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El abrazo de la serpiente
en la selva del cine colombiano
Hernando
Guzmán Paniagua - Periodista - elpulso@sanvicentefundacion.com
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El abrazo de la serpiente
testifica mundos contrapuestos que se buscan. La escena en
donde se funden en una sola magia la salvaje jungla y el oratorio
La Creación de Haydn (Filarmónica
de Medellín - Alejandro Posada), resume para algunos
la obra.
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El abrazo de la serpiente
de Ciro Guerra, ícono del repunte estético y narrativo
del cine nacional, convoca a la reconciliación con las
Colombias ignoradas y al diálogo de nuestra realidad
con nuestros sueños.
Ganador en Cannes y en los festivales de cine de Lima, India,
Mar de Plata y República de Armenia, con 4 premios Fénix
en MéJico, 8 premios Macondo en Colombia y premios especiales
del jurado en el Vladivostok Film Festival de los países
de Asia - Pacífico, Odessa Film Festival de Ucrania y
Hamptons Film Festival de Estados Unidos, es más que
un filme exitoso y entretenido. |
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Testifica mundos
contrapuestos que se buscan. La escena en donde se funden en
una sola magia la salvaje jungla y el oratorio La Creación
de Haydn (Filarmónica de Medellín - Alejandro
Posada), resume para algunos la obra. A los exploradores y a
todos nos dice el indio Karamakate: Sólo aprendiendo
a soñar podremos salvarnos, el conocimiento
es de todos, las cosas valen menos que el ser.
El guión -dice el co-guionista Jacques Toulemonde-
es como un iceberg: lo que dicen los personajes es sólo
la punta.
Más que nuestra geografía, la película
redescubre hilos perdidos de nuestra historia, todo lo que negamos.
Allí, subyacen el genocidio de las culturas ancestrales
amazónicas en la Guerra del Caucho (el caucho es
muerte), los suicidios colectivos provocados por un mesías
tropical y la crueldad de los misioneros. Igual que Karamakate,
va en busca del hombre que abandonó nuestro cuerpo y
lo convirtió en chullachaqui: máscara de ser vacío
de sentimientos y de recuerdos.
Pero este boom de El abrazo hizo olvidar dos Óscar que
ganó Colombia. El de la antropóloga y cineasta
Patricia Cardoso (1996) categoría Student, con el cortometraje
El aguador, financiado por ella. Narra una historia
de su abuelo, médico en Málaga (Santander), pionero
de las cirugías de cataratas. El otro Student Academy
Award fue para el colombiano David Aristizábal Mora,
por el documental A second change (2013), sobre
el estrés postraumático de un soldado al regreso
de la guerra de Irak en 2003. |
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Colombia ha ganado
2 Óscar:
El de Patricia Cardoso (1996) categoría
Student, con el cortometraje El aguador.
El otro Student a David Aristizábal por
el
documental A second change (2013).
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También pasa
inadvertida la producción colombo-argentina Oscuro
animal, del colombiano Felipe Guerrero (2016), Mejor Película
Iberoamericana, Mejor Director, Mejor Fotografía y Mejor
Actriz en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
Para su director, una metáfora que habla sobre
esa bestia oscura que habita en los pueblos, en la periferia
y en las grandes ciudades de Colombia, y es el conflicto armado,
la violencia, que nos acecha, que está latente.
Agrega: El cuerpo de la mujer en la guerra no es solamente
botín de guerra, también es un cuerpo que ha sido
martirizado y utilizado, y resalta en las mujeres la virtud
del perdón. Con una visión más femenina,
tendríamos mejor convivencia, concluye.
Y otras tres películas colombianas acaban de ganar en
el Festival de Cine Latino de Toulouse (Francia-2016): Siembra,
de Ángela Osorio y Santiago Lozano, Premio Coup
de Coeur, máximo galardón; la producción
colombo-argentina Días extraños, del
colombiano Juan Sebastián Quebrada, y el largometraje
documental Paciente, de Jorge Caballero, Premio
Signis, ganador también en los festivales internacionales
de Cine de Guadalajara y Cartagena de Indias. Paciente
narra la tragedia de Nubia, una madre que enfrenta con paciencia
las trabas del sistema de salud colombiano para su hija enferma
de cáncer, y es una propuesta trans-media que abarca
un juego, un libro digital y 9 cortometrajes alrededor del tema
de la salud en Colombia.
Hágase el cine
Así como García Márquez dijo que
uno no se muere cuando quiere sino cuando puede, el cineasta
Luis Ospina dijo del cine: Uno en Colombia empieza haciendo
el cine que quiere y termina haciendo el que puede. En
esta sentencia, para el crítico Oswaldo Osorio, subyace
en buena medida la explicación del problema que ha tenido
el cine colombiano para contar historias con imágenes
y para definir una estética, si no propia de su identidad,
al menos consecuente con unos mínimos parámetros
cinematográficos. En varios momentos, opina Osorio,
a nuestro cine le importó más lo que tenía
que decir que la forma de decirlo. Yo le anoto: también
en varios momentos, con alguna película nuestro cine
se puso los pantalones largos. Así, El abrazo de la serpiente
no sería cumbre de un proceso sino repetición
de ciclos de lucidez. |
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Más
que madurez, lo visible y evidente
es un desarrollo industrial único en la historia
del cine colombiano: antes, un año se hacían
8
películas y al siguiente 2; ahora hay un proceso que
garantiza unas películas que se estrenan, otras en
post-producción, otras en rodaje, otras en guión.
Eso es lo más notable.
Orlando Mora
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La era Focine, años
80, para la mayoría de los críticos, es clave
en el impulso de la producción. De sus aprendizajes,
señala Osorio, nace una camada de buenos directores:
Víctor Gaviria, Jorge Echeverri, Lisandro Duque, Jorge
Alí Triana y Ricardo Coral-Dorado, y 3 Ópera Prima
notables: Confesión a Laura (Jaime Osorio,
1990), La gente de La Universal (Felipe Aljure,
1993) y La primera noche (Luis Alberto Restrepo,
2003).
Dice Patricia Restrepo: Los cineastas colombianos no somos
contadores de historias. Luis Alberto Álvarez coincidía
con ella; para él, los realizadores, pese a provenir
de una región del mundo con notabilísima literatura,
tienen dificultades evidentes en contar historias por medio
del cine. Álvarez abogó siempre por un
cine que sea vehículo y reflejo de la realidad nacional,
un cine con colombianos de carne y hueso, tridimensionales,
y no caricaturas de pueblo. (
) Cine de gente
de cine hecho con sensibilidad de cineastas, y no un cine con
complejo de culpa que se pasa pidiendo padrinazgos.
Por un desarrollo industrial: Orlando
Mora
¿En qué va el cine colombiano? El reconocido
crítico de cine Orlando Mora, declaró a EL PULSO:
Más que madurez, lo visible y evidente es un desarrollo
industrial único en la historia del cine colombiano.
Nuestro cine, salvo la era de Focine, años 80, lo constituían
intentos individuales, pura voluntad de los directores, quienes
conseguían el dinero, escribían el guión
y después lo dirigían.
Y anotó: Esto cambió radicalmente a partir
de la Ley 814 de 2003 (Ley del Cine), que fijó
impuestos a distribuidores, exhibidores y productores, para
la producción de largometrajes, cortometrajes, documentales
y formación de públicos. Una manera de funcionar
el cine como industria. Fue así como el año pasado
Colombia por vez primera llegó a 35 o 36 estrenos, que
sigue siendo una industria muy pequeña. Méjico,
Argentina y Brasil producen más de 100 películas.
Yo no plantearía la madurez, ello supondría una
etapa sin madurez. Para mí, películas como Rodrigo
D-No futuro, Cóndores no entierran todos los días,
Camilo el cura guerrillero, La vendedora de rosas o Visa USA,
son tan maduras y sólidas como El abrazo de la serpiente;
lo que pasa es que se hacían en un contexto sin marco
industrial que garantizara la continuidad, por eso en Colombia
un año se hacían 8 películas y al siguiente
2; ahora hay un proceso que garantiza unas películas
que se estrenan, otras en post-producción, otras en rodaje,
otras en guión: eso es lo más notable.
El crítico valoró el cine anterior como de
absoluta madurez y puso como ejemplo a Chircales
de Martha Rodríguez y Jorge Silva, comienzos de los 70.
Dijo que antes, los productos de calidad eran menores, pues
se hacían menos películas; pero a mayor producción
y posibilidades de rodar, surgen nuevas figuras y películas
de buena calidad con reconocimiento internacional, lo cual da
gran visibilidad al cine colombiano. Dijo que en los últimos
dos años, a partir de la Palma de Oro del cortometraje
Lady en Cannes, del premio a La tierra y la
sombra como mejor ópera prima (2015) y de la carrera
exitosa de El abrazo de la serpiente en el Óscar
y otros certámenes, creció esa visibilidad, y
los festivales y muestras culturales dicen que algo está
pasando en el cine colombiano. Opinó que una industria
necesita también cine comercial -ejemplo, El Paseo (1,
2 y 3) de Dago García, con más de un millón
de espectadores- que coexiste con cine de calidad y propicia
el crecimiento industrial. |
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El cine colombiano: Hijo
natural de la censura
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| El cine
colombiano nació parejo con la censura. El general Rafael
Uribe Uribe fue asesinado en 1914. Un año después
fue asesinado el mejor documento del crimen, la película
El drama del 15 de octubre (1915), de los hermanos
Francisco y Vicente Di Doménico, pioneros de la cinematografía
en Colombia, primer largometraje documental, protagonizado por
los propios asesinos del caudillo. En su Historia del
cine colombiano, Hernando Martínez cuenta que los
realizadores tuvieron la osadía de filmar su funeral.
El Liberal de Bogotá, otros medios y la familia
del General protestaron: No es cristiano, ni moral, explotar
de esa manera la sagrada memoria del muerto, dijeron.
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La
Fundación Patrimonio Fílmico conserva un fragmento
de 5 minutos. Del resto, se dice que antes de estrenarlo fue
destruido por orden judicial. Versiones: la guardaron los autores,
se quemó en un incendio, la sacaron de Colombia. Otra
dice que se alcanzó a ver en el Olympia de Bogotá,
en el Circo España de Medellín y en el Teatro
Las Quintas de Barranquilla.
Los italianos Francisco y Vicente Di Doménico llegaron
a Colombia a finales de 1908 o inicios de 1909 con una carga
de películas, una filmadora Pathé y poco dinero
en los bolsillos, narra Martínez. Pagaron el tiquete
del barco presentando "La Pasión de Cristo"
en los puertos, durante 27 días remontaron el Magdalena
hasta Girardot y alguien les prestó 6 pesos para llegar
a Bogotá. Con proyector portátil y dínamo
de manivela, dieron cine en el Bazar Veracruz, en el Salón
del Bosque, y en otros sitios, barrios y poblaciones.
Se apaga la luz
Con los filmes de argumento, la censura arreció
su cacería de besos y crímenes. Muchos no los
vio el público, por ser víctimas de la tijera
o estar entretenido en cosa distinta de la pantalla. Así
describía en 1919 el literato Roberto Liévano,
el alelamiento de ese público de cine en
Bogotá: Delante de mí y a mi lado, y un
poco más lejos, y en toda la extensión de la sala,
parejas juveniles charlaban muy paso, en la más dulce
intimidad. A veces, para que el rumor de la charla no trascendiera,
los rostros de él y ella permanecían muy juntos.
En ocasiones ella aparentaba mirar el lienzo, mientras él
iba descifrándole la leyenda, en voz baja, casi a flor
de oído. Entonces comprendí el recogimiento de
esos cines diurnos. En la complicidad discreta de la penumbra,
una película de aventuras pasaba por el lienzo y más
de una aventura de película pasaba por el salón".
Según los concejales conservadores de Bogotá,
antes de 1920, en el cine es donde se están aprendiendo
vicios y trucos criminales, y La ratera relámpago
era una lección de buen robar. A falta de
junta de censura, las señoras preguntaban por teléfono
a don Francisco Di Doménico si podían llevar a
sus niñas al estreno del día. Cuenta Martínez:
Si no había muchos besos o la cuestión era
puramente de aventuras, les contestaba que sí.
Si el argumento era dudoso, se lo resumía a la mamá
para que ella decidiera, con la seguridad de que, cuando
los besos eran pocos, yo se los recortaba de modo que uno de
minutos quedara reducido a roce de labios o poco más".
En Huila, una junta censuró Los Caballeros de Roda'
porque los moros derrotaban a los cristianos. Y en Cartagena,
gravaron con impuesto doble a las películas policíacas,
porque con ellas -decía la prensa- el pueblo ya
está demostrando en sus robos una mayor habilidad y pericia".
Más sensato es Tomás Carrasquilla, en la monacal
Medellín de 1914 (Ver Ocioso lector). |
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Ocioso
lector
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El Ensueño es la
vida
Tomás Carrasquilla |
El
cine es necesidad diaria porque es ganga inaudita en esta
tierra de las cosas caras. (
) ¡Hermoso destino
el del arte manufacturado! Eso de estar al alcance de cualquier
fortuna y cualquier apreciativa; eso de ser el arte para todos,
es el verdadero socialismo. (
) Cierto que los paisajes
y fondos, los cuadros son la misma realidad; más, lo
que es gente
¡será de otro planeta! Al
artificio exagerado, a la pose de los cómicos que interpretan
las representaciones, se agrega esa movilidad vertiginosa
y oscilante, ese mariposeo fugitivo, dantesco, producido por
la luz y el mecanismo. Acaso sea esto mismo lo que más
nos embelesa. Estamos hartos de vivir en la realidad, de ser
realidad nosotros mismos, y apetecemos por eso la mentira,
la ficción inverosímil que se parezca más
al ensueño que a esto real y efectivo en que nos agitamos
o yacemos. (
) Con todas las ficciones ramplonas e insignificantes
como exhibe a menudo, enseña más de lo que cualquiera
puede figurarse.
Y si el error más vulgar y manifiesto trae a
la mente por ley de oposición, de repugnancia y de
contraste la verdad o principio que se le contrapone, ¿no
habrá de traerla una película, con todas sus
falacias? ¡Sí, por cierto! Embusteros y tontos
enseñaron siempre a verídicos y discretos. (
)
El Ensueño no puede eliminarse porque el Ensueño
es la vida. Sí, la vida es sueño, ya lo dijo
Calderón, el Magno. Si a él no le creemos, tendremos
que creérselo al cine".
(Reproducido en el número 1 de la revista Cinemés,
julio de 1965, y en la página de cine de El Colombiano,
dirigida por Luis Alberto Alvarez, 25 de junio de 1976). |
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Medicina
en la pintura
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Las tres Gracias,
de Rubens
Isabel
Cristina Rueda Calle - Comunicadora Corporativa - elpulso@sanvicentefundacion.com |
| Pieter Paul Rubens,
pintor barroco de la escuela flamenca, pintó Las
tres Gracias. Sus principales influencias proceden del
arte de la antigua Grecia y Roma, y de pintores como Leonardo
da Vinci, Miguel Ángel o Tiziano. |
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Estas
hermosas mujeres simbolizaban alrededor de 1630 el deseo,
la alegría, la fertilidad y el buen gusto. Representadas
de múltiples maneras en esculturas y pinturas, sufrieron
cambios según la época y el artista; sin embargo,
siempre representan la belleza ideal de las acompañantes
de Venus en las fiestas del Olimpo. La composición
de Rubens respeta el modelo clásico que representa
a las Gracias desnudas y reunidas: la de en medio está
de espalda, con la cabeza de perfil y apoyada en sus compañeras.
Las tres mujeres se caracterizan por la grandilocuencia de
sus contornos, con las que el artista demuestra su conocimiento
de anatomía y su capacidad para mostrarnos la textura
de su piel y formas de su cuerpo. Un velo translúcido
las rodea, pues no tienen que ocultar su belleza.
Su piel clara irradia luz al resto de la obra. El trío
está enmarcado a la izquierda por un árbol en
que pusieron sus prendas de vestir; a la derecha por una cornucopia
dorada de la que brota agua y arriba por una guirnalda de
flores sostenida del árbol y del cuerno. Tienen su
cabellera adornada para una fiesta, un tanto desordenada por
la continua danza. En el fondo se ve un paisaje de un día
soleado y animales pastando, con montañas que van de
verde a azules, mientras se ven más lejos. |
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Se dice que al menos una figura es reproducción
de la segunda mujer de Rubens, Helena Fourment, a quien
ven en el extremo izquierdo. Otros creen reconocer las facciones
de las dos esposas del pintor: Isabella Brant, su primera
esposa, junto a Helena.
Los médicos han hecho apreciaciones sobre esta obra.
Según el libro de Semiología de las enfermedades
reumáticas de la Sociedad Española de Reumatología,
en la Gracia del centro se observa una desviación
lateral de la columna vertebral (escoliosis), y el signo
de Trendelemburg (un problema en la marcha). En sus hermanas
se observa hiperlordosis, un incremento en la curvatura
de una parte de su columna vertebral, y tienen pie plano.
En la mujer de la derecha vemos una tumoración en
el cuadrante superior de su seno izquierdo, que llega hasta
el hueco axilar, lo cual se combina con retracción
de ese pezón hacia la misma axila, sumado a que el
volumen total del pecho parece inferior al de la mama derecha.
La tumoración es irregular, con colores rojizos que
indican inflamación, lo que sería compatible
con el aspecto visual característico de un cáncer
de mama localmente avanzado.
En 1640 Rubens falleció y entre sus pertenencias
se encontraba esta pintura adquirida por el rey Felipe IV
de España en una subasta. Luego pasó a decorar
una sala del Alcázar de Madrid y en el siglo XIX
se instaló en el Museo del Prado.
Referencias:
Las tres Gracias
https://es.wikipedia.org/wiki/Las_tres_Gracias_(Rubens)
http://www.historia-del-arte-erotico.com/tres_gracias/home.htm
Cáncer de mama
www.elsevier.es/es-revista-medicina-clinica-2-articulo-cancer-mama-los-cuadros-rubens
Libro escoliosis
https://books.google.com.co/books?id=lxgtJqkOdecC&pg=PA476&lpg=PA476&dq=las+tres+gracias+de+
rubens+ enfermedades-
http://artetorreherberos. blogspot.com.co/2013/03/las-tres-gracias-de-rubens
Imágenes:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:The_Three_Graces,_by_
Peter_Paul_Rubens,_from_Prado_in_Google_Earth.jpg
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