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Dos hamacas y una
cama, en tres países distintos, fueron testigos de atentados
contra el Libertador Simón Bolívar. La Conspiración
Septembrina de 1828, y los ataques de Jamaica y Venezuela dejan
más preguntas que respuestas sobre la responsabilidad
de los enemigos de Bolívar, y no menos incógnitas
sobre la conducta política y militar del Genio
de la Gloria. Los procesos tienen tantos fiscales como
defensores, y ningún juez definitivo.
Santander es piedra de escándalo: un vulgar conspirador
y asesino, para cronistas oficiales y bolivarianos a ultranza;
para Fernando González, un falso héroe nacional;
el organizador de la victoria, para varios historiadores.
Pilar Moreno de Ángel, en la más completa y documentada
biografía, lo erige como fundador civil de la república.
En 1826: Los Diputados de Valencia y Apure (Venezuela) lo acusan
de abusos y usurpaciones para tiranizar la felicidad
de los habitantes (Autobiografía del General Páez).
En 1827: Páez, jefe civil y militar de Venezuela, dice
que cuando Bolívar parte para Nueva Granada, Santander
comenzaba a mostrársele hostil.... El 2 de mayo
de 1828: Bolívar desconfía de varios de sus viejos
generales: Vea usted la conducta de Santander en Bogotá,
durante mi ausencia; la de Páez en Venezuela; la de Bermúdez
en Maturín; la de Arismendi en Caracas... (Perú
De Lacroix, Diario de Bucaramanga), por sembrar
la discordia, fomentar partidos, perder la moral pública
e insubordinar el ejército. |
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6 de mayo de 1828, Casa
de campo, Bucaramanga: En carta, el general Pedro Briceño
Méndez dice a Bolívar que un asistente de Santander
oyó que éste decía a Vargas Tejada, Azuero
y Soto, que pretendía enviar a un oficial para asesinarlo.
El asistente, cuando oyó aquel infernal proyecto,
estaba componiendo la cama de Santander, como a las nueve
de la noche... (Diario). El coronel O´Leary confirma
la versión y pide no dejar solo a Bolívar. Éste
contesta que aunque conocía la exaltación
del general Santander y de sus compañeros, no podía
creer que llegasen a formar tal proyecto, que el asistente
pudo oír mal o inventar el cuento, que no les
sería fácil encontrar quien se encargase de
dicho proyecto, y que muy difícil sería aún
la ejecución. Y dijo que si bien sólo
los insensatos ignoran ciertas reglas de prudencia, hay
casos en que toda prudencia es inútil, y da como
ejemplos los atentados de Jamaica y Rincón de los Toros
(Venezuela). Oigamos su relato, antes de proseguir con la
Conspiración Septembrina.
De Jamaica a Venezuela
6 de mayo, casa campestre, Bucaramanga: Narra De Lacroix:
Todos nos pusimos alrededor del Libertador, sentados
a la sombra de unos grandes árboles; nuestros perros
hacían la guardia, situados cerca de nosotros, y nuestros
asistentes estaban a cierta distancia, contando igualmente
sus cuentos.
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Bolívar
contó que en 1816, una noche cambió de posada
en Kingston, llegó Félix Amestoy, antiguo proveedor
de sus tropas, a recibir instrucciones; como no llegara Bolívar,
el sueño lo venció y se acostó en su hamaca;
en esas llegó el negro Pío, criado de Bolívar:
...Vio mi hamaca ocupada, creyó que el que estaba
dentro era yo, se acercó, y dio dos puñaladas
al infeliz Amestoy que quedó muerto. Al recibir la primera
dio un grito, moribundo, que despertó al negro Andrés,
quien al mismo instante salió para la calle y corrió
para mi nuevo alojamiento, que sólo él conocía;
me estaba refiriendo lo ocurrido cuando entró Pío,
que había seguido a Andrés. La turbación
de Pío me hizo entrar en sospechas; le hice dos o tres
preguntas, y quedé convencido de que él era el
asesino, sin saber todavía quién era la víctima.
Tomé al momento una de mis pistolas, y dije entonces
a Andrés que amarrase a Pío. Al día siguiente
confesó su crimen y declaró haber sido inducido
por un español para quitarme la vida.
En 1818, un anochecer en la sabana de Rincón de los Toros
(Venezuela), Bolívar acampa con 600 infantes y 800 hombres
de caballería, le reportan la presencia de un regimiento
español. Yo estaba sentado en mi hamaca -cuenta
Bolívar- poniéndome las botas; Santander seguía
hablando conmigo; Ibarra se acostaba, cuando una fuerte descarga
nos sorprende, y las balas nos advierten que habían sido
dirigidas sobre nosotros: la oscuridad nos impidió distinguir
los objetos. El general Santander gritó en el mismo instante:
¡El enemigo! Los pocos que éramos nos pusimos a
correr hacia el campo, abandonando nuestros caballos y cuanto
había en la mata. Mi hamaca, según supe después,
recibió dos a tres balazos; yo, como he dicho, estaba
sentado en ella, pero no recibí herida ninguna, ni tampoco
Santander (Diario de Bucaramanga). El 8 de mayo de 1828:
Bolívar clasifica a los generales patriotas en 4 categorías,
y pone a Santander en la tercera: Más hábiles
en el gabinete que en el campo de batalla. Otrora reconocía
como organizador del triunfo en Vargas y Boyacá
a quien disciplinó el ejército y cruzó
primero el Páramo de Pisba sin un solo muerto.
La Conjuración en marcha
Junio de 1828: Disuelta la Convención de Ocaña,
el título de Bolívar como Dictador o Jefe Supremo
se llevó muy a mal por el partido que se titulaba
liberal, y ya desde entonces los Brutos y Casios comenzaron
a aguzar los puñales que pensaban hundir en el seno del
que les había dado patria (
). Los enemigos del
Libertador tramaban conspiraciones para asesinarle alevosamente,
siendo sus corifeos Juan Francisco Arganil y Augusto Horment,
ambos franceses, y el venezolano Pedro Carujo. El 28 de octubre,
día de San Simón, debía estallar la conjuración
(Páez).
En un baile de máscaras, alguien dice a Bolívar
que un doctor González oculta un arma, al parecer es
Manuela Sáenz, quien en otra fiesta quemó a un
Judas que representaba al Hombre de las Leyes. El 10 de agosto
El Libertador de paseo con pocos amigos en Soacha, iba a ser
asesinado, Santander supo el plan y se opuso a él, pero
sin enterar a Bolívar del peligro que corría.
El general Posada Gutiérrez (Memorias Histórico
Políticas), dice que con Bolívar y su séquito,
habrían muerto en el acto sus asesinos, a manos del batallón
Vargas y las tropas leales; según el autor, Santander
se oponía a cualquier acción contra Bolívar,
antes de él salir de Colombia en misión diplomática.
Descubierto el plan criminal de octubre y arrestado el capitán
Benedicto Triana, los demás conjurados precipitaron el
complot para el 25 de septiembre. |
25 de septiembre
de 1828: Joaquín Posada Gutiérrez, general bolivariano
y escritor ameno, intenta un juicio justo y ponderado sobre
los acontecimientos y sus protagonistas. Su vívida crónica
de la Conspiración, supera en mucho al pobre cuento de
la historia patria (Ver Ocioso Lector). El complot fue un mar
de infiltraciones, traiciones e intrigas, repelido con más
afán de venganza que de justicia. El general Santander
contradecía a los fogosos partidarios del asesinato:
su programa era la destitución del Libertador por medio
de pronunciamientos en las provincias dice Posada, que
viendo, ya tarde, que cuando se arroja la piedra de la
honda no es posible detenerla en el aire (Memorias), no
tenía más recurso para impedirlo que denunciar
a los facciosos, no lo hace y pasa la noche en casa de su hermana.
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Los conspiradores
salen en comisiones a las once de la noche de la casa de Vargas
Tejada, secretario de legación diplomática de
Santander, la guardia del Palacio de Bolívar son 20 hombres
de los Granaderos Montados, con carabinas descargadas, las puertas
entreabiertas, el oficial y la tropa duermen. El ataque lo inicia
una pieza de artillería (cuerpo infiltrado) abocada contra
el Batallón Vargas, al grito de Viva la libertad,
muera el tirano; matan a puñaladas a 4 centinelas,
desarman al resto, hieren al edecán Ibarra, el ex realista
Carujo mata de un balazo a su benefactor y edecán de
Bolívar -coronel Fergusson-, hacen pasar por conjurados
(falsos positivos) a los generales Córdoba
y Padilla... Tiroteos, vivas, mueras... Se reúne Bolívar
con las tropas leales... Aplausos, lágrimas: ¿Queréis
matarme de gozo, acabando de verme próximo a morir de
dolor?. El irlandés Croyton, creyendo muerto a
Bolívar, corre sin orden de nadie a matar a Santander,
regresa al oír la voz ¡Apareció el
Libertador!. Éste vuelve al palacio a las cuatro
de la mañana, cita al Consejo de Ministros, manda redactar
un decreto de indulto para los conspiradores y decide dejar
el país; Urdaneta y otros lo hacen retractar, ejercer
su dictadura y ejecutar a 14 personas. Posada cuestiona: ¿Por
qué se frustró aquel arranque de generosidad y
de alta política?, y asevera: Para la gloria
personal de Bolívar, habría sido mejor que perseverara
en su primera resolución. Repudia la matanza: Malísimo
efecto causó también el espectáculo de
los cadáveres de los beneméritos servidores de
la patria colgados, como para afrentarlos vengativamente,
y critica las penas: No se ve en ellas el castigo de un
delito, sino la pasión del que las aplica.
182 años después, Santander aún no recibe
el debido proceso. Para la escritora antioqueña Pilar
Moreno de Ángel, se lo juzgó como partícipe
en la Conspiración, hecho del cual era inocente.
Fustiga al Secretario de Guerra, Rafael Urdaneta, juez único
de la causa, que violó flagrantemente el derecho
universal y las leyes nacionales durante el desarrollo del proceso
cuando, por ejemplo, no permitió al sindicado defenderse
ni nombrar defensor. Y resalta que por un plebiscito a
favor del condenado y a solicitud del Consejo de Ministros,
el Libertador Presidente le conmutó la pena de muerte
por destierro. La historia, Juez implacable, dará el
veredicto final; entonces, digamos como en el Areópago
de Atenas: Comparezcan las partes dentro de cien años. |
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¿Kómo
ce dise?
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Corrijamos
algunas impropiedades de lenguaje muy extendidas. Es incorrecto
decir el doceavo piso; lo correcto es el duodécimo
o el décimo segundo piso. Los sufijos avo, ava sólo
se utilizan para números quebrados o fraccionarios,
por ejemplo: una dieciseisava parte del territorio colombiano.
Los ordinales no utilizan esa terminación, excepto
octavo. No es onceavo sino undécimo o décimo
primero. No es treceavo sino décimo tercer
o décimo tercero, no es treintavo sino
trigésimo.
Otra incorrección son las expresiones redundantes.
No se dice como por ejemplo. Se dice como o por
ejemplo, una de las dos formas, no ambas a la vez: hay países
ricos como Suecia, o bien: hay países ricos, por ejemplo,
Suecia. En el mismo sentido, no se dice mas sin embargo.
Se dice mas, o sin embargo, en una de las dos formas pero
no juntando ambas. La economía verbal es una virtud
del buen hablar.
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Ocioso lector
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Una negra noche de septiembre |
“El general Bolívar estaba enfermo,
y a prima noche se había administrado un baño de pies; la bellísima
señora doña Manuela Sáenz, que lo amaba con delirio, le acompañaba
y asistía; Bolívar, a pesar de su estado de debilidad, al oír
el espantoso ruido y los gritos de “¡Muera el tirano!”, saltó
de la cama y a medio vestir se dirigió con espada en mano hacia
la puerta de la alcoba. La señora Sáenz lo detuvo, y empujándolo
hacia la ventana baja de media reja, que da a la calle del Coliseo,
le hizo saltar por ella gritándole como por instinto: “¡Por
la derecha, al cuartel de Vargas!”. E impávida abrió la puerta
que los conjurados golpeaban y les dirigió la palabra reconviniéndolos
con energía…”. |
“Mi General, sígame; arrójese
por aquí para ocultarnos debajo del puente”, dijo el fiel criado,
y sin esperar respuesta se precipitó de un salto y ayudó al
Libertador a bajar, casi arrastrándolo tras sí. Un minuto después
pasaron artilleros y Vargas por el puente, continuando el tiroteo…”.
(Fragmentos de “Memorias Histórico Políticas”, Joaquín Posada
Gutiérrez). |
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