MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 316 ENERO DEL AÑO 2025 ISNN 0124-4388
Una de las decisiones más trascendentales y de alto impacto en el aseguramiento en salud es, precisamente, la definición de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), también conocida como la prima del aseguramiento en salud. Este valor mensual, que las EPS reciben por cada afiliado, se calcula de manera técnica a partir de la información disponible, considerando aspectos económicos, demográficos, epidemiológicos, de género, dispersión territorial, nivel de conurbación y, cada vez más, la presión tecnológica, que se ha convertido en un factor determinante en la estructura de la canasta de costos en salud.
Es por esto que el incremento anunciado por el Gobierno nacional del 5,20 % en la UPC, con el restante 0,16 puntos porcentuales destinado a la inclusión de las pruebas de COVID-19, la realización del tamizaje neonatal básico y la ampliación de la ruta de atención integral para personas expuestas al asbesto, resulta en un incremento neto de 5,36 % tanto en el régimen contributivo como en el subsidiado.
Este valor residual, que en el mejor de los casos para los prestadores representará un ingreso del 3 %, se enfrenta a un incremento de los costos de nómina del 9,54 %. Según esto, el desfase entre estos dos conceptos podría ser inicialmente de un 6,54 % (9,54 % - 3,00 %). Esto supone, por tanto, una atención especial.
Igualmente, se advierte un crecimiento en la tasa de cambio, que pasará de $3.875 en 2024 a $4.411 en 2025, lo cual incidirá directamente en los costos de materiales, insumos y tecnologías, que experimentarían un aumento del 13,83 %.
Retrospectivamente, en cuanto a la evolución de la UPC nominal en pesos corrientes, se observa un crecimiento constante entre 2014 y 2025, con variaciones anuales que en algunos casos son bastante pronunciadas, como en 2021 (18,15 %), año de pandemia y pospandemia, y en 2022 (16,23 %), año posterior a la pandemia.
Sin embargo, este comportamiento podría implicar que el valor de la UPC está superando la capacidad de ajuste de otras variables de costo y salario. Esta situación es relevante, dado que la UPC afecta directamente la estructura de ingresos de las EPS, que dependen de este valor para financiar los servicios de salud y, correlativamente, toda la cadena de agentes de valor del sistema.
De conformidad con el ejercicio para verificar la suficiencia anual de la UPC, que cubra tanto el salario mínimo como la inflación proyectada (3,0 % para 2025), se observa que en los últimos cuatro años los valores negativos fueron los más altos de la serie. A excepción de 2015, que también presentó un valor de -5,31 %, en 2022 la diferencia fue de -4,45 %, en 2023 de -12,89 %, en 2024 de -12,59 %, y en 2025 se proyecta un -7,18 %. Esto indica que, sumando la variación del salario mínimo y la inflación, y restando la variación de la UPC, en estos años la UPC creció a un ritmo inferior al del salario mínimo y la inflación.
En contraste, en 2021 (pandemia-pospandemia) el valor fue de -1,79 %, en 2020 (año de pandemia) fue de -2,25 %, y en 2019 de -4,49 %. En los primeros años de la serie, en 2017 la diferencia fue de -2,89 % y en 2018 de -1,25 %. Este crecimiento superior en inflación y salario mínimo, frente al de la UPC, tiene impacto directo en la estructura de costos y gastos de los prestadores, por lo que afecta su situación financiera, por las mismas razones ya analizadas.
Ahora bien, un estudio agregado entre los años 2022 y 2025 muestra que la UPC creció en términos corrientes en un 37,17 %, dado que en 2022 la UPC fue de $1.109.221,20 y en 2025 de $1.521.489,60. Por su parte, el salario mínimo creció en un 42,35 %, habida cuenta de que en 2022 fue de $1.000.000 y en 2025 de $1.423.500, mientras que la inflación se comportó en un 12,53 % en 2022, con una proyección de 3,0 % en 2025.
Precisamente, estos años (2022, 2023 y, seguramente, 2024) muestran que los resultados netos de las aseguradoras en salud registraron contablemente (datos certificados, auditados y dictaminados) pérdidas de -$2.5 billones por cada año. Seguramente será un valor más alto cuando se consoliden en 2024 los resultados de la Nueva EPS y el resto de las EPS. Esto valida, en razón de los guarismos contables, la expresión de las variaciones entre la UPC, la inflación y el incremento en términos de salario mínimo, que, cuando la diferencia es negativa, se refleja en la situación financiera de las aseguradoras en salud.
La variación entre un salario mínimo que crece a un ritmo mayor que la UPC implica que, proporcionalmente, crecerá el ingreso base de cotización y la densidad salarial, lo que aumentará los recursos destinados al financiamiento de la salud. Sin embargo, dado que la UPC crece en menor proporción que el salario mínimo, existe una alta probabilidad de que la brecha de costos se amplíe por encima de la productividad misma.
Fuente: Ministerio del Trabajo y decretos del Gobierno nacional.
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