MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 6    NO 68    MAYO DEL AÑO 2004    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Evaluación de la calidad técnica en prestación de servicios de salud
Ojo con la calidad en salud, porque no todo es lo que parece
Marcela Echavarría Aguirre - Periodista - elpulso@elhospital.org.co
Lo que usted ve cuando utiliza un servicio de salud: una sonrisa de oreja a oreja, amabilidad incomparable, la mejor cama del mundo, no le garantiza que su procedimiento médico haya quedado bien hecho. Lo que hay detrás: la anestesia y el anestesiólogo así no se ría, la experiencia del cirujano aunque no sea muy simpático, y la capacidad de respuesta institucional técnica y oportuna así las instalaciones no sean el último grito en diseño y confort, es lo que garantiza que su procedimiento quede bien.
La preocupación por la calidad en la atención en salud es tan antigua como el mismo ejercicio médico. Encontramos su origen en papiros egipcios, en el Código de Hammurabi o en el tratado La Ley del propio Hipócrates. En todos los casos, buscar lo mejor para el paciente es la esencia del ejercicio.
Para definir la calidad se tiene que tener en cuenta no solo a los profesionales, sino también al paciente, a la comunidad científica y a la sociedad. Para el profesional por ejemplo, la calidad no es otra que hacer lo correcto de manera correcta, mientras que para los pacientes consiste en tener una adecuada comunicación interpersonal con los profesionales, a los que exigen competencia técnica.
En Colombia, desde 1999, el consorcio conformado por el Consejo Ca-nadiense de Acreditación de Ser- vicios de Salud, la Corporación QUALIMED de México y la Asociación Centro de Gestión Hospitalaria, comenzaron a trabajar en un pro-yecto para el proceso de evaluación de la calidad con miras hacia la acreditación. Dicho proyecto fue la materia prima para que se implementara el actual Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad de la Atención en Salud. Éste establece unos estándares para evaluar procesos tales como: respeto a los derechos de los pacientes, acceso al servicio, atención clínica y soporte administrativo y gerencial en las instituciones que prestan servicios de salud.
Un proceso complejo
Los objetivos de evaluar la calidad son claros: generar confianza a profesionales y pacientes, evaluar los servicios para incidir en el uso eficiente de los recursos, y dinamizar la mejora de los procesos.
Esta evaluación tiene a su vez cuatro componentes: identificación, cuantificación, valoración y comparación. En consecuencia, uno de los pasos iniciales para evaluarla es medirla, pero ¿cómo podemos aspirar a medir algo tan intrínsecamente cualitativo?
El doctor Julio Portocarrero Martínez, director ejecutivo del Centro de Gestión Hospitalaria, nos da una idea de la complejidad que este proceso encierra: “Cuando hablamos de evaluación de la calidad en salud, hablamos de calidad técnica en el servicio, pero igualmente del aspecto humano, de la oportunidad, porque nada sacamos con que la atención sea buenísima, que el diagnóstico esté muy bien hecho, que las salas de cirugía sean muy buenas y que el cirujano sea el mejor del mundo, si resulta que el anestesiólogo no es anestesiólogo o que el procedimiento se hizo 24 horas más tarde de lo que se necesitaba”. Lo que el usuario (paciente) debe entender y aprender a diferenciar, es “que hay muchos aspectos que él no está viendo y de los que depende el éxito o el fracaso de su atención medica”.
Continuando con esta postura, el doctor Ricardo Restrepo Guzmán, médico especialista que ejerce en los Estados Unidos, sostiene que “cuando se está hablando de tal evaluación, hay que anotar que no se está hablando de manufactura ni movimiento de producción en masa ni de elaboración de productos a nivel empresarial. Nos referimos al ser humano, y por lo tanto, las dinámicas y evaluaciones deben tener un equilibrio con respecto de ese precioso ingrediente llamado la relación médico-paciente. Se trata de garantizar que los famosos ‘20 minutos’ de consulta externa por paciente sean llenos de calidad humana, para así evitar perpetuar una interacción tecnológica o robotizada con el paciente”.
La evaluación de la calidad tiene en cuenta todo: mira el servicio, pero también la calidad técnica y el mantenimiento de los equipos y su obsolescencia, de manera que una institución que se inscribe en un proceso de mejoramiento continuo, bien sea para su proceso de habilitación y posterior acreditación, le está diciendo a los usuarios: “Miren, acá soy amable y le presto un buen servicio, pero detrás del telón, las cosas que usted no ve, esas también se las garantizo. Le garantizo todo, no solamente la amabilidad y el precio”.
Calidad técnica en prestación de servicios de salud no es solo relaciones públicas, hotelería ni mercadeo

El programa de calidad de un servicio clínico debe enmarcarse en el plan estratégico de calidad de la Institución Prestadora de Servicios de Salud (IPS), ha de tener como norte la orientación al paciente, y fundamentarse en la consideración de tres pilares esenciales: los medios (evaluación de la estructura), los métodos (evaluación del proceso), y los resultados.
Evaluación técnica en Colombia
En nuestro país, el aprender a medir la evaluación técnica en la prestación de los servicios de salud, se configuró a partir de los conocimientos de profesionales y organismos de otros países que nos llevaban muchos años de ventaja en la materia (Estados Unidos, Australia, Inglaterra, Francia y Canadá, entre otros), estableciéndose así los estándares de calidad para la acreditación que han sido clasificados en dos grupos; el primero, denominado “Estándar del Proceso de Atención al Cliente Asistencial”, y el segundo, que incluye aquellos procesos administrativo-gerenciales que son críticos dentro de la organización para el apoyo de los procesos asistenciales.
Esta sección a su vez se subdivide en cinco grandes grupos de estándares: direccionamiento, gerencia, recursos humanos, sistema de información y ambiente físico. Cada una de estas secciones (tanto asistenciales como administrativas), cuenta con una base común: el Proceso de Mejoramiento Continuo.
Estos estándares comenzaron a implementarse desde el pasado mes de febrero con el proceso de acreditación de las IPS, que aunque de acuerdo con la legislación es voluntario e implica para las instituciones un alto costo, redundará en prestigio y reconocimiento para las mismas, inclinando la balanza a su favor al momento de la elección que realicen los usuarios.
Este proceso, sin embargo, plantea un panorama complejo hacia el futuro, como lo explica el Doctor Luis Fernando Giacometti, Director y Representante Legal para Colombia del CHC (Grup Consorci Hospitalari de Catalunya): “El sistema de acreditación colombiano está bien enfocado, pero el problema va a ser su implementación; solamente con los requisitos de habilitación hay vacíos ya enormes y aún no se han cerrado muchas clínicas; acá el problema es que muchas veces la norma se deslegitima sola, entonces hay una muy baja credibilidad frente a su aplicación y correctivos. La realidad siempre va un paso adelante de la norma y eso no lo hemos podido aprender, en eso tenemos que ser muy pragmáticos y además muy pacientes en cuanto al proceso que se presenta”.
Es importante recordar que la evaluación no debe ser un fin en sí misma, sino que debe buscar la utilización real de sus resultados para mejorar el quehacer de las instituciones, las cuales deben entender la calidad como: hacer lo que hay que hacer, bien hecho, oportunamente, al menor costo posible, con el menor riesgo para el usuario y con un equipo humano bien dispuesto. Además, este proceso debe ser continuo, integral y participativo, porque como lo afirma el Dr. Restrepo Guzmán: “No sólo el paciente necesita estar satisfecho. Para ofrecer una calidad técnica en salud se requiere que todo el personal de salud esté satisfecho con su entorno, y que pueda desarrollar conjuntamente 'una cultura' que sea acorde con la misma institución a la que pertenece”.

 
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