MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 311 AGOSTO DEL AÑO 2024 ISNN 0124-4388
El consumo de sustancias psicoactivas en el país constituye un problema crítico, no solo por el aumento sistemático señalado por los estudios, sino también por su complejidad y sus graves repercusiones en la salud pública y en el ámbito social. El uso de drogas ilícitas está en crecimiento, no solo porque más personas las consumen, sino porque el mercado de estas sustancias se está expandiendo y diversificando.
Según un análisis de la Corporación Acción Técnica Social, el año pasado se descubrieron alrededor de 2 293 nuevas sustancias en el país. La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC) publicó su informe mundial de drogas, que describe detalladamente la producción y el consumo de sustancias psicoactivas a nivel global.
Colombia sigue siendo el país con la mayor extensión de cultivos de coca, manteniéndose en el primer lugar durante ocho años consecutivos. La superficie cultivada está a punto de alcanzar las 235 000 hectáreas, casi tres veces más que Perú, que ocupa el segundo lugar con 82 000 hectáreas. Bolivia se encuentra en tercer lugar con 29 000 hectáreas a finales de 2022.
Como principal productor de cocaína, Colombia juega un papel importante en las variables del informe. La oferta de cocaína alcanzó cifras récord en 2022, con más de 2 700 toneladas producidas, un 20 % más que el año anterior y el triple de la cantidad fabricada en 2014. Además, el informe indica que los mercados están expandiéndose en Europa Central y Occidental, con un aumento del tráfico hacia esas regiones a través de los puertos del mar del Norte continental. Los principales flujos de tráfico de cocaína siguen transitando desde la región andina de América del Sur hacia otros países de América y Europa Central y Occidental.
Leonardo Correa, coordinador del Área de Análisis de la UNODC para la Región Andina y el Cono Sur, precisa que “si bien el área de cultivos ha venido incrementándose y la productividad de esos cultivos también ha aumentado, hay algunas noticias que son bastante preocupantes. En particular, el hecho de que la transformación de la base de cocaína y el clorhidrato de cocaína está sucediendo en muchos otros países; ya esto no está restringido a la región Andina, a los países en donde están los cultivos, sino que comenzamos a ver cada vez más países involucrados en esa fase de transformación”.
Respecto a otros hallazgos del informe, Correa explica que es necesario prestar atención a datos preocupantes para la ONU. Por ejemplo, aunque es alarmante que una de cada 18 personas en el mundo consuma drogas, la situación se vuelve más compleja al observar que solo una de cada 11 personas accede a tratamientos para problemas asociados con el consumo.
En Colombia, aproximadamente 350 000 personas cumplen con los criterios de uso problemático de sustancias, lo que indica una proporción considerablemente alta en comparación con el 13,6 % señalado en el Informe Mundial de Drogas. Además, una de cada dos personas que usa sustancias psicoactivas enfrenta problemas asociados con su consumo, ya sean físicos, psicológicos, familiares o sociales, siendo esta proporción aún mayor entre los hombres.
A diferencia de otros países de la región, en Colombia el consumo de drogas presenta particularidades. Por ejemplo, la heroína se consume tanto por vía pulmonar como intravenosa en los principales centros urbanos del país.
Según estudios realizados citados en la Política Nacional de Drogas, se estima que alrededor de 8 000 personas se inyectan drogas en ciudades como Armenia, Cúcuta, Cali, Medellín, Bogotá, Pereira y Dos Quebradas. La evidencia muestra que la inyección de drogas es una práctica común en estas ciudades, y que quienes se inyectan enfrentan altas tasas de VIH (entre 3,2 % y 23,9 %) y hepatitis C (entre 10,7 % y 80,2 %), además de problemas relacionados con sobredosis y otras consecuencias físicas y mentales.
Para julio de 2024, la Procuraduría General de la Nación presentó un informe sobre el progreso en la implementación de la Ley 1566 de 2012, que busca garantizar la atención integral a personas que consumen sustancias psicoactivas. Según los datos proporcionados, en Colombia la edad promedio para el primer consumo de sustancias psicoactivas es de 15 años o menos, siendo más común entre los 19 años. El primer contacto con los vapeadores o cigarrillos electrónicos suele ocurrir a los 14 años, alcanzando su mayor prevalencia entre los 17 y 18 años. Un dato preocupante es que el consumo de tranquilizantes de venta libre inicia a los 13 años, con una prevalencia mayor a los 15 y 16 años.
La Procuraduría advierte que “el consumo en menores de 18 años es problemático. Entre más temprano se consume, peores van a ser los efectos sociales (costos sociales y en salud pública)”.
En cuanto a las sustancias más accesibles para los menores, se destacan en el siguiente orden: marihuana, popper (aumenta el deseo sexual), cocaína, basuco, éxtasis (conocida como la droga del amor), dick (que contiene ingredientes de quitamanchas, adelgazantes y pinturas), ladys (derivada del popper) y fragancia (inhalante que contrarresta el estrés). Otros datos revelan que el 21,2 % de los menores en edad escolar ha recibido una oferta para probar o comprar drogas, el 25,9 % ha visto a alguien usando drogas en el colegio o sus alrededores, y el 63,2 % asegura que es fácil comprar bebidas alcohólicas. Los departamentos con mayor oferta de sustancias ilícitas para escolares son Caldas, Antioquia y Risaralda, donde también se observa una mayor prevalencia en el consumo.
En relación a los factores de riesgo asociados al consumo de sustancias psicoactivas, el 47 % de las secretarías de salud que realizaron estudios identificaron varios factores, tales como antecedentes de enfermedades mentales, falta de ocupación en el tiempo libre, y sentimientos de tristeza o estrés. También se señalaron factores laborales como problemas en el trabajo y desempleo, así como factores institucionales y eventos traumáticos, como maltrato o conflictos familiares.
Para los menores de edad, los riesgos identificados incluyen la presencia de sustancias en el ámbito familiar, maltrato físico o psicológico, y la falta de instituciones para el manejo de trastornos por uso de sustancias.
Por otro lado, el doctor Gabriel Carrasquilla, presidente de la Academia Nacional de Medicina, ha destacado que el consumo de sustancias psicoactivas tiene graves consecuencias para la salud, no solo en términos de salud mental, sino también al incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Según él, el país carece de la capacidad necesaria para abordar adecuadamente este problema. “No tenemos suficiente capacidad en toda nuestra red de atención para atender este problema. Necesitamos que la formación de nuestro talento humano de salud, médicos, enfermeras, todos tengan una información muy adecuada para manejar este tipo de problemas en la comunidad”.
Además, Carrasquilla enfatizó la necesidad de desarrollar estrategias de prevención que no solo incluyan a los jóvenes, sino también a los padres y profesores. “La soledad de los niños a temprana edad es un factor que está relacionado con el inicio de esto, de manera que los padres sí deben estar tremendamente atentos y por eso nuestra insistencia en que hay que llegar mucho más a los padres a través de estrategias adecuadas de información, educación, y comunicación”.
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