MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 272 MAYO DEL AÑO 2021 ISNN 0124-4388 elpulso@sanvicentefundacion.com icono facebook icono twitter

Academia y gremios de la salud insisten en solicitar medidas diferentes frente a la Covid-19

Por: Redacción EL PULSO
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A finales de 2020 Colombia fue calificada por Bloomberg como uno de los tres países del mundo que peor manejo le había dado a la pandemia de Covid-19. En el mes de abril en la presentación de un estudio realizado por el institute for Global Health Sciences sobre la pandemia en México, nuevamente a Colombia se le mencionó como el tercer país con peor desempeño, y si puede servir como atenuante, es evidente que ante una emergencia inesperada casi todos los gobiernos han tenido que aprender sobre la marcha, y la calidad de la respuesta está directamente unida a factores como las características de los sistemas de salud. Sin embargo, o precisamente por ello, el proceso de aprendizaje ha estado lleno de altibajos y luego de 14 meses del primer caso reportado en Colombia, la academia y los gremios de profesionales de la salud continúan haciendo propuestas a las administraciones locales y nacionales para que se tomen las mejores medidas posibles que le permitan al país superar la actual crisis sanitaria.

Si bien para la primera semana de mayo la gobernación de Antioquia anunció que las cifras de muertes y nuevos contagios en el departamento se habían estabilizado, la ocupación de UCI continuaba por encima del 98 %, situación que se repetía en otras regiones del país.

El Colegio Médico de Antioquia se pronunció frente al panorama que se presenta en el departamento calificando de ineficaces las medidas del 4x3 ya que no logran contener las que serían las tres condiciones principales que mantienen a la región en su pico más alto desde que comenzó la pandemia: las aglomeraciones en el transporte público, la circulación de las nuevas variantes y la indisciplina social, y recomendaron tomar medidas más drásticas como cuarentenas de 7 o 14 días, control estricto al escalonamiento horario y a las aglomeraciones en el transporte público. El doctor Carlos Valdivieso, presidente del Colegio Médico de Antioquia, señaló que la reducción de pacientes en fila de espera de una UCI no corresponde a una reducción en la ocupación, sino a que los pacientes fallecen en la espera: “Estamos teniendo un altísimo nivel de muertes diarias y a eso se debe la reducción de las personas que esperan unidades de cuidados intensivos”.

Por su parte 51 docentes de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia dieron a conocer un pronunciamiento donde en primera instancia hacen hincapié en la profunda preocupación y dolor por la grave situación que atraviesa el departamento de Antioquia ante la “sindemia” generada por la Covid-19, e hicieron un llamado a las autoridades para reorientar el camino de manera que se tomen decisiones que protejan real y efectivamente la vida de los habitantes.

Y es que como lo señalan los docentes de salud pública, la situación en Antioquia (como en muchas otras regiones del país), se ha venido agudizando de manera acelerada y preocupante: “la saturación de las UCI y de la sobrecarga de los servicios de urgencias y hospitalización, … preocupante desabastecimiento de oxígeno, de la escasez de medicamentos esenciales para la adecuada atención de pacientes con Covid-19, de las dificultades para la realización oportuna de pruebas y para el rastreo de contactos producto de la fragmentación y mercantilización del sistema de salud, del estrés creciente del personal clínico y de los equipos de vigilancia epidemiológica y salud pública que se sienten como si la arena que quieren retener se les escapa entre los dedos” son condiciones que se suman a lo que ya se puede definir como una sindemia.

“Además de toda esta gente enferma y muerta por Covid-19, hay una creciente epidemia, que no comenzó con la pandemia sino que se hizo más aguda, de precariedad y hambre en los estratos más bajos del país y otra epidemia de quiebra de pequeñas y medianas empresas. Es decir, que de la misma manera que hay familias suplicando por una cama en UCI para su familiar enfermo, hay cientos de empresarios suplicando apoyo para no dejar morir sus empresas y miles de familias expectantes de lograr conseguir algo de comida para mañana. Esas dos epidemias integradas con la más taquillera, la de Covid-19, es lo que denominamos como sindemia, donde es imposible pensar la solución de una sin considerar la solución de la otra”.

Y los docentes hacen una primera llamada de atención: “esa solución no se logra sólo con la voluntad y la corrección de los comportamientos individuales ni con dejar la economía a los vaivenes caprichosos del mercado, se procura con una respuesta decidida y coherente del estado para proteger la vida y no dejarse cooptar por quienes intimidan con el falso dilema de salud versus economía”.

Y en este punto se plantean una pregunta: “si las cosas están así, ¿consideran que la gestión de la sindemia en sus municipios y el departamento ha sido la adecuada?”.

Acá los firmantes se suman al llamado, que ha sido prácticamente un ruego y súplica, realizadas por las sociedades científicas, agremiaciones médicas, clínicas, la Personería de Medellín e incluso más de 20 miembros de la Asamblea Departamental, realizar de manera inmediata una cuarentena total por dos semanas en todo el territorio de Antioquia. “Esta estrategia contingente no solucionará la grave y profunda crisis socio sanitaria que tenemos, pero permitirá atenuar, dar un respiro a la sobresaturación de los servicios clínicos y funerarios, reorganizar las estrategias de control epidemiológico en cada una de las letras de la sigla PRASS (Pruebas y Rastreo Selectivo y Sostenible) para que deje de ser un eufemismo ineficaz e ineficiente”.

Como consideraciones finales que convocan a una reflexión más profunda, los docentes afirman que nuestro sistema de salud es incompatible con una real y eficiente integración coherente para la garantía del derecho a la salud, de ahí que se requiera liderazgo decidido del estado para articular la respuesta de los diferentes actores y vigilen y controlen a quienes no asuman su rol. “La respuesta unificada es un imperativo ético”.

Ahora si bien, al aceptar que vivimos una sindemia, consideran los docentes, la intervención debe tener ese mismo enfoque, y el relato culpabilizante de la exclusiva responsabilidad individual resulta cruel. “Las conductas están determinadas por fenómenos sociales y culturales en los que la estrategia “sálvese quien pueda, la responsabilidad es solo suya” es epidemiológicamente ineficaz y moralmente irresponsable”. De acá la necesidad de una renta básica para las familias con mayor precariedad económica, estrategias que permitan la pervivencia de las pequeñas y medianas empresas para garantizar “el cada vez más escaso, empleo formal” y dinámicas de comunicación y educación que promuevan una cultura de cuidado que no recurra a la culpa sino a la solidaridad y a la responsabilidad social.


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