MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 8    NO 101  FEBRERO DEL AÑO 2007    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co
Tome cáncer pa' que lleve
Conrado Gómez Vélez Especialista en salud pública y en evaluación social de proyectos. Magíster en ciencias políticas - elpulso@elhospital.org.co

Una derrota de grandes proporciones resultó para la salud y sobre todo para los profesionales de la salud, desde el punto de vista de las políticas públicas saludables, la pasada reforma tributaria. Al mismo tiempo que nos complacíamos porque Colombia había firmado el Acuerdo Mundial Antitabaco y celebrábamos la reforma al sistema de salud, se aprobaba una reforma tributaria con estas perlas: a) la eliminación del impuesto del 7% que las empresas del tabaco pagaban a sus casas matrices, b) un cambio en la fórmula de liquidación del impuesto del cigarrillo que antes era del 65%, por un gravamen de $400 pesos para las cajetillas de 20 unidades que valgan menos de $2.000 pesos y de $800 pesos para aquellas que superen este monto, lo que en buen castellano quiere decir una rebaja estimada del impuesto del 15%, según expertos en el tema, que ahora claman por las finanzas departamentales, y c) una política impositiva para la cerveza y los juegos de suerte y azar igualita a la que traemos desde hace muchos años, favoreciendo su consumo con un IVA del 8% la cerveza y 5% los juegos de suerte y azar.
Lo que más disgusta es la forma como se ha presentado éste cambio a la liquidación de impuestos al cigarrillo, como una simple e inofensiva modificación de la fórmula. Para completar, es deplorable la ingenuidad del sector de la salud que no se ha dado ni por enterado: Derrota tras derrota, en políticas públicas saludables.

Como sabemos y puede verse en el artículo “Reflexionando sobre que es invertir en Colombia” en El Pulso de agosto de 2005 (edición No. 83), sobre la venta de Bavaria a extranjeros, favorecimos con impuestos risibles por décadas una empresa, por colombiana, y con el lema de apoyar nuestra industria para que la vendieran. Un IVA que es simple y llanamente injusto con los ciudadanos, porque hoy resulta que tienen más IVA el chocolate y las pólizas de hospitalización y cirugía, que la cerveza.
Como se expresó, esta bebida nunca ha tenido impuestos comparables a otras bebidas alcohólicas. Tiene más impuesto la canasta familiar. Claro, fríos nos quedamos cuando vendieron Bavaria, como acaban de vender el Éxito; eso es para que sigamos “apretándonos el cinturón” por la competitividad y el desarrollo de la inversión nacional.
En esta reforma tributaria, con timidez, algo se sugirió para incrementar el impuesto a la cerveza en los medios, aprovechando que ahora quizá el lobby de los nuevos dueños sería más débil, pero nada. Ilusiones. Una distorsión que se perpetúa en silencio, ante indolencia de todos los colombianos y sobre todo, de quienes trabajamos en el sector de la salud. Nosotros, por razones de consistencia y seriedad, y sin prohibicionismos, tenemos que promover la reducción en el consumo del tabaco y lograr que el consumo de licores y bebidas alcohólicas se dé en términos sociales y personales adecuados, sin excesos.
Es deplorable la ingenuidad del sector
de la salud que no se ha dado ni por enterado:
Derrota tras derrota, en políticas públicas saludables.
Como se sabe, la idea de grabar los licores, las bebidas alcohólicas, el tabaco y los juegos de azar no es otra que reducir su consumo, debido a que producen más costos que beneficios a la economía y la salud. Por añadidura, como son actividades que en economía se llaman elásticas, en las que pequeños aumentos del precio reducen significativamente la demanda, se gravan para que se eleve el precio y al final se reduzca su consumo. Así se hace porque una vez que se contabilizan las externalidades negativas, tanto del alcohol como del cigarrillo, expresadas en accidentalidad, violencia, maltrato, accidentes, infarto, descomposición familiar, cáncer y empobrecimiento, no nos queda más que decir que no nos convienen.
El impuesto a las bebidas alcohólicas y el tabaco no es por lo tanto y como piensan en las gobernaciones o los medios, para mejorar el presupuesto; eso es una perversión que se ha ido imponiendo. Lo que deseamos es reducir su consumo.
El 95% de los casos de cáncer de pulmón son atribuibles al hábito de fumar y otro tipo de neoplasias como cáncer gástrico están asociadas. Otra enfermedad que induce el tabaco, es la enfermedad cardio-cerebro-vascular, una de las primeras causas de muerte y discapacidad en Colombia.
Política reprobable
Ahora el golpe lo recibimos con el tabaco. Una reducción de impuestos enorme, que busca y va a generar un aumento del consumo, es decir al cáncer de pulmón, a otros tipos de cáncer e infarto. Vale la pena recordar que el 95% de los casos de cáncer de pulmón son atribuibles al hábito de fumar y que otro tipo de neoplasias como el cáncer gástrico están asociadas al cigarrillo, aunque en menor proporción. Otra enfermedad que se ha probado, induce el tabaco, es la enfermedad cardio-cerebro-vascular, hoy por hoy una de las primeras causas de muerte y discapacidad en Colombia. No es entonces, esta política alevosa, ningún favor para los colombianos, ni para la salud. ¿Donde estábamos? ¿De que sirve que haya un área de Seguridad Social del Ministerio de Hacienda si no se da cuenta de esto ni logra una política mejor para este país? Por eso, ésta es una decisión que debe ser repudiada, amplia y vehemente por la academia, las facultades y disciplinas de la salud y por todos los que de una u otra manera comprendemos que no podemos darle más cáncer e infarto al país. Ojalá todos los que leen este periódico y otros más a nuestro alcance, le digan a sus congresistas y a los gobernantes, que los vimos mal. Que alguien les diga a los integrantes de Seguridad Social del Ministerio de Hacienda, que se dejaron meter gato por liebre. Saquémosles aquella tarjetica con el dedo hacia abajo, para mostrarles que si nos dimos cuenta y que no nos gustó. Que bueno sería que en los principales eventos de salud de este año, en presencia de los políticos y los dirigentes, comenzáramos reprobando la política de impuestos al cigarrillo y la cerveza, y luego dedicáramos 60 segundos por todos los muertos de cáncer y accidentes de tránsito, gracias a la mala política pública en la materia.
 
 
 







 



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