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El flujo de los recursos en el sistema de salud colombiano
es tan complejo e intrincado, que es la causa de buena parte
de los problemas que lo aquejan y lo ponen en la cuerda
floja reiteradamente. Pero por uno u otro camino, los análisis
de los problemas del financiamiento recaen siempre en el
corazón financiero del sistema: el Fondo de Solidaridad
y Garantía -Fosyga-.
Fosyga, un ente con personería jurídica, sin
personal ni residencia, que concentra y redistribuye los
recursos de la salud, y que es manejado por las principales
fiducias del país, tiene por tanto un enorme poder
económico y político que lo blindan de cualquier
intento de pesquisa sobre el manejo que hace de los recursos
de la salud, más aún por ser un ente sujeto
a la inaprensible normatividad de las organizaciones mixtas,
donde confluye el capital público con el privado
para constituir entidades casi inexpugnables.
Lo grave y delicado del asunto, radica en que de ese manejo
de los recursos de la salud -aportes parafiscales de destinación
específica a una provisión social como es
la salud-, depende la salud financiera de los diferentes
actores del sistema y la atención misma en salud
de todos los colombianos.
Desde diferentes instancias del gobierno nacional se ha
hecho legislación procurando agilizar el flujo de
recursos de financiación dentro del sistema de salud,
y si bien se han hecho avances, aún hay muchos aspectos
que se cuestionan en torno del manejo que se hace desde
el Fosyga, de dichos recursos. Su ineficiencia y su manejo
afectan a todos los demás actores del sistema, sin
que nunca se haya propuesto un mecanismo más efectivo
de recaudo y redistribución de los recursos del sistema
de salud (excepto el Focos -Fondo Territorial para la Salud-
en el debate de la pretendida reforma a la Ley 100/93).
Uno de los aspectos más polémicos relacionados
con Fosyga, es la administración del portafolio de
inversiones, altamente rentables, que suelen estar por encima
del DTF. Por ello no es de extrañar que en los últimos
años, hubiera una tendencia casi exponencial a aumentar
inversiones de Fosyga. En los informes de su página
web, se encuentra que casi 95% de los recursos están
represados en inversiones, a más de 180 días,
y más del 75% del total de inversiones están
en TES (bonos del Tesoro). O sea, que Fosyga financia el
déficit fiscal en Colombia, con recursos que en su
mayoría tienen una destinación social específica,
para la salud, como ya se dijo.
Si esos TES se reconvirtieran en recursos reales, la red
hospitalaria y los municipios recibirían un gran
respiro y la universalización de cobertura del régimen
subsidiado podría acelerarse.
Por todo ello es sumamente preocupante, que frente a tantas
y tan disímiles irregularidades tejidas y originadas
alrededor del Fosyga, y al contradictorio régimen
que lo gobierna, ni las investigaciones más sesudas
por parte de la Contraloría General de la República,
de la Procuraduría General de la Nación, de
la Superintendencia Nacional de Salud, del Consejo de Estado
y de las altas Cortes, hayan podido tomar correctivos para
poner en cintura al fondo y enderezar su rumbo, hasta que
constituya en verdad lo que su nombre mismo indica: Un Fondo
de Solidaridad y Garantía, para la salud en Colombia.
Entonces, aunque se ha demostrado que Fosyga sí tiene
quién lo ronde, también se ha demostrado que
es un organismo que concentra tal poder e invulnerabilidad,
que el Fondo se mantiene dentro del sistema de salud, como
el intocable. Pero no por ello, justificable.
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