MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 298 JULIO DEL AÑO 2023 ISNN 0124-4388
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Pasadas tres décadas, la búsqueda de una cura para la malaria ya no es una utopía, son muchos los investigadores que han logrado resultados significativos. La enfermedad se cataloga como una prioridad estatal y hay articulaciones con diversos actores para avanzar en su control y evitar las muertes que causa el parásito Plasmodium vivax, especie más prevalente en las hembras del mosquito Anopheles que conviven con nosotros.
Aunque las muertes han disminuido, P. vivax sigue al acecho: en el 2022, 15 personas perdieron la vida por esta causa. Según datos del Instituto Nacional de Salud (INS), siguen presentándose alarmas por brotes inusuales, hay subregistro de casos que no son atendidos y los movimientos migratorios han modificado las condiciones epidemiológicas, caso de Norte del Santander, donde desde 2018 se reactivó el foco de transmisión de la enfermedad.
Para profundizar sobre esta enfermedad y sus pronósticos a futuro, conversamos con la profesora Tatiana Lopera Mesa, coordinadora actual del Grupo Malaria de la Universidad de Antioquia, que surgió hace tres décadas y desde entonces ha generado conocimiento científico en relación con la biología del parásito, su interacción con el hombre y sus mecanismos de patogenicidad.
EL PULSO (EP): Teniendo en cuenta que el INS en recientes informes reveló que varias zonas endémicas se encuentran en alarma por brotes de malaria (Urabá, Chocó, Córdoba y Quindío), ¿cómo está Colombia en el control de casos de esta enfermedad?
Tatiana Lopera Mesa (TLM): La realidad es que el país necesita atender mejor y de forma integral a las poblaciones de zonas endémicas para malaria. Existen lineamientos nacionales para el diagnóstico, manejo clínico y vigilancia entomológica, pero cada departamento define acciones específicas, cuya implementación a nivel municipal depende de varios factores.
De otro lado, el aumento del flujo migratorio en la última década ha afectado la epidemiología de la malaria en muchas zonas del país, especialmente en las fronteras. Esto, sumado a la débil red de instituciones prestadoras de salud en muchos departamentos, genera deficiente acceso al diagnóstico y tratamiento oportuno. Se estima que los municipios con más casos por población en riesgo tienen los índices más bajos de acceso a servicios de salud, esto conlleva a un subregistro que impide hacer una adecuada vigilancia epidemiológica justo en las zonas que más lo requieren.
EP: Según el Ministerio de Salud, en Colombia 11 millones de personas en 760 municipios se encuentran en riesgo de contraer malaria. ¿Se podría decir que el compromiso estatal con la erradicación de la malaria es realidad o utopía en términos de recursos, acceso a tratamientos y apoyo a la investigación?
TLM: Creo que existe compromiso estatal, pero hace falta mayor decisión política y articulación en todos los niveles para implementar acciones. Es necesario mejorar la formación y condiciones laborales de los microscopistas, quienes son la base del diagnóstico en los municipios y evitar situaciones como el desabastecimiento de medicamentos, que incluyó algunos para la malaria.
Por otro lado, la financiación para investigación disminuye cada vez más en el país y en ocasiones las convocatorias excluyen este tema como prioridad. Desde hace unos años existe la Red de Gestión de Conocimiento, Investigación e Innovación en Malaria (RECOPLASCOL), para articular a los investigadores, los tomadores de decisiones y la empresa, con el fin de impactar el control y eliminación de la malaria. Sin embargo, no es clara para mí la manera cómo los investigadores pueden hacer parte de ella y los recursos con los que cuenta.
Con más de 70 000 casos al año, sin contar el subregistro, es necesario que la malaria siga siendo prioridad nacional, y que esto se traduzca en recursos para investigación, articulación regional de las intervenciones y mayor participación de las comunidades.
EP: ¿Cómo evalúa la influencia del Programa Nacional de Malaria en la prevención, detección y tratamiento de la malaria en el país?
TLM: Existe el Plan Estratégico Nacional de Malaria en el cual se aspira a que a partir del diagnóstico de cada caso, se administra tratamiento, se identifica el foco de transmisión, se tratan nuevos casos y se realiza control vectorial alrededor de la vivienda, todo en los primeros siete días desde la identificación del primer caso. Se está implementando en 12 municipios del Pacífico, pero desconozco resultados al respecto.
EP: Nos podría ilustrar sobre los resultados de la vacuna RT, S,S/AS01 aprobada por la OMS en 2021 y los avances con las pruebas de la vacuna PvCs. ¿Podrían ser alternativa a un mediano plazo para contrarrestar la enfermedad en el país?
TLM: La vacuna RTS, S genera una respuesta contra el esporozoíto de P. falciparum, que es la forma del parásito que produce la infección en el hígado. Se basa en la proteína CSP (Circumsporozoite protein) de una cepa aislada originalmente en Nigeria.
Los ensayos clínicos de fase III en Africa han mostrado que la vacuna es eficaz hasta 36 % en niños de cinco a 17 meses, aplicándose cuatro dosis. No obstante, la inmunidad que otorga no perdura por muchos años, por lo que se requiere aplicar refuerzos anuales. Se ha observado un mayor riesgo de episodios de malaria en niños que fueron vacunados y evaluados al cabo de cinco años.
En mi opinión, la RTS, S es una vacuna diseñada para el contexto africano, en donde la intensidad de transmisión es mucho mayor a la de países asiáticos o suramericanos como Colombia. En nuestro contexto, su eficacia podría ser menor, y habría que evaluar el costo-beneficio de implementarla frente a estrategias como mejorar el acceso al diagnóstico y tratamiento, o el uso adecuado de mosquiteros impregnados con insecticida, que podrían tener mayor impacto.
Por otro lado, una vacuna segura y efectiva contra P. vivax podría ser de mucha utilidad, debido a que esta es la especie más prevalente en el país y porque los hipnozoítos (una forma del parásito que permanece en el hígado, incluso después del tratamiento) pueden reactivar la enfermedad al cabo de meses o años. En Colombia existe investigación importante en este campo, con el estudio de la vacuna sintética PvCS, que incluye fragmentos inmunogénicos de la proteína CSP de P. vivax, y al igual que RTS, S, pretende inducir respuesta inmune que evite la fase hepática de la infección.
Un ensayo de fase II desarrollado en Cali, en un grupo pequeño de individuos con y sin historia previa de exposición a P. vivax, mostró una eficacia de la vacuna mayor al 50 % en ambos casos. Este resultado es promisorio y justifica que se continúe con ensayos de mayor envergadura para evaluar su efecto en poblaciones más grandes.
EP: ¿Cómo han aportado los avances de investigación realizados por su equipo al control de esta enfermedad en el país y el mundo?
TLM: Hemos estudiado la resistencia del parásito a los medicamentos y realizado vigilancia de la falla terapéutica a los esquemas de tratamiento para Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax en varias zonas del país, con resultados que han sido insumo para la actualización de políticas sobre los esquemas de tratamiento. Asimismo, hemos hecho aportes en la caracterización clínica y la identificación de signos de peligro con valor pronóstico, para que el personal no médico reconozca tempranamente pacientes con probabilidad de desarrollar complicaciones graves.
En los últimos años, nos hemos enfocado en el estudio de las infecciones asintomáticas y sub-microscópicas, la malaria durante el embarazo, las recurrencias por P. vivax, y el mejoramiento de las herramientas de diagnóstico, entre otros. Actualmente, hacemos parte de la red Partnership for Vivax Elimination (PAVE), buscando alternativas que permitan acelerar la eliminación de P. vivax; y venimos desarrollando un proyecto de apropiación social del conocimiento, liderado por el profesor Alberto Tobón, para promover la cultura científica en el Urabá, mediante la participación ciudadana en ciencia y el intercambio de saberes para la innovación, alrededor de temas como la biodiversidad local y el cambio climático.
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