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El pasado 28 de diciembre,
en vísperas de cumplir 71 años, murió
de leucemia la escritora norteamericana Susan Sontag, una
pérdida sensible para el mundo de la cultura. Pero
su nexo con el mundo de la salud en particular no es nada
despreciable. Hace 30 años, en su lidia contra un cáncer
de mama que amenazaba con arrebatarle la vida, escribió
el que algunos consideran su mejor libro: La enfermedad
y sus metáforas en un intento por desmitificar
el contenido simbólico dado a su padecimiento. Años
después, en 1988, publica El sida y sus metáforas,
algo así como una segunda parte, menos apasionada y
más sobria. En esta reseña el díptico
se tratará como una unidad, revelando la convicción
de Sontag de que a las metáforas que circunscriben
ciertas patologías misteriosas, hay que ponerlas
en evidencia, criticarlas, castigarlas, desgastarlas
Valga aclarar que para cualquier salubrista la obra carecería
de rigor científico y para un historiador resulta evidente
la falta de documentación no literaria. Este tratado
más bien se plantea con una metodología filológica
e intelectual acerca de la enfermedad.
Tuberculosis y cáncer...
y sida
Dos enfermedades conllevan, por igual y con la misma
aparatosidad, el peso agobiador de la metáfora: la
tuberculosis y el cáncer, empieza la primera
parte. En la segunda se despliega el tema del sida como se
concebía alegóricamente en sus inicios (o sea,
igual que ahora, ya que los símbolos persisten más
allá de las realidades que los germinan). No se profundiza
en el impacto de otras enfermedades que en la historia de
la humanidad han tenido un alto valor para el imaginario colectivo
como la lepra, la sífilis, la locura y las plagas
o pestes. En realidad este escrito se centra en
los referentes figurados de estas tres patologías,
las de los últimos dos siglos, con énfasis en
nuestros tiempos.
En síntesis, las enfermedades que se metaforizan son
aquellas que conllevan rasgos misteriosos: Cualquier
enfermedad importante cuyos orígenes sean oscuros y
su tratamiento ineficaz tiende a hundirse en significados.
A medida que la etiología in-fecciosa de la tuberculosis
se aclaró y se formularon tratamientos curativos, el
cáncer ocuparía su lugar de símbolo y
maldición. Y luego de esto, el sida ha banalizado
al cáncer.
La tuberculosis -en otro tiempo tan misteriosa como
lo es hoy el cáncer-, sugería juicios de tipo
más profundo acerca de los enfermos, a la vez morales
y sicológicos. Pero en ese ideario compartido
entre ambas existen grandes contrastes: el tuberculoso
moribundo aparece más bello y espiritual; el que muere
de cáncer ha perdido toda capacidad de superación.
Y más adelante: el tuberculoso podía ser
un proscrito o un marginado, en cambio (...) el canceroso
es un perdedor..
Es el enfermo mismo
quien crea su enfermedad: Groddeck
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Hay toda una literatura e investigaciones que apoyan la
teoría de las causas emocionales del cáncer,
comenta la autora respecto de un tópico que le molestaba
sobremanera y que en nada ha cambiado hasta estos días.
Según tales formulaciones, el cáncer obedece a
represión emotiva. Así sería
en los casos de notorios pudibundos como Freud y Wittgenstein;
entonces, se burla: ¿quién se acuerda de
que Rimbaud también murió de cáncer?.
Y frente a la sicología es más cáustica
(algo que hay que ponderar en una habitante de Nueva York, ciudad
donde el psicoanálisis es tan chic): la fuerza
persuasiva de la sicología proviene de que sea una forma
sublimada de espiritualismo: Una forma laica y ostensiblemente
científica de afirmar la primacía del espíritu
sobre la materia. |
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Después de triunfar
sobre su enfermedad poniendo en ridículo el pesimismo
de mis médicos, Sontag concluye que las
trampas metafóricas que deforman (...) el cáncer
tienen consecuencias muy concretas: Inhiben a las personas
de buscar tratamiento a tiempo. Y se lamenta: Pese
a los progresos en su tratamiento, la gente sigue creyendo
en la ecuación de Groddeck: cáncer = muerte.
El lenguaje militar en las
enfermedades
Desde que se habla de cáncer, las metáforas
provienen del lenguaje castrense: El cáncer, el enemigo,
consiste en una invasión de células destructivas
que colonizan los tejidos y que hay que atacar con un tratamiento
radical: Tras hacer un reconocimiento se bombardean los tumores
con rayos X para matar las células malignas. Este lenguaje
ha servido para hacer campañas como la guerra contra
el cáncer, pero también contra el sida y contra
cualquier enfermedad amenazante.
Todo esto no es gratuito: La enfermedad, tan legítimamente
natural como la salud, se vuelve sinónimo de lo que
es 'contra-natura' (nada del célebre equilibrio
salud-enfermedad de la OMS), es un extraño en el cuerpo,
un extranjero. De hecho, las grandes plagas de la humanidad
han sido atribuidas por las potencias occidentales a los extranjeros
o a los pobres, extranjeros dentro de casa, aclara
Sontag. Los judíos que no mató la peste bubónica
en el siglo XIV los mató la turba que los acusó
de envenenamiento colectivo, nos cuenta Asimov en su entretenida
serie de historia universal. La sífilis y el cólera
se atribuyen sin evidencia a los mercaderes venidos de Asia.
Y el sida se tiene por seguro que inició su travesía
en África.
Del lenguaje militar se deduce la terminología de enfermedad
social. Se usa la palabra cáncer
para designar cualquier situación social irremediable
y vil. La utilización del 'cáncer' en
el lenguaje político promueve el fatalismo y justifica
medidas 'duras'. Dice la autora que de todas las metáforas,
la que más me gustaría ver archivada (...)
es la militar, porque ésta justifica el poder
autoritario y sugiere la represión y la violencia:
El cuerpo no es un campo de batalla, los enfermos no
son las inevitables bajas, ni el enemigo.
Sida
Aparece el sida, con el agravante de una estigmatización
más marcada, ...un 'grupo de riesgo', esa categoría
que suena tan neutral y burocrática y que resucita
la arcaica idea de una comunidad maculada. Y continua:
En esta retórica esta enfermedad sigue identificándose
casi exclusivamente con la homosexualidad.
Pero en la metaforización del sida reaparece el escarnio
moral, como en la sífilis cuando era incurable. Ahora,
si bien entre la eterna hipocresía oficial y
el libertinismo de moda en las últimas décadas
hay un abismo de diferencia, también se llega
al extremo de que se piensa que hablar de condones y
de agujas limpias equivale casi a disculpar e inducir la sexualidad
ilícita y las drogas ilegales, como hace en nuestro
medio la poderosa iglesia católica. Parafraseando a
Gould, Sontag nos recuerda que el sida es un fenómeno
natural, una enfermedad como cualquier otra, sin significado
moral, que juega eso sí un papel simbólico poderoso
como uno de los precursores distrópicos de la
aldea global.
Y no se le escapa a la autora un asunto que apenas ahora,
con la internet, se ha vuelto crucial: el computador
pide sus metáforas prestadas a nuestra más reciente
enfermedad trastocadora [el sida]: Los virus informáticos,
que infectan al computador, se autorreplican, mutan, se ocultan
y se previenen limitando el intercambio promiscuo de información,
además de que el ordenador requiere ser vacunado, el
mayor anhelo de la lucha contra el sida.
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Lectura desde la salud.
Para un salubrista o para cualquier médico estos libros
son un desafío. Porque fustigan el paternalismo que
nos induce a sentirnos autorizados a infundir el terror por
ciertas enfermedades para fomentar la salud. Y porque confronta
muy a fondo, incluso lo que tanto se valora como verdad científica.
Pero a la vez, y sin necesidad de ponerse de acuerdo en todo
lo que se plantea, es muy enriquecedora esa mirada intimista
y subjetiva, la 'verdad' de una enferma particularmente perspicaz
que compartió con otros afligidos y con el mundo médico
su experiencia de la enfermedad, no de la salud,
que a veces es un sofisma desde el que nos miramos a nosotros
mismos como sector. Para cualquier médico clínico,
especialmente para los oncólogos, sería lectura
más que meritoria.
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Y, ¿quién
es Susan Sontag?
Desde sus legendarias protestas contra la guerra de Vietnam,
Sontag fue una de las voces más conocidas y polémicas
en Estados Unidos, abanderada de grandes causas: la lucha
por los derechos de los negros, por la igualdad de las mujeres,
adalid en Bosnia y frente a la invasión de Irak, que
criticó con dureza.
Sontag cultivó el ensayo, la novela, el teatro y el
cine. Además de la obra reseñada se destacan
Bajo el signo de Saturno (1980), donde narra sus
percepciones durante el tiempo que vivió en Europa,
y su novela 'El amante del volcán', de 1992. Sus obras
fueron traducidas a 26 idiomas.
En 1999 fue distinguida en Francia con la Orden de las Artes
y las Letras; en 2000 con el Premio National Book, y en 2001
con el Premio Jerusalén de Literatura que aceptó,
no sin dejar de condenar la ocupación israelí
en los territorios palestinos. Fue galardonada en 2003, junto
con la escritora marroquí Fátima Mernissi, con
el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en España.
De su activismo político y crítica infatigable
del poder y la tiranía, dan idea sus ataques contra
George W. Bush -"ese imbécil"- y su secretario
de Estado -"un criminal de guerra"-, a la vez que
manifestaba su antipatía por Saddam Hussein; a Silvio
Berlusconi -"ese rico tonto"-, a Gabriel García
Márquez por su apoyo numantino a Fidel Castro, contra
el terrorismo etarra, o contra los medios de comunicación
tras el 11-S. También denunció la situación
de Colombia, «donde los periodistas no pueden escribir
en libertad, la gente no puede vivir tranquila y nadie puede
decir su opinión en voz alta» .
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| Ocioso
lector
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Alejandro Magno, de
Macedonia, dueño del mundo
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El cine es cosa magnífica.
Pero no faltan las apreciaciones idiotas. Como cuando ocurre
algo sorprendente en la película y el acompañante
te dice.¿si viste?. No, tarado (me
provocaría replicar), vine a mirar el techo.
Algo así ocurre cuando alguien a la salida del teatro
comenta: Me gustó más el libro.
¡Pero por Dios!, entonces por qué no te quedaste
leyéndolo en tu casa, coprófago presumido, porque
lo que subyace en semejante apostilla es la fanfarronada de
un intelectual barato. El cine es el cine, los libros son
los libros. De un libro se puede sacar una película
que lo emule (caso legendario del filme Las uvas de
la ira de la novela de John Steinbeck) o que sea muy
buena, o que modifique la historia original (Lo que
el viento se llevó, por ejemplo). Eso tiene muy
poca importancia, son dos obras de arte distintas. Lo que
sí es muy deseable es que las películas sobre
historia y mitología sean tan fieles como sea posible,
sobre todo porque en un mundo en que la gente no lee mucho,
un engaño en un medio tan difundido como el cine se
queda mucho en el colectivo, caso de ciertas tonterías
en filmes como Troya (de La ilíada)
o Gladiador (de Las Memorias de Marco Aurelio).
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Pero por otro lado,
es muy destacable el ansia de leer que puede infundir una
película. Eso sí es bueno siempre. Para leer
en tal caso, sobre Alejandro Magno, hay muchas biografías.
Pero la del profesor Nicholas Hammond de Cambridge tiene ciertas
ventajas que la hacen recomendable: Es muy divertida y ligera,
agradablemente ilustrada, y, sobre todo, confronta las diversas
fuentes de la leyenda para dejar al lector la tarea de hacerse
una imagen del Alejandro histórico, que no es algo
fácil. Aún sobre las hazañas de Alejandro
hay versiones contradictorias (vg, la batalla del Gránico),
y las hay mucho más sobre su personalidad, que van
de la brillantez intelectual y la visión de estadista
a una ansia desenfrenada de conquista y sensual libertinaje.
Hacer una película sobre un personaje que a la vez
es tan sublime y tan enigmático, es una apuesta difícil
de creer. Pero el cine de Hollywood es más negocio
que arte, qué se le va a hacer.
Indicio: Todavía joven, Alejandro desafía a
su padre el rey Filipo, a que es capaz de domar a Bucéfalo
(que sería a la postre su legendario caballo, el más
célebre equino de toda la historia del mundo), ejemplar
desahuciado por salvaje e indómito. Cuando lo logra,
el padre lo recibe con lágrimas en los ojos: Busca
un reino más grande - le habría dicho
emocionado Macedonia no es digna de ti. ¿Fue
eso cierto? Al menos no del todo, nos sugiere el autor al
principio de la obra. ¿Y qué hay del nudo gordiano?
¿Qué representaba y cómo lo desató
Alejandro el Grande?
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"La libertad, Sancho, es uno de
los más preciosos dones que a los hombres dieron los
cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra
la tierra ni el mar encubre"
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Para celebrar los 400 años de la primera
edición de la obra cumbre en lengua castellana, "El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", de Miguel
de Cervantes Saavedra, la Real Academia Española, la
Asociación de Academias de la Lengua Española
y Editorial Alfaguara publicaron una edición conmemorativa,
la más revisada y completa, de fácil lectura
y precio accesible, con el fin de que llegue a un mayor número
de lectores. La publicación incluye textos de presentación
a cargo de los más eximios cervantistas: Mario Vargas
Llosa, Francisco Ayala, Martín de Riquer, Francisco
Rico, José Manuel Blecua, Guillermo Rojo, José
Antonio Pascual, Margit Frenk y Claudio Guillén, y
contiene un glosario con más de 6.000 acepciones que
registran el significado preciso de voces, frases proverbiales
y refranes presentes en la novela cervantina.
"Cervantes potenció la lengua española
a unas alturas que nunca había alcanzado, y renovó
el género novelesco, dotándolo de una complejidad
y sutileza tan vastas como la ambición destructora
y reconstructora del mundo que lo anima".
Mario Vargas Llosa
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Los aniversarios hechos acontecimiento
tienen un aspecto muy positivo: Concitan atención y
curiosidad, y eso a la larga atrae lectores. Ese fue el caso,
durante 2004, del vigésimo aniversario de la muerte
de Julio Cortázar que nos persuadió hacia Rayuela
y los cronopios; igual el centenario del Bloom`s Day (16 de
junio de 1904), el día en que transcurre el Ulises
de James Joyce, la novela que abarca todo el siglo XX
según el mismo Cortázar. Y en diciembre 26,
algo opacado por las festividades, fue el centenario del nacimiento
del cubano Alejo Carpentier. Pero el suceso de este año
es el más rutilante: Los 400 años del Quijote
que provoca todo tipo de resplandores.

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| La
capital del estado de Jalisco, segunda mayor ciudad de Méjico,
ha sido designada para ser el epicentro cultural del continente
este año. El objetivo de esta iniciativa creada e impulsada
por la Organización Capital Americana de la Cultura -entidad
constituida en 1997- es promover otras propuestas culturales
complementarias que ayuden a valorizar la cultura como un elemento
central en el desarrollo de los países del Nuevo Continente.
Antes fueron investidas Mérida (Méjico) en 2000,
Iquique (Chile), en 2001; Maceió (Brasil), en 2002; Panamá
(Panamá) y Curitiba (Brasil), en 2003; y Santiago (Chile),
en 2004. ¿Bogotá ya estará en la lista? |
El
escritor portugués José Saramago, Premio Nobel
de Literatura 1998, publicará en 2005 dos nuevas
obras. Los volúmenes serán una obra de teatro
titulada "El disoluto absuelto" para el mes de
abril y la novela "Las intermitencias de la muerte"
en octubre. Saramago es muy popular en nuestro medio y se
destacan entre sus principales obras el Ensayo sobre
la ceguera y el "Evangelio según Jesucristo".
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