MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 264 SEPTIEMBRE DEL AÑO 2020 ISNN 0124-4388 elpulso@sanvicentefundacion.com icono facebook icono twitter

Ciencia confirma existencia de varias secuelas del Covid-19

Por: Redacción EL PULSO
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Juliana dejó de aparecer en los registros como paciente con Covid hace cuatro semanas. Como ya es costumbre, no hubo una prueba que confirmara que el virus había desaparecido, pero habían pasado 15 días desde la toma de la muestra que dio positivo. Sin embargo, no ha podido sentir olores desde hace casi dos meses. Hay mañanas en las que no tolera salir de la cama y en sus propias palabras “le pesa la vida”.

“Comer sin olfato no es comer, no siento ningún aroma, la boca está seca todo el día, el cuerpo me duele y siento que me faltan las fuerzas”, comentó la paciente cansada de que los médicos insistan en que está bien y que lo que le ocurre es normal.

Lo cierto es que con el paso del tiempo los científicos en todo el mundo han evidenciado cómo el coronavirus, pese a tener un tiempo limitado de vida en los organismos, puede manifestarse de manera persistente en algunos pacientes, aunque muchos de ellos no hayan presentado síntomas de gravedad, por lo que no fueron hospitalizados.

“La pérdida de olfato y del gusto pueden ser síntomas duraderos, por eso no son de las características a evaluar para indicar mejoría de los síntomas (fiebre y tos) y dar el alta al paciente. Esos síntomas pueden durar hasta varios meses”, sentenció la infectóloga María Angélica Maya.

Una alerta epidemiológica de la Organización Panamericana de la Salud de mediados de agosto da cuenta de algunas sintomatologías comunes en el Covid-19.

“De acuerdo a lo documentado hasta la fecha, se conoce que 40% de los casos de Covid-19 desarrollan síntomas leves como fiebre, tos, disnea, mialgia o artralgia, odinofagia, fatiga, diarrea y cefalea, 40% presentan síntomas moderados como neumonía, 15% desarrolla manifestaciones clínicas graves (neumonía severa) que requieren soporte de oxígeno, y 5% desarrollan un cuadro clínico crítico presentando una o más complicaciones como insuficiencia respiratoria, síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), sepsis y choque séptico, tromboembolismo y alteraciones de la coagulación, y/o falla multiorgánica, incluyendo insuficiencia renal aguda, insuficiencia hepática, insuficiencia cardiáca, shock cardiogénico, miocarditis, accidente cerebrovascular, entre otros. También se han documentado complicaciones atribuidas a los procedimientos invasivos o no invasivos, realizados durante el manejo clínico del caso”, dice el documento.

También agrega que las principales complicaciones documentadas, además de las relacionadas con el aparato respiratorio, son las neurológicas, incluyendo delirio o encefalopatía, accidente cerebrovascular, meningoencefalitis, alteración de los sentidos del olfato (anosmia) y el gusto (disgeusia), ansiedad, depresión y problemas del sueño. En muchos casos las manifestaciones neurológicas se han reportado incluso en ausencia de síntomas respiratorios. También hay reportes de casos de síndrome de Guillain Barré en pacientes con Covid-19.

En palabras de Maya, “los pacientes con Covid se pueden dividir en: leves, que pueden durar ocho días, no tienen disminución de oxígeno en sangre y no requieren ser hospitalizados; moderados, pueden necesitar oxígeno y hospitalización; graves, los que necesitan ventilación mecánica; y críticos, tienen trombos y pasan en promedio 12 días en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con muchas dificultades pulmonares y cardiácas”.

Pero, más adelante, el documento de la OPS advierte de otras sintomatologías que persisten aun cuando ya el virus ha desaparecido del cuerpo, y aseguran que no se sabe cuánto tiempo puede durar, ni la probabilidad de padecerlas.

Las secuelas

La infectóloga explicó que las secuelas se dan cuando ya no existe la enfermedad y a consecuencia de la misma. Según la OPS, “los pacientes que desarrollaron un cuadro clínico grave de Covid-19 tienen como principal secuela el desarrollo de fibrosis pulmonar” que inicia con un edema, a las cinco semanas presenta fibrosis y a las ocho semanas deriva en que el tejido pulmonar se vuelve fibrótico.

También hay pacientes que presentaron lesiones significativas de miocardio, incluyendo miocarditis relacionada a infección, con reducción de la función sistólica y arritmias. “Debido a las lesiones significativas de miocardio en pacientes con manifestaciones clínicas graves por Covid-19, la morbilidad y letalidad de la enfermedad podrían ser altas, más aún en pacientes con condiciones cardiovasculares preexistentes”, se lee en la alerta. Infortunadamente, aún se conoce poco acerca de los mecanismos responsables de estas secuelas.

Incluso, un estudio titulado “Resultados de la resonancia magnética cardiovascular en pacientes recién recuperados de la enfermedad por coronavirus 2019” publicado en la revista Jama Network, observó 100 pacientes alemanes recientemente recuperados de la infección por Covid-19, de los cuales solo el 30% había sido hospitalizado, y las resonancias magnéticas revelaron “compromiso cardíaco en 78 pacientes (78%) e inflamación del miocardio en curso en 60 pacientes (60%), independientemente de las condiciones preexistentes, la gravedad y el curso general de la enfermedad aguda y tiempo desde el diagnóstico original”. Según la publicación, estos hallazgos indican la necesidad de una investigación continua de las consecuencias cardiovasculares a largo plazo del coronavirus.

Otras veces se manifiestan secuelas neuropsiquiátricas: la respuesta hiper-inflamatoria sistémica podría causar un deterioro cognitivo a largo plazo, como, por ejemplo, deficiencias en la memoria, atención, velocidad de procesamiento y funcionamiento junto con pérdida neuronal difusa. Hay relatos de que el SARS-CoV-2 puede alcanzar el sistema nervioso central y periférico, con propagación hematógena o propagación neural directa por vía respiratoria por posibles mecanismos de neurotropismo del virus.

Según la OPS, también se han observado diversos tipos de manifestaciones clínicas neuropsiquiátricas, como encefalopatía, cambios de humor, psicosis, disfunción neuromuscular o procesos desmielinizantes, que pueden acompañar a la infección viral aguda o, seguir a la infección por semanas, meses o potencialmente más tiempo, en pacientes recuperados.

Maya advierte por ejemplo que algunos de los pacientes más graves que se enfrentan al síndrome postcuidado intensivo que genera alteraciones en la memoria, la atención, la movilización y estrés post-traumático, quedan con dificultad para respirar, dolores costales, mucha fatiga y debilidad en el cuerpo.

Para el caso de los pacientes leves se presentan casos de ansiedad, depresión y fatiga severa: “hemos visto que personas que no requirieron hospitalización tuvieron muchas secuelas de tipo psiquiátrico y un síndrome de fatiga crónica, como ocurre con otros virus. A ellos se les hacen exámenes cardiopulmonares y terapias para reincorporarlos”, señaló la infectóloga. Y agregó que algunas de esas secuelas durarán para siempre y otras pueden ser superadas con terapia física, neuropsiquiátrica y laboral.

“No sabemos cifras locales, con lo que se ha publicado internacionalmente sabemos que del 25% al 45% de las personas que han ingresado a UCI y han necesitado ventilación pueden quedar con dificultades neurológicas, psiquiátricas y el 33% quedan con el síndrome post-cuidado intensivo. El 25% de los que estuvieron en UCI pierden la independencia, sobre todo cuando son adultos mayores que ya vienen en un declive sociocultural reforzado por el Covid y el ingreso a la UCI”, explicó Maya.

Y agregó que: “ya hemos ido entendiendo de esta enfermedad que es aguda, no crónica, no te quedas padeciendo Covid de una manera latente, no está escrito todavía que existan personas que se queden peleando contra el virus de forma prolongada. Entendemos como una batalla aguda que se da entre el organismo y el virus, que es muy intensa en la primera semana, el sistema inmune lo supera y luego el sistema inmune puede quedar dañado y requerir terapia para recuperarse. Y el tiempo de transmisibilidad del virus es de máximo 17 días”.

Aún es muy pronto para hablar a ciencia cierta del virus, en tan pocos meses no se conocen los efectos del Covid-19 a largo plazo, y esa información tardaremos en tenerla. Al parecer, a Juliana le quedan varias semanas sin que pueda sentir el olor de su comida.


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