'quememos a fulano',
o 'condenemos a Perano', es que ignora que
tiene un tornillo suelto: el que persigue a
otro denota siempre una carencia, una
inferioridadrespecto del perseguido
".
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Ricardo Cano Gaviria.
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En "José
Asunción Silva, Una vida en clave de sombra" (1992),
Cano transita por París, Londres y Caracas, tres anclajes
de un espíritu errabundo, redescubre al poeta "simbolista,
dandy y decadente", al decir de Orlando Mejía Rivera;
revela, entre otras cosas, que el modelo para el personaje Helena
Scilly Dancourt, en la novela "De sobremesa" no fue
María Bashkkirseff sino Julia Holguín Caro, sobrina
de dos expresidentes colombianos, y que su obra sólo
se entiende en el marco de La Regeneración de Núñez,
y rescata las últimas lecturas de Silva, previas al suicidio.
Esta biografía guarda cierta hermandad con la novela
"El pasajero Benjamin" (1989), recrea las postreras
horas del escritor Walter Benjamin, que puso fin a su vida con
morfina, oficialmente por "hemorragia cerebral": "Tan
ruda y traidoramente lo golpeó esta vez la evidencia,
que en un gesto automático alargó su mano hasta
el nochero, donde estaba el frasco de pastillas, y lo cogió;
luego, no supo cuánto tiempo estuvo contemplando pensativamente
su contenido, como si calculara fríamente la manera de
sacar de él el máximo provecho, hasta que al fin
se decidió".
El suicidio es algo más que un ingrediente temático
en la obra de Ricardo Cano, como él explica a EL PULSO:
"En cuanto al suicidio, yo creo que he practicado cierto
culto del suicida en La lección de abismo, en mi biografía
de Silva y en mi novela sobre Benjamin, en efecto
No sé
si ese culto ha terminado, lo que sí sé es que
ahora ha sido un poco reemplazado por el culto de la autodestrucción:
ella está presente en La puerta del infierno del mismo
modo que el humor
Qué mejor actitud autodestructiva,
qué mejor burla de sí mismo que verse como una
cucaracha
La risa del que se burla de sí mismo,
pues la fiesta de la ironía bien puede terminar en el
humor: en la carcajada. La risa es terapéutica y por
su parte la ironía es algo más que una figura
retórica: es una fórmula para la supervivencia
del ser humano. Sí, yo diría que la ironía
ayuda a sobrevivir. Por eso, lo más seguro es que uno
se suicida simplemente por falta de ironía
".
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Una nueva gótica en Cano
Gaviria
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En una neo-gótica
epistolar, donde dialogan la historia y la ficción, aparecen
en distintos momentos "Una lección de abismo"
(1991), y "La puerta del infierno" (2011), última
novela de Cano Gaviria, quien declara a EL PULSO:
"Como podría adivinar cualquiera que lea mi novela
'La puerta del infierno', publicada hace poco en Colombia en
Sílaba editores, entre las lecturas con las que me formé
intelectualmente hay una fuerte presencia de Freud, descubrimiento
que le debo fundamentalmente a mi hermano mayor, Eduardo, que
en los años sesenta giraba en la órbita de Estanislao
Zuleta, el Gran Zubiela de mi novela. Muy tempranamente, creo
recordar, cayó en mis manos 'Lo siniestro', el ensayo
que el fundador del psicoanálisis le dedicó a
'El hombre de arena', de Hoffmann, del que más tarde
leí decenas de relatos
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| En cuanto a 'El hombre de arena',
puede decirse que 'Una lección de abismo' se debe a este
relato no sólo por su contenido, al contar una historia
en la que un fantasma erótico es al mismo tiempo un fantasma
real (un fantasma literario, un personaje real), sino también
por su forma, que es la de una narración epistolar. De
modo que si algún día alguien demuestra que 'Una
lección de abismo' es la primera novela epistolar escrita
en Colombia -ojalá no me surja un competidor-, detrás
de ese hecho están las lecturas de Freud y de Hoffmann
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Por otro lado, de
este último parte mi interés por el romanticismo
alemán y el romanticismo en general (movimiento en el
que, como es sabido, hay una recuperación de la literatura
gótica), y también por una serie de elementos
que también se hallan presentes en 'Una lección
de abismo', como la ópera, un género también
de inspiración romántica
y hasta la pintura
(básicamente por Fussly y sus cuadros pesadillescos,
y el retrato titulado 'Kate la loca' que quiero que figure siempre
en la portada, porque esa novela empieza en su portada). De
modo que cuando hoy los estudiantes de literatura descubren
esa línea de influencia no hacen más que ir en
el camino correcto, a diferencia de los que, sin conocer esas
fuentes, y despreciándolas, como si en los estudios literarios
no fuera importante conocer las fuentes de un autor o de una
corriente, condenan a un autor por haber sido diferente, so
pretexto que quiere hacerse el interesante, como se ha escrito
de mí al aplicarme esa categoría de 'distinción'
heredada de ese mal sociólogo y peor crítico literario
llamado Pierre Bourdieu
Yo no he querido ser distinguido,
he tenido simplemente la desgracia de haber nacido en el siglo
XX, el siglo de Freud, y haber levantado la cabeza para mirar
en mi derredor. Y, claro está, cuando uno levanta la
cabeza para mirar en derredor, uno ve en función de lo
que tiene en la cabeza: si uno no tiene nada, ve solo piedras
y desierto, pero si uno tiene a Freud puede ver muchas cosas:
esa es talvez la diferencia entre ser un escritor diferente
o ser un escritor repetitivo
".
Rosita Catalina Isaza Cantor, profesional colombiana en Estudios
Literarios, coincide con este análisis y señala:
"En el alma gótica no hay armonía. En ella
el mundo interior y el mundo exterior permanecen inconciliados".
Ve la estructura epistolar como ingrediente del suspenso, y
al sueño o alucinación que devienen en pesadilla
como tránsito a la inmensidad del yo, "escenario
principal". En esa atmósfera neblinosa irrumpe un
vampirismo reelaborado. En este contexto, el co-protagonista,
Jasmin, expresa:
"Anoche soñé que seguía a una hermosa
muchacha de aspecto salvaje hasta lo profundo del bosque, era
noche de luna llena. Al llegar a una especie de calvero, ella
se descalzaba, se desnudaba y se ponía a bailar. Luego
entraba en una especie de trance frenético, corría
hasta un gruesísimo árbol, lo abrazaba y lo besaba
apasionadamente, terminando por rodearlo con sus piernas mientras,
mirando hacia el cielo, aullaba a la luna como una loba en celo
Al verla sentía miedo, pero también una excitación
imposible de definir. ¡Ah, si ese sueño anunciase
algo nuevo en mi vida
!"
París, infierno y paraíso
El sueño de ir París para ser alumno de
Roland Barthes, ese "ritual viaje iniciático"
de Severo Sarduy, Córtazar, Vargas Llosa, Tulio Bayer,
Julio Ramón Ribeyro, Héctor Bianciotti... lo realizó
Ricardo Cano en 1968. Allá nació su más
reciente novela "La puerta del infierno" (Igitur,
2011).
La "ciudad luz" lo vio dormir en los bancos de sus
parques: "París la puedes surcar geográficamente,
pero la puedes recorrer también hacia abajo, en sus subsuelos
y catacumbas, y es ahí -pienso- donde uno adquiere una
conciencia más punzante de la condición humana".
Cano ha revelado que en "La puerta del infierno",
Madame de Grégoire es su amiga de París, Victoria
de Silva, y el Gran Zubiela, nadie menos que Estanislao Zuleta.
He aquí un fragmento de "La Puerta del Infierno":
"
Ugliano -reflexionó- nunca hubiera sido
capaz de tanta erudición; además, por esa época
su especialidad era la dialéctica de las réplicas
y contrarréplicas, que se daba especialmente en la improvisación,
como ocurría en aquellos cursillos de filosofía
en los que uno ponía por ejemplo una tesis de Feuerbach,
y otro al que el cerebro se le iluminaba en ese sacrosanto lugar
la glosaba. Fue así como, en el mes de noviembre de mil
novecientos sesenta y seis, al final de una tensa y luminosa
disertación sobre la 'Crisis de la razón dialéctica'
de Sartre, alguien que luego no fue difícil de identificar
hizo sonar un nombre nuevo en una rara secuencia de palabras:
"Sartre tiene los días contados, ya llegó
Althusser...".
La presencia literaria de hombres como Ricardo Cano Gaviria
es una permanente "Lección de abismo", siempre
tendrá mundos insondables para los cenáculos culturales
y corrientes de moda. Es el artista que se resiste a todas las
muertes, incluyendo el olvido: "A lo que en realidad me
estoy resistiendo es a que mi muerte literaria ocurra en un
callejón oscuro y no en la plaza pública, con
todos los requisitos marcados por la ley; es decir, que si he
de ser eliminado por alguien como ella, quiero para mí
un fusilamiento en regla y no un vulgar homicidio".
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Ocioso lector
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Esperando a Garibaldi |
| Tengo en mi
estudio un retrato de Garibaldi. Está en un sitio prominente,
que sin embargo no le asegura ningún protagonismo, pues
la pared que el sol ilumina a una hora del atardecer se lo traga,
salvo en aquellos días, como hoy, en que una luz especial,
o un apremio innombrable, trae al ángel de la melancolía
hasta mi estudio. (
)
No podía de ningún modo suponer mi tío
abuelo al dibujar a Garibaldi que, más de un siglo después,
el espíritu de los disgregadores, por la fuerza de las
armas, volvería a manifestarse en Colombia frente al
de los defensores oficiales de la unidad, corroídos secretamente
por una división entre sus palabras y sus intereses,
e incapaces de poner éstos a la altura de aquéllas.
Ni tampoco que los liberadores del pueblo volverían convertidos
en mercaderes de niños y extorsionistas, y se reclamarían
las ideas de Bolívar para justificar el ajusticiamiento
de la gente humilde por la cual dicen luchar, pues ésta
ha llegado a adquirir para ellos el mismo valor que hace tanto
tiempo tiene para una oligarquía estúpida y miope:
carne humana medible y cuantificable, a la que, mediante la
sangre y el terror, se puede exterminar o manipular a voluntad.
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Esa carne humana,
que hoy circula por las más apartadas veredas colombianas
bajo la forma de trémulos campesinos, es una de las más
desamparadas del mundo, en cuyo mercado de valores ha alcanzado
el precio más bajo. Sorprendida entre dos fuegos, como
siempre lo ha estado, esa carne sabe que nada ha mejorado desde
los tiempos en que era reclutada a la fuerza para alimentar
el Moloch de las guerras civiles que diseñaban los cachacos
en sus confortables haciendas bogotanas, pues hoy no es más
que la materia prima con la que quienes dicen negociar su justicia
y libertad se extorsionan unos a otros, como si de un moderno
comercio de esclavos se tratara. Pues poca diferencia hay entre
el antiguo tráfico de esclavos y el moderno tráfico
de muertos que se ha instaurado en Colombia; los barcos negreros
que antes atravesaban el océano cargados de seres moribundos,
tan parecidos a aquellos voluntarios de las guerras civiles
colombianas, a los que la recluta secuestraba y llevaba atados
hasta los cuarteles, han sido reemplazados por las piras de
ejecutados inocentes con los que, una y otra vez, los asesinos
uniformados se demuestran su capacidad de matar.
(Extractos del ensayo Esperando a Garibaldi, de
Ricardo Cano Gaviria. Versión completa en: www.periodicoelpulso.com)
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¿Kómo
ce dise?
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Apóstrofe y apóstrofo
Son muy distintos los términos apóstrofe
y apóstrofo, y solemos confundirlos. Apóstrofe
es una figura retórica o literaria que consiste en
dirigir la palabra vehementemente en segunda persona, a una
o varias personas, presentes o ausentes, a seres abstractos
o inanimados, incluso a sí mismo: Y vosotros,
rosal florecido, lebreles sin amo, luceros, crepúsculos
(Barba Jacob), Si aprisionaros pudiera el verso, fantasmas
grises cuando pasáis (Silva), ¡División:
armas a discreción, de frente, paso de vencedores!
(Córdova).
El apóstrofo es un signo ortográfico, especie
de coma aérea o superior, que indica la elisión
(carácter elíptico o tácito) de una o
varias letras o cifras. Tiene varios usos: como escritura
abreviada que reproduce el habla popular: pa´que, pa´
onde; para abreviaciones de nombres extranjeros: D´Aleman,
D´Annunzio, O´Connell; para escribir razones sociales
inglesas con el signo de posesión: Chapman´s,
Gregory´s. Es incorrecto tomar este signo de posesión
para nombres nuestros. ONG´S, lo correcto es las ONG.
También incorrecto, para abreviar años: ´82
en vez de 1982 o simplemente Barcelona 82 o Barcelona-82.
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