MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 265 OCTUBRE DEL AÑO 2020 ISNN 0124-4388
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Seguramente usted ha observado que distintos eventos vitales, más o menos significativos, influyen de una manera variable en las personas. Vámonos a un ejemplo cotidiano: las reacciones negativas que se tienen frente a algunas contrariedades triviales y que se convierten en auténticas tormentas en un vaso de agua (un derramamiento en la mesa de un jugo durante el almuerzo o la pérdida de las llaves para entrar a casa cuando rápidamente se recuerda dónde se dejaron).
Nos pasa que en ocasiones, las cosas que ocurren y que objetivamente son intrascendentes, se transforman en situaciones casi de vida o muerte y vemos con extrañeza que para otras personas, las cosas que ocurren a su alrededor apenas si logran perturbarles. ¿A qué se deben estas diferencias en sus percepciones y reacciones?
Para encontrar elementos de respuesta a la anterior pregunta, me gustaría compartirles una interesante teoría que desde la psicología y la educación, nos pueden aportar elementos de comprensión: la teoría de la autoeficacia. Este concepto fue desarrollado por el psicólogo Albert Bandura (Mundare, Canadá, 1925) y es definida como el conjunto de creencias que tiene un individuo en sus propias habilidades para tratar con las situaciones de vida que se presentan. En otras palabras: la capacidad de creer que se tienen las capacidades para afrontar con éxito las situaciones que se presenten en la vida.
Este acto de creer en uno mismo tiene profundas influencias en el éxito educativo. Por ejemplo, se sabe que con gran frecuencia la mayoría de estudiantes con bajo rendimiento académico perpetuarán su situación por el solo hecho de creer que son incompetentes para aprender y adquirir experticia en su campo de conocimiento. También se ha descrito que la baja auto eficacia afecta el tratamiento de los pacientes con enfermedades crónicas como las adicciones, los trastornos de la conducta alimentaria, el dolor de difícil tratamiento, las enfermedades cardiovasculares, entre otros. El éxito en el tratamiento y rehabilitación de muchos pacientes dependerá de la manera como el profesional de la salud logre mejorar la percepción de autoeficacia en ellos.
Y, ¿qué relación tiene el desarrollo de la autoeficacia con la espiritualidad? Aunque el concepto de autoeficacia originalmente ha sido acuñado en el campo de la psicología humana, el trabajo espiritual tiene mucho que ofrecer para el fortalecimiento de este atributo mental. Por ejemplo:
Esta serie de actitudes emanadas de la nutrida fuerza espiritual que poseamos, nos convertirán en seres más auto eficaces, decididos y por tanto, más orientados al logro. Así, cuando perciba que se está asfixiando en la vida cotidiana, piense primero si se está ahogando en un vaso de agua. Acto seguido, evalúe si quizá su problema no tiene que ver más bien con una pérdida en la autoeficacia (es decir, pérdida de la confianza). Y al final, entréguese a una fe inquebrantable en usted mismo y en la fuerza que emana de su interior para luego (para algunos esa fuerza tiene un nombre), emprender el camino con la certeza de tener lo necesario para el ascenso de esa empinada cuesta que está esperando ser conquistada.
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