MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 7    NO 85  OCTUBRE DEL AÑO 2005    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co

 

Reflexión del mes


El Juramento Hipocrático moderno

Por lo más elevado de mis creencias, prometo a mis pacientes idoneidad, franqueza, compromiso con todo lo que mejor pueda servirles, compasión, discreción absoluta y confidencialidad dentro del margen de la ley.
Trataré a mis pacientes como quisiera que a mí me trataran; obtendré interconsultas o segundas opiniones cuando así lo deseen; los educaré para que participen, si así quieren, en toda decisión importante que a ellos incumba. Y procuraré minimizar su sufrimiento si su enfermedad se volviera intratable, en la convicción de que alcanzar una muerte digna debe ser una meta importante en la vida de cada cual.
Trataré de establecer una relación amistosa con mis pacientes y los aceptaré como tales sin pretender juzgar sus actuaciones, comprendiendo que cualquier sistema de valores es sólido y encomiable y concediendo a cada individuo la totalidad de su dignidad humana.
Cobraré tan sólo los honorarios justos por mis servicios profesionales sin tratar de lucrarme, ni financieramente ni en ninguna otra forma, por aquellos consejos y cuidados que dispense a mis pacientes.
Aconsejaré e infundiré ánimo a mis pacientes en todos sus esfuerzos por mejorar su propia salud. Dentro de mi profesión, pondré todos los medios a mi alcance para mejorar la calidad de la atención médica y para fortalecer la salud pública. En mi calidad de ciudadano trabajaré por la equidad en la salud para todos, sin dejar que otras consideraciones de carácter profesional o general interfieran con mi compromiso de proveer la mejor y más adecuada atención a cada uno de los seres bajo mi cuidado.
En cuanto pueda vivir en concordancia con los anteriores preceptos, seré un médico realmente valioso

Dr. Roger J. Bulger, Ex-Presidente de la Asociación Estado-unidense de Facultades (Escuelas) de Medicina (AAMC)

Traducción de Efraím Otero Ruiz

 

El Cedaw y el aborto:
¡lobo con piel de oveja!
Manuel Ramiro Velásquez Arroyave
Senador de la República fiscalizador@epm.net.co

En Colombia, la comunidad inmensamente católica y cristiana enfrenta un duro debate por el derecho a la vida, la dignidad del hombre y contra la despenalización del aborto, que se intenta vincular al Protocolo Facultativo del Comité del Cedaw (Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación de la Mujer).
Bajo esa piel de oveja con intenciones muy altruistas de rechazar dichas formas de discriminación contra la mujer, se esconde el lobo que pretende despenalizar el aborto en diversos países del mundo, mediante una serie de protocolos y recomendaciones que no son jurídicamente vinculantes, y lo que intentan es atacar la dignidad humana e instaurar nuevos mecanismos para la reducción de la tasa de natalidad a nivel global.
Por fortuna, con el liderazgo conjunto de la iglesia católica, las organizaciones defensoras de los derechos humanos, los canales de televisión católicos, las emisoras, los periódicos y las acciones de millones de colombianos, se le está haciendo frente a esta iniciativa de la Cedaw, creando una red de ciudadanos que con más de dos millones de firmas se han manifestado para decirle SÍ al derecho a la vida y NO a la despenalización del aborto.
Igualmente, el presidente de la república, Álvaro Uribe Vélez, acaba de anunciar ante la Conferencia Episcopal Colombiana el envío de una comunicación al Congreso de la República, clarificando que la sanción de la Ley 984 de 2005 que ratifica el Protocolo Facultativo del Cedaw, no obliga a Colombia a despenalizar ninguna conducta tipificada como delito en el Código Penal.
Legalmente sólo pueden aceptarse las atenuaciones punitivas ya contenidas en el parágrafo del artículo 124 de dicho Código, que faculta al juez de prescindir de la pena cuando el aborto se realice “en extraordinarias condiciones anormales de motivación” y “cuando el embarazo sea resultado de una conducta constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo, de inseminación artificial o transferencia de óvulos fecundados no consentidas”.
Por nuestra parte, estaremos presentando un proyecto de acto legislativo para excluir la posibilidad de que las comisiones de monitoreo de los tratados internacionales o de sus protocolos pretendan violentar nuestra legislación interna, obligándonos a introducir temas como el aborto.
Es importante entender que una decisión humana no debe ir en contra de la voluntad del Dios que da la vida y nos regocija con ella. Eso sí, hay que seguir impulsando desde el gobierno y desde diversas organizaciones sociales, campañas permanentes de educación sexual y proyectos más eficientes de salud pública, para propiciar que un nuevo ser que nace del amor en familia, crezca y se desarrolle en condiciones propicias.
También debemos seguir atentos, para que el lobo no siga amparándose en la legislación internacional, y mucho menos en la nuestra, con proyectos que atacan los principios morales de una patria que busca la paz en su territorio y en la conciencia de sus ciudadanos.

 
Bioética
El aborto y sus graves consecuencias psicológicas

Luis Fernando Velásquez Córdoba - Psicólogo - elpulso@elhospital.org.co

Es profundamente preocupante la manera como escuchamos hablar cada vez más frecuentemente a un mayor número de personas acerca del aborto, con la tranquilidad y la naturalidad de aquel que se expresa de forma desprevenida y espontánea, como si se refiriera a la última película de cine, al partido de fútbol o al “reality” de moda que están presentando en la televisión, sin detenerse, al menos por un instante, a reflexionar y a considerar las graves consecuencias que el aborto, conlleva no sólo en contra de la vida y la dignidad de una persona, que no deja por ningún motivo de serlo por el hecho de encontrarse dentro del vientre materno, sino también en las consecuencias nefastas que desde una perspectiva psicológica tiene éste para la mujer, para la madre que se practica un aborto.
Ya la literatura reciente ha venido llamando la atención al respecto; es así como en las “Actas Españolas de Psiquiatría” de este año, encontramos por ejemplo que no sólo aparece ya descrito dentro de la psicopatología el “Síndrome Post-aborto” SPA, sino que además se describen algunos de los síntomas más frecuentes que se manifiestan en aquellas mujeres que se han practicado un aborto y entre los cuales se destacan: intensos y profundos sentimientos de culpa, pesadillas relacionadas con el aborto, necesidad de “reparar” la cual está estrechamente relacionada con la culpa; además, la ansiedad, la angustia y una serie de ideas que frecuentemente se tornan reiterativas y especulativas acerca de cómo hubiera sido su hijo de haber nacido, la edad que tendría, las cosas que haría, fantasías o ideas que en ocasiones se tornan incluso dolorosamente repetitivas, año tras año, ante la presencia repentina o cercana de algún niño o niña que se encuentre por ahí.
Es una realidad que se hace todavía más evidente y manifiesta en los consultorios, tanto de psicólogos como de médicos psiquiatras, el hecho de que una mujer se ve profundamente afectada cuando es sometida a un aborto, llegando a presentar en la mayoría de los casos, cuadros de depresión, angustia y ansiedad, los cuales a corto o largo plazo pueden llegar a afectar considerablemente su estabilidad emocional. Estos trastornos se presentan también en abortos presentados por causas naturales.
Con el tiempo, muchas mujeres vuelcan todo su dolor, su culpabilidad, su angustia, en rencor, en resentimiento hacia sí mismas, hacia su pareja o hacia aquella o aquellas personas que la presionaron y la llevaron a abortar. En ocasiones se tornan agresivas, indiferentes ante las manifestaciones afectivas, reflejando un desinterés, una desmotivación generalizada frente a la vida y a las relaciones con los demás. En el peor de los casos, todo esto ligado al sentimiento de dolor y desesperación, al desprecio que llegan a sentir por ellas mismas y por lo que han hecho, puede terminar por llevarlas al suicidio.
De ahí la importancia que tiene, no sólo desde lo educativo, lo social, lo religioso, sino también desde lo ético y lo antropológico, hacer énfasis en cada uno de los espacios en los que nos encontremos desempeñando nuestra labor profesional, pastoral, académica, social o educativa, sobre el valor profundo que tiene la vida humana y sobre su dignidad, que se manifiesta desde el instante mismo de la concepción; con ello, contribuiremos a contrarrestar en alguna medida todas aquellas campañas pro-abortistas, que desde distintos ámbitos y muchas veces con el apoyo de reconocidos personajes de la vida pública que “gozan” de la aceptación de las multitudes, anteponen otros intereses en contra de la vida humana.

Nota:
Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-.

 











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