El Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud expidió
el Acuerdo 313 de 2005, mediante el cual se incluye en el
Plan Obligatorio de Salud de los regímenes contributivo
y subsidiado, la vía laparoscópica para la
realización del procedimiento de colecistectomía,
complementando lo ya aprobado por la vía abierto
o laparotomía.
En buena hora se adopta este procedimiento, pues si bien
es cierto aparentemente suena más costoso al momento
de la facturación, no es así en el largo plazo,
si se tiene en cuenta el costo de la hospitalización
además de la incapacidad del paciente, que por este
método es mucho menor.
No es entendible para el ciudadano como las Empresas Administradoras
de Planes de Beneficios (EAPB), no autorizan a los prestadores
de salud la realización de procedimientos menos invasivos
que en última instancia cuestan menos al sistema,
o permiten al profesional de la salud llegar mas rápidamente
a un diagnóstico sobre la enfermedad del paciente
o un tratamiento más adecuado. La explicación
al parecer, se fundamenta exclusivamente en lo económico
El sistema de salud, desde lo jurídico, se construyó
en desarrollo del artículo 49 de la Carta Política
de 1991, que asignó al Estado la obligación
de garantizar a todas las personas el acceso a los servicios
de promoción, protección y recuperación
de la salud, y le asignó entre otros la obligación
de reglamentar este tema. La pregunta es entonces: ¿Debe
la Administradora de Planes de Beneficios limitarse a lo
reglamentado? ¿Si existen procedimientos nuevos,
de menos incapacidad y costo final, no deben ser autorizados
sin que medie Acuerdo del Consejo Nacional de Seguridad
Social?
La respuesta lógica sería un rotundo sí,
pero la respuesta desde la óptica de lo económico
indica otra cosa bien distinta, pues de la autorización
de estos procedimientos va a depender necesariamente la
incidencia en los costos de la Administradora. Para nadie
es extraño que el uso de la colecistectomía
por vía laparoscópica ha sido autorizado desde
antes de la expedición de este acuerdo, pero según
la clase de paciente que lo requería y no propiamente
en razón de su estado de salud.
Las ciencias de la salud avanzan permanentemente en conocimiento
y en la búsqueda de nuevas soluciones a las enfermedades
que agobian a la humanidad; por ello no es comprensible
que para la aplicación de nuevas metodologías
sea necesario contar con la autorización previa del
Consejo.
Lo que comentamos hoy no es nuevo y aplica a otro tipo de
procedimientos; por ello insistimos que así se expidan
todas las normas que seamos capaces de imaginar, mientras
no se logre la voluntad de poner por encima de lo económico
el interés del paciente y la recuperación
de su salud, se presentarán inequidades.
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