MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 12    No. 155  AGOSTO DEL AÑO 2011    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co

Reflexión del mes

"La vejez no existe; sólo existe la pena. Con el paso del tiempo he aprendido que esto, aunque cierto, no es toda la verdad. Otro generador de vejez es el hábito: el mortífero proceso de hacer lo mismo de la misma manera a la misma hora día tras día, primero por negligencia, luego por inclinación, y al final por inercia o cobardía. Afortunadamente, la vida inconsecuente no es la única alternativa, pues tan ruinoso como la rutina es el capricho. El hábito es necesario; es el hábito de tener hábitos, de convertir una vereda en camino trillado, lo que una debe combatir incesantemente si quiere continuar viva.
Pese a la enfermedad, a despecho incluso del enemigo principal que es la pena, una puede continuar viva mucho más allá de la fecha usual de desintegración si no le teme al cambio, si su curiosidad intelectual es insaciable, si se interesa por las grandes cosas y es feliz con las pequeñas. Mientras ordenaba y escribía mis recuerdos, he aprendido que estas ventajas no dependen generalmente de los méritos propios y que es probable que yo deba mi vejez dichosa al antepasado que accidentalmente me dotó de tales cualidades. Otra ventaja (igualmente accidental) es que yo no recuerdo por mucho tiempo mis enfados. Raramente olvido una ofensa a mi espíritu, ¿quién la olvida? Pero la vida la recubre con un rápido bálsamo, y queda registrada en un libro que raras veces abro".
“Una mirada atrás” (fragmento).
Edith Wharton (Estados Unidos, 1862-1937). Edith Newbold Jones, describe en sus novelas las contradicciones de una sociedad atrapada en el desapasionamiento de la época victoriana. En 1902 publicó la novela histórica “El valle de la decisión”. Su fama literaria se consolidó con La casa de la dicha (1905). Su novela corta Ethan Frome (1911), destaca por lograr una universalidad que no tienen sus novelas de sociedad. Produjo gran número de novelas, libros de viajes, relatos (entre los que destacan cuentos de fantasmas) y poemas. Otras novelas: Las costumbres del país (1913), La edad de la inocencia (1920, Premio Pulitzer en 1921), y 4 novelas cortas agrupadas en Vieja Nueva York (1924). En 1993 Martin Scorsese llevó al cine La edad de la inocencia. En 1924 fue la primera mujer merecedora de título honorario de la Universidad de Yale.
 
¿Necesita Colombia más
médicos o mejor preparados?
Jorge E. Maldonado MD, PhD, FACP - Vicepresidente de Educación Federación Médica Colombiana, Editor Publicaciones ILADIBA
El pasado 11 de agosto nos sorprendió escuchar en el Noticiero de la Cámara de Representantes, emitido a través de RCN Televisión, que el país necesita 25.000 médicos más y especialistas para “evitar que los pacientes mueran esperando una cita especializada”. Se anunció que se preparan medidas para incentivar a las universidades a que eduquen más médicos y especialistas en diversas ramas.

En otras palabras, se supone, inyectar más dinero a las universidades para que creen más facultades de medicina (vamos en 54 y la cifra sigue creciendo) y plazas de residentes (pagados o subsidiados por el Estado más la matrícula que le cobran a los “afortunados”). ¿Cuánto valdría el paquete? A corto plazo miles de millones y a largo plazo billones.
De acuerdo con datos citados con frecuencia, Colombia tiene hoy 56.000 médicos de los cuales alrededor de 40.000 son médicos generales y el resto especialistas. ¿Con base en qué estudios se dice que el país necesita 25.000 médicos más, cuando en este momento no hay plazas disponibles de médicos rurales y se debe hacer un sorteo para llenar las pocas existentes?
Y en cuanto a los especialistas la misma pregunta es válida, aunque más fácil de responder empíricamente. El meollo del asunto radica en que no hay ninguna razón válida para que sean el Estado o los residentes quienes paguen la práctica conducente al título de especialista.
Colombia es el único país del mundo que le cobra matrícula a los internos y residentes que son practicantes que generan ingresos económicos al hospital por servicios prestados a los pacientes, financiados por los seguros de salud. Son los hospitales o IPS quienes deben pagar a los residentes y financiar la práctica de los residentes de especialidades.
Sin duda es importante definir cuántos especialistas y en qué áreas se requieren, pero decir, como lo afirmó una Representante en el Noticiero en mención, que no hay más especialistas porque los existentes “no lo permiten para mantener su monopolio”, es temerario.
De todos modos, nunca habrá suficientes especialistas para tratar a todos los enfermos de las distintas especialidades. Ni con los 1.000 psiquiatras actuales ni con 10.000 es posible tratar el 40% de los colombianos (18 millones) que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud Mental tienen, han tenido o tendrán problemas mentales.
Tampoco con 2.000 obstetras, 2.000 pediatras, 1.000 cardiólogos o nefrólogos y 1.000 endocrinólogos es factible que sea un especialista quien maneje todos los partos, niños, hipertensos o diabéticos.
En nuestra opinión de clínico general (internista) con cerca de 50 años de experiencia en la práctica, investigación y docencia, lo que se requiere son médicos generales o de Atención Primaria o medicina familiar, capaces de atender 90% de los problemas de salud. Un médico general bien preparado debe manejar el espectro de condiciones o enfermedades mencionadas y no llenar formatos de solicitud de citas con el especialista al primer asomo de patología. De ese modo, como se hace en países donde el médico general es la base del sistema (ejemplo, el General Practitioner del Reino Unido), el especialista (usualmente ubicado en un hospital) solamente es requerido para tratar los casos complejos o estrictamente especializados.
El país, el gobierno y el Estado en general tienen hoy un mandato: la Atención Primaria que no se hace a base de especialistas sino de médicos generales con un equipo de Atención Primaria (por ejemplo, enfermeras, psicólogos, fisioterapeutas, nutricionistas etc.).
Se ha dicho y repetido hasta la saciedad que tenemos muchas “facultades de medicina de mala calidad” (citadas peyorativamente como de “garaje”), que producen médicos mal preparados. Lo dicen otros…
Sin embargo, el principal problema es que esos médicos (de “estirpe”, buenos, regulares o malos) salen a ejercer en sitios (inclusive hospitales llamados universitarios), donde hay una carencia total de medios de educación médica continuada, lo cual los lleva a convertirse forzosamente en empíricos.
El sistema de salud (gobierno, EPS e IPS) tiene la obligación de educar de manera continua y los profesionales el deber de estudiar, pero hasta ahora nadie de alto nivel se ha preocupado por el tema y menos aún en relación al personal de Atención Primaria, el más necesitado. Lo único que se ha hecho es despilfarrar en unas pocas guías de manejo clínico basadas “en (presunta) evidencia”, que no solo cuestan millonadas sino que están limitadas a unas pocas entidades o condiciones.
Se necesita de manera urgente una educación médica continuada integral, incluyente y de amplio espectro (información actualizada permanente y educación estructurada sobre temas presentados de manera moderna).
Utilizando las nuevas tecnologías de la comunicación y los métodos modernos de educación del adulto, es factible crear bibliotecas virtuales accesibles y asequibles. Y lo afirmamos con la voz de la experiencia a nivel nacional total.
Sin embargo, primero hay que definir las prioridades, que comienzan por el profesional de Atención Primaria .

 
A propósito del Día Mundial
de la Salud Bucodental
Andrés A. Agudelo-Suárez - - Coordinador, Observatorio Nacional de la Salud Bucal y la Práctica Odontológica

El 12 de septiembre se celebra el Día de la Salud Bucodental en el mundo. Aunque se realizan muchas actividades en diferentes lugares del planeta, en una reflexión sobre la situación actual surgen muchos interrogantes acerca del estado de salud bucodental de nuestros pueblos; pero también, son numerosos los desafíos para lograr unas condiciones óptimas para que las personas puedan -además de sonreír y hablar-, acceder a una mejor calidad de vida que les permita desarrollarse como personas con justicia y equidad social.
Es necesario analizar la situación de salud bucal desde una perspectiva integral. Las enfermedades de la boca continúan siendo un problema de salud pública, tanto por su magnitud como por su severidad.
La salud bucal hace parte de la salud general y está determinada no sólo por hábitos y estilos de vida, sino por la posición económica en una sociedad, el grupo étnico, el sexo y el perfil de acceso a servicios de salud.
Las tendencias mundiales muestran por ejemplo, aumento de la prevalencia de la caries dental en los países de baja renta y una tendencia estable en los países “ricos”. A manera de ejemplo, en Colombia, si bien los indicadores generales muestran una disminución de las enfermedades orales de acuerdo con los parámetros internacionales, todavía existen situaciones de desigualdad en grupos específicos y en zonas más desprotegidas.
Todo esto conlleva a pensar en la necesidad de liderar procesos de cambio social, favorecer el empoderamiento de las comunidades para crear entornos saludables, así como un llamado al mayor compromiso político de la profesión odontológica para la generación de estrategias, y exigir a los gobiernos, la garantía del derecho a la salud. Las enfermedades bucodentales merecen atención por el menoscabo de la calidad de vida de las personas que las sufren.
 
  Bioética
No al aborto: cuestión
antropológica desde siglo V a.C.
Ramón Córdoba Palacio, MD - elpulso@elhospital.org.co
A raíz --de -los hechos en la Universidad Pontificia Bolivariana aparecieron artículos de ilustradas personalidades censurando acremente las actitudes del rector (monseñor Luis Fernando Rodríguez canceló el congreso “Los debates actuales de la justicia”, porque entre sus ponentes había profesores de otras universidades del mundo que están a favor de la
despenalización del aborto), ‘porque en su sabiduría’ atenta contra la libertad de cultos, la libertad de cátedra, y demuestra la para ellos obsoleta posición de la Iglesia Católica que trata de imponer dogmas cuando las cuestiones religiosas son valores únicamente personales, individuales y subjetivos. Su vehemencia e intolerancia nos recuerda a Savonarola, ya que sólo es válido lo que concuerde con su pensamiento, todo lo demás es persecución, retroceso, coacción de la Iglesia Católica, de los curas, etc.
Algunas de estas ilustradas personalidades llegan a citar autoridades en el campo católico, como Santo Tomás de Aquino, pero sin tener en cuenta el contexto científico de lo que se conocía en ese entonces en el aspecto biológico-antropológico, y utilizan sus argumentaciones para combatir la misma Iglesia que el Santo defendió y honró con sus enseñanzas; lo importante para estas ilustradas personalidades es atacar las enseñanzas de la Iglesia Católica retorciendo maliciosamente los conceptos de sus representantes.
La no aceptación del aborto, de la eutanasia, de la adopción de niños por parejas del mismo sexo, etc., demuestran la ignorancia, el fanatismo, la intolerancia de quienes así piensan porque simplemente son opiniones de curas, de monjas, de autoridades religiosas ignorantes, retrógrados, etc. Lo ético y lo moral es lo que las Cortes, los jueces o cualquier Perico de los Palotes dicten y no se puede siquiera objetar, porque quien lo haga es violador del sagrado derecho de defender el progreso y la libertad absoluta de creencias y de conductas, la verdadera democracia, la Constitución vigente, etc.
Ignoran estas ilustradas personalidades -si lo hacen maliciosamente o por verdadera falta de conocimiento no nos corresponde a nosotros dilucidarlo-, que en el siglo V antes de Cristo, el grupo de médicos seguidores de los principios promulgados por Asclepio -el dios de la medicina- o por Hipócrates su más fiel seguidor e intérprete, se comprometían bajo juramento a defender y respetar la vida desde la concepción hasta la muerte natural, juramento que históricamente está comprobado no fue impuesto por ninguna autoridad religiosa ni civil, sino que brotó de la íntima convicción de que la medicina y el médico son realidades al servicio del bien del ser humano y no verdugos al servicio del Estado o de quien ostente títulos oficiales a cualquier nivel.
El voto cuarto del dicho Juramento, conocido como Juramento Hipocrático -Hórkos- afirma:
Insistimos: este voto expresa la convicción profunda de que la medicina y el médico son realidades al servicio del Bien del ser humano desde la concepción hasta su muerte natural -en todas las etapas y condiciones de su existir-, y que no está dentro de su misión la de ser verdugo de ningún hijo de hombre, cualquiera sea la circunstancia de su concepción y el estado de su salud. El rechazo al aborto y a la eutanasia no es cuestión religiosa sino antropológica: el sumo respeto por la vida de todo ser humano.
NOTA: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-.
 

 
 











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